CAPÍTULO 10
Entró con sigilo en la habitación y fue a sentarse en la cama donde sabía que estaba su hermano acostado.
Podía escuchar sus leves sollozos y hasta era capaz de imaginárselo tratando de esconder su rostro con sus manos en un intento de que no lo viera así. Cosa que resultaba absurda puesto que hiciera lo que hiciera no podría verlo igualmente.
-- Vete. -- Murmuró.
Pero Luffy no se molestó en hacerle caso. Simplemente se recostó a su lado y lo abrazó por la espalda dándole a entender con su gesto que tenía todo su apoyo, que estaba allí con él y que le importaba una mierda las barbaridades que dijera y pensara su abuelo por ser un hijo ilegítimo.
-- Ace sabes que no hablaba enserio. El abuelo a veces dice las cosas sin pensar.
-- ¡Cállate o te echo de la habitación a patadas!
El menor no pudo evitar soltar una pequeña carcajada. Aun en mal estar su hermano seguía siendo tan bruto y cascarrabias como siempre.
Pudo escuchar el crepitar de la puerta al abrirse y aun antes de escuchar su voz ya sabía de quien se trataba.
-- Ace.
Corrió hacia ellos y el moreno menor escuchó un fuerte ruido que le indicó que el recién llegado se había caído. El pecoso al ver la escena, a pesar de estar deprimido, no pudo evitar estallar en carcajadas.
Sabo acababa de tropezar y resbalar con el futón que él mismo usaría para dormir esa noche.
-- ¡Mierda!
Luffy por sólo imaginarlo en el suelo con los ojos como espirales del mareo por el golpe, acabó riendo como su hermano.
-- ¡Dejad de reíros! ¡No es gracioso!
-- ¿Con qué tropezaste? -- Preguntó el menor aun entre risas.
-- Con el futón. Al parecer papá ya preparó todo para que Rebecca y sus padres duerman esta noche.
-- ¡Es cierto, hoy se quedan a dormir! -- Recordó de pronto.
-- ¡Pues claro idiota! ¡Lo hacen todas las navidades! ¡No tienen otro sitio donde quedarse y no van a pagar 1200€ por un hotel para unos días!
-- ¡Qué ya lo se! ¡No soy tan imbécil! ¿Sabes?
-- Los dos sois igual de idiotas. -- Comentó el pecoso burlón.
Sus hermanos se giraron a verlo molestos y como un acuerdo inconsciente cogieron ambos un cojín y lo aventaron contra su hermano mayor.
-- ¡Ahh!
Ace en defensa cogió la almoahada y empezó a atizarle a los dos acabando por provocar una fuerte guerra de cojines.
Entre risas y tonterías se pasaron el resto de la cena. Hasta que escucharon el pequeño alboroto proveniente del salón y el pasillo, que les indicó que el resto de la familia ya se iba para sus propios hogares.
-- Parece que nunca me dejareis llorar en paz. -- Se burló el mayor.
-- ¡Pues claro que no! ¡Hay que divertirse! ¡Estamos en navidad! ¡La navidad es para festejar no para lamentar! -- Exclamó el menor de los tres dando saltos en la cama entusiasmado.
Los otros dos solo rieron felices por el entusiasmo de su hermano, que al parecer había logrado recuperar su alegría hiperactiva a pesar de las circunstancias.
-- Por cierto. -- Interrumpió sus pensamientos. -- ¡La guerra aun no ha acabado!
Y sin previo aviso tanteó hasta coger un cojín y lo aventó, un poco al chou, hacia el más mayor dándole de lleno en la cara.
-- ¡Maldito mocoso! ¡Ahora verás!
****
Se dirigió a su habitación sonriente y se sobresaltó al escuchar una voz llamándolo. Lo cogió por sorpresa.
-- Luffy ya preparé la cama nido y creo que tu prima ya está dormida así que no hagas mucho ruido al entrar.
-- Vale papá. Por cierto pa.
-- ¿Sí?
-- Habla con Ace, lo necesita.
-- Era lo que iba a hacer ahora mismo. -- Le revolvió el pelo indicándole que lo tenía al lado. -- Venga, vete a dormir ya que mañana hay que madrugar. Me vais a ayudar a preparar todo para la comida.
