Prólogo

[Villa Cocoyasi, East Blue. Hace 10 años]

-¡Naaaami!-gritó una pequeña niña entrando en casa de la nombrada.-¡Ya he llegado!

-Oh, pero si estás aquí, Yuki.-le respondió una pelirrosa fumando.-Anda, entra, ahora mismo llamo a Nami.

La pequeña sonrió mostrando una fila de dientes y negó rápidamente con la cabeza.

-Tranquila, señora Bellemere, ya subo yo a su cuarto.-le dio un cálido beso en la mejilla.-De todas formas, gracias. Oh, por cierto, mi padre manda saludos.

Tras esas palabras, la niña de seis años y pelo castaño subió las escaleras en busca de su mejor amiga, Nami. Entró en su cuarto y la divisó dibujando algo.

-Nami.-llamó su atención. -¿Qué dibujas?

La pelinaranja la miró con energía.

-No es un dibujo.-explicó, enseñándoselo.-Es un mapa. Algun día crearé el mapa del mundo. ¿Qué te parece, Yuki?

La nombrada lo miró con asombro, sin duda la habilidad de Nami era asombrosa. Y no dudaba en que ésta cumpliría su sueño algún día.

-Es impresionante.-le dijo, para, momentos después, ensanchar su sonrisa.-Mientras tanto, yo escribiré el libro que relate todas mis aventuras como pirata. ¡Quiero relatar todo lo que vea!

Ambas rieron, queriendo hacer de sus sueños, algún día, realidad.

(...)

-¡Papa, he vuelto a casa!-gritó ella, llamando la atención de su padre.

-Justo ahora estaba pensando en ti.

-¿En mí? ¿Porqué?-preguntó con asombro e interés la pequeña.

-¿Algún día le dejarás leer a tu padre tu primer libro?-la niña asintió.-¡Entonces dejame leerlo ya, que sé que tienes uno por ahí! Papa está ansioso por saber qué escribes.

Yuki le sacó la lengua, divertida.

-Solo cuando esté acabado, ¿vale?

El padre asintió mostrándose triste y alegre al mismo tiempo. Un grito sacó de sus alegres pensamientos a la niña.

-¿Qué a sido eso, papa?-preguntó con miedo, intentando asomarse a la ventana para ver qué sucedía.

Un hombre con pinta de tiburón irrumpió en su hogar haciendo que Tatsuya, su padre, se pusiera delante de la niña, protegiéndola del desconocido.

-Yo y mi tripulación nos hemos echo con este pueblo.-explicó, mostrando una fila de dientes puntiguados.-Si queréis vivir, tenéis que darnos 100.000 berries por cada adulto que viva aquí, y 50.000 por cada niño. ¿Entendido?

La niña, asustada, se escondió aun más detrás de su padre. Éste la miró con compasión. Yuki, al observar su mirada, frunció el ceño.

-¡Yo no soy hija de este hombre!-lo señaló, intentando hacer una mueca de disgusto.-¡Simplemente vengo a verlo para traerle comida! Por eso mismo, solo tiene que pagar 100.000, ¿no?

-Así es, pequeña.-asintió el tiburón. -¿Quién pagará tu parte?

Tatsuya intentó hacer entrar en razón a su hija, pero, al ver su mirada decidida decidió mantenerse callado.

-No tengo cómo pagarle, soy huérfana.-aunque por dentro moría de miedo, intentó sonar decidida.-Sin embargo, no quiero morir, ni quiero que mate a más personas.

-Yo soy Arlong, un pirata temido con una alta recompensa.-una sonora carcajada inundó el lugar.-¿Osas desafiarme?

En un intento en vano, el hombre intentó coger del brazo a Yuki, pero uno de los gyojins le dio una patada en las costillas haciendo que éste callera al suelo. La niña intentó aguantar las lágrimas.

-Parece que este humano ha intentado desafiarme, sí. -se dijo a si mismo.-Tendré que acabar con tu vida para que la niña no ose hacer lo mismo.

-¡NO!-gritó la chica, interponiéndose en medio.-¡Soy buena escribiendo, puedo relatar todas tus aventuras para que los demás piratas te teman! ¡Todos sabrán de ti! ¡No lo mates, por favor!

Su plan de no llorar se había ido al traste. Sus ojos castaños ahora se veían aguados por todas las lágrimas que caían de ellos. Sintió una mano en su hombro.

-¡Uno de los dos tiene que morir!

-Siempre te querré, Yuki.-apretó su agarre y la empujó lejos de allí.-¡Por eso mismo, conviertete en la mejor pirata y haz tu sueño realidad!

-¡PAPA!

-Solo me arrepiento de no haber leído tu primer libro antes, la verdad.

Le dedicó una sonrisa que pronto se esfumó tras escuchar un disparo. La niña gritó de dolor mientras corría hacia el sangrentado cuerpo de su padre, ahora fallecido. Sus manos se tornaron de un ligero color carmesí, tintadas con los sueños y esperanzas de aquel hombre que un día la recogió y la trató como su hija.

Y así fue como ese día el barco de Arlong obtuvo dos tripulantes nuevas.

Una buscando venganza.

Y otra la libertad de su pueblo.

Ohayo! ¿Qué os ha parecido? ¡No olvidéis comentar y votar para que siga subiendo capítulos! Besos kawaiis para todos♡

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