Cambio de planes
Shinji estaba muy reflexivo de camino a su casa. Pensaba sobretodo en qué actitud tendría su padre referente al tema; después de todo, era la primera vez que otro niño que no fuera Rei ni Asuka lo invitaba a su casa. Bueno, prácticamente era el único hasta ahora porque las veces que había ido a casa de sus amigas era debido a que sus padres eran amigos de los suyos y se ponían de acuerdo entre ellos.
Shinji sentía cerca el rechazo de su padre en exposición de la idea de ir a casa de Kaworu, pero entonces, se le vino a la mente el trabajo que debían hacer. En pocas palabras era la excusa perfecta para presentar la necesidad de ir a la casa de su amigo. Aunque claro, eso no significaba que su padre se la iba a dejar tan fácil.
Al llegar a casa, Yui se acomodó en el sofá, y unos minutos más tarde, luego de saludar a su marido le habló en seguida de la petición de Shinji, el cual mientras tanto, estaba en su habitación.
―Querido, ¿Sabes? Hoy Shinji me ha hablado de que su amigo Kaworu, lo ha invitado a su casa... ―tomó una ligera pausa y captó el gesto de exasperación de su esposo― Mira, yo sé que Shinji nunca ha ido a casas de padres que no conocemos... pero algún día tendría que hacerlo, ¿No? Bastará una breve charla con sus padres para ponernos de acuerdo sobre los horarios y medios de transporte y listo.
―Mmm... no lo sé Yui... puede ser, pero... ―se sentó en el sofá junto a su esposa, asumiendo que el tema iba para largo.
―¿Por qué no le darías permiso? ―preguntó molesta.
―Porque simplemente no me da buena espina, al no saber absolutamente nada de ese chico ni de su familia... ¿Y si viven en un barrio peligroso o algo así?
―¿Y cuándo ha sido eso un problema? No sabías nada de Touji o de Kensuke hasta que yo te los mencioné, aun cuando Shinji llevaba meses hablando de ellos ocasionalmente. Has pasado por alto más de una cosa en relación a Shinji, ¿Por qué ahora es diferente? No te entiendo...
―Presisamente porque no quiero seguir haciéndolo. Tú misma me dices que sea un padre atento, y ahora lo voy a ser. Sé que no hay ninguna razón para tener algo en contra de la amistad de Shinji y ese niño, pero al menos tengamos un poco más de cuidado y control sobre la situación.
―Mmm... ¿Y qué propones entonces?
―Creo que él debería venir a nuestra casa primero. Para mandar solo a nuestro hijo de 5 años a una casa extraña con gente que no conocemos, lo más sensato creo yo sería que fuera su hijo el que viniera aquí primero. Después de todo, vivimos muy cerca del preescolar, por lo que deben conocer la zona.
―Está bien, supongo que tienes algo de razón después de todo... Mira, hablaré con Shinji y le haré la propuesta. Si todo va bien hablaría con sus padres para ver si están de acuerdo. Pero si se presenta el mínimo inconveniente no me haré problema y dejaré que Shinji vaya a casa de Kaworu.
―Me parece bien, yo ya di mi punto de vista.
Yui fue en seguida a la habitación de Shinji y lo encontró jugando con sus dinosaurios.
―Hola, querido... ―se acercó a su hijo, y él subió la mirada hacia ella.
―¿Qué pasó con...?
―Mira, le planteé el asunto a tu padre y... bueno, ya lo conoces...
―Mamá, antes que nada, tengo que decirte que la profesora nos dio un tarea muy larga y se hace en pareja. Yo la voy a hacer con Kaworu así que necesito juntarme con él en su casa-- ―Shinji comenzó a hablar muy rápido, en un intento por escudarse en su convincente explicación, pero fue interrumpido.
―Cariño, tranquilo... ―le acarició el pelo a su hijo― te juntarás con él ¿sí? pero tu padre... estaría más tranquilo si Kaworu fuera el que viniera primero aquí ―al ver que Shinji no entendía demasiado a su madre, le explicó― Porque verás, nuestra casa queda bastante más cerca de la escuela que la de Kaworu, y a tu padre le preocupa que esta es la primera vez que vas a una casa de una familia que no conocemos...
―¿Entonces? ―la miró curioso.
―¿Estarías de acuerdo con que Kaworu venga el mismo viernes? Después tú podrías ir a su casa con total seguridad por nuestra parte, cualquier otro día que ustedes lo planifiquen. ¿Qué te parece?
