🎄Capítulo 8|Feliz navidad.

El ojo de Jaron se ha inflamado como una esfera de navidad.

Luego de haberse desmayado ante el impacto del balón, mi tío Ralf lo cargó como muñeco hasta el interior de la casa para recostarlo en el sillón mientras mi mamá reñía a mi papá por haber disfrutado de su touchwdown usando al chico como portería.

Ahora Jaron está despierto sosteniendo una botella de champán sobre donde ha recibido el golpe y toda la familia lo mira con ojos de lémures.

—¿Pueden darnos espacio? —inquiero moviendo la mano para que se alejen —. Lo están sofocando.

Todos al mismo tiempo dan dos pasos hacia atrás. Blanqueo los ojos y regreso hacia él que se queja en voz bajita.

—Perdón por lo de tu ojo.

—Dicen que las primeras impresiones son buenas, pero no creí que sería de este modo a punto de perder el ojo —murmura con una bonita sonrisa —. ¿Cómo me veo? ¿Sigo siendo sexy para ti?

Presiono los labios reprimiendo una carcajada. Sus rizos oscuros le caen sobre la cara que me da la tentación de apartárselos para verlo a los ojos, bueno, solo un ojo esta vez, sin embargo, mi familia todavía nos tiene en la mira y cuando volteo para comprobarlo enseguida fingen demencia y se dispersan hacia el comedor para al fin dejarnos solos.

Siento cosquillas y ya comienzo a detestar tal sensación.

—¿Vamos a seguir fingiendo, Yelena?

Parpadeo saliendo de mi trance.

—¿Eh?

—Escuchaste bien —ladea la cabeza divertido —. Yo he dicho que me gustas, pero no es como si quisiera obligarte a que me correspondieras.

—Has hecho un lío conmigo, además, ¿no te han dado ganas de huir? Mi papá hasta puede apuntarte con una pistola si quisiera.

Jaron da un respingo del susto y se eriza cuando nota que no me rio.

Mi padre está demente que hasta puede usar un bolillo como arma para matar cucarachas.

Sus dedos me descolocan al deslizarse por mi mejilla, estamos a centímetros que puedo escuchar los latidos de su corazón.

Jaron me gusta y da miedo tal sentimiento.

—¿No debemos tener más citas? —inquiero sonriendo.

—Estaría encantado que escogieras lo que podríamos hacer, las chicas también tienen el privilegio de invitar a citas —se aparta la botella del ojo con cuidado.

Me llevo una mano a la barbilla.

—Mmm, verás, esperaba a que me invitaras en algún momento a tus partidos de hockey —entrecierro los ojos aguantándome la risa —. Y a tus obras de actuación.

Su sonrisa se va ensanchando.

Él es interrumpido por mi mamá que nos avisa sobre la cena.

—¿Vamos a necesitar un médico? —inquiere con duda al seguir viendo el ojo de Jaron.

—Estoy bien, señora...

—Por favor, llámame suegrita.

Mamá, no le des ideas.

Jaron intercala los ojos en ambas y yo quiero enterrarme bajo la nieve.

—Suegrita mamá de Yelena —dice él divertido haciendo reír a mi mamá.

Por lo duendes, está jugando sucio.

Mamá desaparece cruzando el umbral, le doy un empujón a Jaron al intentar ponerse de pie.

—¿Estás lista para que nos asalten de preguntas?

—Para eso hemos estado practicando —respondo tomándolo de la mano.

—Sí, pero fuimos más lejos, ¿verdad?

—Cállate.

—Estas más roja que la nariz de Rodolfo el Reno.

—Y tú ojo lo tienes como esfera navideña.

—Sigo siendo guapo.

—Como digas.

—Sé que te gusto.

—El golpe te dio duro.

—Niégalo todo lo que quieeeras, mi bella elfo.

—¡No soy un elfo!

—Eres más bajita.

—No te metas con mi estatura o te dejo el otro ojo como esfera.

—Okey, me callo.

Ambos cerramos la boca y de la nada nos reímos.

Que locura.

Llegamos a la mesa y no tardan en bombardearnos con las preguntas, sobre todo las hienas. Parecen la misma Interpol.

