Capítulo ocho.

Amelie me acompañó a casa después de haber pasado la tarde juntas. Pasar tiempo con ella me hacía ver que éramos bastante diferentes, pero aún así nos complementábamos de forma casi natural. Nunca había encajado tan bien con alguien tan diferente, ni si quiera con Freya.

-Y recuerda, si te empieza a gustar Danny Wilson, huye tan rápido como puedas.-Me dijo mi amiga delante de la puerta de mi casa. Reí.

-Esa es una frase de Dear John de Taylor Swift.-Amelie me miró confundida y después soltó una risa.-No te preocupes, te adentraré en el mundo de la buena música.

-Me muero de ganas.-Comentó de forma irónica haciéndome reír.-¿Nos vemos mañana?-Asentí.

-En las escaleras, como siempre.-Ambas sonreímos y yo saqué las llaves del bolsillo para poder entrar en casa mientras Amelie volvía al coche y ponía rumbo a su casa.

Metí las llaves en la cerradura y las giré para abrir la puerta. Pasé la bolsa de la tienda en la que me había comprado dos piezas de ropa y después pasé yo. Cerré la puerta dando un golpe con el pie y caminé por el pasillo esperando a encontrar a los chicos, aunque lo que me encontré fue algo totalmente diferente.

Danny sentado en el sofá con Marie tumbada a su lado y con sus piernas por encima de las de él.

-¿Hola?-Ambos se giraron al escuchar mi voz. Dejé la bolsa de ropa en el suelo viendo como Marie sonreía y ondeaba su mano saludándome.

Con ironía, obviamente.

-Danny, ¿podemos hablar?-Marie suspiró quitando las piernas de encima de Danny y él se levantó. Fuimos la cocina y lo miré a los ojos.-¿Hiciste un drama con todo aquello de que me drogó y era mala persona para esto?-Señalé hacia la puerta.

-No es tan fácil, Ana.-Respondió el ojiazul.-La conozco desde hace años, no es fácil cortar la relación de golpe con ella.

Puse una de mis manos en la cabeza y solté un suspiro.

-El día que logre entenderte necesito que me den un premio.-Suspiré sentándome en una silla.

-Sé que parece que es una mala persona, Ana, pero en el fondo no es tan mala.-Arqueé una ceja mirando de nuevo a Danny.-Si fuera una mala persona no me juntaría con ella. Lo que te hizo estuvo mal, pero solo se quedó en una tontería.

Suspiré negando levemente con mi cabeza y me levanté de la silla.

-Tu sabrás lo que haces.-Fue lo último que dije mientras me encogía de hombros. Salí de la cocina notando el paso del chico detrás de mi y cogí la bolsa de ropa que había comprado mientras Marie me miraba con una sonrisa. De repente la rubia se levantó del sofá y se interpuso entre las escaleras y yo.-¿Necesitas algo?

-Sí, quería disculparme.-Comentó con una sonrisa.-De mi parte y de parte de Amy. Pensamos que sería divertido y te lo tomarías a broma de iniciación. Ya sabes, chica nueva y todo eso.

-He hecho bromas de iniciación.-Expliqué.-En ninguna se me ocurrió drogar a nadie.

-Anabeth.-Me llamó Marie.-Acepta mis disculpas y sigamos siendo amigas.

-Nunca tuviste mucha predisposición a que fuéramos amigas, que se diga.-Me crucé he brazos.-¿Tienes interés ahora?

-Te aseguro que no quieres problemas conmigo.-Susurró acercándose mínimamente a mi. Reí de forma sarcástica.

-Tu tampoco los quieres conmigo.-Susurré de vuelta. Ambas nos dimos cuenta que Danny se sentó en el sofá mientras nos miraba y solté una pequeña sonrisa.-Gracias por disculparte. Disculpas aceptadas, Marie. Ahora, ¿me dejarías subir las escaleras?

