Capítulo 6: La cita

1

Pasaron tres semanas y media desde el accidente. Para ese en entonces, dejé de usar la silla de ruedas. Alexander había tenido razón: me recuperé muy rápido. Incluso el doctor no supo cómo sucedió y tuve que ir con el medico que Alexander dijo que, como supuse, pertenecía a una de las razas: era un Cazador. Él fue el encargado de llenar mi expediente médico para no levantar sospechas, y de alguna manera, hizo que el médico que me atendía antes, no recordara la curación milagrosa que tuve.

También estuve visitando algunas veces a Alexander para pedir ayuda con mis habilidades y aprender a controlarlas mejor, esto también fue algo que me recomendó mi guardián ya que dijo que era mejor que alguien con un cuerpo físico me enseñará y no el que estaba en mi mente. De igual manera, me enseñó a usar mis habilidades de control mental, posesión y sellado. A pesar de que usamos a personas inocentes para esto, Alexander estuvo vigilando que no hiciera ninguna cosa "indebida".

A la primera persona que usamos fue a una chica que llevaba el cabello pintado de un color morado fuerte. La chica tenía aproximadamente veinticinco años y tenía a un niño bastante inquieto. Con aquella chica y con su hijo utilicé el control mental. Primero con la chica para que no se alarmara cuando me acercara a su niño y en segunda con el niño para que dejara de estar inquieto y obedeciera a su madre cuando esta le decía que se quedara quieto.

La segunda persona con la que practique la posesión, fue con un hombre que por mala suerte quizá, estaba de pasó. Al acercarme a tocarlo pude sentir la misma experiencia que tuve cuando mi guardián se apoderó de mi cuerpo, era una especie de hormigueo en todo el cuerpo, como cuando una extremidad se entume por la falta de irrigación sanguínea pero en todo el cuerpo, se sentía extraño porque percibía todo de forma distinta. El aire, el calor en aquella piel e incluso el sabor a menta que tenía aquel tipo. Alexander que sostuvo mi cuerpo inmóvil como si me hubiera desmayado se acercó a mí que estaba en el cuerpo de aquel hombre y me dijo

—Cuando quieras volver a tu cuerpo, solo has el mismo intento que haces al querer hacer brillar tu marca, pero la de tu verdadero cuerpo.

—No te entiendo —dije con la voz gruesa de aquel tipo

—Concéntrate en tu verdadero cuerpo y piensa que quieres hacer brillar tu marca. Porque cuando posees a alguien, se mantienen tus habilidades de control mental, posesión y tus inmunidades a los poderes de otras razas. Solo esas, no serás inmune a las armas ni te podrás reponer con facilidad como lo harías en tu cuerpo original. Sí quieres intenta regresar.

Y así lo hice. Me concentré para intentar hacer brillar mi marca sin tocar mi cuerpo y lo logré. De repente ya estaba siendo sujetado por Alexander en el suelo mientras que veía al hombre desorientado y sujetándose de la pared.

—¿Se encuentra bien? —Pregunto Alexander—, chocó contra mi sobrino y no me percaté que usted también se lastimo.

Aquel hombre giro a verme e inmediatamente tendió su mano para ayudarme. No paro de pedirme disculpas argumentando que no sabía que le había ocurrido. Y no creo que lo recordara nunca.

Mi habilidad de sellar la probé con mis padres y con mis amigos. Obviamente me importaba más protegerlos a ellos porque me dolería más si alguien intentará hacerles algo de lo que estaba aprendiendo. Pero no solo lo hice con ellos, lo hice con otras personas que quizá nunca se enteraron de lo que les había hecho.

Durante aquellas visitas, se me hacía extraño que Alexander viviera solo y más cuando una de las habitaciones de su casa, parecía ser habitada por alguien más. Nunca le pregunte a Alexander en ese momento para respetar su intimidad y vida privada, así como él lo hacía con la mía.

