CAPÍTULO 7

Law miró la lista de juegos que constituían las llamadas Cucañas. De esa lista podrían elegir los juegos en los que quisieran participar. Pero claro, tenía que examinar en cuales Luffy estaría apto para ser partícipe sin dificultad y no es que hubiera mucho donde elegir con ese pretexto.

-- A ver, por lo que estoy viendo los juegos ideales para ti serían: "Encuentra la moneda en la harina", "Pesca la manzana", "Rompe la piñata", " La gallinita ciega" y quizá "Tira de la cuerda". Pero esta última la miro algo peligroso puesto que si alguien tropezara delante tuya no lo verías venir y acabarías mal.

-- Te falta uno.

-- ¿Qué dices? Esos son todos los mejores que encontré para...

-- Torao he jugado mil veces a las cucañas desde que era un niño. Se perfectamente que te estás saltando uno. -- Sonrió burlón cruzándose de brazos.

A su compañero comenzaron a sudarle la nuca y las manos.

-- Que va...

-- ¡"El juego del Pan bañado en chocolate"! ¡Es el más divertido! ¡Y además es por parejas!

-- Ya te dije que yo no participaré en ninguna actividad. No me gustan esas cosas. Y además no me apetece embarrarme toda la cara y la ropa de chocolate.

-- Lo que pasa es que no quieres comer pan.

-- También.

-- Gallina.

-- ¿Y eso a qué viene?

-- A que te da miedo perder por eso no participarás.

-- ¡No participaré porque no quiero comer pan ni mancharme!

-- Ya claro. -- Habló con burla en la voz.

-- Di y piensa lo que quieras, no me vas a convencer.

*Media hora más tarde*

Vio por última vez a su compañero con los ojos ya vendados, aunque innecesariamente, y con las manos echadas hacia atrás como él. Y sintió como le ponían a él también una venda sobre los ojos.

El juego era simple. Consistía en coger los trozos de pan que se encontraban en un plato, mojarlos en una olla de chocolate, y dárselos a comer al compañero. ¿La dificultad del juego? Que no se permitía ni ver ni usar las manos. Y aparte ambos tenían que comer por lo que tenían que organizarse para hacer los turnos.

Sabía que saldría de allí más embarrado de chocolate que otra cosa. Solo deseaba que eso acabara pronto.

El silbato sonó y todas las parejas participantes comenzaron a buscar a tientas con la boca los alimentos. Enseguida se convirtió en un verdadero caos de risas.

Algunos comenzaron a hacer trampa usando las manos, otros robaban los alimentos del adversario, había quien daba de comer a quien no era... Y al final todo acabó en una sucesión de carcajadas, por parte de todos.

Cuando el juego finalizó y dieron por ganadoras a dos muchachas completamente manchadas de pies a cabeza, Law al fin se quitó la venda.

No pudo evitar estallar en carcajadas ante la cara completamente embarrada de Luffy. Tenía las mejillas, el cuello, las orejas, el pelo y hasta la venda que aun tapaba sus ojos, completamente manchados de chocolate. Por no mencionar su jersey.

-- ¡No te rías que tú estarás igual que yo! -- Sin embargo también soltó una carcajada.

-- Anda, vamos a lavarnos que parecemos dos cerdos salidos del cortello.

Lo ayudó a levantarse y le quitó la venda de los ojos para luego dirigirlos hasta el baño.

****

Después de una intensiva tarde de juegos por parte de Luffy, pues Law ya había tenido suficiente con el pan de chocolate, volvieron al local.

El jersey del menor era un completo desastre. Manchado completamente de chocolate, harina y tierra.

Si las manchas no salían al lavarlo tendría que darle el retiro.

Su cabello no se encontraba mejor, lo tenía alborotado, enudado y manchado de chocolate y harina también. Un completo desastre.

Sin embargo él no podía ir más sonriente y feliz. Se lo había pasado genial como siempre que participaba en los juegos de las cucañas. Era una pena que esa vez no hubiera podido participar en todos, pero aun así los pocos en los que había sido partícipe lo habían dejado muy contento y satisfecho. Aunque por supuesto no había ganado ni uno.

-- ¡Ahora al caraoque! -- Exclamó entusiasmado. -- Será mejor que te tapes los oídos Torao.

-- Lo se, tu padre ya me advirtió lo "bien" que cantas. -- Comentó con sarcasmo.

-- Te van a sangrar los oídos. -- Soltó una carcajada. -- Pero aunque cante mal es divertido hacerlo. Tú no vas a participar. ¿Verdad?

-- Ya te he dicho que no me gustan esas cosas y ya tuve suficiente con el pan bañado en chocolate.

Luffy volvió a estallar en carcajadas una vez más.

-- Que raro eres Torao.

-- ¿Raro yo? Habló el infantil.

Ambos soltaron una risotada y el más joven no se demoró más en echar a correr hacia la zona de participantes. Por suerte en ese momento no había mucha gente por medio por lo que no tropezó con nadie en el camino.

Mientras tanto Law ya se había sentado en una de las mesas del público para poder ver al desastre de su amigo en el escenario mientras tomaba algo. Un café le sentaría bien.

****

Tanto padre como hijo tenían razón. Le dolían los oídos. La voz del muchacho al cantar era demasiado desafinada. Se imaginó a un cuervo graznando y le pareció la comparación perfecta.

Sin embargo el mal talento de su amigo al cantar que le reventaba los tímpanos, era aliviado por la simple visión del chico disfrutando de su actividad. Se notaba que a pesar de saber que estaba haciendo un poco el ridículo, se lo estaba pasando bien. Y es que eso era a lo que habían venido. A divertirse, sin importar lo que los demás pensaran. Y a fin de cuentas ¿qué le podía pedir de más a un niño que había perdido tanto y aun así seguía sonriendo?

Pues lo único que le podría pedir era que no borrara jamás esa hermosa y reluciente sonrisa.

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