Capítulo 2. Reclamo.

Abrió los ojos molesto por el fuerte viraje del barco que lo hizo deslizarse de un lado a otro de la celda y golpearse con los barrotes.

-¿Es que no sabe navegar?-gruñó confuso mientras se frotaba la zona golpeada.

-Entramos en una tormenta hace un rato, no he querido molestarte-susurró Tae a su lado, agarrándose con fuerza a los barrotes oxidados de la celda. Jimin se incorporó como pudo y bufó molesto. No sabía cuánto tiempo había dormido, pero la tensión y el agotamiento del naufragio lo habían sumido en un intenso sueño lleno de pesadillas. 

-¿Cómo estás?-preguntó adivinando a su amigo en la oscuridad.

-Estoy bien-aseguró este en un susurro. Su voz apagada le dijo que no era verdad, pero ni siquiera tenía fuerzas para reclamarle su mentira. 

-¿Alguna novedad?-preguntó de nuevo Jimin. Taehyung suspiró profundamente.

-Nada nuevo, Lee no está bien, se ha desmayado hace un par de horas...decía que tenía mucho frío y que la herida de su abdomen había vuelto a sangrar. No está bien, Jimin, necesita sutura y desinfectantes y...-comenzó a explicar. Jimin gruñó por lo bajo y golpeó uno de los barrotes de la celda con su bota.

-¿Nadie ha bajado en ningún momento?-preguntó. Su esperanza se esfumó en un suspiro ante el silencio del joven. No lo vio, pero pudo sentir a Taehyung negar con la cabeza.

-Estoy asustado, esos piratas...en cuanto se enteren de quienes somos...estamos muertos, Jimin-confesó Taehyung. El aludido suspiró. En el fondo de su ser, sabía tan bien como Tae, que si aquellos piratas lo asociaban estrechamente con el imperio oriental, serían carne fresca para los monstruos del mar en unos pocos minutos. Negó con la cabeza intentando convencerse a sí mismo y suspiró.

-No si yo puedo evitarlo-aseguró. Taehyung se acurrucó más contra la pared y pasó el brazo entre las rejas para comprobar si Lee Suojoon seguía respirando. Suspiró y acarició con pesar el brazo de su compañero.

-Está débil-explicó lo suficientemente alto como para que Jimin lo escuchase. Este no respondió, tan solo negó con la cabeza y recogió las piernas contra su cuerpo cuando un torrente de agua, proveniente de alguna ola impactando contra el barco, llegó hasta la bodega y los empapó.

Unas horas más tarde, después de bamboleos, rayos y truenos rodeando el barco, por fin pudieron sentir como el agua se estabilizaba bajo sus pies y como el Lady Ariane volvía a coger un rumbo fijo y tranquilo.

Apenas tuvieron tiempo de que su corazón encontrase el sosiego necesario, ya que la trampilla de la bodega que conducía hasta sus celdas, se abrió bruscamente. En la espesa oscuridad, Jimin pudo observar como un rayo de luz débil impactaba en los tablones oscurecidos por el agua y sin demasiado tiempo para reaccionar, pudo ver las botas de tres piratas que bajaban por las escaleras hacia ellos. No les dijeron nada, únicamente abrieron las rejas chirriantes que los mantenían cautivos y se afanaron en hacerlos levantarse del suelo.

El pirata enorme que lo había encarcelado antes, volvió a agarrarlo del brazo y pasó unas ásperas cuerdas por sus muñecas, dañando la piel al descubierto. Jimin no dijo nada, puso su mejor cara de poker y se dejó manejar como un pelele para no poner en peligro a sus amigos.

-Levántate, el capitán os quiere en cubierta a los tres-ordenó el pirata que había entrado en su celda. Jimin lo miró por un segundo y seguidamente obedeció sin oponer resistencia. Escuchó a Taehyung quejarse pero no entendió bien lo que decía su amigo.

-Levántate, maldito bastardo-escuchó gritar a su espalda. Cuando se giró, un pirata de aspecto andrajoso y pelo blanco tironeaba con furia del brazo de un casi desmayado Lee. Estuvo a punto de intervenir, pero vio a Taehyung removerse entre los brazos de otro de los piratas para interponerse y cuidar de su moribundo amigo.

-Está herido, no puede moverse-exclamó Tae asustado. El pirata de la barba desaliñada lo miró como si estuviese viendo un gusano y zarandeó a su joven amigo.

-¿Acaso ves que me importe?-contestó el pirata. El estómago de Taehyung se contrajo y dejó de mirar hacia su amigo que apenas podía sostenerse en pie. Jimin tampoco pudo ver nada más, el pirata lo empujó hacia las escaleras y tuvo que subirlas deprisa para no tropezar. Entrecerró los ojos cuando la poca luz que las nubes dejaban pasar le impactó en la cara y cuando por fin pudo volver a mirar, se dio cuenta de que toda o casi toda la tripulación del barco se había reunido en la cubierta. 

Escuchó a Lee quejarse a su espalda y tuvo ganas de gritar por piedad. Supo que no la encontraría cuando empujándolo hacia el centro, lo obligaron a ponerse de rodillas. Y entonces supo que esos podrían ser sus últimos momentos de vida. 