El chico asintió con la cabeza y se dispuso a entrar en su cuarto sin hacer mucho ruido para no despertar a su prima como le había indicado su padre.
Sin embargo un fuerte chillido le hizo deshacerse de la idea de ser sigiloso. Rebecca estaba completamente despierta.
-- ¡Luffy! ¿Cómo estás? ¿Cómo está Ace? ¿Hablaste con él?
De un momento a otro la tenía sacudiéndolo de los hombros. La apartó con cuidado sin borrar su sonrisa.
-- Tranquila, mi hermano está bien. Estuvimos jugando un rato y se le pasó el bajón.
-- Uff, eso es bueno. El abuelo se pasó. No entiendo por qué le molesta tanto algo así, si el quiere a Ace tanto como al resto de sus nietos. -- Comentó frustrada sentándose de nuevo en la cama nido.
Luffy se tiró en la suya propia y suspiró. Él tampoco lo entendía.
-- Serán tonterías suyas. Ya va algo viejo, es normal que a veces delire. -- Argumentó no muy convencido. -- Olle. ¿Tú no tendrías que estar dormida?
-- ¡Mira quien habla! ¡Si yo tendría que estar acostada tú también!
-- Soy mayor que tú. Jej.
-- ¡Por un año!
-- Más bien dos. En unos meses cumpliré mis 18. Así que se siente. -- Sonrió burlón.
Nunca se cansaría de chincharla.
-- ¡Da igual! ¡Sigues siendo un niño aunque vallas a ser mayor de edad!
-- Pero tengo más derecho que tú. JA.
-- Te odio. -- Refunfuñó frustrada.
Pero al instante ambos estallaron en carcajadas. Un año, un año entero sin tener esos momentos a solas.
-- ¿Qué crees que será el bebé?
Luffy se quedó desconcertado.
-- ¿Qué?
-- El bebé que esperan Sabo y Koala. ¿Qué crees que será? Yo quiero que sea niña.
-- ¿Y eso por qué? -- Sonrió al imaginarse la respuesta.
-- ¿Como que por qué? ¡Pues porque soy la única mujer joven de la familia! ¡Todos mis primos y tíos biológicos sois varones! ¡Necesitamos más mujeres!
-- ¿Y que hay de Makino, Domino y Koala?
-- Luffy, repito. ¡Todos mis primos y tíos biológicos! ¡Biológicos! ¡Si es que te lo digo yo, como tengamos a otro varón nos vamos a extinguir!
Luffy soltó una carcajada. Rebecca siempre se alteraba por nada.
-- Bueno mujer, malo será. Y si al final eso sucede pues nada. Los Monkey se irán a la mierda. ¿Qué más da? La cuestión es que nuestros descendientes estean bien.
-- Ya claro, para ti es fácil. Como vas a adoptar.
El chico se giró a encararla desconcertado.
-- ¿Y cómo sabes tú que voy a adoptar?
-- Hombre, pues sino lo veo muy chungo. Como los gays no saqueis a los hijos por el culo mal vamos.
El moreno estalló en carcajadas ante el comentario y enseguida fue acompañado por su amiga.
-- ¡Vale mujer! ¡Eso ya lo se! Pero me refiero a que ¿Quién te dice que yo valla adoptar cuando sea mayor?
-- A ver Luffy. Amas a los niños casi tanto como a los animales. Además. -- Lo miró burlona a pesar de que sabía que no podría verla. -- Ya me contaste una vez la preciosa vida de familia que te encantaría tener en el futuro. Si mal no recuerdo querías tener 3 hijos, dos perritos, 3 gatos, puede que algún otro animal más, y una pareja que simplemente no quieres pensar como seria porque eso es fruto de lo que se venga y... Bueno, y luego lo de que a parte también trabajar de veterinario.
-- Y sigo con ese propósito, salvo lo de veterinario. Eso por desgracia ya no podrá ser...
-- ¡Entonces me das la razón! ¡Vas a adoptar!
-- ¡Tengo 17 años por Dios! ¡Aun no quiero pensar en ser padre! ¡Soy demasiado joven para pensar siquiera en eso todavía!
La pelirosa soltó una carcajada ante la repentina y exaltada reacción de su primo.
Tras calmarse se incorporó en su cama que se encontraba tocando el suelo y se sentó apoyando la espalda en la madera de la otra cama alta.
