Capítulo 12

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DÍA LUNES

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El fin de semana había acabado y el martirio para el pelinegro siempre agotado comenzaba. Tenía que despertar bastante temprano, debía asearse, alimentarse, hacer el desayuno para él, preparar la caja de almuerzo para su pequeña y alistar el material para las clases en la Universidad y también tener en cuenta los borradores para el editor. En conclusión, un día bastante pesado. 

Lo que lo molestaba era ir a despertar desde temprano a la pequeña para llevarla a la guardería y dejara sola hasta más de las cuatro de la tarde, en donde él no podía ir a verla, sino uno de sus amigos, ya sea Nemuri o Hizashi. Ellos la tendría hasta que saliera del trabajo de oficina. 

—Es hora de despertar— Habló en un susurro el pelinegro mientras mecía con cariño a la pequeña peliblanca que se removía en busca de quedarse más tiempo en la cama— Preparé tu taza de leche con canela y para tu almuerzo hay bolitas de pulpo...— Eri lentamente se propuso a levantarse mientras frotaba sus ojos. 

—¿Y hay... manzanas?—Y luego la pequeña bostezó— Buenos días papi— Aizawa se acercó a su frente y le dio su beso del buenos días.

—Buenos días Eri, hoy tu almuerzo tendrá más pedazos de manzanas— La pequeña abrió bien sus ojos rubíes y sonrió. 

Aún faltaba cinco minutos para que sean las 6:30 am, y ya se encontraba Aizawa caminando bien abrigado junto con su pequeña hija hasta la estación de buses más cercana. Para buena suerte la guardería quedaba a 30 minutos de su hogar y esto le daba tiempo para que los maestros llegaran y recibieran a los niños. Lo malo es que él debía caminar más de cinco cuadras para llegar a la estación del metro y viajar en la hora pico hasta la Universidad. 

Pero constantemente, entre toda la amargura, cansancio que puede reflejar su rostro. En su interior podía sonreír y traerle algo de paz a su mente: "Todo este sacrificio es por ella". Solo pocas personas conocían el enorme sacrificio que hacía él todas las mañanas, de lunes a viernes y de vez en cuando se obligaba a usar su preciado tiempo padre e hija para conseguir un extra en la editorial. 

Al llegar a clases, siempre carga con sigo la taza de café que logra prepararse en la sala de profesores, y cansado deja caer su carpeta frente al auditorio de los chicos de primer año, unos ingenuos que creen que la Universidad será lo mismo que la preparatoria, o pueden pensar que al ser su materia optativa sería fácil. 

Algo en donde no podían estar más equivocados. 

La reputación que maneja Aizawa en aquella prestigiosa universidad desde hace 5 años es atemorizante para los de primer año, él es el responsable que la mitad de ingresados se quedaran en recuperación y si no quieren perder el semestre, el mismísimo infierno se alza en ensayos analíticos acerca de un tema controversial en la actualidad, Aizawa se da el lujo de revisar cómo está siendo manejado la manera de escribir de su alumno junto a las reglas de ortografía y al mínimo error descontaba 3 puntos de la nota final de trabajos. 

¿Aterrador?

Sí, pero era sumamente necesario, Aizawa quiere formar personas que demuestren cuanto saben y la forma no es solamente presumiendo el título recién obtenido, sino en la manera de como te expresas y como escribes. 

—Buenos días, hoy el tema va a ser preparado por...— La mejor manera para dar clases es que los alumnos comiencen a buscar el propio material y comenzar a exponer las ideas que trajeron en el tema. Una manera didáctica para enseñar, pero no a todos les gusta el mismo método. 

—Esto es una mierda— Desde el fondo en la última tribuna, el pelinegro logro escuchar ese comentario y no dudo en llamar la atención. Interrumpió la exposición de su alumna y fulminó a aquel patán.

—Si no le interesa puede marcharse, señor— El dichoso no solamente se levantó de su asiento, consigo unos cuantos amigos también lo hicieron. 