La rubia se apartó con una sonrisa y yo subí las escaleras para ir a mi habitación después de rodar los ojos cuando me aseguré que estaba cien por cien de espaldas a ella.

Dejé la bolsa de papel en el suelo y me dispuse a estudiar, aunque después de unos veinte minutos sin poder concentrarme decidí dejarlo estar y pensar que hacer.

Josh estaba durmiendo la siesta. Despertarle para que se pusiera modo gruñón y molestarle siempre era un buen plan. Solía hacerlo mucho cuando éramos pequeños, aunque mamá siempre me acababa regañando porque Josh se inventaba que dormía mal por las noches. En el fondo valía la pena.

Pasar tiempo con Danny era una opción que descarté al momento, ya que mientras Marie estuviera a su alrededor no me sentía bienvenida por parte de ninguno de los dos. Tampoco es que quisiera estarlo, no quería estrechar lazos con ella. Había convivido mucho con Freya como para cazar a simple vista quien era una persona de fiar y quien no. Y Marie Sullivan había hecho saltar todos mis escáneres de red flags.

La última opción era Ryan. Era una compañía agradable con la que estar. No es que fuese el chico más serio del mundo, aunque si hacía falta ponerse serio lo hacía de maravilla, pero que fuera infantil la mayoría del tiempo hacía que te despejaras y te ayudaba a estar en las nubes un rato.

Me levanté del escritorio sin recoger los apuntes de química y caminé por el pasillo hasta la habitación de Ryan. Toqué a la puerta y no le escuché responder, pero tenía la televisión de su habitación puesta, así que me atreví a entrar. Estaba sentado en la cama con el pijama viendo la televisión. Se dio cuenta de mi presencia en cuanto cerré la puerta.

-¡Ey! Hola.-Se echó un poco hacia el lateral de la cama.-Bienvenida a mi cueva.

Reí y me quité los zapatos para sentarme a su lado. Miré a la televisión y arqueé una ceja mientras sonreía al ver lo que había puesto. Estaba a punto de decir algo, pero el chico me cortó.

-Es una serie de televisión que deja muchas enseñanzas y moralejas.-Explicó con una sonrisa.

-¿Qué enseñanzas y moralejas puede dejar Phineas y Ferb, Ry?-Pregunté de forma irónica.

-Dime, ¿qué te trae por mi habitación?

-Estaba intentando estudiar pero no lograba concentrarme.-Ryan puso una mueca de confusión. No poder concentrarme era raro en mi. Le extrañaba a él y me extrañaba a mi.-Josh está durmiendo la siesta como siempre y Danny está abajo. Con Marie.

-Así que por eso no puedes concentrarte.-Abrí la boca para replicar y preguntar a que se refería, pero él se me adelantó.-No te preocupes. Yo también me sentiría incómodo si alguien que me drogó estuviera en casa.

Mis músculos se relajaron de repente. Por un momento había pensado que había descubierto que Danny y yo nos habíamos besado y estaba intentando decir que no podía estudiar porqué estaba celosa.

-La relación de Danny y Marie es...

-Complicada.-Terminé su frase.-Eso me ha dicho él.

-Marie y Danny son una droga de la que no se pueden despegar.-Explicó Ry.-Ninguno busca una relación, así que llevan de maravilla eso de ser amigos con derechos. Josh y yo le hemos dicho mil veces a Danny que se acabará enamorando, pero no nos escucha.

-Ahí le comprendo.-Reí.-Tiene que ser complicado enamorarse de Marie Sullivan.

-Nunca he dicho que se fuera a enamorar de Marie.-Apreté los labios.-Simplemente se enamorará. Algún día. A todos nos llega.

-¿Tú te has enamorado alguna vez?-Pregunté con cautela rezando por no estar tocando un tema sensible.

Ryan esbozó una sonrisa. Sí, había tocado un tema sensible.

