Normalidad
Kim JongDae nunca había sentido tanta calidez en su vida; solo las veces en que su fallecida madre lo arrullaba entre sus brazos cuando tenía miedo, o cuando caía y se raspaba sus rodillas. También el abrazo de su padre cuando JongDae llamaba a su madre y ella ya no venía; pero al sentir la frágil mano de MinSeok que se aferraba a su camiseta justo donde se situaba su corazón, le recordaban esa calidez que solo su madre y padre le pudieron ofrecer.
Ni siquiera con ella sintió algo así.
Había pasado una semana desde que le había gritado a MinSeok en la que el castaño escapó de él, la tenía siempre presente porque así no volvería a cometer esos errores o algo así se decía, la normalidad y calidez que tenía con MinSeok no planeaba perderlas en bastante tiempo.
Los rayos de sol comenzaron a colarse en la habitación de los jóvenes, aclarándola tenuemente, ya que las pesadas cortinas que tenía JongDae en el ventanal impedían que los impactara el fuerte sol mañanero. MinSeok se removió entre sus brazos y JongDae lo estrechó más fuerte. Su lindo castaño fue abriendo lentamente los ojos hasta conectarlos con los suyos para luego sonreír haciendo que el corazón de JongDae fuera un poquito más deprisa.
Como parte de su nueva normalidad JongDae acercaba sus labios a la frente de MinSeok, haciendo que el castaño adquiriera un adorable sonrojo en sus regordetas mejillas y ocultara su rostro en el cuello del pelinegro. Luego se separaban y JongDae se metía a la ducha mientras MinSeok ayudaba a Hannah con el desayuno de JongDae, disfrutaban quince minutos juntos hasta que era hora de que JongDae se despidiera prometiéndole volver para almorzar con él.
Hoy sin embargo era diferente; el tan ansiado día en que MinSeok tenía las 4 semanas completas había llegado y con eso, la oportunidad de escuchar el corazón de su bebé. MinSeok despertó esa mañana aún más alegre que de costumbre y antes de que el despertador sonara.
—Es de día JongDae, ¡despierta ya! –decía emocionado sentado en la cama. —Vamos no seas perezoso, afuera hace una hermosa mañana.
—Ya te escuché.
— ¡Entonces levántate! –volvía a decir con emoción
JongDae entonces decidió abrir los ojos; MinSeok estaba sentado en posición india sobre la cama con una alegría rebosante, el pelinegro no pudo evitar sonreír al verlo así, rápidamente se enderezó y atrajo la espalda del castaño a su pecho, pasándole las manos por su abdomen hasta dejarlas sobre su vientre acariciándolo suavemente
—Hoy es el día. –susurro en su oído, MinSeok asintió. — ¿Ansioso, Seokie?
—Mucho. –dijo acariciando sus manos. —Quiero que todo vaya bien Dae.
—Lo estará, no te preocupes.
—Es lo que más deseo...
—Ya verás que si, anda toma un ducha y luego desayunamos ¿te parece?
El castaño asintió y no se levantó de la cama hasta que JongDae le diera su beso en la frente.
Otra cosa que se incorporó a su normalidad fueron los apodos tiernos entre sí, así como los abrazos y besos inocentes cerca de sus labios; aquello salía con una naturalidad absoluta que ninguno de los dos quería llegar a pensar en que significaba todo aquello porque se podría volver incómodo y tanto JongDae como MinSeok no querían perder eso en un futuro cercano.
El pelinegro sabía que había algo que MinSeok provocaba en él, no podría definirlo como amor o querer ya que para él eso era muy poderoso, pero si existía ese algo que daba calidez a su corazón y hacia que su futuro no se viera en escalas de grises con espacios negros a como antes si lo veía. MinSeok era un hermoso arco iris en su vida.
Luego de que MinSeok saliera del baño, JongDae le pidió que lo esperara para desayunar y poder irse; cuando ambos estuvieron satisfechos dieron las gracias a Hannah y JongDae enganchó el brazo de MinSeok al suyo para al fin salir. MinSeok tenía razón: estaba haciendo una hermosa y soleada mañana no tan calurosa y sin tanta humedad, las personas aprovechaban para hacer ejercicio o tomar el desayuno al aire libre sobre mesas de madera o bien fuera de las cafeterías.
