CAPÍTULO 3
-- ¡Ya estoy harto de vuestras mierdas! ¡Dejadme en paz de una maldita vez, joder!
-- ¡Luffy deja de comportarte como un crío!
-- ¿Qué yo me comporto como un crío? ¡Eres tú el que me trata como si aun tuviera 7 años! -- Alzó aun más la voz cabreado. -- ¡Qué soy ciego no retrasado, joder! ¡Haber si os entra en la p*ta cabeza!
Cogió el arnés y la correa de los perros y se dirigió a la salida.
-- ¿A dónde vas?
Su hermano mayor lo miró cabreado y desconcertado al mismo tiempo.
-- ¡Voy a dar una vuelta! ¡Me llevo a los perros!
Y sin más salió de la casa dando un portazo.
-- ¡Chopper! ¡Dobby!
El primer nombrado no tardó en aparecer abalanzándose sobre él sin cuidado alguno. Tras la caída del muchacho empezó a lamerle la cara sin parar de mover el rabo feliz.
Mientras tanto el otro animal se acercó tranquilamente y con parsimonia. El labrador era más calmado.
Luffy le puso la correa a Chopper y el arnés a Dobby para acto seguido emprender camino al parque.
Pasear un poco con los perros le quitaría los nervios de encima después de la disputa con su hermano.
Ante las prisas se había olvidado cambiarse de ropa y coger algún abrigo para la fría tarde nevada, también se le habían olvidado las gafas, pero ya no iba a dar vuelta. Prefería pasar frío con su gordo jersey de lana y sus vaqueros largos.
Llegó al parque infantil a sabiendas de que a esas horas y con esa temperatura no habría niños. Se sentó en uno de los columpios, estuvo a punto de caer ante el acto, pero logró equilibrarse a tiempo.
Dejó a los perros libres para que anduvieran por el lugar y en seguida escuchó la incesante carrera del hiperactivo animal de pelaje marrón.
Empezó a columpiarse para entrar un poco en calor, aunque no tuvo demasiado éxito.
Escuchó de pronto las risas de unos niños y poco después una voz.
-- Mira que te gusta pasar frío.
Sonrió al reconocerlo.
-- ¿Acaso me sigues?
-- ¿Yo? Que va.
-- Eres un acosador. -- Dijo burlón.
Law soltó una pequeña carcajada y negó con la cabeza.
-- Salí a dar una vuelta con mi hermana y con mi prima y al ver el parque ya no hubo quien las detuvie... ¡Ehh, Lami, Sugar, no salgáis del parque!
Luffy sonrió más ampliamente al escuchar como su amigo salia corriendo para regañar a las niñas.
Se imaginaba como sería. Lo había hecho varias veces. En ocasiones se lo imaginaba rubio de ojos castaños, otras moreno de ojos verdes, en alguna ocasión pensó que podría ser pelirrojo con la cara llena de pecas... Tendría que preguntárselo algún día.
-- ¡Aghh, esos monstruitos me matan!
Luffy soltó una pequeña risa.
-- Pobres, solo quieren jugar.
-- Son unos diablos.
-- ¿No te gustan los niños? -- Comprendió entonces.
-- La verdad no mucho. A las únicas que soporto por ser familia son a estas dos, el resto se pueden ir a pastar.
Luffy soltó una pequeña carcajada.
-- Que malo er... -- Un fuerte estornudo lo interrumpió. -- Mierda. ¿Tienes un clínex?
Se llevó la mano a la nariz al notar los mocos.
-- Sí, espera.
Tras ofrecerle un pañuelo se sacó el largo chaquetón de franela que llevaba puesto y se lo puso al menor sobre los hombros.
-- ¿Qué haces?
-- Como no te abrigues bien cogerás un resfriado. No se como no te has constipado ya.
-- ¡Soy de hierro!
-- No tiene gracia. Mucha gente ha muerto por estas tonterías. Deberías volver a casa aunque sea un momento para abrigarte mejor.
Luffy notó su repentino cambio de humor.
-- No pienso volver a casa ahora, Ace aun seguirá rezongando.
-- ¿Te ha pasado algo con tu hermano?
-- Tuvimos una disputa antes. Por eso vine aquí, necesitaba despejar la mente. -- Suspiró.
-- ¿Por qué discutisteis?
El moreno menor echó la cabeza hacia atrás sujetándose bien a los grilletes del columpio para no caerse.
-- Porque simplemente me harté de sus gilipolleces. Desde que me quedé ciego tanto él como Sabo me tratan como si fuera un niño inválido y me harta. ¡Joder, que sea ciego no quiere decir que no pueda hacer las cosas por mi mismo! ¡Claro que cuestan más, pero no por eso necesito que estean todo el puñetero día encima de mi como si fuera un bebé!
Se incorporó de golpe dando una patada al suelo de nieve con la punta del zapato.
-- Bueno, es normal que se pongan así, supongo. A fin de cuentas ellos también se tienen que acostumbrar a ti.
-- Ya han pasado 5 meses Law, han tenido tiempo de sobra para adaptarse.
-- Lo mismo podría decir yo de ti. Ayer me confesaste que aun no te acostumbras a tu ceguera.
-- ¡Pero es distinto! -- Llevó la mirada hacia la procedencia de la voz. -- ¡El ciego aquí soy yo no ellos!
-- Ya, pero Luffy a ellos también les ha de costar habituarse. Todo cuenta.
Por pura costumbre el chico desvió la mirada aunque no hubiera nada que pudiera ver. Suspiró.
-- Supongo que tienes razón Torao.
Se llevó las manos a la boca ante la inoportuna mala pronunciación de su apellido. Al cabo de unos instantes no se pudo contener y estalló en carcajadas.
-- ¿Torao? -- Su amigo alzó una ceja desconcertado.
-- Lo siento. -- El chico siguió riendo. -- Quería decir Trafalgar y se me cruzaron los cables.
Mientras Law lo miraba molesto Luffy no podía dejar de reír ante su propia equivocación.
-- Bueno, da igual.
-- Olle no te queda tan mal. Torao, jumm... -- Se llevó una mano a la barbilla pensativo. -- Sí, te voy a llamar Torao, es divertido.
-- ¡Me llamo Law! ¡Trafalgar D Water Law! ¡No me cambies el nombre! ¡No me gustan los motes! -- Protestó el otro.
-- Cálmate Torao, vas a asustar a las niñas y a los perros.
-- ¡Qué me llamo Law!
-- Torao.
Parecía que Luffy había encontrado un nuevo entretenimiento para matar el aburrimiento: Molestar a su amigo.
-- ¡Como me vuelvas a llamar así me importará un mierda que seas ciego! ¡Te tiraré del columpio!
-- Torao.
Luffy sintió como le daban un fuerte empujón que lo mandó de espaldas al suelo. Pero en lugar de quejarse estalló en más carcajadas.
-- Torao, Torao, Torao. -- Canturreó.
-- ¡Aahhhh! ¡Muérete!
Luffy seguía desternillándose. A pesar de no poder verlo se imaginaba sus expresiones de desespero y eso le parecía aun más gracioso.
Law soltó un gran suspiro y sonrió. Por lo menos el chico ya no estaba tan deprimido como solía, eso era bueno. Tendría que acostumbrarse a sus tonterías si quería seguir considerándolo un amigo con quien quedar.
-- Bueno vale, tú ganas. Llámame como quieras. -- Se rindió.
-- Olle Torao.
-- Dime.
-- Eres un buen amigo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top