2

Por otro lado, en pocos días iba a cumplir mi primer mes de noviazgo con Gabriela y de mi primer noviazgo. Aquel día retomamos los planes de ir al cine como ya habíamos acordamos desde antes del accidente. Con la pequeña diferencia de que Gabriela ahora ella irá como mi novia, siendo tres parejas las que fuimos en aquella salida. Al pensar que si las cosas no se hubieran dado como se dieron aquel día que comenzamos nuestro noviazgo, quizá ese día me hubiera armado de valor para haberle dicho lo que sentía. Pero, en fin, las cosas se dieron así y quizá, esa fue la mejor manera en que se pudo dar pensaba para aceptar que todo había sido extraño.

Ese día en la escuela las clases me parecieron eternas. Solo quería salir para poder platicar con Gabriela, ya que habíamos acordado que durante clase no nos distraeríamos, para no afectarnos y tener problemas con nuestros padres. Solo estaba con ella durante recesos y cuando salíamos de la escuela. A pesar del poco tiempo que disponíamos para pasar juntos, me sentía bien estando con ella. Ese día, al salir, todos los que iríamos al cine nos reunimos en la entrada principal de la escuela.

—Y bien ¿cuál es el plan para hoy? —preguntó Jessy.

—Pues ir al cine, comer algo he irnos a nuestras casas. Es cosa de ir y divertirnos —respondió Ricardo

—¿Y qué película veremos? —preguntó Mónica

—Una de terror —dijo Alan fingiendo una voz tenebrosa mientras movía sus dedos intentando asustar a Jessy.

—Me parece bien —respondí

—Pues nos vemos a las tres en el cine ¿les parece? —propuso Ricardo

Todos asentimos. Quedé de ir por Gabriela a las dos y media y solo tenía una hora para ir a mi casa a cambiarme y arreglarme. Esa vez no acompañé a Gabriela a su casa, como se me había hecho costumbre desde que dejé de usar la silla. Ella lo entendió pues igualmente nos veríamos más tarde.

Salí disparado hacia mi casa y al llegar me cambie de ropa y me arregle lo mejor posible, o eso me pareció a mí. Me despedí de mis padres y me dirigí hacia la casa de Gabriela. De camino a su casa me detuve en una florería, compré un pequeño ramo de rosas rojas y proseguí mí camino. Al llegar y tocar el timbre salió Gabriela. Llevaba un vestido negro, con grandes puntos rojos, que le llegaba hasta las rodillas y, sobre su cabello suelto, una diadema con moño que hacía juego con el vestido y los zapatos negros. Un pequeño toque de maquillaje le refinaba las mejillas, una pincelada de rímel había hecho relucir sus ojos pardos y el roce de labial rojo había dejado huella sobre sus preciosos labios. Estaba hermosa.

—¿Me veo bien? —Me preguntó, un poco ruborizada.

—T-te vez hermosa —dije sorprendido y embobado en aquella mujer, que imitaba la belleza de un ángel. No podía dejar de admirarla—. Son para ti —le extendí mi mano, temblando con el ramo de rosas.

—¡Que bonitas!, gracias

—No agradezcas.

Se metió a su casa para dejar el ramo en su habitación. Al salir cerró la puerta y comenzamos a caminar en dirección al cine.

—¿Y, Ricardo?

—Fue a recoger a Mónica.

—Oh, ya veo.

Durante el camino hablábamos sobre las cosas que nos gustan hacer en tiempos libres. A ella le apasionaba leer y dibujar. La verdad era muy buena dibujando, parecía una verdadera artista. Recuerdo que alguna vez hizo un retrato mío y en otra ocasión, nos retrató a los dos mientras nos veíamos en un espejo. Como dije, era muy buena para dibujar. Aún conservo tres de sus dibujos, aunque no de la misma vida, pero si los conservo con el mismo cariño con que los hizo.

Entre pláticas, sonrisas y uno que otro beso llegamos al cine. Donde ya todos nos esperaban.

—Les dijimos que a las tres —nos dijo Alan molesto.

—Aún faltan cinco minutos para las tres —le respondí, mostrándole mi reloj.

—No peleen, La primera función empieza en diez minutos —dijo Jessy.

