O2

Bakugou fue muy selectivo en cuanto a las solicitudes llenas que tenía en el escritorio de su departamento. Desechó a los que eran menos probables que impresionaran a su madre, a los que eran más feos que los demás y sobre todo, a los que consideró no poder aguantar.

Que quede claro que el tal Todoroki había pasado la primera prueba.

Tenía la altura, la edad, aparentemente tenía piercings y tatuajes, aunque cuando lo vio hablando con Uraraka no le vio ninguna de esas cosas y tampoco las escribió en la hoja; –qué misterio, ¿en dónde los tendría?– no fumaba, no bebía, no tenía hijos ni mascotas, además de que le gustaban casi las mismas cosas que a él. Además de otras cosas aburridas como el arte y la historia.

Bien, para eso agendó sus citas y el horario correspondiente para poder entrevistarlos a todos sin olvidar a ninguno y por supuesto, que no chocasen los horarios.

Ahí aprendería otras cosas extra y seguiría con el siguiente filtro.

Ahora solo faltaba que apuntara los números de los chicos para poder enviarles un mensaje de dónde y cuándo sería su cita, nada elegante ni costoso, aunque bien podría aprovecharse.

El problema es que la cara redonda le había mentido al bicolor diciéndole no sé qué de una entrevista de comunicación, así que llamarlo para una cita de seguro le resultaría sospechoso.

Tal vez hablarle porque necesitaba verlo urgentemente con respecto a la entrevista y ya luego decirle de qué se trataba. Claro que había posibilidad de que le dijese que no –aunque muy pocas porque vamos, era un Dios– pero aun así tenía más candidatos.

Cansado ya de tanta solicitud, se dispuso a enviar mensaje a los primeros chicos que pasaron la prueba para agendarlos correspondientemente a su día y su hora, y luego seguiría con el resto. Ahora solo quería dormir.

– ¿Y bien?

– ¿Qué?

– ¿Ya saliste con Todoroki?

– No.

– ¡¿Qué?! ¡Pero me prometiste que sería el primero!

– No, eso fue algo que decidiste por tu cuenta. Por suerte para ti, pasó la primera prueba, así que iré a una cita con él. Es solo que aún no es su turno.

– ¿Y cuándo lo será?

– Creo que lo agendaré para el viernes en la tarde.

– ¡¿Eh?! ¡Pero es lunes!

– Mi agenda está saturada, cara redonda. Después de las clases tengo dos citas; en la tarde y en la noche. Comenzaré hoy con las salidas y entrevistas para hacer el segundo filtro y luego la elección final.

– Si Todoroki no pasa la prueba, ¿Me prometes que aun así vas a romper su corazón?

– ¿Por qué me jodes tanto con que se lo rompa?

– Porque rompió el corazón de una de mis amigas, Yaomomo lloró dos días así que él ahora debe sufrir. ¡Quiero venganza! Y no soy la única.

– ¿Por qué la cola de caballo le lloró tanto?

Uraraka se detiene en su monólogo de sed de venganza para poner un gesto pensativo.

– En realidad, nunca nos lo dijo. Pero estaba en un momento tan débil que ninguna quiso sacar el tema, lo único que queríamos era que se olvidara de él y volviera a sonreír.

– La venganza sin justificación es aburrida.

– ¡No me vengas con tus sermones de hacer lo correcto!

– Nunca dije que estuviese mal, solo que sin una verdadera razón, la venganza se siente insípida y sin gracia.

– Bien, ahí entras tú. Sal con él y pregúntale y luego hazlo sufrir.

– Cállate, tu voz me está resultando molesta – Masculló Bakugou mientras se tallaba las sienes – Tch, como sea, necesito ir a la biblioteca por unos libros, me largo – Se despidió alejándose.

– ¡Hasta luego! – Respondió Uraraka con efusividad.

Katsuki tuvo sus citas correspondientes a lunes, martes, miércoles y jueves. Finalmente era viernes y le tocaba salir con el dichoso Todoroki. Tuvo que hablar con él a través de WhatsApp para decirle que era necesario verlo.

Aún recuerda su conversación que tuvo el lunes; el tipo actuaba a la defensiva, pero no le culpaba. Aunque luego pareció desesperado por salir, no lo entendía.