―Creo que está bien... ―hizo una pausa― ¿Puedo llamar a Kaworu y preguntarle?
―Claro que sí, llámalo en seguida si quieres.
Shinji se levantó del suelo y fue corriendo hacia el teléfono que estaba en la sala.
―Vamos... contesta... ―pensaba Shinji mientras se le hacía cada vez más larga la espera.
―¿Hola?
―Hola Kaworu, soy yo...
―¡Hola Shinji! ¿Tan pronto me llamas? ¿Pasó algo?
―Eh... más o menos...
―Ese tono de voz... ¿No te dejaron venir?
―Es que hay un problema con mi padre. Él no quiere que yo vaya a la casa de una familia que aún no conoce. Al menos por ahora. Creo que también es porque tu casa está muy lejos, de verdad lo siento. Lo que me dijo mi mamá es que si no hay problema por tu parte, puedes venir tú a mi casa... por esta vez.
―Ah... yo... creo que no hay ningún problema... es una lástima que no puedas venir aún pero lo entiendo. Supongo. Bueno, les preguntaré a mis padres ahora mismo, espera un poco, no cuelgues.
Kaworu tenía mucha confianza en sus padres, y ellos en él. Ya había demostrado en tantas ocaciones ser un chico maduro para su edad que se había ganado el derecho a decidir sobre algunas cosas que normalmente eran impuestas para muchos niños de su edad. Por tanto sabía que lo más probable era que sus padres accedieran a la simple petición de ir a la casa de su amigo, por mucho que él haya sido el invitado primero. Finalmente y aunque dudosos, los padres de Kaworu acabaron aceptando sin mayor problema.
―... ¿Hola, Shinji?
―¿Sí? ¿Qué pasó?
―Mis padres no tienen problemas, pero mi madre dijo que debían llamarla primero para ver todos los detalles...
―Sí, claro, no te preocupes, Kaworu, mi madre la llamará...
―Bueno, nos vemos mañana. Que tengas buena tarde y noche.
―Está bien, adiós...
Ambos colgaron y Shinji se desanimó un poco por todo lo acontecido. No era nuevo que se sintiera desalentado por su padre a hacer algo que le gustaba, pero en esta ocación había ido demasiado lejos. Poniendo una condición que a su modo de ver era ridícula y exagerada, pero que por suerte no pasó a un conflicto que generara que ambos amigos no pudieran juntarse. Como de costumbre este tipo de cosas no se las contaba a su madre y pasaba por una simple molestia cuando en realidad se sentía muy frustrado.
―¿Shinji, qué pasó? ―le preguntó su madre ni bien dejó el teléfono de lado.
―Nada, que Kaworu sí puede venir... ¿Hablarás con su madre verdad?
―Claro... mañana mismo puedo llamarla a su casa.
Yui, también estaba acostumbrada al caracter pasivo de Shinji y le costaba distinguir cuando algo le molestaba en serio. Al pasar la tarde y la noche se encontró con un desganado pero conformista Shinji, que se rindió a la voluntad de sus mayores, como siempre.
――
Cuando se preparó para la escuela al siguiente día, Shinji se encontró con la idea que pudo reconfortarlo un poco: Kaworu le había dicho que pronto llevarían un piano a su casa, pero que al parecer no estaría listo hasta después de que él hubiera ido. Muy probablemente cuando fuera, ya estaría el piano ahí, y podría verlo. Realmente era una idea que le hacía ilusión. Quería ver cómo tocaba el piano su amigo, y posiblemente que le enseñara algo.
Cuando llegó a la escuela saludó a un alegre Kaworu y se sentó con él como siempre. A la primera hora sólo estaban dibujando y pintando las vocales para decorar posteriormente el salón, así que tuvieron tiempo de sobra para charlar un rato.
―¿Cuál es tu vocal favorita, Shinji?
―La "A", ¿Y la tuya?
―La "O".
Ambos rieron mientras Asuka escuchó por casualidad a lo lejos.
―¿Quién rayos puede tener una vocal favorita? Estos chicos son tan bobos... ―pensó Asuka mientras pintaba una de las letra.
―¿Oye y cuándo llegará a tu casa ese piano del que me hablaste? ―interrogó Shinji a su compañero de puesto.
―Llega como en dos o tres semanas, creo... ten por seguro que cuando vayas estará allí. Y tal vez tengas razón... puede que eso haga que tu primera vez allí sea más divertida y emocionante ―rio Kaworu― Ya quiero que vayas... pero me conformaré con ir yo a tu casa, por esta vez. Por cierto, aquí tienes... ―le pasó un pequeño papel.