—Pues entremos a esa —conteste.

—Ya hemos comprado las entradas, incluso las suyas —dijo Ricardo.

—¿Cuento te debo?

—No, así déjalo Javier, esta vez yo te invito a ti y a mi hermanita.

—¿Desde cuándo eres tan generoso?

—Que gracioso —dijo riendo—, es por lo que hiciste por mí y por ella. Gracias a ti no corrimos la misma suerte que tú, sin ofender.

—Ya te he dicho que no...

—Chicos —interrumpió Jessy—, luego se besan. Si quieren que Mónica y Gabriela se sienten juntas para que ustedes puedan darse sus besos aprovechando lo oscuro de la sala pues lo hacemos. Pero la función ya va a comenzar, caminemos a la sala.

—Ya vamos —respondimos los dos.

Caminé de la mano con Gabriela hasta donde estaba el empleado que recibía los boletos.

—Estos son los de ustedes dos —dijo Ricardo dirigiéndose a Gabriela y a mí—. No encontramos seis asientos juntos, así que todos estaremos separados. No hagan nada inapropiado.

—Sí, papá —le respondió Gabriela con cierto sarcasmo y riéndose.

Nuestros asientos estaban en el centro de la sala, Ricardo y Mónica estaban casi hasta arriba, y Alan y Jessy dos filas delante de ellos. Parecía como si ellos quisieran vigilarnos desde arriba, para que no hiciéramos nada malo. Aunque los que parecían que harían algo indebido eran ellos.

Durante toda la función Gabriela estuvo abrazada a mí. En verdad le daba miedo la película. Sinceramente no sé por qué se asustaba tanto ella, así como los demás espectadores. La película no daba tanto miedo, pero igual la disfrute mucho.

Recuerdo mucho que había una parte en la que, un ser amorfo de ojos completamente oscuros, con dientes tan largos y afilados (que no comprendía como no se lastimaba el mismo al cerrar la mandíbula), con varias manchas de sangre en la cara y el cuerpo; estaba representando a lo que era un demonio en la película. Y a su vez, un ser con alas color blancas y de tez rubia, con ojos azules; representaba a un ángel.

«No se parecen casi en nada» Pensé al ver como esas representaciones asombraban a la gente, al mismo tiempo que les causaba cierto temor.

Salimos de la función. Los seis hablando de escenas de la película, en las que se mencionaban más las escenas que salían los ángeles, los demonios y una niña que había sido poseída y sobre la cual giraba la trama de esta. Al salir, fuimos a una fonda para poder comer algo debido a que nadie había probado bocado desde que habíamos salido al receso de la escuela.

—Desde arriba solo veíamos como Jessy y Gabriela se espantaban cuando aparecía la niña —se mofaba Mónica.

—Como si tú fueras muy valiente —le respondió Gabriela.

—No, pero no me dio tanto miedo esa niña como a ustedes.

—Cálmense por favor —dijo Ricardo tratando de calmar a su hermana y a su novia—, no me gusta que peleen.

—No estamos peleando, amor —le dijo Mónica en un tono dulce.

—Si hermanito, cuando peleemos ahí si nos tendrás que separar.

—Mejor cambiemos de tema —propuso Alan

—¿Y de qué quieres hablar? —Le pregunté.

—Pues ahorita que vimos esta película con ángeles y demonios como personajes, me recordó a cierto video que está circulando por YouTube. ¿Lo han visto verdad? El del ángel.

—Sí —contestaron todos, menos yo que negué con la cabeza. Lo que hizo que todos voltearon a verme.

—¿Cuál vídeo? —les pregunte.

—En el que supuestamente un grupo de personas están peleando, y poco después llega un ángel que parece interfiere en la pelea y se lleva volando a uno de ellos. Pero en lo que sigue del video, aparecen otros tres ángeles y comienzan a atacar a algunos de los que estaban peleando y a algunas personas que se encontraban en el lugar. Luego todo parece una zona de guerra en donde llegan más personas y tratan de defenderse al igual que algunos ángeles que incluso empiezan a pelear entre los que se encontraban atacando a las personas y entre ellos. Tendrá como tres días que se hizo viral —me dijo Alan.

