Capitolo 1: Tempi di guerra.

Capítulo I: Tiempos de guerra.

Un esqueleto caminaba entre la adinerada multitud, curioso del escándalo que se formaba cada dos esquinas, era extraño ver esta situación, no eran seguidas las ocasiones donde la clase alta se reuniera frente a unos carteles con tanto asombro. Sigilosamente se acercó, sin preocuparse de su apariencia, su vestimenta tan particular demostraba dinero, era fácil mezclarse entre ellos.

Mientras rebuscaba entre los bolsos y bolsillos de los presentes, escuchó la conversación que surgía.

—¿Te imaginas lo que podría hacer con todo el dinero?

—Qué lamentable que la muerte de sus padres haya sido a los diecisiete, de haber ocurrido en un año más podría haberse casado con mi hija.

—¿Quién dice que mi niño no tiene sangre real? Tenemos bastante dinero como para ser considerados de la realeza.

Fresh no escuchó más, decidió irse después de haber hurtado unas preciosas joyas que lucían bastante antiguas, esa ambición de la clase alta por portar sus riquezas a todos lados solían facilitar su trabajo.

Continuó su camino con una sonrisa, saludando educadamente a los monstruos que se le acercaban y luciendo sus accesorios caros frente a los humanos, una actuación monótona que había aprendido a lo largo de los años.

Finalmente, después de haber robado unas cuantas monedas más, llegó a su destino: el palacio del príncipe, un lugar de difícil acceso para todo aquel que no trabaje allí, pero claro, él era la excepción. Su carismática personalidad ocultaba su enorme capacidad de manipulación, lo que le consiguió a unos cuantos contactos que trabajaban dentro de aquel prestigioso lugar. Por supuesto que todos fueron elegidos cuidadosamente.

Corrió a esconderse entre unos arbustos, cambiando su ropa a unas grises poco llamativas, un atuendo que ya se encontraba algo sucio debido al constante paseo entre las alcantarillas que tenía. Podría ser asqueroso, pero era el modo más fácil de acceder al castillo, especialmente porque allí no había guardias, y él, como un experto, sabía el mapa subterráneo de memoria.

Rápidamente ingresó, corriendo entre agua verde y putrefacta, sin importarle demasiado, teniendo costumbre al olor. Después de algunos minutos se detuvo frente a una pared de rocas un tanto distintas a las demás, era su entrada secreta. Antes de abrirla observó su reloj, era antiguo y estaba roto, pero ese simple artefacto podría causarle muchísimos problemas.

—Son las ocho, suena la campana, los guardias cambian de turno, se prepara la comida, se prepara la mesa... —Se detuvo, deslizando sólo un poco la pared, lo suficiente para ver el pasillo en donde empleados pasaban corriendo de un lado a otro, siendo mandados por un esqueleto azabache que se veía tan malhumorado como siempre. Al verlo solo, dándole la espalda, sonrió, pasando al interior del lugar con una gran sonrisa. —¡Hermanito!

El otro se tensó ante el saludo, soltando un pesado suspiro y cubriendo su rostro con una mano, se veía frustrado.

—¿Cuántas veces tendré que decirte que dejes de venir aquí? ¿Qué quieres ahora? —Volteó a verle, se veía molesto y sus pupilas se movían de vez en cuando hacia los otros pasillos, asegurándose que no había nadie allí. —No te diré nada.

—¡Por favor, big bro! Sabes muy bien lo que quiero... ¿en serio no quieres hacer a tu espléndido y bonito hermanito feliz? —Le entregó una gran sonrisa, dejando ver un diente de oro en su mandíbula. Error le miró sin expresión alguna. —Ah, es verdad, no eres como Geno...

—¿De dónde sacaste ese diente?

—Hm, de por ahí.

—Fresh, ¿en qué mierda te estás metiendo ahora? Dime de dónde sacaste ese diente.

—Dame lo que quiero y tal vez lo pensaré. —Guiñó uno de sus ojos, un humo morado salió de allí, chocando directamente con el rostro del mayor, quien soltó un gruñido y le miró furioso. —¿Qué? ¿No quieres saber de dónde obtuve esta belleza? Tal vez podría conseguirte uno igual... o más brillante.