El capitán pirata, se encontraba dándole la espalda mientras daba órdenes a un par de marineros que asentían sin parar. Los estaba ignorando, definitivamente quería hacerles sentir el absoluto vacío y la más feroz de las soledades. Jimin pudo contemplar como un pirata moreno con el pelo ondulado sobre los ojos y un pequeño moño en la parte de atrás de su cabeza, se acercaba a Lee para arrebatarlo de las manos de aquel horrible pirata enfurecido que lo había sacado de la bodega. Le dijo algo en voz baja, se desafiaron con la mirada y luego el anciano se marchó para perderse entre los demás piratas.

Quiso gritarles que si los iban a matar lo hiciesen en ese mismo momento, pero la voz se le quedó atascada en la garganta cuando alejados de él, junto a la balaustrada de la cubierta, colocaron a Lee, malherido al lado de Tae. Pudo observar en la oscuridad de aquel día tormentoso, como un feo corte cruzaba el estómago de su amigo y su sangre, oscura, casi amoratada, cubría la tela de su fina camisa. Lee no aguantaría mucho más.

Y entonces el capitán dejó de hablar para darse la vuelta y un horrible escalofrío recorrió la espalda de Jimin al volver a contemplar la rojiza cicatriz que cruzaba el ojo del pirata. Este los observó en silencio por un segundo y luego avanzó con paso firme hasta el centro del círculo de piratas que callaron ante la presencia de su capitán. El silencio era tan denso que parecía que se podía cortar con una afilada espada. Intimidado por aquella presencia, Jimin agachó la mirada con un remolino de ira creciendo en su pecho. Lo escuchó carraspear y la punta de sus botas apareció en su visión. Los manchurrones oscuros en contraste con el viejo cuero le provocaron náuseas y casi tuvo miedo de vomitar y humillarse más de lo que ya estaba siendo humillado

-Capitán, decidme...¿Que tal la estancia a bordo de mi barco?-preguntó el pirata irónicamente. Su voz grave y profunda le puso el vello de punta. Jimin elevó el mentón y lo miró con firmeza.

-Vete a la mierda-susurró valientemente. Al contrario de la ira que había esperado, una risa socarrona salió desde la garganta del mayor que se giró hacia los suyos.

-Que maleducado-dramatizó alargando las letras. La tripulación dejó ir algunas risitas ante la gracia de su capitán. -Veamos que tenemos por aquí, quizás así se te aclaren las ideas-añadió girándose para caminar hacia sus amigos. Jimin tragó con fuerza y se lanzó hacia delante para impedir que se acercase a ellos, pero fue inútil ya que el pirata a su espalda lo devolvió a su sitio casi sin esfuerzo.

-Dejalos en paz-gritó Jimin presa del pánico al ver hacia dónde se dirigía toda la atención de los piratas. El capitán simplemente lo ignoró y se inclinó un poco hacia Lee, que presa de la fiebre por la herida infectada, musitó algo inteligible. Yoongi deslizó sus dedos hacia el joven y elevó su rostro sudoroso. Casi sintió lástima cuando los ojos entrecerrados del chico lo miraron. Se alejó de él ligeramente y miró de reojo a su verdadero enemigo.

-Eso tiene que doler, muchacho, no tiene muy buena pinta...-comentó en tono cínico. Vio a Namjoon forcejear con Park y su fiera interior sonrió con aquella efectiva provocación.

Luego se giró hacia Tae y con el mismo gesto elevó su mentón para mirarlo a los ojos. Para su sorpresa, el joven rubio no vaciló y lo miró fijamente a los ojos.

-Por favor, tened piedad de él, solo es un niño-pidió con pesar. Yoongi le devolvió la mirada fijamente y tragó con fuerza. Muchos habían perecido entre los tablones del Lady Ariane y muchos más habían pedido clemencia por sus vidas, pero aquel joven asustado, no había pedido que respetase su vida, sino que cuidasen la de su compañero. Yoongi volvió a mirar al muchacho herido y suspiró. La herida supuraba sangre oscura y la piel a su alrededor se encontraba irritada y maltratada, imposible de coser incluso para el mejor cirujano del barco. Definitivamente, aquel joven no iba a sobrevivir.

-Eres valiente y noble, serías un buen pirata, chico-dijo únicamente dirigiéndose a Taehyung. Lo miró por última vez y se giró de nuevo hacia el capitán. Unos segundos después, habiéndose recuperado de esa efímera clemencia que había cruzado su cuerpo por la petición del joven, volvió a la carga con su propósito.

-¿Vas a decirme ya lo que quiero, Park?-preguntó con una voz terriblemente fría.

Jimin siguió mirándolo con seriedad. Supuso que, si el pirata musculoso que se encontraba a su espalda no lo hubiese estado sujetando, se hubiese cruzado de brazos y hubiese erguido su cuerpo para no parecer insignificante ante la imponente presencia del pirata. Esperó unos segundos eternos sin dejar de mirarlo a los ojos y luego habló.

-No sé de qué me hablas-contestó con voz pausada y firme.

-¿Acaso me tomas por estúpido, Park Jimin? ¿Crees que no sé, que el capitán del navío más importante del imperio oriental ostenta el título de guardián de la joya de Santa Catalina? Solo los más allegados al emperador saben la ubicación. Dime dónde está, o no tendré piedad alguna-ladró agotado por aquella conversación que no parecía llegar a ningún lado.