La range rover negra se deslizó lentamente por la calzada hasta detenerse en lo que MinSeok supuso era una enorme torre médica, lo confirmó cuando JongDae le dijo un "hemos llegado MinSeok" y el castaño se giró hacia el pelinegro sorprendido
—¿Por qué pones esa cara? ¿Acaso no te gusta el lugar? ¿Quieres uno mejor?, dime Seokie y te lo daré.
—No, no, no JongDae calma por favor. Solo pienso que es ¿un poco demasiado? Creí que iríamos a un hospital normal. –dijo encogiéndose de hombros
—¿Quieres un hospital normal?
MinSeok se encogió de hombros, JongDae frunció el ceño. Lentamente y con calma giró el cuerpo de MinSeok hasta que quedó frente suyo, delicadamente levantó el rostro del castaño acunándolo entre sus manos.
—Respóndeme Seokie, por favor. –dijo suave
—La verdad es que sí Dae, pero no vas a querer y al final vamos a ir donde tú quieras, así que no quiero discutir por eso.
JongDae sonrió y atrajo el cuerpo del menor a sus brazos.
—Jung. –llamó a su chofer. —Llévanos al Hospital de Seúl, por favor.
—Como diga señor.
—No, espera ¿Qué? –dijo extrañado MinSeok
—¿Mmm? ¿Qué ocurre Min?
—¿Vamos al hospital normal?
—Sí, así es.
—¿Por qué?
—Porque tú lo quieres. –respondió simplemente
Aquello también se había vuelto algo habitual casi al punto de lo normal; JongDae había cambiado mucho con él, lo tomaba en cuenta cuando daba su opinión y ahora no se hacía solo lo que él quería, además que JongDae comenzó a dar las gracias y pedir por favor, cosa que Hannah y el señor Sung le comentaron a MinSeok nunca lo había hecho.
Tantas cosas normales que hacia JongDae llegaba a marear un poquito la mente de MinSeok, sentía felicidad no lo iba a negar pero no quería ilusionarse más de lo que ya probablemente estaba y comenzar a enamorarse de Kim JongDae, pero era casi imposible, él con todos su bellos detalles y todo el cuidado que le proporcionaba a MinSeok fue creando un sentimiento cálido en el pecho del castaño que MinSeok no quería ni pensar en la idea de analizarlos y ponerle nombre, aun no se sentía preparado.
Cuando llegaron al hospital JongDae arrugó imperceptiblemente el rostro luciendo adorable, haciendo que Minseok soltara una risilla y besara su mejilla
—Gracias por hacer esto. –dijo bajito cerca de su oído
—Vas a tenerme que dar más de esos para convencerme de que fue mejor cambiar la torre médica especializada por... esto. –dijo señalando el edificio.
—Oye que los que trabajan aquí no son cualquier cosa, es el hospital más prestigioso. Ven, mejor entremos.
MinSeok arrastró a JongDae hasta admisión, donde pidió cita para su chequeo mensual; le pidieron varios datos antes de entrar y al final se sentó satisfecho en unas sillas de plástico a esperar ser atendido con un JongDae muy serio.
—¿Estás molesto? –preguntó el castaño con una sonrisa
—A decir verdad si MinSeok, si hubiéramos ido donde yo dije: primero no te pedirían todos esos datos porque ya los tienen, segundo no esperaríamos y tercero no esperaríamos sobre sillas de plástico con más personas alrededor.
MinSeok soltó una risa mientras JongDae apretaba aun más su ceño, verlo así era completamente adorable, parecía un niño con una rabieta porque no le daban el juguete que él quería; MinSeok se acercó lentamente y depositó uno, dos y tres besos en su mejilla
—No te enfades, hay que vivir toda la experiencia meramente normal en esta etapa.
—Si tú llamas normal a esperar, en sillas de plástico, junto a más personas, está bien. –dijo encogiéndose de hombros
MinSeok negó sonriendo y se acercó más al pelinegro para que este lo abrazara y posara sus manos justo donde estaba su bebé, raramente esto calmaba al pelinegro y lo hacía sentir mejor.
