CAPÍTULO 18

Luffy se separó con cuidado de su amigo rompiendo el beso. En realidad no quería hacerlo, pero necesitaba aclarar las cosas. Muchas cosas.

-- ¿Qué pasa Luf...? 

-- ¿Yo te gusto? -- Lo interrumpió.

Law parpadeó un par de veces incrédulo. ¿Era enserio? ¿Después de besarlo le preguntaba eso?

-- ¿Aún te atreves a preguntarlo? -- Extendió sus brazos para ponerlos en la cintura del chico atrayéndolo hacia sí. -- Luffy ya me has vencido.

-- ¿Qué quieres decir con eso? ¡Sabes que no me gustan las palabras en clave! ¡No soy idiota, pero aun así hay cosas que no entiendo!

El mayor soltó un sonoro suspiró seguido de una pequeña risotada. Eso era cierto, ya se había dado cuenta de que el moreno menor tenía una pequeña incapacidad de entendimiento con algunos conceptos.
Por eso, de la misma forma que él siempre hablaba directo y sin rodeos, necesitaba que el resto también lo hicieran.

-- Sí Luffy, me gustas.

El aludido sonrió ampliamente, pero en lugar de reaccionar euforicamente como se esperó el ojeroso, Luffy se echó un poco para atrás en el árbol y acto seguido recostó su cabeza en el pecho de Law. Seguía sonriendo, pero el mayor se percató que lo que mostraba era tristeza y nostalgia.

-- Pero esto no cambia nada. -- Murmuró.

-- ¿Qué quieres decir?

-- Después de todo lo que pasó... anoche... -- Suspiró. -- Hasta Sabo a decidido dejar de quedar con su novia por esta semana, para estar con nosotros... En realidad ni siquiera debería estar aquí, solo salí un rato por que necesitaba tomar el aire y pensar...

-- Ya, sería una gran falta de respeto aparecer todos felices declarando que somos novios con todo por lo que estáis pasando. -- Comprendió Law desilusionado.

-- Sí, eso y que ni siquiera yo estoy ahora de humor para andar con estas tonterías. Es decir, solo puedo pensar en mamá y en mis hermanos... en mi familia. -- Las lágrimas lo asaltaron sorprendiéndolo. -- Ace está destrozado, pero finge estar bien para no preocuparnos. Sabo no está mejor. Papá ni siquiera ha estado demasiado tiempo en casa, ha vuelto al hospital corriendo y no nos cuenta prácticamente nada. Los tíos están siempre fuera, como intentando malamente desentenderse de todo... y Rebecca simplemente ya no sabe que hacer para que deje de llorar a cada rato...

Soltó un sollozó escondiendo la cara en el pecho de su amigo, mojando su jersey. Ya se estaba habituando a usarlo como su Hash de consuelo.

-- Luffy...

¿Qué podía decir? Nada. No tenía palabras para alentar al menor, así que simplemente se limitó a abrazarlo aportándole todo su apoyo.

Al cabo de un rato se percató de que el llanto había cesado y cuando bajó la vista vio a su ''Pequeño Desastre'' dormido aun con la cara escondida en su pecho.

Lo cogió con delicadeza y cuidado de no despertarlo, se dio la vuelta apoyando la espalda contra el tronco y apoyó a su amigo en su regazo arropándolo con sus brazos.

Él también echaría una cabezadita, lo necesitaba. Solo esperaba no caerse del árbol durante el sueño. Eso sería atroz, demasiado doloroso.

****

Sintió que le faltaba algo y acto seguido un fuerte ruido seguido de otro aun peor. Abrió los ojos como platos despertando sobresaltado y no tardó en darse cuenta, horrorizado, del por qué de su despertar.

El inquieto de Luffy se había resbalado de su regazo y había caído de la rama al suelo. Pudo ver como éste se sobaba la cabeza y cadera dolorido.

-- ¡Luffy! ¿Estás bien?

-- Sí...-- Por su voz y su cara aun estaba algo aturdido.

Y es que, no era muy común ni agradable despertarse por un golpe proporcionado de una caída. Menos mal que era de cabeza dura, como él decía, sino ya estaría más que muerto, o por lo menos para hospital.

El mayor se apresuró a bajar del árbol y corrió en el auxilio de su amigo. Mientras se maldecía a sí mismo por ser tan estúpido de quedarse dormido con él en un árbol.

¿Pero a quién se le ocurre? ¡Podrían haber bajado al césped y dormir ahí bajo la sombra del olmo! Desde luego la actitud de su amigo lo estaba contagiando.

****

Entró a su habitación y lo primero que sintió fueron los brazos de su prima que casi lo tira.

-- ¿Dónde estabas? ¡Me preocupaste! ¡Aparte me dijiste que te quedarías en casa conmigo y me dejaste sola!

-- ¿Cómo que sola? ¿Y mis hermanos?

-- Se han ido al hospital, ya estaban hartos de estar en ascuas así que le van a preguntar a los propios médicos qué diablos pasa. -- Suspiró. -- Me dijeron que me quedara por si venías.