En ese momento todo conectó en el cerebro de Jimin. Aquel pirata, como tantos otros antes, no buscaba un quien, buscaba un que, algo que solo unos pocos sabían dónde encontrar y algo que tanto él como Taehyung guardaban con celo en su memoria.

-Yo no...se...-comenzó a murmurar. El pirata negó con la cabeza sin apartarse ni un solo centímetro. Yoongi suspiró cansado y aquel suspiro helo la sangre del joven capitán.

-De acuerdo-murmuró en aquel espacio tan reducido.  -Jungkook-añadió únicamente. Inmediatamente el pirata se apartó y se hizo a un lado. Los ojos de Jimin recorrieron la distancia que lo separaban de sus amigos y supo que todo aquello se le había ido de las manos cuando el joven que sujetaba a Lee, bufó frustrado y rasgó con su cuchillo el cuello del joven que se tambaleó entre sus brazos como un pelele. Cuando lo dejó caer, un silencio atronador se extendió por la cubierta. Y la pizca de piedad por la que Jimin había rezado en los calabozos, se esfumó antes sus ojos cuando nadie en aquel barco se movió ni un centímetro.

-Ahí tienes tu piedad, chico-dijo alzando la voz hacia Taehyung. Este ahogó un sollozo y dejó caer su cuerpo hacia delante cuando la sangre de su amigo empapó sus rodillas. Jimin maldijo aterrorizado. Ante sus ojos, el cuerpo de su inseparable compañero, fue zarandeado por uno de los piratas y en un abrir y cerrar de ojos, arrojado al mar para que se hundiese en el oscuro océano. Jimin sintió como su garganta se cerraba con fuerza y su pulmones lo ahogaban sin permiso.

-¿Vas a hablar ahora?-preguntó el capitán pirata caminando con firmeza de nuevo hacia Jimin. Llevó su espada hacia su cuello y lo obligó a mirarlo apretando ligeramente el mentón con la afilada hoja.

-Jamás-pronunció Jimin lentamente. Yoongi respiró hondo para no perder los nervios. Dio un paso hacia atrás y contempló al pirata que sostenía al otro muchacho. Jimin supo que estaba planteándose si acabar también con la vida de Taehyung y su cuerpo tembló por completo ante el pánico que eso le provocó.

-Llevadlos a los calabozos-ordenó únicamente. Luego se giró despacio hacia el joven que había matado a Lee y suspiró cansado. -Jungkook, pide lo que quieras, serás recompensado por tu obediencia-añadió únicamente.

El pirata de los tatuajes lo pensó durante unos segundos en los que nadie respiró en aquella cubierta y luego hizo un gesto con la cabeza señalando a Taehyung.

-Lo quiero a él-pidió con seriedad. Todos a su alrededor se quedaron en absoluto silencio, el aire parecía poder cortarse con una espada y el cerebro de Jimin comenzó a funcionar demasiado deprisa pensando en los múltiples escenarios que aquello podía suponer.

-No-gritó con fuerza. La mirada del capitán pirata se fijó en él por un segundo y se maldijo a sí mismo por haber dejado en evidencia su punto débil y así, haber condenado a Taehyung.

Tae parpadeó un par de veces y luego irguió su postura para enfrentar al joven. Estaba aterrorizado pero no pretendía dejar que nadie lo notase. Simplemente lo miró fijamente y rezó en su interior para que aquello acabase pronto. El pirata volvió a girarse con una sonrisa cínica en la cara. 

-Todo tuyo, llévate al chico-concedió en voz alta. Aquellas palabras quemaron el alma de Jimin que apretó los párpados abrumado. Cuando contempló cómo el capitán se giraba hacia él para comprobar su dolor, no pudo evitar hacer fuerza con sus piernas y lanzarse apenas unos metros hacia él. Fue capturado de nuevo por su guardián, pero antes pudo comprobar de cerca lo afilada y brillante que era la espada de su rival.

-Maldito...-gritó con la hoja del arma rozando su garganta.

-Creo que no te he dado permiso para hablar, Park-contestó el pirata. Min Yoongi lo miró altivo y luego retiró la espada de la piel del joven capitán. Esa garganta aún debía dejar salir la ubicación de la joya, y por mas que le provocase, por el momento no debía derramar su sangre.

-Te odio-musitó Jimin, viendo cómo el joven pirata de los brazos tatuados se llevaba a Tae hacia el interior del barco.

-Es mutuo-contestó el pirata de la misma forma. Se miraron fijamente durante un tímido segundo y luego, el mayor chistó furioso por la férrea voluntad del joven capitán.

Negó con la cabeza frustrado y luego ordenó a todo el mundo dispersarse y volver a sus tareas. Jimin fue conducido de nuevo hacia la oscura celda de la bodega del barco. Cuando lo soltaron y lo empujaron para que entrase, se dejó caer sobre sus rodillas, y cuando todo el mundo se marchó y volvieron a dejarlo solo, no pudo evitar llorar como un chiquillo. Por Lee, por Taehyung y por todos los que habían perecido a bordo del Diana. 