Error se quedó en silencio unos segundos, su mano dentro de uno de sus bolsillos, parecía sujetar algo y debatir si realizar una acción o no. Aquel humo seguía en su rostro, pronto sus pupilas comenzaron a tomar un color púrpura con el cual intentaba luchar.

Finalmente se rindió y, ante la enorme sonrisa de Fresh, le entregó un sobre con varios papeles en su interior.

—Dentro hay unos documentos que no lograron ser incinerados, puede que sean la clave para encontrar esos objetos que tanto buscas. —El glitch observó a su hermano comenzar a inspeccionar rápidamente los papeles, leyendo su contenido de reojo. —De todos modos no sé qué tanto puedas sacar de allí, están todos escritos en un idioma extraño que no pude entender.

—Es árabe, un idioma que ya no existe, pero conozco a alguien que me ayudará. —De su abrigo sacó una carpeta en la cual guardó el sobre, no podía permitir que información tan valiosa se arruine por el agua de las alcantarillas. Posteriormente miró a su hermano, quien seguía algo aturdido por su truquito del humo. —Aw, bro. Muchas gracias, quizá algún día te diga de donde saqué mi diente. —Se inclinó para besar al mayor, el cual apenas estaba reaccionando del shock. Tendría que mejorar su droga si quería un efecto más duradero.

—Ah... vaya, ¿me perdí de algo? —Rápidamente se levantó al oír esa voz, mas su preocupación se esfumó inmediatamente al ver a otro de sus contactos apoyado en la pared. —Error, el rey te llama.

El mencionado frunció el ceño, apartando a su hermano de sí y mirando a Ink de reojo, balbuceando unas palabras incoherentes. Afortunadamente, el mensajero lo conocía perfectamente, eran buenos amigos.

—No te preocupes, me aseguraré que Fresh salga bien de este lugar, ve con Cross.

—Sí, sí. Uh, supongo que gracias, o lo que sea. —Miró a un lado, chasqueando su lengua en señal de querer decir algo más pero sentirse demasiado apenado por ello. Ink lo conocía muy bien.

—No te pongas así, ya tenemos confianza, ¿no? No me molesta hacer un favor por mis amigos.

—No digas eso, a mí nadie me hace favores... Ugh, te lo voy a devolver algún día. —Rápidamente corrió a la puerta, sabiendo que el futuro rey le estaría esperando desde hace un rato. —Y más te vale que el mocoso no se lastime o te haré la misma mierda que Geno haga conmigo, y diez veces peor. —Fue su última amenaza, lo que ocasionó grandes carcajadas en el mensajero real.

Mientras tanto, Fresh se escurría entre las habitaciones cercanas, admirando fugazmente su alrededor, había mucha información que todavía no encontraba.

[ . . . ]

—¿Qué opino? —Error no entendía por qué el príncipe de pronto quería saber lo que pensaba respecto al tema que, se supone, estaba terminado hace unos días. —Creo que no entiendo bien, ¿no va a llamar a un reino en específico para desposar al príncipe o princesa?

—No, ya no. Eso es muy aburrido. —Cross se veía algo decaído, aunque intentaba sonreír, y cómo no, apenas había transcurrido un mes desde la muerte de los reyes y la constante presión de sus responsabilidades no le habían permitido permanecer de luto por mucho tiempo. —Lo mejor sería invitar a varios reinos aquí, conocer a varias personas. Además, podría hacer buenos amigos, quizá hasta tratados, eso nos beneficiaría un montón.

—Pero está olvidando lo que sus padres le enseñaron, señor. —El príncipe gruñó ante ese título, por lo que el glitch sólo suspiró, sabiendo que no se encontraba cómodo al ser llamado así por él. —La realeza es educada para negociar, no para amistades. Ninguno de los reinos que vengan lo harán por querer hacer amigos, vendrán para obtener riquezas y unir dos territorios, no para tratos que no tengan dinero de por medio.

El monocromático se apoyó contra un mueble, en una posición pensativa, asintiendo a las palabras de su sirviente, y amigo, más fiel.