Su foto de perfil estaba visible para cualquier persona, porque cuando lo agendó enseguida le apareció en corto. Y no iba a mentir, se veía sumamente como un Dios, casi cede a sus ganas de pasar la lengua por la pantalla de su teléfono.

No lo hizo, de milagro.

Al igual que el bicolor, él también tenía su foto visible para cualquiera que consiguiese su número. Puede ser la principal razón de porqué el cabrón insistió en salir. Vamos, que era un postre apetitoso para cualquiera, nadie nunca le había dicho que no.

Terminó de buscar en la biblioteca un par de lecturas más y se encaminó a la cafetería donde había quedado verse con Todoroki. Le haría la misma entrevista que a los otros candidatos y luego se despediría. Iría a casa, haría sus cosas y luego a la siguiente cita en la noche.

Después de todo, no sería hasta el domingo luego de su última cita que descartaría a los demás, quedándose con 3 prospectos para elegir. Evaluaría calidad de vida, trayectoria como estudiante y fluidez para las conversaciones maduras.

Todo para complacer a la bruja que tenía por madre.

Antes de las 2, ya había llegado a la cafetería, pidió una mesa y un vaso de agua. Esperaría a su prospecto antes de ordenar algo del menú. No pasó mucho. Eran las 2:03 p.m. cuando Todoroki apareció en la puerta, buscándole con la mirada.

Para no parecer desesperado, se hizo el que no lo vio entrar y siguió con la vista clavada en el menú. No fue hasta que el chico se sentó frente a él, que bajó la carta.

– Uhm, Hola.

– Hey.

– Yo... ¿Esto es por lo de la hoja que llené la semana pasada?

– Sí.

– ¿Lo hice mal?

– No.

Primero debe hacer un rápido escaneo del individuo con una mirada de arriba abajo, luego probar hablar con monosílabos y si lo consideraba apropiado, poder hablar como lo hacía normalmente.

Pudo percibir gracias al lenguaje corporal, que estaba nervioso, confundido pero emocionado. Cuando hizo contacto visual, pudo ver la atracción en sus ojos y el color rojo de sus mejillas.

Iba a ser pan comido.

– Escucha – Se aguantó decir cara redonda porque de seguro no sabría de quién le habla – Uraraka te pidió que llenaras la hoja bajo tontas excusas. En realidad fui yo quien las hizo y no, no soy comunicólogo.

– ¿Por qué querrías saber eso de la gente?

– Porque estoy buscando novio.

Se hizo un silencio corto, suficiente para que la camarera llegara.

– ¿Qué tal? Buenas tardes. ¿Han decidido que va a querer?

– Un latte de matcha y un cuernito relleno – Contestó el rubio. Todoroki se notaba aun nervioso, pero rápido tomó la carta de menú y pidió lo primero que vio en bebidas y alimentos.

– Una limonada y un sándwich de jamón de pavo.

– Bien, sería un latte de matcha, un cuernito, el sándwich y la limonada. Anotado; en 15 minutos se los traeré – Y así como vino, se fue donde la cocina.

Los dos jóvenes la vieron irse hasta desaparecer y luego regresaron la vista entre ellos.

– Ahora, regresando a la plática. ¿A qué te refieres con que estás buscando novio?

– A eso. Las hojas eran para llenar información. Estoy en busca de un novio y tu amiga Uraraka creyó que eras el indicado. No sé por qué te mintió diciendo que era una encuesta de comunicación.

– Ella no es mi amiga.

– Fue quien te recomendó.

Se hizo otro breve silencio mientras Todoroki buscaba qué decir.

– ¿Por qué quieres un novio?

– Yo hago las preguntas aquí, malvavisco.

La cara de Todoroki se volvió roja de vergüenza ante el apodo. No pueden culpar a Bakugou, realmente parecía un malvavisco blanco con rojo.

– ¿A-Al menos puedo saber tu nombre?

– Bakugou Katsuki.

Habiendo roto ya la primera capa de hielo, era momento de pasar a lo bueno. Bakugou tenía una libreta donde había escrito sus preguntas y las posibles respuestas a ellas y dependiendo de cada pretendiente, marcaría las casillas correctas.

