Las comisuras de sus labios tiran hacia el cielo en una pequeña y atractiva sonrisa luego de presentarse. Jaron es guapo no se los niego, tiene una mata de rizos oscuros como cabello, es de piel canela y labios con pigmentación rosa como si se hubiera puesto labial.

—Si te estás preguntando sobre mis rasgos es porque soy de ascendencia hindú, mis padres son de la India, pero nací aquí en Alemania.

—Bueeeeno, veo que ya se están llevando de maravilla, yo me tengo que ir.

¿Eh?

Esperen, debo exteriorizar mis pensamientos.

—¿Eh? —mucho mejor.

Rubí se pone de pie para comenzar a retroceder. Entrecierro los ojos en la espera de una respuesta.

—Le he pedido en cuanto te trajera que nos dejara solos para conocernos —se apresura a responder Jaron ocasionando que me robe el aliento —. Rubí es un genio por haber subido ese anuncio de «se busca chico para navidad» en Facebook.

—¿Qué hizo qué?

Rubí abre y cierra la boca cada vez poniendo distancia.

—Yo... ¡olvidé que dejé las luces encendidas del coche! Ahora vuelvo.

Gira sobre sus talones para salir corriendo. No me da tiempo para responder al darme cuenta que me ha abandonado.

—Te puedo llevar a casa —se ofrece el chico.

—Ni siquiera te conozco.

—Soy Jaron.

—Eso no es suficiente —me cruzo de brazos irguiendo la espalda.

—Y tú eres Yelena, estudiamos en la misma universidad, pero nunca habíamos hablado hasta hoy y no es como que no quisiera es solo que tu expresión de «si te acercas te aniquilo» no es de gran de ayuda, en fin, ¿así que necesitas un novio falso?

Encojo los hombros. No sé qué decir, la lengua se me ha adormecido.

Jaron acomoda el palo de hockey en el asiento de la grada para luego sentarse a mi lado. Mi pierna derecha ya comienza a sufrir un tembleque.

Okey, debo hacer un esfuerzo para socializar.

—¿Así que Rubí subió un anuncio a Facebook? —murmuro.

—Sí, bastante detallado. Fue gracioso, de hecho, muchos chicos respondieron para saber más sobre el tema.

—Qué vergüenza.

—Es ingenioso. Había mil doscientos comentarios.

Madre de los villancicos, ¡qué locura!

—No sé qué te habrá contado Rubí, pero está loca. Jaron, no necesito que alguien finja...

—Estudio artes escénicas.

—¿Y eso que tiene que ver con mi caso?

—Que sé actuar y por lo tanto puedo ser tu novio falso —tiene el descaro de lanzarme un guiño.

—Sigue sin convencerme.

—Yo te ayudo con el problema de las hienas que tienes por tías.

—¿Qué pides a cambio? Porque ya debes tener alguna idea en mente —muevo mi cuerpo hacia un extremo lejos de él, apesta y está sudoroso —. Nada que implique contenido adulto, por favor o te estampo el palo con el juegas a la cara.

El chico parpadea presionando los labios.

Mierda, se puede malinterpretar el «palo con el que juegas» con algo perturbador.

Para mi sorpresa, él no se ríe ni lanza alguna sonrisa con malicia.

—Como actor en formación necesito poner en práctica lo que he aprendido y con tu caso es ideal para ponerme a prueba —contesta animado.

—No va funcionar —me hundo entre mis hombros —. Nunca he salido con alguien y no se me da coquetear, así que será evidente que todo es una farsa, sobre todo mis tías que se la pasan dentro de las redes.

—¿Qué no tienen nada mejor que hacer?

—Joder la vida de los demás como puedes darte cuenta —blanqueo los ojos.

—Les daremos razones para que te dejen en paz, ya verás.

—Para empezar, no he dicho que sí.

—Acepté ser tu novio falso. Te prometo que nuestra actuación saldrá de maravilla, Yelena —ladea la cabeza sin borrar su pequeña sonrisa —. Falta una semana para navidad, yo no tengo nada que hacer esas fechas, mi familia no le gusta celebrarlo así que tengo tiempo libre luego de los entrenamientos para que te enseñe unas técnicas.

—Sé más claro.

—Técnicas de coqueteo, obvio.

Me pongo de pie como si el asiento tuviera un resorte.

—No te asustes.

—No me conoces.

—Te invito a una salida, así podremos conocernos y ponernos en marcha.

Tomo una bocanada de aire repitiéndome muchas veces que esto es una locura que saldrá mal, sin embargo, mi mano actúa en automático y se estira en su dirección. Jaron se pone de pie y termina estrechándola con suavidad.

—El paso número uno es subir un par de fotos a las redes para alterar la colmena, ¿las tienes agregadas?

—Solo en el WhatsApp familiar e Instagram, pero no lo uso.

—Pues a partir de hoy lo necesitarás. Voy por mi celular, no te vayas.

Suelta mi mano. Rápidamente da un salto para bajar de las gradas y rodear la pista a toda prisa hacia lo que parece los vestidores.

Me llevo una mano al pecho donde siento el corazón acelerándose como nunca.

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