—¿En serio? ¿En dónde pasó eso?

—En Alemania, me parece —me dijo Gabriela.

—Pero es falso, eso no es posible.

—¿Y tú cómo sabes que es falso, Ricardo? —le dijo Alan

—Yo supongo que ha de ser falso. Es como esos vídeos de ovnis y fantasmas que andan por ahí y descubren que son falsos, este podría ser el caso.

—¿Y si no lo es, hermanito? Además, esta vez no solo fue una persona la que lo grabó ¿recuerdas? Ayer salieron otros dos grabados de diferentes ángulos y obvio grabado con diferente cámara.

—Pero es algo raro que personas normales confronten a los ángeles y viceversa. Sería como una película de terror sobre el apocalipsis, pero llevado a la vida real. Que tal y es una de esas campañas publicitarias que están de moda para promocionar una película.

Al escuchar la discusión de Ricardo y Alan (y en la que básicamente ya todos estaban empezando a participar menos yo) no pude evitar pensar en los Ángeles que yo había visto, aunque dudaba que ellos hicieran eso de llevarse personas o venir a atacarlas. Si bien los vi asesinándolas cuando yo estuve en aquel sitio, lo hacían porque no podían volver a la vida.

—Javier, deberías de verlo y decirnos si crees que es falso o verdadero —me dijo Alan.

—¿Y por qué yo?

—Por qué eres el único que no ha opinado y si dices que es falso esto sería un empate en esta discusión.

—Está bien, cuando lo vea les diré mi veredicto.

—Pues no se diga más, deja lo busco y te lo muestro

Alan saco su teléfono y como alguien que domina la tecnología, empezó a teclear rápidamente en su celular. Estaba deslizando su dedo sobre la pantalla touch de su teléfono y tras unos breves segundos, giro su teléfono y me indico cual era el video que tenía que reproducir.

El video era exactamente lo que me habían descrito, en el se podía ver a un grupo de personas peleando a golpes. Lo que no sabían los demás es que yo podía ver que tenían una especie de tatuajes en las manos, sin duda eran algunas de las razas. No lograba reconocer bien las marcas, pero posiblemente eran cazadores contra otros Seacorroz o contra los Cruzados, de los cuales no sabía nada.

A los treinta segundos del video, un ser alado con túnica color hueso y alas color café se acerco volando y tomaba a uno de los seres y lo elevaba. Quizá lo que no habían notado mis amigos es que quince segundos después podía verse un poco más alejado, que caía un cuerpo decapitado desde el aire hacia el suelo.

Esos no eran ángeles, yo sabía como eran y que apariencia tomaban, y esas alas me recordaron a Alexander. Eran Cazadores, no había duda, pero porque estaban peleando y lo más importante, como habían dejado que los vieran. Avanzando en el video, llegaban más Cazadores con esa forma de ser ala y algo que no mencionaron y, que no sabía si mencionar, era una silueta de lo que parecía un hombre con gabardina. Este ser, en cuanto uno de los seres alados cayo cerca de él parecía hacer algo, no sabría decir que, pero podría jugar que le decía algo. Inmediatamente el Cazador se levantaba y se dirigía ya no a los otros retornados, atacaba a uno de los suyos.

Todo se volvía un caos en ese video, los Cazadores empezaban a pelearse entre ellos y al final del video uno parecía ir directo contra el que estaba grabando para terminar así el video.

Termine de verlo y le regrese el teléfono a Alan, todos estaban expectantes a ver que opinaba yo. Sabía que era real, por los detalles que solo yo en esa mesa podía ver y distinguir, pero no podía decirlo.

—También creo que es falso

—¿Verdad que sí?, eso solo pasa en las películas como la que vimos hoy —añadió Gabriela.

—Pues debe de ser una campaña muy bien elaborada si es falso, a mi si me da miedo que pueda ser real —dijo Jessy mientras quizá por instinto busco aferrarse a Alan.