– Bien, Todoroki. Uraraka me comentó que estudias actuación...

– Sí, mi padre es actor y quiere que siga sus pasos.

– ¿Actor? ¿De teatro o de cine?

– Cine, él ha salido en muchas películas.

– De seguro de extra porque no he visto su apellido en ninguna.

Aun cuando estaba prácticamente insultando a su padre, el bicolor no parecía afectado por ello. Katsuki entendió que no se llevaba bien con él, o parecía tenerle cierto desprecio.

– No hablemos de él – Respondió al final.

Antes de cualquier otra cosa, la camarera llegó con sus pedidos y los colocó en cada lado respectivamente. El rubio dio un sorbo a su latte mientras que Todoroki tomaba su limonada.

– Bien, voy a hacerte unas cuantas preguntas, Todoroki.

– Soy todo oídos.

– ¿Estación favorita?

– Otoño.

Katsuki apuntó en su libretita.

– ¿Tienes hermanos?

– Tengo 3

De nuevo escribió.

– ¿Religión?

– Agnóstico.

Que quede claro que después de cada pregunta y su respuesta, Bakugou apuntaba lo que aprendía en la hoja específica para Todoroki.

– ¿Comida favorita?

– Soba fría.

– ¿Qué signo eres?

– Capricornio. Pero no te diré ni mi fecha de nacimiento, ni la hora – Katsuki rodó los ojos.

– Sin problemas, ¿Libro favorito?

– La sirenita.

– Esa es una película.

– Me habían dicho que viene de un libro.

– No de un libro tal cual, pero sí, viene de una historia. No es tan feliz como la de Disney.

– Oh.

– Da igual, siguiente – Continuó la entrevista – ¿Día o noche?

– Noche.

– Muy bien, y la última solo para quitarme de encima algunas dudas.

Todoroki aguantó la respiración, no quería nada relacionado con su cicatriz.

– ¿Por qué terminaste con tu ex? – Preguntó Bakugou. El bicolor pudo respirar de nuevo – Claro, en caso de que hayas tenido ex.

– Muchas.

– Solo la última.

– Descubrí que no me gustan las chicas.

Katsuki se esperó una respuesta más elaborada, algo que complementara esa frase. Alguna historia triste y desgarradora de su pasado, algunas malas experiencias, algo; solo escuchó el ruido de fondo de la cafetería y a Shouto dando un mordisco a su sándwich.

Al menos podía escribir que vegetariano o vegano no era.

– Interesante.

– ¿La entrevista terminó?

– Sí, pero la cita no – El rubio cerró la libreta y la guardó en su bolso – Ahora soy yo quien será todo oídos. Cuéntame de ti, Todoroki.

Con esa petición, Bakugou cavó su tumba.

Un besito no estaba de más luego de sus citas, vamos que era un adulto joven con responsabilidades pero igual con necesidades. Salía a citas, tenía varios novios, claro que había besado. A algunos más intensos que a otros.

Pero, y léanlo bien, Bakugou jamás en su vida había dejado a alguien llegar a segunda base.

Siempre fueron besos en los labios o a veces alguno que otro en las mejillas. Desde besos de piquito hasta los famosos besos franceses.

Que Todoroki le estuviese devorando el cuello era llegar a otro nivel. Y aunque en la mente se regañaba por ser una puta desesperada para dejar que un chico que literalmente acababa de conocer y que –para colmo– ni era su novio aun, prefería no escuchar esa vocecita en su cabeza.

El bicolor le sugirió acompañarlo a su casa, él acepto y cuando llegaron se despidieron con un beso de piquito; que luego dio camino a más besos de piquito, que aumentaron de intensidad hasta convertirse en uno francés y que luego la boca de Shouto llegase a las partes prohibidas.

Así que sí, Todoroki lo estaba devorando frente a la puerta de su hogar.

Realmente no le importó si llegaba tarde a su siguiente cita con los labios hinchados y chupetones en el cuello.

Es más, ni siquiera le importó perdérsela.

No cuando le comían el cuello tan deliciosamente.

¡Dios bendiga a Todoroki Shouto!

Ay no, perdón, que es agnóstico.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top