Cuando las puertas de madera chirriaron a su espalda, Taehyung no tuvo que girarse para poder percibir la presencia del joven pirata. Estaba triste por Lee, de hecho si lo hubiesen llevado de vuelta a la celda, hubiese llorado amargamente su muerte, pero en ese momento estaba aterrado. Sabía con certeza que nada bueno podía salir de aquel reclamo, sabía que era un premio de consolación para aquel pirata por cumplir con su capitán y sabía perfectamente porque lo había elegido a él. Por eso, cuando lo sintió a su espalda no pudo evitar girarse y encararlo con la mayor calma que encontró dentro de su ser. Como un tonto, se encontró abriendo los ojos impresionado por la cercanía del joven pirata. Boqueó al comprobar cómo el pelo del muchacho, ondulado por el sudor, se pegaba a su frente con salpicaduras de sangre ajena. Pudo fijarse también en cómo la camisa blanca que llevaba puesta también estaba manchada de sangre y se pegaba exageradamente marcando cada músculo del cuerpo de aquel pirata. Tragó saliva y volvió a mirarlo a los ojos.

-Siéntate-ordenó el joven. Taehyung continuó mirándolo fijamente, casi sin parpadear y negó con la cabeza levemente. Dio un paso hacia atrás para alejarse pero el pirata dio dos más y volvió a estar junto a él. El mayor volvió a retroceder un par de pasos, pero por desgracia, su espalda topó con la pared y no pudo seguir avanzando para alejarse de él.

-No me toques-siseó asqueado cuando el pirata se le volvió a acercar. Jungkook frunció el ceño y levantó las manos en señal de paz.

-No voy a hacerte nada, sea lo que sea lo que estás pensando, no voy a hacerlo-aseguró alejándose un poco para dejarle espacio y darle algo de confianza. Taehyung respiró agitado y se pegó aún más a la pared.

-Acabas de matar a nuestro amigo, llevas en tus manos su sangre, sucio pirata, solo era un niño-recriminó Taehyung exasperado. -Creeme que si no estuviese tan débil te hubiese matado con mis propias manos ahora mismo-aseguró. El pirata negó con la cabeza y se pasó la mano por la frente para retirar los mechones de pelo oscuro que le molestaban en los ojos.

-No has entendido nada, tu le pediste piedad al capitán y no se porqué pero te ha concedido el deseo. Ese chico se estaba muriendo, era él o eras tú y mi capitán le ha dado una muerte rápida evitándole el sufrimiento de desangrarse o morir delirando por la fiebre de la infección. Tu capitán ha osado enfrentarse al mio y ese atrevimiento solo se paga con sangre. No me preguntes porqué, pero hay algún motivo por el que a él lo necesita y no puede matarlo. Sin embargo tanto ese marinero como tu, sois un buen material de chantaje y él ha decidido darte la piedad que has pedido-explicó el joven irritado. -Por eso te estoy pidiendo que me hagas caso, solo quiero ayudarte, te juro que no voy a hacerte nada-reiteró.

Taehyung lo miró furioso y destruido al mismo tiempo y su cuerpo tembló tan violentamente que amenazó con desplomarse.

-Vale-contestó únicamente al borde de las lágrimas.

-Escucha, de verdad, no tienes buena cara, hazme caso y siéntate-pidió de nuevo alzando los brazos para indicarle el camastro que se encontraba a su izquierda. Taehyung miró en aquella dirección y caminó despacio para no caer. Se quedó justo de pie justo delante del lugar donde aquel pirata le había pedido que se sentase y se giró ligeramente hacia él para enfrentarlo de nuevo. Se dio cuenta de que el chico se había alejado de él para dejarle espacio.

-Acabo de ver como le rajas la garganta a uno de mis compañeros y llevo sin comer en condiciones desde que hundisteis nuestro barco, estoy mareado-explicó el más mayor como si fuese más que obvio el porqué de su rostro agotado y las ojeras marcadas bajo sus ojos.

Jungkook negó con la cabeza y se acercó despacio hacia él. Posó las manos en sus hombros y lo obligó a sentarse en el pequeño camastro. Con calma y delicadeza se dedicó a desatar las ásperas cuerdas que estaban dejando en carne viva las muñecas de aquel muchacho. La suave piel maltratada por el material se encontraba amoratada y no supo porque en ese momento, pero sintió unas frenéticas ganas de llevárselas a los labios y besarlas para curarlas. Se alejó ligeramente para evitar que sus pensamientos lo volviesen loco. Cuando el joven lo miró desde abajo con sus almendrados ojos abiertos de par en par, supo que debía salir de ese camarote cuanto antes si no quería cometer una locura, así que bufó frustrado y se alejó definitivamente de él.

-Iré a por algo de comida, no te muevas de aquí-murmuró con un carraspeo. El chico se puso en pie de nuevo y lo enfrentó.

-No tengo que obedecerte-contestó impasible. Jungkook lo miró confuso ante su terquedad y se encogió de hombros.

-Tienes dos opciones, dejarme que te traiga la comida, hacerme caso y seguir mi plan, o bien volver ahí fuera y convertirte tu en la comida. Y creeme, no sé si serías alimento de tiburones o de piratas depravados-explicó firmemente con voz cansada por aquel continuo tira y afloja.

Taehyung lo miró perplejo. En silencio, el más joven volvió a darse la vuelta, abrió las puertas del diminuto camarote y salió fingiendo arreglarse la camisa. Al otro lado de la puerta, Taehyung pudo escuchar voces y alaridos que vitoreaban al joven. Negó con la cabeza, aturdido y mareado y volvió a dejarse caer rendido sobre el fino colchón.