—Tienes razón. No importan los amigos, necesito cumplir esa estúpida ley y casarme con alguien de la realeza... Igualmente, no es tan mala idea, debo tener varios pretendientes ahora que estoy obligado a casarme, ¿no lo crees? —Se volteó para verse a sí mismo frente a un gran espejo, en el cual arreglaba sus ropas de forma elegante y formal. —¿Qué crees que me vendría mejor? ¿Un príncipe o una princesa? Honestamente me da igual, mientras tenga buen reino nos vamos a beneficiar.

—Sí, eso... —Sus palabras dolieron un poco, pero realmente no podía esperar demasiado. Desde hace muchos años, Error guardaba un gran secreto , y tenía que ver con el monstruo del cual se había enamorado. No le lastimaba tanto como había hecho en un pasado, ya hace tiempo había asumido que su amor era prohibido y jamás sería correspondido, especialmente en el contexto actual, la probabilidad de estar con él habían descendido de quince a cero por ciento.

Después de todo, él lo había dicho: "la realeza es educada para negociar, para buscar riquezas", un príncipe jamás estaría con un campesino como él.

Jamás.

—Error, —El mencionado olvidó sus problemas internos para escucharle con atención. Cross continuaba arreglando su vestimenta, acción innecesaria, pues todavía no se encontraba en sus planes salir de su habitación. — Tú vas a dirigir los preparativos, quiero que en un mes todo esté preparado.

Con una simple inclinación, respondió: —Como usted ordene, señor. —De una mesa cercana recogió una significante cantidad de papeles, sabiendo de antemano que era su lista de tareas, con el simple grosor ya podía deducir que había mucho por hacer en menos de un mes, sin duda sería estresante.

Sin embargo, mientras se retiraba de la habitación, una última petición le hizo congelarse en su lugar por unos segundos.

—Error... que el reino Fell no se entere de esto.

Sin siquiera afirmar lo dicho, preguntó, casi por instinto y, aunque no quisiera demostrarlo, miedo, lo primero que se le vino a la cabeza.

—¿Y si llegasen a enterarse?

—Tendremos que estar preparados.

—...Entiendo.

[ . . . ]

En la zona más pobre del reino, en el horrible jardín de un viejo orfanato, un esqueleto de ropas oscuras se encontraba sentado sobre una roca, sus piernas cruzadas y en sus manos un libro algo roto y desgastado. Frente a él, niños lo miraban expectantes, queriendo oír el increíble final de una historia que conocían de memoria.

El esqueleto narraba lo que sucedía en la historia, mirando ocasionalmente hacia el frente, pues en la entrada del edificio, su hermano hablaba con guardias reales, se veía algo molesto, incluso parecían discutir. La situación se había repetido desde hace unos días.

Intentó ignorarlos y continuó su lectura, debía distraer a los niños, sin embargo, no solía ser el "cuentacuentos" favorito.

—Ugh...—Se quejó silenciosamente al leer de reojo el final escrito. Ese final no era nada realista, no era de su agrado. —Entonces, ella se casó con el príncipe en un matrimonio cuestionable y con cero confianza, donde lo único que parecía importarle era el salir de la pobreza, porque nadie se casaría con un desconocido sin motivo.

—No, señor. Ella amaba mucho al príncipe porque sus hermanas la trataban mal... así es el cuento.

—No es verdad, aquí no dice nada. Y tienes razón, sus hermanas la trataban mal, así que cuando se convirtió en reina lo primero que hizo fue mandar a arrancarles los ojos en un acto de venganza y como prueba de su amor por el poder. Final feliz para la chica.

—¿Y por qué hizo eso, señor Nightmare? —Cuestionó uno de los tantos niños a su alrededor, confundido como los demás al oír una versión que jamás habían escuchado anteriormente.

—Porque sus hermanas eran pobres, igual que lo fue ella antes, pero como ahora es millonaria olvidó la humildad y nos demostró que los finales felices sólo existen para quienes tengan dinero y los campesinos como nosotros estamos destinados a una vida de fracaso, pobreza y hambre, en un futuro cruel y despiadado que posiblemente nos lleve a nuestra muerte anticipada. —Posterior a la conclusión de la historia, procedió a acomodarse y sonreírle a los niños, orgulloso de su gran trabajo.