Seguimos platicando sobre vídeos de cosas extrañas y cuando nos dimos cuenta ya eran las seis y media de la tarde. El tiempo se va volando cuando hablas de cosas sin sentido. Todos nos despedimos y cada quien se fue con su pareja respectivamente. Ricardo le pidió a Gabriela que les avisara a sus padres que llevaría a Mónica a su casa. Así que acompañé Gabriela hasta su casa sin que Ricardo nos molestara. Al llegar nos quedamos en la puerta por unos breves momentos.

—Gracias por traerme, pero ya es algo tarde, no quiero que te vayas solo.

—No te preocupes, tomare un taxi a mi casa. Solo caminare hasta la avenida para tomarlo.

—Hoy fue divertido, pero un día hay que salir solo tú y yo. Sin nadie más

—Claro, será genial. Nos ponemos de acuerdo mañana ¿te parece?

—Sí, está bien —se acercó a mí y me dio un pequeño beso—. Te quiero.

—Yo también te quiero —nos besamos otra vez, esta vez fue un beso más duradero—. Bueno, te dejo, si no se hará más tarde.

—Está bien, avísame cuando llegues por favor.

—Claro adiós, corazón —le dije un poco apenado.

—Adiós —contestó ella con una pequeña risa.

Al meterse a su casa comencé a caminar en dirección a la avenida, ya era tarde y tenía que llegar rápido a mi casa.

Para poder llegar a la avenida donde podía tomar mi taxi era necesario rodear una manzana que tapaba el paso de la calle en la que vivía Gabriela debido a que había un desfase en las manzanas y cada cuatro calles vistas de manera vertical, desfasaban a las calles de manera horizontal. Esto básicamente daba paso a tener dos caminos diferentes para llegar a la avenida que necesitaba. Yo opté por tomar el camino de la calle que tenía a la izquierda ya que lo tenía más cerca.

Ojalá hubiera tomado el del lado derecho.

3

Corría para llegar a la avenida. Debía conseguir un taxi lo más rápido posible, era demasiado tarde y eso no era nada bueno. Sabía que mis padres eran muy complacientes conmigo a veces, pero lo que no toleraban era que llegará tarde porque les preocupaba bastante que algo malo me ocurriera.

Me detuve un momento para revisar mi teléfono y ver la hora que no me di cuenta de que un auto se había detenido justo delante de mí. Del auto salieron dos sujetos, cada uno arma en mano. Al percatarme de su presencia se colocaron en frente de mí, mientras el auto los esperaba.

—¡Copera o te lleno la boca de plomo! —dijo uno de los sujetos.

Pasaron pocos segundos hasta que reaccioné. El sujeto buscaba entre las bolsas de mi chamarra y pantalón. El otro solo vigilaba en busca de alguna persona presente.

Me pareció buena idea poner en práctica mis habilidades. Sentí como mi marca empezaba a brillar. Aún no podía controlar a las personas sin tocarlas como había hecho el guardián. Así que ágilmente toque al ladrón y su mirada se perdió. En seguida hice lo mismo con su compañero que se puso en el mismo trance.

—Quiero que se den la vuelta y se vallan. Si su compañero del auto les pregunta algo le dicen que no traía nada que pudieran robarme, y hagan algo productivo con su vida, dejen de robar.

—Está bien. —Me respondieron, con la mirada perdida mientras se empezaban a dar media vuelta para marcharse.

«Nada mal, pero no crees que puedes mejorar esto»

«¿A qué te refieres?»

«Crees que sería justo dejarlos ir así solo porque te dejaron tranquilo, piensa en todas las personas a las que han lastimado y quizá hasta asesinado, no crees que sería bueno hacerles justicia»

«Pero, va contra las reglas»

«Esos cazadores nunca sabrán que fuiste tú, eres el Heraldo de la vida y la muerte. Si yo te ayudo a mejorar, no habrá nada que no puedas hacer contra esos inútiles. Sabes que quieres hacerlo, puedo leer tus pensamientos lo olvidas»

Era verdad, cuando Alexander me dijo que no éramos héroes algo en mi se sintió molesto. ¿De que servía tener este poder si no podíamos castigar a los que se merecían ser castigados? Era una forma de ayudar a la sociedad, ¿no era algo que mis padres me habían enseñado? A ayudar al prójimo, esto era una forma de ayudarlos.