Contempló con gesto cansado todo a su alrededor, en el camarote apenas había un par de muebles. Justo al lado del camastro, se encontraba un escritorio de madera oscura y una silla del mismo color anclados al suelo. Encima del escritorio solo se podían ver un par de libros una pluma en un tintero y un pequeño caballito de madera que parecía haber pertenecido a algún niño. Lo bueno sin duda de aquella pequeña mazmorra, era el ojo de buey que se encontraba enfrente del lugar donde Taehyung se encontraba sentado.

Las únicas pertenencias del pirata, parecían encontrarse en un descascarillado baúl situado al final del camastro. Bufó desesperado, presa del cansancio y la desolación y dejó caer la cabeza para esconderla entre sus manos y su desordenado cabello. Se mantuvo en silencio intentando escuchar algo pero lo único que consiguió fue desesperarse más.

Al cabo de un rato, mientras Tae esperaba cruzado de brazos sin moverse, las puertas volvieron a abrirse mostrando al pirata de los ojos oscuros. Cerró a su espalda y Taehyung se tensó en su lugar por volver a estar en compañía del pirata. El joven lo miró y caminó indeciso hacia él con un plato de comida en la mano.

-Seokjin ha preparado este guiso de res-comentó ofreciéndole el plato. Taehyung lo miró receloso durante unos segundos. Estaba hambriento, durante aquellos dos largos días solo había comido un poco de pan duro que les habían servido en las celdas y aquel plato olía de maravilla. Vencido, alzó los brazos y atrajo el plato hacia su rostro para olerlo y recrearse en el calorcillo agradable del guiso.

-Has quedado como el héroe del día, te has cargado al enemigo y te han dado un premio-comentó Taehyung cuando el incómodo silencio volvió a atraparlos. El chico se encogió de hombros y suspiró con cansancio. 

-Son salvajes, piensan que voy a forzarte, así que tendremos que hacer algo de ruido por aquí-murmuró dando vueltas por el pequeño cubículo. Taehyung tragó de golpe el guiso que estaba degustando y miró al muchacho con curiosidad mientras se acercaba a la pequeña estantería. Cogió un par de libros y los tiró con fuerza contra el suelo de madera del barco. Ante aquel estruendo, vítores y ovaciones traspasaron la puerta.

El pirata, volvió a fijarse en él, que se había quedado pasmado ante semejante actuación.

-¿Por que me ayudas?-preguntó confuso. Se arrepintió por un segundo de haber realizado la pregunta que llevaba rondándole la cabeza todo ese rato, pero cuando los ojos del pirata brillaron con intensidad al contacto con los suyos, se agradeció mentalmente haberla realizado.

-No lo sé-contestó este con absoluta sinceridad. Se giró con brusquedad para seguir tirando cosas al suelo y haciendo ruido, pero entonces, el muchacho rompió el silencio con su voz áspera.

-¿Quieres que grite como si estuviese muy asustado?-inquirió abochornado. Jungkook se giró levemente y lo miró sorprendido. Aquella conversación se estaba volviendo demasiado incómoda.

-No hace falta, solo acaba de cenar para que puedas descansar-pidió el pirata. Obediente, Taehyung asintió y se llevó el plato a los labios para absorber el caldo. Luego cogió los pedazos de res con las manos y arrancó la carne dejando los huesos sin rastro. No recordaba si alguna vez había estado tan hambriento como aquella y se avergonzó ligeramente cuando los ojos del pirata lo escrutaron.

Jungkook lo miró absorto y le tendió la mano para retirarle el plato. Al contrario, Taehyung lo impulsó en el aire y lo tiró con fuerza contra el suelo. La porcelana se hizo pedazos

-Se acabó, fin de la fiesta-murmuró con una pequeña sonrisilla. El pirata abrió los ojos desmesuradamente y luego se contagió de aquella bonita sonrisa.

-Ahora deberías dormir un rato, no lo he probado, pero los suelos de los calabozos no parecen un sitio agradable donde dormir-comentó haciéndole un gesto para que se acostase en la cama donde estaba sentado.

-¿Y tu donde dormirás?-preguntó Taehyung algo nervioso. No estaba seguro de poder soportar más esa cercanía y mucho menos si el joven planeaba acostarse a su lado en su cama. Jungkook pareció leer su mente y tragó saliva con fuerza.

-No dormiré, vigilaré que no te escapes-contestó alejándose un poco más del joven. Este asintió despacio y quiso contestarle que si no quería arrojarse por la borda, no tendría escapatoria por mucho que escapase. No dijo nada más, pateó sus botas y dejó sus pies descalzos sobre el colchón.

-Vale-contestó únicamente. Un sabor amargo le recorrió la garganta cuando se recostó sobre el fino colchón y el aroma del pirata lo envolvió por completo. Se quitó las botas pateándolas hacia el otro lado del camarote y volvió a mirar al chico que lo miraba fijamente. Aquella mirada oscura intensa le heló hasta los huesos y sin decir ni una sola palabra giró sobre su cuerpo y le dio la espalda. Se acurrucó en el colchón, cerró los ojos y sintió como poco a poco su respiración se acompasaba y el aliento de la consciencia lo iba abandonando hasta caer rendido ante el sueño y las emociones de esos días.