—Exactamente no me interesa nada de esto. No tiene nada que ver con mi carrera y es estúpidamente más exigente por solo ser una materia de relleno— Y sin más se marcharon del salón haciendo burla de la clase. 

Los demás no decían nada y solo miraron al cansado maestro con enormes ojeras. Suspiró y pidió que continuara la clase como si nada, pero escuchó un chasquido al fondo de la clase, y su mirada viajó de reojo, pero no encontró nada... Al final de la clase, Aizawa solo tomó unos minutos antes que se marcharan los demás. 

—No es mi asunto si vienen o no a clases, tampoco si se quedan para recuperación o suspenden por la materia. Solo cuestionen si quieren ser o no mediocres en la vida. Adiós— Al recoger sus papeles y la taza vacía, Aizawa abandona el salón y va hacia el salón de maestros por un descanso. 

—Maldito bastardo...¡Lo hubiera golpeado por lo estúpido que fue!— Oculta en una esquina de la puerta superior, estaba nuestra protagonista junto a su amigo peliverde y su compañero de clases. Habían salido un poco antes de sus facultades y se reunieron a una de las clases iniciales de Aizawa en el famoso salón 1-A— Vlad-sensei también era exigente, pero no tanto...—

—Aizawa-sensei siempre quiere sacar lo mejor de sus estudiantes. Pero no todos lo entienden al primer momento— Habló el compañero de Izuku, uno de los príncipes de toda esta Universidad, Todoroki Shoto, estudiante de medicina. 

—Ya veo... pero siempre está así de amargado, porque a mi me parece que está ocupado y no quiero molestarlo por eso mejor me-— Karin solo había conocido al Aizawa preocupado por su hija, no el exigente maestro. Y ahora se encontraba buscándole la quinta pata al gato.

—No tienes más excusas, tienes que hablar con él— Regañó el peliverde a la castaña. Midoriya sostuvo por los hombros a su amiga y comenzaron a bajar escalera abajo, Todoroki solo se dedicaba a seguir a ese par. 

Izuku y Karin discutían en los pasillos y claramente estaban forcejeando hasta llegar a la sala de maestros, y finalmente, luego de unos 15 minutos estaban en pie frente a la puerta. 

—No me puedes hacer esto— Recriminó Karin al pecoso—Dile algo a Izuku, Todoroki— La chica miró como el bicolor bajaba un poco su cabeza hacia Midoriya. 

—Algo— Karin se golpeó la cara por lo literal que puede ser el príncipe.

Pero los tres se estremecieron cuando la puerta se abrió y apareció un chico de cabellos morados y alborotados, el cual solo miraba hacia atrás. 

—Gracias Aizawa-san... oh, Midoriya, Todoroki...¿Y?— El peliverde se alegró al ver al chico de morados cabellos. 

—Shinsou-kun, no te había visto hace mucho— El pelimorado siguió con lo suyo y cerró la puerta a su espalda. 

—No es tanto, no exageres Midoriya— Comentó este mientras acomodaba su mochila— Supongo que vienen a ver a Aizawa-sensei—

—No, no, no. Nada que ver— Habló la chica mientras negaba con sus manos. Pero el pelimorado solo alzó una ceja.

Pero no se esperaban que la puerta se abriera de manera más salvaje, Shinsou se apartó y todos vieron que era Aizawa quien salía con algo de desespero. Karin sintió que algo malo había pasado, pero los demás al parecer no. 

—Ai-Aizawa-sensei— Midoriya trataba de detener al maestro que caminaba con rapidez por el pasillo de la facultad. El peliverde obviamente iba a abogar por su amiga y le conseguiría un poco de su tiempo para que ella diera su debida disculpa, pero la castaña quería detenerlo. 

—Izuku, no—Pero el pecoso no escuchó y alcanzó a detener por el costado al pelinegro. 

—Es importante—Ignoró a su amiga— Aizawa-sensei, quería...—

—Ahora no Midoriya— Se soltó del agarre de manera hostil. 

Aizawa siguió con su camino desesperado, no hace mucho recibió un mensaje que lo dejó consternado. 


"Lo siento, pero él se enteró"



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