Reconocía esa sonrisa. La sonrisa triste de lado que se te queda cuando alguien a quien quiere te miente. Cuando te das cuenta que ese alguien no te hace bien. Cuando entiendes que quizá no sois el uno para el otro aunque quisieras serlo con todas tus fuerzas.

Cuando todo termina mal.

Era la única mueca que yo era capaz de esbozar cuando pensaba en Austin.

-Una vez.-Respondió. Me sorprendí. Creí que me pediría que lo dejara pasar.-No acabó bien.

-Entiendo, créeme.-Sonreí de vuelta con esa sonrisa triste de medio lado.-¿Cómo se llamaba?

-Helen.-Respondió mirándome a los ojos.-¿El tuyo?

Él también sabía reconocer la sonrisa triste.

-Austin.-Respondí. Ryan volvió la vista a la televisión y yo me decanté por tumbarme.-Padres horribles y corazones rotos. Parecemos una telenovela de mal gusto.

-Y la intrusa.-Dijo Ryan señalando a la puerta. Reí al entender que se refería a Marie.-Si te sirve de consuelo, tu me caes mejor.

Miré al chico riendo y le di un golpe en la pierna con mi pie. Miré la hora por un momento y vi que eran las cuatro de la tarde. Me mordí el labio y cogí mi móvil.

-Voy a llamar a mi madre, antes de que se haga más tarde.-Ryan asintió y yo me acerqué a la puerta. La abrí y me dispuse a salir. Pero Ryan me lo impidió.

-No te rayes mucho por Marie y Danny.-Comentó Danny.-En el fondo nos prefiere a nosotros tres.

-Vosotros dos.-Puntualicé.-Yo acabo de llegar.

Ryan iba a decir algo, pero yo simplemente sonreí y salí de su habitación.

Por ese lado quizá entendía a Marie. Yo había llegado nueva, de repente. Y estaba viviendo con alguien que, en el fondo, de una forma u otra, a ella le importaba. Supongo que no era la situación ideal para vivir. Seguramente me veía como una intrusa en su vida, o más bien en la vida de su novio. O lo que narices fuera Danny para ella.

Pero yo no había pedido venir. Ni había pedido vivir con Danny. Yo venía con la idea de vivir con mi abuela y con mi hermano. ¿Qué culpa tenía yo de haber acabado aquí? ¿Qué culpa tenía yo de que ella no confiara en Danny?

Tampoco puedo hablar mucho de eso. Le besé.

Entré en mi habitación y marqué el número de mi madre en mi teléfono.

-Hola Annie.-Contestó mamá tras solamente dos tonos de espera. Puse el altavoz.

-¡No me llames así!-Recriminé riendo.-Espero que no sea muy tarde por allí. Aquí solo son las cuatro de la tarde.

-Son las once de la mañana, Ana. Estoy acabando de preparar la comida para dejarla hecha e irme a trabajar.-Explicó mamá entre risas. Esto de la diferencia horaria iba a acabar volviéndonos locas.-¿Cómo va todo por allí? ¿Es complicado convivir con la abuela y Josh otra vez?

Oh mierda...

No recordaba ese detalle.

-Que va, para nada.-Mentí. Danny apareció por la puerta y abrió la boca para preguntarme algo. Levanté la mano y pedí que esperara.-Te sorprenderías. La abuela se pasa casi todo el día fuera de casa haciendo punto de cruz y manualidades con sus amigas.

Danny se contuvo para no soltar una risa y yo le enseñé el dedo de en medio. Ni si quiera me molesté en quitar el altavoz. Tampoco iba a hablar nada personal con mi madre. Al menos esa no era mi intención.

-¿Quién lo iba a decir?-Comentó mamá de nuevo entre risas.-El instituto supongo que va bien. ¿Te tratan bien? ¿Has hecho amigos?

-Sí, el instituto va genial.-Respondí.-He hecho un par de amigos. Se llaman Amelie y Ethan. Creo que te hablé de ellos hace unos días.