Esa misma noche, cuando Taehyung se sumergió en sus sueños, Jungkook pudo contemplarlo bajo la tibia luz de las velas. Su rostro completamente relajado contrastaba de forma feroz con los moratones y arañazos de sus mejillas que le habían sido infligidos tras el asalto. Se fijó con detalle en su mandíbula marcada, en sus largas pestañas y en el bonito color de su piel. Negó con la cabeza cuando se dio cuenta de que ni él mismo sabía porque ese joven estaba en aquel momento descansando en su cama y mucho menos sabía porque el impulso de proteger a ese chico, le había hecho pedirlo como recompensa. Se lamentó en silencio cuando se dio cuenta de que su hermano lo interrogaría con preguntas que ni el mismo sabía responder.

Al día siguiente, cuando Taehyung se despertó, el joven pirata dormía profundamente en una silla frente a la cama. 

Oscuridad. Jimin solo percibía oscuridad. Desde que lo habían llevado arrastrando de vuelta al calabozo, era lo único en lo que podía concentrarse, en la profunda y tenebrosa oscuridad También podía notar la humedad del mar a su alrededor y el crujir de la madera del navío rasgando el denso silencio a su alrededor. Estaba preocupado por Taehyung. ¿Seguiría con vida? Elevó los ojos al techo oscuro y rezó en silencio porque así fuera.

Habían pasado varias horas desde que se llevaron a su amigo, así que cuando la trampilla de la cubierta se abrió y la tibia luz de la luna se coló por las rendijas, Jimin no pudo evitar levantarse deprisa esperando encontrarse a su amigo sano y salvo. El peso de una montaña se instaló en su cuerpo cuando contempló que en vez de su amigo, el dueño de los pasos que resonaban en la escalera, no era otro que el capitán de aquel barco.

Venía a matarlo, o a atormentarlo con la muerte de Taehyung, o a ambas cosas, pero sin duda, Jimin hubiese podido asegurar en ese momento que la presencia del pirata allí abajo, no indicaba nada bueno.

Se alejó ligeramente de la puerta de la celda y lo contempló entrar en silencio, con paso tenue y lento, sin siquiera mirarlo a los ojos. Caminó con pasos lentos y certeros y entonces alzó la vista y lo miró fijamente. Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Jimin cuando la cicatriz del ojo del pirata, brillo rosada bajo la tenue luz.

Yoongi solo lo miró. Durante largos minutos no pronunció ni una sola palabra, solo se dedicó a contemplarlo

-¿Donde está Taehyung?-preguntó esperanzado por saber de su amigo. El pirata paseó la lengua entre los labios en un gesto que Jimin no supo interpretar. Lo único que obtuvo por respuesta fue el ajetreo de la tripulación sobre la cubierta del barco y el más absoluto de los silencios por parte del pirata. Se desesperó durante minutos ante aquella situación y entonces decidió atacar por otro lado para obtener alguna respuesta.

-Cuentan por ahí que eres un despiadado asesino-comentó con altanería. Era obvio que todo el mundo conocía las historias sobre los naufragios que Yoongi había efectuado y la asquerosa fama de asesino que le precedía. Esperó durante un par de minutos en silencio y luego observó como una pequeña sonrisa intentaba escapar de los labios del pirata. Se inclinó ligeramente y por fin dejó de mirarlo fijamente. Jimin sintió como todo el aire que había retenido en sus pulmones, se esfumaba y volvía a respirar con calma.

-También cuentan que existen las sirenas, las quimeras, medusa o las esfinges, pero tu, como capitán de la flota del rey ya deberías saber que ninguno de esos bichos existen-contestó el capitán pirata con calma mientras se dejaba caer contra la pared de madera. Jimin bufó exasperado.

-¿Acaso los has visto?-preguntó furioso. Yoongi sonrió cínicamente.

-No-respondió de nuevo cruzándose de brazos. Aquella blanca sonrisa, enfureció aún más a Jimin que apretó los puños con fuerza a lo largo de su cuerpo.

-En cambio yo si te he visto matar a cientos de hombres y no sentir ningún tipo de remordimiento-declaró con maldad. Al contrario de lo que esperaba, Yoongi no se jactó de sus crímenes y por un momento demasiado efímero, lo vio flaquear.

-No sabes lo que siento o dejo de sentir-murmuró irritado. -En cambio, mi querido huésped, yo sí sé lo que sientes, te lo vi en los ojos en el momento en que subiste a este barco. He visto tus miedos y quiero hablarte sobre ellos-añadió mordaz. Jimin jadeó ante el contacto de sus miradas y apretó los puños tras su espalda.

-¿A qué has venido, pirata?-preguntó intentando acabar con aquello

-Vengo a negociar-contestó éste únicamente. Jimin alzó una ceja incrédulo y se cruzó de brazos.

-Habla de una buena vez y deja las ceremonias, somos hombres del mar, no diplomáticos-contestó concediéndole la oportunidad de dejar claros sus planes. 

-Tengo un buen trato para ti, Park, sabes bien que es lo que quiero-comenzó a decir. Jimin volvió a contener la respiración para no delatarse a sí mismo. -La ubicación del rubí de Santa Catalina a cambio de tu libertad-pronunció el pirata

-¿La libertad?-preguntó Jimin asombrado. Algo en el fondo de su corazón le decía que no podía ser tan fácil. Yoongi sonrió internamente por haber llamado la atención del muchacho y haberlo incitado a negociar.

