CAPÍTULO 14

Luffy cogió un trozo de pescado, lo puso en el tenedor y lo lanzó al lugar de donde había recibido el primer ataque.

Su primo Bartolomeo esquivó el trozo por los pelos y al moverse provocó que el trozo impactara contra el ojo de Cavendish.

-- ¡Mierda Luffy! ¿Quieres dejarme ciego a mi también? -- Protestó el lesionado sobándose el ojo.

-- Ui ¿Te di a ti? Quería darle a tu herman...

Fue interrumpido por el siguiente trozo de comida volador que dio de lleno en su boca provocándole un ataque de tos.

-- ¡Ole mi puntería! -- Exclamó el peliverde divertido.

-- ¡Serás imbécil! ¡Casi me ahogas! ¡Ahora verás!

El muchacho cogió otro trozo de pescado y se dispuso a lanzarlo con el tenedor, pero el golpe en la cabeza, propinado por su padre, lo detuvo.

-- ¿Queréis estaros quietos de una vez? ¡Estamos comiendo! ¡No es momento de jugar!

-- Aish, perdón.

El chico se sobó la cabeza dolorido, donde ya notaba el pequeño chichón, mientras oía las carcajadas de sus hermanos y sus primos.

Una vez todos se hubieron calmado siguieron comiendo mientras los más jóvenes seguían gastándose bromas pesadas y recibiendo la bronca de sus padres.

En la hora del postre la comida, o más bien el envoltorio de los bombones, volaban de un lado a otro aterrizando en la cara de todos los compinches.

-- Que desastre. ¿Y estos quieren independizarse pronto? -- Se burló Shanks mirando a los chicos divertido.

Mientras recordaba cuando aun eran unos niños y en lugar de lanzarse cosas, se levantaban de la mesa y armaban escándalo por todo el salón revolucionados.

-- Siguen siendo unos niños. -- Sonrió su mujer de cabellos verdes apoyando la cabeza en su hombro.

El timbre, que resonó por toda la casa, llamó la atención de los mayores y Dragon no tardó en ir a abrir la puerta.

Nada más asomarse a ver quien era se sorprendió al encontrarse con el hijo del doctor Trafalgar. Se fijó en que en sus manos sostenía el sombrero de paja que sabía de sobra que pertenecía al menor de sus hijos. 

-- Hombre Law, cuanto tiempo. ¿Qué te trae por aquí?

-- Vine a devolverle el sombrero a Luffy, que el otro día lo perdió por mi culpa. ¿Podría dárselo de mi parte?

-- Mejor daselo tú. Pero no te quedes ahí, entra hombre. -- Dragon se hizo a un lado para dejar pasar a su invitado. -- Estamos tomando el postre. ¿Te apetece quedarte un rato?

-- No, no hace falta, le daré el sombrero a Luffy y me iré. No quiero causar molestias.

-- No lo haces, además tu familia y tú nos habeis ayudado mucho, lo menos que puedo hacer es invitarte a un café.

-- No es necesario en serio.

--Que sí hombre.

El mayor le dio un leve empujón para luego dirigirlo hasta el salón donde se encontraba toda la familia reunida.

Ace y Sabo, como si se hubieran puesto de acuerdo en ese mismo instante, escupieron el contenido de su vaso al ver al recién llegado. Se giraron como resortes a ver a su hermano, ya que sabían que la cara que pondría este al percatarse de la presencia del ojeroso, sería muy épica.

-- Buenas tardes. -- Saludó el joven algo incómodo por todas las miradas curiosas que tenía sobre él.

Luffy se quedó algo cuadrado al escuchar la voz del que lo tenía tan encandilado. ¿Qué diablos estaba haciendo Law allí?

Pudo escuchar las risas bajas de sus hermanos, los cuales se tapaban la boca con las manos para no estallar en carcajadas. Como habían predicho, la cara de su hermano era para foto.

-- ¿Quien eres tú? -- Su primo de cabellos dorados no podía ser más descarado.

Aunque no tardó en recibir una colleja por parte de su madre.

-- Me llamo Trafalgar D Water Law y...

-- Es el chico que nos ayudó y nos sigue ayudando en el hospital. Siéntate, te pondré una taza de café.

-- Ah, pero yo no voy...

A quedarme. Acabó su frase mentalmente mientras veía como el hombre ya salía del lugar decidido.

Suspiró frustrado sentándose en el asiento libre. Estaba claro de quien había heredado Luffy lo de no recibir un ''No'' por respuesta.

-- ¿Qué haces aquí Torao? -- Luffy trató de no aparentar nerviosismo.

Porque así era como se sentía, nervioso. Estaba con su enamorado teniendo a toda su familia presente. Para colmo si ya le iba a resultar difícil soltar la noticia que tenía pensada delante de todos, ahora con él delante le sería imposible.

¡Pues a la mierda todo! Pensó frustrado. Prefería mantenerlo oculto para siempre que pasar la gran vergüenza que pasaría si lo anunciaba con él delante.

-- Vine a traerte tu sombrero.

El mayor se incorporó para ponerle el sombrero de paja sobre la cabeza.

-- No me fastidies, que volviste a perder mi sombrero. -- Se burló su tío pelirrojo.

-- ¡Esta vez no fue mi culpa!

-- Ya claro. -- Soltó una pequeña carcajada.