-- Esos imbéciles. Podrían haberte dejado ir con ellos. No me va a ha pasar nada por quedarme solo en casa. -- Bufó frustrado dejando su sombrero en la mesilla.

-- ¿Y no te da miedo?

-- ¡Es mi casa! ¿Cómo diablos me va a dar miedo?

-- Porque el pasillo es tétrico y las puertas chirrían. ¡Parece la típica casa que ponen en las pelis de terror! ¿Por qué diablos me dejasteis sola? ¿Sabes lo terrible que es...?

-- Eres una exagerada. -- La interrumpió algo molesto, y acto seguido sonrió burlón. -- Miedica.

-- ¡Yo no soy miedica! ¡Es tu casa la que da miedo! -- Hizo un puchero con los labios cruzándose de brazos.

Observó entonces como su primo se quitaba la camiseta dejando ver su trabajado pecho y acto seguido se dispuso a salir de la habitación.

-- ¿Te vas a duchar? -- Intuyó la muchacha.

-- Sep.

La pelirosa no se molestó más y se tumbó en la cama grande mientras jugaba a algo con su móvil.

Al cabo de un rato la puerta se volvió a abrir indicándole que su primo había vuelto.

-- ¿Enana me pasas el pantalón del pijama? Por fa.

El chico no tardó en sentir una sacudida en la cara y se llevó las manos a esta para coger la prenda y ponérsela. 

-- Que poco escrupuloso eres al entrar así en calzones.

-- Para empezar es mi habitación y además somos primos. Nos conocemos desde siempre, no es como que no hallas visto nada nuevo.

-- Touché. -- Lo miró sonriente. -- Venga, que no soy idiota. Dime ya que te pasa.

El aludido acabó de ponerse el pantalón y suspiró. Echó a caminar hasta la cama y se tiró en esta tumbándose junto a su amiga.

-- A ti no hay quien te oculte nada. ¿Eh? -- Sonrió.

-- ¡Por supuesto que no, te conozco de siempre! ¡Se cuando estás mal!  Aunque he de reconocerlo, cuando quieres, lo disimulas muy bien.

El mayor de los dos soltó una pequeña carcajada. Finalmente se resignó. ¿Qué más daba? Era Rebecca, probablemente la única persona capaz de saber más de él que nadie. Era a la que más confianza le tenía.

-- Hoy me confesé, por así decirlo, a Torao.

-- ¡¿He?! -- La chica se giró a verlo sorprendida.

-- ¡Y antes de que digas nada, no, no somos novios!

-- ¿Entonces te rechazó? -- Esta vez palideció. No le deseaba a su primo otra preocupación más.

-- No, al revés. ¡Le gusto! -- Sonrió entusiasmado.

-- ¿Pero entonces? ¡No entiendo nada!

-- Le dije que no quería ser su novio, al menos no de momento. Que siguiéramos siendo amigos hasta que toda esta mierda pasara.

Rebecca abrió los ojos como platos al oírlo. Ahora quería matarlo. Ahorcarlo con sus propias manos se le hacía muy tentador.

-- ¡¿Que hiciste qué?! ¡¿Pero por qué?! ¡Si él a ti te gusta mucho!

-- ¡Porque no es plan Rebecca! ¡Mi madre está empeorando, mis hermanos están mal, el resto de la familia también! ¡No es plan para venir ahora con la mierda del rollo de enamorados! ¡A parte ni siquiera yo tengo ganas de eso! -- Suspiró llevándose las manos a la cara frustrado.

-- ¿Sabes? Eres incomprensible. Primero te desolabas y estresabas por el hecho de estar enamorado y querer ser correspondido, luego resulta que tú finalmente te confiesas... ¿Y aun así ahora lo rechazas? ¿Como se come eso? ¡Es que no lo entiendo!

-- ¡Pues quizá cuando tu madre se quede en coma, tu padre no te haga ni puto caso y tus hermanos te traten como a un niño de 7 años, a lo mejor entonces lo entenderás!

La muchacha se quedó perpleja ante la respuesta, pero no dijo nada. Realmente la había dejado sin palabras.

Salió de la habitación para ir a ver la televisión al salón, dejando a su primo solo en el cuarto.

El ambiente era realmente tenso, tanto fuera como dentro del dormitorio, y para más inri la estancia a la que se adentró resultaba demasiado solitaria. Era una sensación horrible, simplemente horrible.

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Bueno, la razón de esta nota de autora es avisar de que ya empecé el curso, ¿Por qué la vida es tan cruel?  Snif:'(  Así que es muy probable que dentro de poco empiece a relantizar las actuaciones a causa, ovbiamente, de la falta de tiempo por deberes y estudio.

Y por cierto, tardé más de lo habitual, lo sé. Pero es que esta semana fue demasiado loca y genial como para siquiera pensar en escribir algo XD. Es que simplemente no podía estar quieta de la euforia jajajaja.

Ez que mi hermanita mayo, después de un año entero sin verla, ha venido a pasar esta semana con mi family y es a lo SIIII. :'D

Bueno y ya no molesto más que se que las notas de autora son muy horribles y aburridas. (Por eso nunca las pongo). Así que Bye.

Bye.

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