-- Lu ¿Me deshaces la trenza?
El chico sonrió recordando que siempre que estaban juntos era él quien le trenzaba y destrenzaba el pelo.
-- Claro.
Buscó la goma con el tacto y se la quitó para luego ir deshaciendo poco a poco el trenzado. Al no ver lo que hacía costaba más de lo que debería, sin embargo tenía tanta práctica de siempre que no se le dificultó demasiado.
-- Tenía pensado confesar mi homosexualidad a todos, a la familia en estas navidades.
Su prima se giró bruscamente provocándose un doloroso tirón de pelos. Soltó un pequeño grito de dolor.
-- ¡Bruta! ¡Estate quieta o te tironeará más!
-- Perdón, pero es que me sorprendiste. ¿Enserio lo vas a hacer?
-- Tenía pensado decírselo esta noche, pero después de lo ocurrido creo que será mejor posponerlo para reyes o quizá para más adelante. -- Suspiró. -- Ya estás.
La chica se apartó un poco para sacudirse la larga melena rosa que casi le alcanzaba a las rodillas.
-- No esperes, si pretendes decírselo hazlo ya. Mañana si tal, en la comida familiar.
-- ¿Estás segura? ¿No crees que es mala idea darle una noticia fuerte después de lo que pasó esta noche por Sabo y Ace?
-- En parte sí sería algo atroz dar dos noticiones, "difíciles de comprender", seguidos. -- Hizo comillas con los dedos en la frase indicada. -- Pero ¿No crees que es mejor eso que ir a choutos? Es decir, si le dices ahora eso después de lo ocurrido ya estarán como medio acostumbrados y no les impactará tanto, sin embargo si esperas... ¿Cómo crees que se tomarían el nuevo año acabando tan mal este?
-- ¿Pero tan terrible piensas que serán sus reacciones al de descubrir que soy gay? -- El chico comenzaba a asustarse.
-- No, en realidad no creo que se lo tomen a mal. Tu padre es muy comprensivo con las cosas, los tíos son dos cachos de pan. ¡Si Shanks y Makino te tienen más mimado que hasta tus propios padres del aprecio que te tienen! Y Bartolomeo y Cavendish son demasiado cabeza huecas como para importarles siquiera algo así. A la tía Dadan le da igual todo lo que no perjudique realmente a su familia, así que tampoco has de preocuparte por ella. Tía Domino siempre pasa de todo. Y Michael... ¡Tiene 4 años! ¡Nisiquiera sabrá de que va el asunto!
-- ¿Entonces?
-- El único problema factible son el abuelo y quizá tu hermano Ace, dependiendo del humor que tenga en esos momentos.
-- Ace casi siempre está de malas. Es un cascarrabias. -- Sonrió Luffy.
-- Eso es verdad. Pero ¿ves? No hay tanto problema. Simplemente díselo. Yo no puedo hacer nada con los adultos, pero ten por seguro que si Bartolomeo o Cavendish opinan algo indebido les partiré la cara.
-- Bueno mujer, no hace falta ponerse tan agresiva.
-- Tú me entiendes.
Se quedaron un momento en silencio hasta que Luffy volvió a hablar.
-- Por cierto, Sabo ya lo sabe. Se lo dije hoy.
-- ¿Y? -- Lo miró interrogante.
-- Se lo tomó a bien. Al parecer a él no le importa que me gusten los hombres.
-- ¿Ves? ¡Te lo dije! ¡Si es que soy Dios! ¡Siempre doy en el clavo!
Ambos estallaron en carcajadas nuevamente y al cabo de un rato decidieron acostarse al fin para dormir.
Pero Luffy aun se quedó un rato en vela pensando en lo que habían hablado, y en ese momento tomó la decisión. Del día siguiente ya no pasaba. Se lo diría a todos y luego quizá se atreviera a dar un paso más allá. Quizá.
Pensó en ese chico que lo había llevado desde un principio a esa difícil decisión y sonrió.
Realmente si hacía eso no sería solo por sí mismo, sino por poder tener más posibilidades de estar con él sin obstáculos de por medio.
-- Torao. -- Murmuró sin borrar su amplia sonrisa mientras se dajaba caer en un profundo sueño.
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