No obstante, suaves lloriqueos le hicieron notar su gran error: los niños son sensibles y miedosos.

—Uh, cállense. —Ordenó, molesto al verlos hacer "caras tristes", elevando el volumen de sus llantos cada vez más. —Qué pesados son los niños...

Exageradamente cubrió sus oídos, manteniendo los ojos cerrados y contando del uno al diez. La paciencia no era una de sus virtudes.

Su acción provocó un escándalo en los menores, quienes intentaban llamar la atención del mayor a toda costa, esperando recibir disculpas o las típicas bromas que Dream les hacía en esos casos, sin embargo, estaban con el gemelo equivocado.

—¡Ya estuvo! —Repentinamente se levantó, acercándose amenazante a los infantes, quienes seguían llorando y gritando. — ¡Mocosos llorones de mier...!

—¡Nightmare!

El mayor de los hermanos corrió con rapidez hacia la conmoción, se veía enfadado, y el menor no sabía si era debido a algo que le dijeron los guardias con los que hablaba previamente o si era culpa suya, igualmente se mantuvo con un ceño fruncido.

—Nightmare, son niños. Ellos no entienden tu humor retorcido, ¡y no puedes gritarles así!

—Son unos llorones, unos escandalosos y unos mimados. —Comentó, restándole importancia al asunto. Unos quejidos de dolor proveniente de los niños le hizo voltear a verlos enojado. — ¡Siguen así y les daré una verdadera razón para llorar!

—¡Nightmare! ¡No puedo creerlo! Qué inmaduro eres, dios. —Dream se agachó frente a los pequeños, acariciando sus cabezas y soltando palabras alentadoras, ante la mirada de total disgusto de su hermano.

Unos minutos debieron pasar antes de que todos los pequeños se tranquilicen, lo cual alivió a los gemelos de distintas maneras. El mayor tenía una charla muy seria pendiente con su hermano, sin embargo, no fue hasta que transcurrieron otros cinco minutos que los niños finalmente decidieron ir a jugar con tierra y olvidar el tema.

Aun cuando se alejaron a jugar bajo el gran árbol que decoraba su pobre jardín, la mirada de Dream los siguió, sonreía, pero se notaba la tristeza en sus ojos.

—Qué mocosos más insoportables. Los tienes muy mimados, Dream. —Nightmare fue el primero en hablar, queriendo romper el hielo con el mayor.

Su hermano, por otro lado, calló. Parecía pensar en sus palabras, sin estar seguro si decirlo o no, abriendo la boca en ocasiones pero con ninguna palabra saliendo de esta. Finalmente, habló: —Van a cerrar el orfanato.

Nightmare fue tomado por sorpresa, incapaz de responder inmediatamente. Su única reacción fue mirar a los niños y luego al piso. —Ah... ¿Cuándo lo harán?

—Después de un asunto real del que se tienen que ocupar. Estiman que será en más de cuatro meses, pero en menos de un año.

—¿Nos avisarán con anticipación?

—Este fue el único aviso. La próxima vez que vengan, será para desalojar el lugar.

El menor asintió, inseguro de preguntar lo que tenía en mente. —Y... ¿Y qué pasará con los mocosos? —Pero decidió hacerlo.

La respuesta que recibió fue simplemente a Dream encogiéndose de hombros, murmurando un suave pero deprimente "morirán de hambre".

Tratándose de su situación social y económica, era sólo cuestión de tiempo.

✿❀✿❀

•Aclaración•

→Nightmare y Dream son hermanos, son gemelos, de hecho. Dream es el mayor por una hora, aproximadamente.

→El título está en italiano.
En caso de cometer un error en éste, agradecería que avisen.

❪Las aclaraciones se mostrarán al final de cada capítulo, sólo cuando sea necesario. En caso de tener una duda respecto a cierto tema, y yo considero que es importante de mencionar, será agregado en la aclaración del siguiente capítulo

Recordatorio: La historia original ha sido modificada. Estos capítulos son editados y, por tanto, nuevos. Por favor, tener eso en consideración.

Muchas gracias por el apoyo ante el cambio que recibí en el aviso, espero que a las personas que sigan leyendo esto les guste esta nueva versión tanto como a . ♡

『✿-Cxnni-❀』

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