Capítulo 8
Bueno, ¿qué puedo decir?
Después de tal declaración por parte de Alan para joderme la existencia – que logró hasta cierto punto -, las cosas entre Rachel y yo se volvieron incómodas, o al menos por mi parte. No puedo evitar recordar lo que Alan me dijo cada segundo de cada día de la siguiente semana.
Que me gusta Rachel.
¿En serio? Ja.
Esa es la mayor estupidez que ha podido salir de la boca de ese tarado.
Claro que no me gusta Rachel. Ella es mi mejor amiga, y solo eso... ¿Cierto?
¡Claro que sí!
Además, parece que ella y el chico lector del otro día congeniaron muy bien.
Max. El nombre perfecto para un personaje de libro según ella.
Hablan todo el tiempo, ríen, comparten sus opiniones de los libros que les gustan y todas esas cosas. Rachel está muy feliz con eso, tanto, que parece no haberse siquiera dado cuenta de lo del beso.
Me alegro mucho por ella, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí me dice que algo no está bien, aunque no sé qué ni por qué.
La semana se pasó rápido entre clases, ensayos, citas, aburrimiento, más de lo normal, ya que ahora Rachel pasa más tiempo con Max, así que ahora me tengo que conformar con la compañía del idiota de Alan, que, por cierto, estuvo un par de días molestándome con lo de Rachel para finalmente decirme que si no quería decirle lo que sentía – según él – que no fuera después llorando a su puerta porque Rache ya tiene novio y no soy yo.
Una reverenda estupidez.
Además, eso es lo que hacen las chicas cuando su crush consigue una novia que no sea ellas, no yo.
Creo que en lo único en lo que estamos de acuerdo Alan y yo – más o menos – es que, antes de que las cosas se tuerzan más, o de que Rachel recuerde lo del beso, - ¿qué tan despistada es esa chica para no recordarlo por una semana entera? - debería buscar la manera de salirme de la obra. Los ensayos avanzan y estamos cada vez más cerca del final.
Así que, decidido a terminar con este desastre antes de que inicie – si es que eso es bueno – me dirijo a la oficina del director para pedirle "por favorcito" que me saque de la obra.
- No puedo hacer eso Zack. – creo que será difícil.
- Por favor director Ozman, no puedo estar en esa obra, por favor déjeme cumplir mi castigo con otra cosa.
- Y, ¿por qué exactamente no puedes estar en esa obra? – pregunta ciertamente intrigado por mi petición.
- Em..., ¿hacer obras de teatro está prohibido en mi religión?
- Sí, ¿y exactamente cuál es tu religión?
- La ... religión de... adoremos al director Ozman por ser tan bueno con los alumnos que no pueden hacer obras de teatro - ¿What the fuck?
- Sí, claro. Lo siento Zack, pero ya no puedo hacer ningún cambio en la obra, falta menos de una semana para el estreno, además no sé por qué debería hacerte caso considerando tus antecedentes. – Ni siquiera yo sé eso. Solo sé que estoy desesperado por salir corriendo de aquí a cumplir la promesa que me hice de tirarme de un puente. –Y si no necesitas algo más, entonces te sugiero que vayas a tus ensayos antes de que se te haga tarde.
Salgo sin agregar nada más, realmente no tengo nada con lo que defenderme, así que prefiero salir de ahí antes de que mi cerebro y mi boca se coordinen para decir algo estúpido y meterme en más problemas.
Cuando llego al salón, Rachel y los demás ya están es sus posiciones, leyendo algunas de sus líneas y practicando. No sé cuánto tiempo más pueda soportar todo esto. Simplemente camino hacia el escenario, subo a mi posición y comenzamos con los ensayos. Noto como Rachel me mira con curiosidad por la probable mueca de disgusto y decepción que he de cargar encima.
Debo decir que, cuando dije que Simkins me había elegido como el reemplazo de Jared – el cual sigue enojado a más no poder conmigo, aunque por suerte no ha mandado a matarme; aún – por mi gran talento actoral, no lo decía tan en broma. Siempre me ha gustado todo esto de la actuación, mi madre me inscribió a clases de actuación de pequeño, siempre participaba en obras escolares y cosas así, pero siempre lo consideré solo un hobbie, nunca como algo de lo que vivir por el resto de mi triste existencia. Claro, hasta que mi reputación comenzó a perseguirme y dejaron de elegirme.