Luffy hizo un puchero con los labios y se cruzó de brazos cual niño pequeño provocando la risa de muchos y la suya propia.

Un nuevo envoltorio de caramelo o bombón de chocolate, salió bolando de la mano del peliverde para estamparse en su cara.

En cuanto lo encontró el moreno se puso de pie en la silla y se estiró en la mesa para intentar meterle el papel en la boca a su primo como venganza.
-- ¡Ahh! ¡Luffy estate quieto!

-- ¡Come ostia!

Mientras los chicos seguían con su guerra infantil los demás se reían a carcajadas ante la escena.

Law allí se empezó a sentir un poco excluido. Como que allí sobraba una persona tan seria y educada entre una familia tan alborotadora. O al menos eso pensaba.

Y él que había pensado que su familia era un desmadre por alguna de las tontería o peleas infantiles que tenían sus tíos... Pero eso no era nada en comparación con lo que ahora veía.

Sin embargo también le sacó una sonrisa el hecho de ver a Luffy tan entusiasmado mientras hacía sus gamberradas con sus primos.

****

-- Vah, ¿Jugamos a «Recuerdas»? -- Propuso Rebecca alegre.

Tanto primos como hermanos se giraron a ver a los mayores quienes finalmente aceptaron.

-- ¿Qué juego es ese? -- Law los miró curioso mientras removía su café con la cuchara.

-- Es un juego que nos inventamos Sabo y yo para matar el aburrimiento cuando estábamos así todos reunidos.

-- Al final se ha vuelto algo tradición jugar a esto con la familia. -- Sonrió Luffy.

-- ¿Y de que va el juego?

-- Pues simplemente es que por ejemplo, tienes que elegir a una persona y dices «¿Recuerdas cuando...?» y entonces el más rápido que se acuerde de algo gracioso que hiciera la persona escogida, lo grita y empezamos a hablar de la anécdota hasta aburrirnos y buscar a otro. -- Explicó Rebecca. -- Parece una tontería, pero al final siempre acabamos partiéndonos de la risa.

-- ¿Bueno qué? ¿Empezamos o qué?

-- ¡Me pido primer! -- Exclamó la pelirrosa mientras comenzaba a ver para todos. -- ¡Ace! ¿Recuerdas cuando...?

-- ¡Pensaste que habías matado al perro y te pasaste toda la tarde alterado! -- Luffy estalló en carcajadas al rememorarlo.

-- Ostia, ese día fue épico. -- Exclamó Sabo aguantando la risa.

-- Ya pensé que tendría que compraros otro perro. -- Sonrió Dragon.

-- Calla que fue uno de los peores días de mi vida. -- Ace se tapó la cara avergonzado. -- Pobre Chopper, casi lo mando al otro barrio.

-- Joder.

Todos se encontraban ya en plena crisis de no morir de la risa. Una vez se hubieron calmado siguieron jugando hasta que le tocó el turno a Luffy.

-- Luffy, ¿Recuerdas cuando...?

-- ¡Casi dejas embarazada a Nami! --Exclamó Bartolomeo.

Law abrió los ojos como platos al oírlo.

-- Oh mierda, de todas las cosas vergonzosas que me han pasado en la vida... ¿Tenía que ser esa? -- Protestó ya rojo de la vergüenza al recordar.

-- Buah, ese día casi te mato a ti. Es que era para tirarte por la ventana. -- Comentó Ace burlón.

-- Gracias, que considerado eres.

-- ¡Es que es la verdad! ¡Todo el mundo sabe que hay que revisar los condones antes de usarlos!

-- ¡Era mi primera vez! ¡¿Yo que iva a saber que se me iva romper?!

-- Chicos que estamos tomando el postre. -- Protestó Dragon severo. -- Todos conocemos lo errores que todos hemos cometido alguna vez. El juego es para pasarlo bien, no para hacer guerra, así que haced el favor de sacar temas normales y apropiados para la ocasión.

Mientras hablaba les hizo un pequeño gesto con la vista señalando a Law, para indicarles que no estaban solos, ya que tenían un invitado.

El aludido, mientras tanto, trataba de acabarse lo más pronto posible su taza de café para salir pintando de allí. No quería ser descortés, pero siendo honestos a la verdad, no se encontraba para nada agusto con esa familia. Demasiada revolución, demasiada sinceridad y despreocupación. Lo superaban.

Una cosa era soportar al hiperactivo de su amigo del que, para bien o para mal, se había enamorado, pero otra muy distinta era tener que aguantar al resto de la súper familia caótica. Demasiado estrés para él.

Terminó al fin su taza y se puso de pie para llamar la atención de los demás.

-- Bueno yo me voy ya, le prometí a mi hermana que la llevaría a la pista de hielo y no quiero que se enfade conmigo por retrasarme.

-- Hasta otra Law.

-- Dale saludos a tu padre de mi parte.

-- Chao Torao.

-- Lo haré señor Monkey, adiós Luffy.

Una vez se hubo marchado, el chico con sombrero de paja se sintió desfallecer. No era tan estúpido como para no percatarse del pequeño nerviosismo al mencionar la escusa que puso su amigo. Estaba claro que se había espantado con su familia y con el último tema de conversación que habían tenido.

¿Pero enserio que de todos los sucesos de su vida posibles, había tenido que salir ese? Definitivamente la suerte lo había abandonado por completo. Suspiró resignado.








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