Hoseok no podía dejar de mover sus dedos sobre el cristal de la mesa. El olor de las costillas era demasiado fuerte por lo que decidió levantar los platos de la mesa y regresarlas al sartén, tomó inciensos de la alacena y los encendió, dejando que su olor llenará el ambiente, regreso a la mesa mirando las flores del centro de mesa, las margaritas estaban a punto de marchitarse, había intentado cambiarlas pero había estado tan ocupado planeando la cena de aniversario que no tuvo tiempo para otra cosa y su jefe no lo había dejado salir más temprano.

Miró de nuevo el reloj pensando en que seguramente Taehyung no debía tardar, pero después de unos minutos sus ojos empezaron a cerrarse, negó, no podía dormir, no hasta ver a Taehyung.

Taehyung seguramente regresaría y no le gustaría verlo durmiendo el día de su aniversario, por lo que se sirvió un café bastante cargado.

Hoseok odiaba ser demasiado sensible y que pequeñas cosas le hicieran sentir como una mierda. Finalmente al ver que el reloj marcaba las cuatro veinticinco de la mañana decidió acostarse, secándose las lágrimas que no paraban de salir de sus ojos.