―¿Qué es esto? ―miró curioso Shinji, mientras extendió la mano.
―Es el número de celular de mi mamá, para que tu madre la llame...
―Oh, ya veo... Muy bien... ―lo guardó en un pequeño bolsillo de su mochila― Se lo daré hoy a mi mamá para que se comuniquen.
Hubo un breve pero incómodo silencio entre ellos por el siguiente momento.
―Oye... ¿Y tu padre siempre es así? ―planteó directamente Kaworu.
―Sí, en realidad sí... supongo... Todo es tan raro... a veces no parece interesado en lo que me pasa, ni en los amigos que tengo, pero en otras ocasiones siento que... no lo sé...
―¿Qué se mete en asuntos que no debería?
―Sí, creo que sí... y que le da importancia a cosas que no la tienen... No sé de qué se preocupa, la verdad.
―Es una lástima, pero bueno... ―Kaworu no podía evitar sentirse un poco mal por Shinji al saber que su padre no era muy comprensivo. Y al mismo tiempo, le tomó una especie de sentimiento amargo a éste.
De pronto, todos sus pensamientos fueron derruidos al escuchar a la maestra hablar.
―Niños, niñas, pongan atención un momento... ―todos dejaron de hacer lo que hacían y la miraron― ¿A cuántos de ustedes les gustan mucho los animales?
Varios levantaron la mano y se animaron a enlistar sus tipos de animales favoritos. La maestra río y en seguida dijo la razón de su intromisión.
―¡Todos están de suerte, porque la próxima semana, iremos de excursión al zoológico! ¿Qué les parece?
Los infantes se descontrolaron aún más y vociferaron su alegría. Algunos eran más efusivos que otros, pero el único que no supo que hacer hasta el punto de ponerse algo nervioso, fue Kaworu.
―¡Qué felicidad! ―exclamó Shinji― Hace un año fueron y yo no pude ir porque estaba enfermo ―al ver a su amigo tan cohibido cambió su tono― Kaworu ¿Todo bien?
―¿Ah...? Sí, sí... claro ―rio tímidamente― es que por un momento me perdí en la confusión del ambiente...
―¡Y deberán traer firmadas estas autorizaciones el día Lunes...! ―alzó una hoja de papel― El martes iremos. Y también deben llevar su almuerzo y otras cosas... Bueno, todo está en la hoja, muéstrenla a sus padres. Al terminar la clase pasaré a dejarlas a sus puestos, por el momento, sigan coloreando...
La maestra se sentó y dejó que los niños siguieran con su trabajo. Mientras tanto casi todos hablaban en voz baja sobre lo genial que sería aquella salida.
―Tal vez iremos al zoológico que está cerca de mi casa... Es el más grande de la cuidad. Como está a las afueras hay mucho espacio para animales ―señaló Kaworu.
―¿En serio? ¡Qué genial! ¿Y tú has ido? ―preguntó Shinji.
―No... Recuerdo que una vez fui a otro, pero a ese creo que no he ido nunca... Creo que será divertido, ¿no? ―sonrió tímidamente.
―¡Claro que sí! ¡Y ojalá haya muchos animales... Sobretodo lémures, porque me encantan...!
Kaworu siguió escuchando como Shinji expresaba su inmensa alegría. Claro, al él mismo le gustaba la idea, pero no estaba tan entusiasmado como la mayoría. Quería esperar para vivir la experiencia. Pero el simple hecho de que Shinji se mostrara así le hizo sentir mucha ternura hacia su amigo. Tanto que en cierto momento puso su mano sobre su cabeza y le dió unas suaves palmaditas.
Shinji se extrañó mínimamente con el gesto y dejó instantáneamente de parlotear, mientras Kaworu sencillamente le sonreía con los ojos cerrados.
―¿Eh?... ―susurró Shinji.
Kaworu respondió con una risita y Shinji como siempre, se le unió.
Cierto era, que ninguno de los 2 estaba demasiado acostumbrando al hecho de dar y recibir muestras físicas de cariño (sobretodo entre sus pares), pero entre ellos, lo estaban haciendo cada vez más y con más confianza. En cada despedida se abrazaban, y cada vez surgían nuevas expresiones de afecto como las caricias en el cabello o las palmaditas en la espalda. Las cuales, ya no servían únicamente para consolar al otro después de un mal momento. Simplemente, ya no bastaban las miradas cargadas de simpatía, cariño y extrema complicidad.
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