Al finalizar los ensayos, tal vez es que de verdad no quiero guardarme más esto. Quiero saber de una vez si Rachel recuerda lo del beso y que haremos en ese momento. ¿Todo seguirá igual entre nosotros? ¿Seguiremos siendo amigos? Diría que solo estoy exagerando, que solo es un beso, pero considerando la situación, realmente no sé si podrá quedarse en "solo es un beso" o pasará algo más. ¿Y que será algo más?
Siento que mis propios pensamientos me apuñalan por la espalda.
Tal vez Alan tiene razón – solo un poco -, si no le digo a Rachel lo del beso, quizá después se enoje conmigo y termine perdiéndola igual, así que debo arriesgarme ahora.
Después de dar por terminado los ensayos, cada quien toma sus cosas y salen corriendo. Durante el camino de regreso, siento la mirada curiosa de Rachel sobre mí todo el tiempo, no es normal que el camino sea tan callado – digo, hablamos de mí -, pero todavía estoy buscando la manera de empezar la incómoda e inevitable conversación que se viene. Aun así, Rachel también se mantiene callada durante el trayecto, parece que también tiene mucho que pensar.
No sé si es mi cabeza que quiere jugar conmigo, pero en un momento en que mis ojos se desvían a Rachel, puedo jurar que sus mejillas están curiosamente sonrojadas, pero yo tampoco le pregunto nada.
Por fin llegando a nuestro destino, nos detenemos en medio de ambas casas, pero ninguno parece querer entrar.
Bien, es ahora o nunca Zack.
- Rachel – ella voltea a verme en automático – Yo... bueno, es que... ¿recuerdas que todo este plan de buscar a tu chico ideal antes del estreno de la obra era porque...-
- Si, lo recuerdo – decide interrumpirme – de hecho, yo... pues... no he dejado de darle vueltas... y... yo me preguntaba si...
- Si ¿qué?
- Si, bueno ya que es algo inevitable, me preguntaba si después de eso todo seguiría siendo normal entre nosotros. – termina, un poco más sonrojada que antes.
- Yo también me lo preguntaba y... esperaba que tu respuesta fuera que sí. Yo, pues... eres importante para mí y... no me gustaría que todo terminara por una estúpida obra escolar.
- A mí tampoco Zack, también eres alguien muy importante para mí, demasiado – hace una pequeña pausa -. ¿Entonces?
- Pues, no lo sé. Tal vez solo debamos ir un paso a la vez. Dejar que el tiempo decida que pasará entre nosotros. Aunque de verdad no me gustaría que al final nos separaramos por una tonta obra escolar.
- A mí tampoco me gustaría eso.
Rachel se acerca unos de sus característicos abrazos llenos de calidez que ya extrañaba.
- Entonces no dejemos que pase.
- De acuerdo.
Terminamos la tarde viendo películas y hablando de lo que la situación anterior no nos había dejado mencionar. Como de Max.
Si, el tema perfecto para cerrar el día.
Rachel menciona todo lo que ya me suponía, que es muy simpático, amable, que le encanta leer y todas esas cosas que le encantaron del chico. Hurra, mi tema favorito.
Al final, terminamos sentados, como siempre, en la entrada de mi casa, viendo el cielo, aunque realmente no hay mucho que ver hoy, ya que está nublado.
De repente, Rachel hace una pregunta bastante inesperada.
- ¿Con quién iras al baile?
- ¿Qué?
- Que con quién irás al baile. Recuerdas el baile, ¿no? El que es después de la obra.
- Si, si lo recuerdo, Es que... no había pensado en eso hasta ahora.
- Entonces no hay nadie que te interese.
- No, realmente no – o tal vez sí .
- Vaya, eso es toda una sorpresa para Zack Anderson.
Río un poco por el comentario.
- ¿Por qué?
- Pues... - se me queda viendo unos instantes, sus mejillas se colorean ligeramente, para luego negar con la cabeza – por nada. Curiosidad, es todo. Bueno... no nada.
- ¿Segura?
- Si. Segura. – no la veo muy convencida, pero decido no decir más sobre eso -. Creo que ya es tarde, debería irme antes de que mamá monstruo aparezca para regañarme otra vez.
Me río del apodo que ha elegido para su madre, ya que realmente si le queda, cuando se nos pasa el tiempo hablando, ella sale en pijama sus pantuflas y comienza a reñir a Rachel por no estar pendiente de la hora.
- De acuerdo, nos vemos.
Me da el rutinario beso de despedida y sale corriendo a su casa, se detiene un segundo antes de entrar para despedirse por última vez con la mano, para luego desaparecer por la entrada.
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