-Con condiciones, la libertad fuera de esta celda, pero no podreis volver al imperio-sentenció el pirata. Jimin abrió los ojos exageradamente y negó ligeramente con la cabeza.

-Eso no es libertad-contraatacó frustrado.

-Park, tus ojos me dicen otra cosa, no se nada de tu vida, pero puedo sentirlo, amas el mar, pero no la corte, te has criado en una jaula de oro, pero la odias y lo único que te da la vida es el océano. Yo te lo ofrezco, para siempre, a cambio de algo demasiado sencillo-declaró Yoongi rezando en su interior para que el joven cediese. Sabía que era una propuesta arriesgada, pero si aquello lo llevaba al rubí, estaba dispuesto a todo.

-No es sencillo, es la traición a mi imperio, ser buscados de por vida y abandonar a nuestras familias...-objetó Jimin de nuevo. Durante unos segundos, su mente giró a mil por hora -Si es lo que quieres de verdad, tienes que darme algo que me haga quedarme-contestó únicamente Jimin. En el fondo de su alma, estaba dispuesto a negociar para salvar su vida y la de su amigo. Más tarde decidiría lo que hacer.

-La vida de tu amigo y la tuya a cambio del rubí-insistió Yoongi firmemente.

-Déjanos salir de esta celda y me lo pienso-propuso Jimin con perspicacia. Yoongi sonrió sin poder evitarlo. Desde luego ese chico se había vuelto loco si pensaba que iba a dejarlo a sus anchas por el barco asi como asi, para que los matase a todos.

-No soy idiota aunque tu creas que si, asi que esto es lo que te ofrezco. Si ambos aceptáis, entrareis a formar parte de mi tripulación, se os tratará de la misma manera que a los demás, os daré un camarote propio y os formareis en la vida pirata de mi barco, pero a cambio quiero el rubí, que tu seas quien me lleve y tu lealtad jurada ante la tripulación. Quiero volver a dormir tranquilo si os unís a nosotros-dictó el capitán pirata dejando totalmente claras todas las partes de aquel contrato.

-Quieres humillarme-contestó únicamente Jimin ante aquella propuesta. La seriedad de su voz hizo que la piel del pirata se erizase bajo su ropa. No desmintió aquella afirmación, pero tampoco la admitio.

Se miraron de nuevo fijamente entre los barrotes de la celda y Jimin suspiró agotado.

-Una respuesta, Park, pasado mañana al anochecer volveré a verte para que me la des. Tu decides tu futuro y el del chico-comentó únicamente con insistencia. No le dio tiempo a responder, solamente se giró, y con celeridad subió las escaleras. 

Por la mañana temprano, la trampilla volvió a abrirse. Y entonces el corazón de Jimin se aceleró al ver bajar a su amigo del brazo del pirata joven con quien había pasado la noche. Ambos se acercaron en silencio hasta la celda contigua a la de Jimin y el pirata tatuado abrió las rejas con calma.

-Recuerda lo que te he dicho, guarda silencio y volveré cuando esté anocheciendo a por ti- recitó por décima vez en aquella mañana. Desde que se habían despertado, no había hecho otra cosa que idear un plan para mantener a Taehyung con vida.

-Si-contestó éste únicamente.

Vio al pirata asentir en contestación y luego cerró las rejas tras su amigo que suspiró nervioso. En silencio, lo vieron abandonar la estancia y volver por donde habían llegado.

-¿Estas bien?-preguntaron los dos a la vez.

-Has pasado la noche en las manos del enemigo y me preguntas si estoy bien?-inquirió el capitán con una pequeña sonrisa por volver a tenerlo allí con el.

-Jimin, estoy bien, no me ha hecho nada-explicó para calmar a su amigo. -Tú, sin embargo tienes cara de haberte peleado con cien piratas-añadió. Jimin sonrió y se encogió de hombros.

-Con uno es suficiente-masculló Jimin irónicamente. -Me ha visitado el capitán-aclaró únicamente.

-¿Estás bien? Te ha hecho algo?-preguntó el menor alerta.

-Tranquilo, quiere algo, algo que tu y yo sabemos donde encontrar-aclaró. Taehyung suspiró. Sabía perfectamente a lo que Jimin se refería

-Te refieres a...-comenzó a decir. Jimin asintió.

-Si, me refiero al rubí-confirmó. El joven sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar a su mejor amigo verbalizar en alto lo que realmente querían los piratas.

-No podemos dárselo-afirmó Tae de nuevo.

-No...no podemos...-comentó Jimin con voz casi ausente.

-¿Que pasa, Jimin?¿Acaso estás pensando en decirles dónde está? Nos colgarían por traición a la corona, no podemos hacerlo...-declaró Taehyung alterado. Jimin se quedó en silencio y luego se giró hacia la celda de su amigo para mirar su silueta en la oscuridad.

Tae...¿alguna vez has soñado con volar lejos?-preguntó misterioso. Taehyung guardó silencio durante un par de minutos analizando la pregunta.

-¿A qué te refieres?-quiso saber.

-No se, dejar la corte, olvidarte de Emma, navegar sin rumbo fijo...enamorarte de verdad...-planteó Jimin.