«Tienes razón, no merecen seguir compartiendo el mismo aire que las personas decentes»

—¡Tengo una mejor idea! —les dije a los ladrones —Díganme ¿sus armas están cargadas?

—Sí —respondieron.

—¿Con cuantas balas?

—Tienen el cargador lleno.

—¿Cuántas personas hay en ese auto?

—Dos.

—Bien, quiero que suban al auto y digan lo que les he dicho. Una vez a dentro, y cuando el auto comience a avanzar, le dan un tiro certero en la cabeza a esos dos y después quiero que ustedes también se vuelen los sesos.

—Está bien.

Se giraron y caminaron hacia el auto. Después de subir, el auto comenzó a moverse hacia la avenida.

Segundos después, escuché cuatro sonidos ensordecedores de lo que parecieron cañones. O similar al de una explosión de un cohete. Y seguido de estos, el sonido de una carrosa de metal impactándose contra algo que quise imaginar era concreto. El sonido del metal chocando y comprimiéndose por la fuerza con la que era golpeado; me hizo reaccionar sobre lo que acababa de ocurrir. Corrí lo más rápido que pude, en busca de aquel accidente. Cuando lo encontré, la parte delantera del vehículo se había comprimido hasta la parte de los conductores. Y un pequeño humo blanco estaba saliendo de la parte del motor. Al acercarme mejor al vehículo, no había rastro de movimiento en el auto. Pude observar a los pasajeros del vehículo cubiertos de sangre en el rostro, y los que habían sido los ladrones que me interceptaron, con sangre saliendo de sus narices y de algún orificio en su cráneo, junto con algunas partes de su cerebro emergiendo de este. Las dos personas que iban en la parte delantera, tenían dos huecos en la frente y algunos cristales enterrados en el pecho al igual que algunos pedazos de metal. Todos estaban muertos. Me quede paralizado al ver aquella escena y como una leve flama empezaba a avivarse en la parte del motor.

Esto estaba mal, me recriminaba de forma débil muy dentro de mí. Pero ver esta escena y saber que yo los había castigado me hizo sentir bien. Por primera vez, sentía que esto era para lo que había nacido, era lo que tenía que hacer.

«Bien chico, me sorprendes. Muy bien»

«Gracias, es lo que merecían estas escorias humanas» Me regocije.

«Ahora yo diría que es mejor irnos; puede que, si nos ven, sospechen de nosotros y más si hay algún Cazador»

Volví a retomar mi camino hacia la avenida y al llegar nadie sabía lo que acababa de ocurrir, pero ya algunas personas estaban empezando a caminar rumbo a la escena. Un hombre de aproximadamente treinta años, estaba sentado en un puesto de comida callejera, observando como algunas personas corriendo hacia el la dirección opuesta por la que yo había llegado a la calle. Al mirarlo pude ver su marca, un Seacorroz estaba ahí, juzgándome con la mirada. No dije nada y el tampoco. Hice la parada al primer taxi que vi y me subí.

Cuando el taxi arranco, solo pude ver como ese Seacorroz se incorporaba para ver que había sucedido. Para cuando volvió a buscar el taxi en el que me había ido, ya era tarde.

4

Una sensación de orgullo invadía mi cuerpo, era lo que necesitaba hacer y era lo que el mundo necesitaba sin dudarlo. Este poder, le podía sacar un buen provecho para ajusticiar por mi mano y sacar provecho como yo quisiera. Total, como dijo el guardián, si aprendía a usar mejor mis habilidades de Heraldo ni siquiera los Cazadores podrían oponerse, ya no serían un problema.

—Son cuarenta y tres con cincuenta — escuche decir al taxista.

Iba tan sumergido en mis pensamientos que no supe en que momento había llegado a mi casa. Iba a empezar a sacar el dinero para pagarle cuando se me había ocurrido una cosa, mi marca empezó a brillar y sujete la mano del taxista.