Por poco le preguntan el tipo de sangre y alergias.

No parecen muy convencidas de nuestras respuestas y siguen insistiendo.

Les regalo una sonrisa forzada y Jaron tiene demasiada paciencia.

Mientras mi hermana intenta llamar la atención con la comida, los dedos de Jaron se vuelven muy amistosos bajo la mesa tomándome de la mano. Trago grueso, todavía no me acostumbro a que esto en serio está pasando. Lo miro de soslayo y es obvio que no se toma la molestia en disimular. Mi padre va a colgarlo como estrella en la punta del árbol si no aparta los ojos y es que mi lado malévolo piensa que sería divertido.

—¡Salud por Yelena y su novio!

—Que esperemos no la dejen.

—Llegan a herir a mi nena y me encargo del asunto —amenaza papá bebiendo su refresco mirando fijamente a Jaron y él se tensa.

—Eeeh... ¡iremos a tomar aire!

Tiro de su brazo para levantarnos de la silla y vamos a escaleras arriba a mi antigua habitación. Papá grita algo que ignoro.

Al entrar cierro la puerta soltando una larga bocanada de aire.

—Siento mucho lo que acaba de pasar, fue peor de lo que creí y he arruinado tu primera navidad empezando con lo de tu ojo. Debí ser más específica con el comportamiento de mis tí...

Jaron me da un beso rápido en la mejilla y se aparta siseando de dolor.

—Pudo haber salido peor, me refiero a quedarme realmente sin ojo —encoge los hombros —. Yelena, no debería importarte lo que digan ellas de ti.

—Me hacen sentir mal cada maldita fiesta.

—Tú eres asombrosa —nuevamente se acerca apoyando un brazo alado de mi cabeza y con la otra acaricia mis mechones de cabello —. Es evidente que te tienen cierta envidia y eso no está bien.

—Si te quieres ir adelante.

—Nop. Mi suegrita dijo que repartirá el postre y habrá karaoke y no quiero perdérmelo —le miro con mala cara —, peeero podemos quedarnos aquí de pie o en tu cama abrazados, es que hace frío y tienes las manos heladas.

La sangre comienza a hervirme hasta subirme a la cara.

Él me rodea la cintura estrechándome contra su pecho, Jaron huele a jengibre y menta.

—¿Ahora qué, Jaron?

—Solo abrázame.

—Van abrir los regalos.

—No vas a huir de mí.

—Feliz navidad —entierro mi cara en su cuello o al menos como puedo.

—Feliiiz, feliz navidad, Yelena —siento que me acaricia la espalda trazando círculos.

Su cercanía es suficiente para reconfortarme el mal sabor de boca. Me gusta que me abrace, estar cerca y escuchar su corazón latir con desenfreno.

—Me gustas.

Admito y su pecho comienza a vibrar por la risa que ha liberado.

—Te acabo de decir que...

—Es que se ha escuchado bonito —comenta sin soltarme —. Tú me encantas, Yelena.

¡Por Santa Claus!

En cualquier momento las piernas se me convertiran en gelatina, menos mal que estoy aferrada a sus brazos fornidos o ya estaría en el suelo.

Supongo que esta Navidad será diferente como los siguientes días.

Eso implica a mi papá quedando rojo como la nariz de Rodolfo cuando bajamos y nos echa un repaso a ambos.

—¿Tengo que salir corriendo?

—Eso creo...

—Mierda.

—Feliz navidad, Jaron. Permite que te demos la bienvenida de manera oficial —sonríe con malicia acercándose y él me pide ayuda con la mirada.

Finjo demencia.

Bueno, pudo haber sido peor.

¡Felices fiestas!




🎄Felices fiestas les deseo con amor y muchos abrazos 🎄

Gracias por pasarse a esta pequeña, pero significante historia para mí. No creí se enamoraran de Yelena y Jaron al instante y me hace muuuy feliz.

Besooos y abrazos sabor a chocolate. ☕🍫

🎉Si te gusto la historia, puedes pasarte a mi perfil donde cuento con varias y pronto se unirán más.

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