-No te entiendo-mintió Taehyung. Claro que se había planteado aquello que su capitán sugería y claro que lo entendía perfectamente.

-El capitán me ha ofrecido un trato-confesó Jimin dejando caer la cabeza contra la pared. -Si los conducimos hacia la joya, tanto tu como yo podremos formar parte de esta tripulación-añadió. Al otro lado de las rejas, Tae abrió los ojos ante la ridícula propuesta.

-¿Y porque cree siquiera que tu y yo podríamos querer aceptar ese trato?-preguntó incrédulo.

-Creo que no es por nosotros, sino por la joya y por el joven de los tatuajes. Él piensa que te ha reclamado porque te necesita de alguna manera y me parece que ese chico es demasiado importante para él, como una especie de hermano pequeño o algo asi. Hará todo porque te quedes a su lado-explicó Jimin. Si no fuese por la profunda oscuridad que se cernía sobre ellos, el mayor, podría haberse dado cuenta de cómo las mejillas de su amigo se habían teñido de un ligero tono rojizo ante la idea.

-Pero ¿y si no quiero hacerlo?-planteó Tae para cambiar de tema.

-Nos matará en cuanto tenga el rubí, supongo-respondió Jimin resignado. Taehyung dejó ir una risa irónica.

-¿Qué piensas tú?-preguntó. Jimin se encogió de hombros y carraspeó antes de contestar.

-Sabes muy bien lo que pienso, no amo a Addison, ni creo que la ame nunca y mi vida es el mar, no la villa ni la corte. Odio las reuniones y lo único que me ata a la gran ciudad es la ópera. No creo que sea necesario que te diga, que estoy dispuesto a renunciar a todo ello por mi libertad y por dejar atrás mi pasado y todos los que han participado en él-respondió Jimin con sinceridad. Vio a Taehyung titubear al otro lado y escuchó un sonoro suspiro abandonar sus labios. 

-Si te soy sincero, Jimin, siempre he soñado con vivir tranquilo, sin reuniones, ni trajes apretados, sin tener que casarme con Emma porque alguien lo haya decidido y siempre me ha gustado ser tal como soy con solo con el mar de frente pero...no es una vida pirata la que soñaba-confesó Taehyung. Jimin torció el gesto.

-Lo entiendo-dijo. Unos segundos después, su amigo volvió a hablar.

-Pero quizá...quizá si hemos sobrevivido al naufragio, si Jungkook me ha salvado de la muerte...quizá el destino quiera decirnos algo-rectificó el joven rubio con una mezcla de confianza e incertidumbre en su voz.

-Jungkook-musitó el mayor con rabia. Taehyung asintió para sí mismo, ya que Jimin no podía ver aquel gesto.

-Así se llama-confirmó.

-El asesino de Lee-afirmó Jimin con seriedad. Taehyung guardó silencio un  segundo, pero luego recordó cómo el joven pirata lo había tratado y las promesas que le había hecho de ayudarlo y sintió en su corazón que debía defenderlo ante Jimin.

-Y la persona que ha hecho lo imposible para evitar mi muerte. Si no fuese por él yo ya no estaría aquí, Jimin. Sabes tan bien como yo, que era el siguiente en los planes del pirata. No sé qué es lo que planeas o si acaso estás planteándote unirte a esta tripulación, solo te digo, que Jungkook me ha tratado bien y quiere ayudarnos-replicó Tae. En la oscuridad de las celdas, escuchó a su capitán suspirar profundamente. Él le acompañó con un mudo asentimiento.

-Ese suspiro me dice tantas cosas Jimin. Me alivia y me aterra a partes iguales, pero tu eres mi capitán, mi hermano y mi mejor amigo y sabes que voy a seguirte al mismísimo infierno si tu lo decides así-declaró Taehyung. Hacía años había puesto su entera confianza en las manos del capitán, y en ese momento, sintió que si él aceptaba aquel trato, no dudaría en ir detrás.

-¿Tienes ganas de volver a ver a Emma?-preguntó Jimin intentando saber cuales eran los anhelos reales de su amigo.

Taehyung se quedó en silencio y pensó en la joven. Su risa estridente cruzó por su mente y el olor a pastas y té de la chica le hizo pensar en su verdadero deseo. La quería mucho, pero como bien había dicho Jimin, no la amaba y nunca lo haría, porque los besos a escondidas que se habían dado, nunca le habían producido nada más que un leve rubor.

-¿Puedo contestarte mañana?-preguntó sin saber muy bien que más decir.

-Puedes contestarme cuando quieras-sentenció el mayor. Ambos se sumieron en un denso silencio que opacaba mucho más la oscuridad de la celda. 

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Hola a todoooos :) 

Ya estamos aquí con el segundo capítulo. En principio voy a intentar mantener este ritmo, pero no se si podré así que os voy avisando por mi twitter. 

Bueno, como está el asunto...¿calentito no? Por un lado tenemos a Jimin y a su querido enemigo, que echan chispas en cuanto están juntos...va a ser complicado que se lleven bien. 

Por otro lado están Jungkook y Taehyung...es que no pueden ser más lindos. Tae ha decidido confiar en él a fuego, asi que bueno, tendremos que ver como se lo toma Jimin después de lo que ha pasado. 

No tengo mucho más que decir, así que nada, espero que os esté gustando y como os digo siempre...

¡Nos leemos en el siguiente!

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