Danny intentó levantar una ceja de confusión pero, como él mismo decidía, no sabía hacerlo, así que acabó levantando las dos. Tuve que morderme la lengua para evitar estallar en carcajadas.

-Me alegra que no estés por ahí sola amor, después de todo lo que pasó...-Mamá soltó un suspiro.

-Mamá, vas a llegar tarde al trabajo, llámame cuando salgas, ¿si?-Mamá asintió con un tono de voz preocupado. No se había dado cuenta de la hora.-No te preocupes mamá. Hablamos más tarde. Pasa un buen día. Te quiero.

-Llama a tu hermana. Te quiero.-Mamá cortó la llamada y tiré el móvil encima de la cama. Miré a Danny sentado en la silla de mi escritorio.

-¿Se te ofrece algo?-Pregunté con una sonrisa mientras me cruzaba de brazos. Danny dio una vuelta en la silla.

-¿No le has hablado a tu madre de mí?-Cuestionó fingiendo un puchero.

-Ni de ti, ni de Ryan.-Contesté.-Si mamá se entera que vivo con Josh y dos chicos más comprará un jet privado para venir a buscarme ella misma. Después de lo que pasó con Austin es una maníaca.

-Tampoco le has dicho que somos tus amigos.-Eso era cierto. Podría haberlo dicho perfectamente. Supongo que que mamá fuera una maníaca después de lo de Austin me estaba volviendo maníaca a mí.-Entiendo que si te has enamorado de mí no quieras decir que somos amigos.

Reí sarcástica sentándome en la cama.

-¿Te has hecho ya el test de la clamidia?-Pregunté haciéndole reír.-Ya te gustaría a ti que estuviese enamorada de ti.

Danny se levantó de la silla con una sonrisa y caminó hasta quedar delante de mi. Se arrodilló para quedar más a mi altura y yo levanté la ceja.

-No la traeré más.-Explicó.-A Marie. No la traeré más a casa.-Suspiré.

-Danny, de verdad que me da igual.-Repliqué.-Es tu amiga, o lo que sea.

-Definitivamente igual no te da.-El ojiazul rio casi a carcajadas.-Casi saltáis encima de la otra dispuestas a arrancaros los ojos. Tenía el teléfono preparado por si había algún problema.

Negué con la cabeza mientras reía de forma genuina y ambos nos quedamos callados unos segundos. Sonreí apartando un mechón de pelo de la cara.

Danny empezó a levantarse poco a poco y a la vez se fue inclinando. Cada vez estaba más cerca de mi cara y creo que él podía sentir mi respiración al igual que yo podía sentir la suya. Este momento me estaba trayendo muchos flashabacks. O mejor dicho, un flashback en concreto.

No, otra vez no.

Me alejé un poco con una sonrisa intentando no volver la situación incómoda. Danny rio levantándose del suelo por completo.

-La costumbre.-Comentó de forma humorística haciéndome reír de nuevo.-En fin, yo venía a preguntar si te importaría dejarme tus apuntes de química. Me los dejé en la taquilla y necesito hacer los deberes.

-Son aquellos de la carpeta verde.-Señalé al escritorio. Danny se acercó y cogió la capeta que le indiqué.-Puedes quedártelos hasta el martes, si lo necesitas.

-Un placer traficar apuntes contigo.-Bromeó saliendo de mi habitación.

Me puse las manos en la cara y suspiré de forma pesada. Me tiré en la cama y me quedé un rato mirando al techo. Había salido con Amelie para despejarme y la cosa había ido a peor.

Exámenes terminados = he vuelto :)

Honestly, siendo que estoy desarrollando mejor la historia de Ana y Danny :') Noto mi propia madurez a la hora de escribir.

Estoy en una clase virtual y debería prestar atención, así que voy a dejar esto por aquí y voy a estudiar antes de perderme al 100% :)

Espero que hayáis disfrutado del capítulo <3

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