—Manipulador. –dijo en un murmullo, MinSeok solo sonrió.
Luego de diez minutos en los que JongDae sintió que fueron horas llamaron a MinSeok, el castaño sonrió levantándose del brazo de JongDae, jalándolo suavemente al consultorio. Al entrar había una doctora rubia con un rostro muy joven para ser una profesional, la placa sobre su escritorio la describía como la Dra. Son Seung Wan, ella se levantó con una sonrisa en su pequeño rostro, los ojos azules les transmitían serenidad a JongDae y MinSeok, con una clara voz habló:
—Buen día, soy la Dra. Son, a partir de hoy estaré con ustedes a lo largo de las 38 semanas que faltan para que tengan su bebé en un perfecto estado; por favor tomen asiento.
—Gracias Dra. Son, yo soy Kim MinSeok, pero MinSeok está bien. –sonrió el castaño
—Bien entonces tú puedes llamarme Wendy, Dra. Son es muy formal.
—¿Wendy? ¿Por qué? –habló por primera vez JongDae
—Soy canadiense, nací allá pero mis padres son coreanos así que tengo dos nombres y para mí es más cómodo que mis pacientes me llamen Wendy.
—Es un lindo nombre, Wendy como la de Peter Pan. –dijo MinSeok, JongDae rodó los ojos. —Ignóralo a él, por cierto es Kim JongDae.
Wendy soltó una risilla pero asintió
—Bien MinSeok, vienes al primer ultrasonido de tu bebé. ¿Emocionado?
—La verdad sí.
—Todos siempre lo están, apuesto a que el señor Kim también. –dijo mirándolo divertida por la expresión de fastidio del pelinegro. —Ve a ponerte la bata y sal cuando estés listo.
MinSeok se cambio rápidamente y cuando salió Wendy lo hizo acostarse en una silla ajustable, manejó unos cuantos aparatos hasta posicionarlo adecuadamente, cuando ya tenía el gel sobre su abdomen llamó a JongDae
—Ven, Dae, por favor.
JongDae refunfuñó, pero igualmente fue hasta el hombre sobre la camilla, tomó su mano y dejó un beso en ella, MinSeok sonrió haciendo que la comisura de la boca de Jongdae se elevara ligeramente hacia arriba. Con un asentimiento de cabeza de MinSeok a la doctora ella empezó; les explico varias cosas como que el bebé era aún muy pequeño pero tenía las medidas adecuadas para cuatro semanas, que estaba perfectamente posicionado y que en apariencia todo marchaba bien.
—Ahora lo más importante, escucharemos su corazón.
En ese momento MinSeok apretó la mano de JongDae y el pelinegro le devolvió el apretón.
Nada los había preparado para aquello, un rápido sonido comenzó a inundar la pequeña habitación: era como un aleteo de colibrí, rápido y fuerte, lleno de vida, lleno de amor; dos lágrimas se deslizaron por los ojos de MinSeok y JongDae, todo enojo o molestia drenó del cuerpo del pelinegro, solo para sentir el absoluto y puro amor por ese sonido que escuchaba, no importaba ya nada, ni donde estuvieran, lo único que valía ahí y ahora era el precioso latido del corazón de su bebé dentro de su lindo MinSeok.
Como conectados por el fuerte hilo rojo, ambos muchachos conectaron sus miradas. Sonrieron. Todo era perfecto justo ahora, por lo que no importando donde estaban, ni en qué situación, JongDae bajo su cabeza hasta la de MinSeok, le dio un beso en la frente, en sus párpados, en sus mejillas y finalmente unió sus labios a los rosados de MinSeok en un perfecto, dulce y normal beso de amor.
N/A
Holiis mis terroncitos de azúcar, aquí su irresponsable escritora con un capitulo más ^.^
No hablare mucho el día de hoy, siento que hasta los dedos me duelen, pero si quiero agradecerles todo el amor que le estan dando a la historia, son los mejores ^3^ yo solo puedo prometer hacer mas y mas bonita la historia para su agrado y tratar de no durar tanto en actualizar.
Los amo mucho
Y sin mas que decir nos leemos tu y yo en un proximo capitulo
Bai! ^3^
#kxcpdb
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