—Es un viaje de cortesía, no es así —mire al taxista que ya tenia la mirada perdida—, para el Heraldo que los libró de esas asquerosas basuras humanas.

—Sí, es un viaje de cortesía

Al soltarlo, el conductor sonrió y giro a verme

—Espero haya disfrutado su viaje, señor. Gracias por quitar a esas basuras humanas de nuestro camino.

—No hay de que —decía mientras me estaba bajando del taxi con una sonrisa maliciosa en el rostro.

«Excelente muchacho, sigues sorprendiéndome con cada acción»

Pero ahora tenia otro problema, ya era bastante tarde y sabía que tendría problemas con mis padres.

«Van a matarme»

«Contrólalos para que no tengas problemas»

«Pero debo tocarlos, eso va a ser un problema si me están regañando»

«Yo te puedo ayudar a evitar tocarlos»

Acepte y nuevamente el guardián tomo el control. Entramos a la casa donde mis padres me esperaban en la sala. Al mirarlos a la cara supe dos cosas, una es que estaban un poco preocupados y la otra es que nunca los había visto tan molestos.

—¿Qué hora es esta de llegar, Javier Hernández? ¿Tienes idea de lo preocupada que tenías a tu madre?

Pero fue lo único que alcanzo a decir, ambos estaban con esa mirada a la que ya me estaba acostumbrando. Mi marca estaba brillando, pero tal y como el guardián dijo, no hubo necesidad de tocarlos.

«Todos tuyos» Me dijo el guardián mientras me regresaba el control de mi cuerpo

—No tienen porque enojarse —Empecé a decirles mientras seguían en ese trance—, de hecho, deben de felicitar a su hijo. Ya que hoy libro al mundo de cuatro ladrones inútiles que no darán más problemas. No necesitan regañarme, de hecho, deben de felicitarme

—Debemos de felicitarte

—Sí, y también deberían dejar que haga lo que yo quiera. Porque así podría liberar al mundo de más basura humana.

—Dejar que hagas lo que quieras

Hice que mi marca dejará de brillar y mis padres salieron de ese trance. Al verme esbozaron una sonrisa y corrieron a abrazarme.

—¡Oh, Javier! —Exclamo mi madre— que bueno que llegaste, muchas felicidades por deshacerte de esa basura humana.

—Veo que te enseñamos bien para ayudar al prójimo —dijo mi padre con orgullo en su voz

—Sí, así es. Pero estoy algo cansado para tanto abrazo, quisiera ir a mi cuarto

—Claro que sí, adelante. Haz lo que quieras, te lo mereces por lo que hiciste y porque así podrás seguir haciendo —dijo mi padre.

Mientras subía las escaleras pude ver como mis padres me miraban subir por las escaleras con una sonrisa en el rostro.

«Este es el trato que merezco por lo que hice» Pensé para mí, no siendo consciente de lo que en realidad estaba haciendo y como me estaba aprovechando de mis nuevos poderes.

Al llegar a mi cuarto, saqué el celular del bolsillo de mi celular y les escribí a Gabriela.

"Ya llegué, corazón" escribí. Obtuve respuesta medio minuto después.

"Me estaba preocupando, es algo tarde ¿todo bien?" Respondió.

«Mejor que nunca» dije en mis pensamientos

"Si corazón, todo bien. Sólo estoy un poco cansado".

"Descansa, ya te veo mañana en la escuela. ¿Ok?."

"Está bien. Hasta mañana"

Dejé el teléfono en mi escritorio y me recosté por completo. Había sido un día maravilloso. Había estado con Gabriela casi todo el día y el final de este día, o vaya, la satisfacción que me hacía recordar ver a esos ladrones muertos en el auto a punto de incendiarse, no la podría describir.

Estaba empezando a ir a un camino en el que tenía que ser cuidadoso para no levantar sospechas y que los Cazadores quisieran matarme, o al menos no hasta que dominara mejor todas mis habilidades.

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