Capítulo 1

- ¡Nooo! ¡Todo esto es tu culpa! - me grita Rachel sacudiéndome de los hombros.

- Creo que estás exagerando un poco.

Ella detiene las sacudidas y me mira a los ojos con irritación.

- ¿Tú crees?

- Eeeem...

Un día atrás

- Entonces... ¿cómo calculamos el foco de esta parábola? - pregunta la maestra Simkins con una mueca mal disimulada de desesperación porque sus alumnos entiendan de una vez sus explicaciones.

- Maestra Simkins, ¿puedo ir al baño? - levanto la mano y pregunto.

Si no salgo de aquí en tres segundos, Rachel tendrá que cargar con mi cadáver hasta casa, y no quiero que la pobrecita sufra con lo delgada que es y la nula fuerza que sus brazos de espagueti poseen.

- Señor Anderson, está es la tercera vez, me temo que no puedo dejarlo salir esta vez o sino se perderá de la clase, y debo advertir - apunta con un dedo a toda la clase - que esto vendrá en el examen - todos lanzan un suspiro de fastidio. - Bien, entonces, para calcular correctamente el foco...

"Blah, blah, blah" es lo único que mis oídos captan, bueno, al menos no moriré virgen - mentira -. Mis ojos se sienten cada vez más pesados, se desata una lucha para ver quién ganará, el sueño, o la campana del recreo que anuncia que nuestro tormento ha terminado por hoy.

- Pst... Zack. No te duermas, aún quedan quince minutos. Zack. Zack Anderson, despierta o te meterás en problemas - me susurran desde mi lado izquierdo. Parece que Rachel es la vencedora.

Volteo la cabeza sin levantarla del pupitre al lugar de donde proviene su voz y la veo con rostro preocupado y un tanto molesto. ¿Ya mencioné que es un cerebrito? Por eso, Miranda y sus esclavos se esmeran en seguirla y molestarla a todas horas.

- ¿Cómo quieres que no me duerma cuando siento que me está hablando en mandarín? - hasta ahora me doy cuenta que tiene una mano sobre mi hombro y me sacude ligeramente.

- Zack, no seas exagerado - me responde girando los ojos -. Anda, levántate, ya casi termina la clase.

- ¿Entonces por qué quieres que preste atención? Si al principio no entendí nada ¿cómo esperas que entienda el final?

- Bueno, lo entenderías si desde el principio... - no puede terminar la frase, ya que la maestra Simkins interrumpe nuestra pequeña discusión con un carraspeo.

- Señorita Cassidy, señor Anderson, veo que su conversación es más interesante que la clase.

- A decir verdad, sí. - todo el mundo guarda silencio ante mi osada acción, Rachel me ve con los ojos como platos mientras articula un "¿qué estás haciendo", sonrojándose hasta las orejas.

- Bueno, como veo que les gusta hablar más que prestar atención a mi clase - oh, oh - ¿por qué no van a hablar a la oficina del director?

Rachel se levanta de inmediato, cabizbaja y tan obediente como siempre. Me compadezco de ella por la mierda de amigo que le tocó.

- No. - respondo para la sorpresa de todos, incluida la maestra.

- ¿Disculpa? - me pregunta con irritación.

- Zack, ¿qué estás haciendo? - Rachel me mira con terror y jala mi brazo para que pare, pero no quiero hacerlo, la cara de Simkins es digna de fotografiar.

- Perdone, pero, no creo que eso sea necesario, además, tampoco creo que sea suficientemente ofensivo para usted como para mandarnos a la oficina del director, ¿verdad Rachel? - volteo hacia donde esta ella, y por supuesto, veo las ganas que tiene de ir a esconderse en un rincón, notablemente avergonzada y aterrada.

- Bueno, si no era suficiente, ahora tengo más razones. Desafiarme, responder de esa manera, creo que es más que suficiente, así que pueden tomar sus cosas y salir del salón. - camina de regreso al frente moviendo sus caderas con arrogancia, creyendo que se ha salido con la suya.

- No, gracias, afuera hace un frío infernal. Me quedaré aquí.

- Zack, basta - la voz de Rachel es apenas un susurro audible detrás de mí.

- Señor Anderson y Señorita Cassidy, si no salen en este momento, obtendrán algo más que una visita a la oficina del director.

- ¿De verdad? Vaya, estoy tan aterrado por lo que la maestra que se encierra en el baño para no escuchar sus gritos de victoria cuando gana en el Clash Royal pueda hacerme - ¿Qué puedo decir? Soy un busca-problemas.

Las risillas de algunos de los presentes ponen a Simkins a bufar y prácticamente expulsar humo de las orejas de la rabia.

Bueno, tal vez me pasé un poco.

[...]

Simkins finalmente logró sacarnos del salón a gritos, o gruñidos, no lo sé. Estaba tan molesta conmigo que no se molestó en conservar la calma y su porte tranquilo frente a todos. Debo decir, que yo hubiera seguido con el espectáculo de no ser porque, prácticamente suplicando, Rachel me pidió que parara. Sé que a ella si le importan los dieces y tener un historial perfecto, así que no me quedó de otra que ceder esta batalla a Simkins, quien un segundo después me arrastraba por los pasillos de la escuela, con Rachel siguiéndonos por detrás.

Simkins nos abandona fuera de la oficina del director y, como si hace un segundo no hubiera parecido un volcán en erupción, se reacomoda el saco, y a paso veloz vuelve al aula de clases. Luego el director nos recibe. Ese hombre podría ganar la lotería y donarla toda a caridad sin importar si la necesita o si tiene planes de vida. Él se apiada de nosotros, o más bien de Rachel; es la primera vez que está aquí, así que no le puso reporte y no registró este pequeño "incidente". Conmigo fue un poco más complicado, debo admitir que no era la primera vez que les causaba migraña a los maestros de aquella bella escuela, pero para mí buena suerte, tampoco fui castigado.

Para mi mala suerte - y de mis pobres brazos, ya que mi mejor amiga me golpeó hasta que le dolieron los suyos -, el director nos da como "consecuencia de nuestras acciones", un maravilloso papel en la obra que se está organizando para celebrar las vacaciones de invierno - o algo así, es que aquí celebran por todo -, y que se llevará a cabo justo antes del baile. Rachel quedó como protagonista de la obra, y yo como la mesa número tres. Bueno, no, pero si me dieron un papel bastante mediocre, considerando el talento natural que tengo para la actuación - mentira -. Cuando salimos de la oficina, Rachel está totalmente pálida. Tanto, que de verdad me asusta.

- Oye, ¿estás bien? - pero no responde - Rachel. Hola. Tierra llamando a Rachel, adelante Rachel - bromeo haciendo ruidos de interferencia con mi boca, como si estuviéramos hablando a través de una radio, pero ella sigue sin moverse ni decir una palabra. Estoy a punto de arrojármele encima para ver que le pasa, y llevarla a la enfermería, pero luego, finalmente responde.

- T-tengo... que actuar... frente a... m-muchas personas - ooooh, claro, soy estúpido. Rachel tiene pánico escénico. Oh, no me digas que se desmayará aquí. Antes siquiera de que lo piense, la tomo de los hombros para evitar que caiga.

- Oye, oye, cálmate, todo va a estar bien, ya verás que todo saldrá bien.

Eso, hasta que nos dieron el libreto, y ahí definitivamente no puede evitar que se desplomara.

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