Parte 2- Lo que tenía, perdido está y lo que amo, no volverá.
<<Querido diario.
Ayer lo deje, él no lloro, ni discutió. Neutro. Su silencio me demostró que no había amor.
Se encendió un cigarro y se apagó mi corazón. >>
—Harry, ¿estás bien?— Me preguntó Bianca preocupada. Obviamente, mi estado no era muy "bonito". Tenía un chándal puesto y el cabello como me había levantado. Sin duda, este no era yo.
—No, no estoy bien. — Me limité a decir mientras empezaba la clase. Bianca no supo qué hacer. — ¿Ella ha venido?
—No, ha faltado.— Ella hizo una mueca, y yo me limité a abrir mis libros.
—Sabias que esto iba a pasar.
—Trate de avisarte. — Me recordó pero yo me reí.
—No me jodas, tú no me dijiste nada. —Ella hizo una mueca.
—Oh vamos, Harry, eres tú el que no dijiste nada.
—¿Qué quieres decir?
—Eres tú el que se marcho, sin luchar, tras ella terminar con lo vuestro. — Ella cerró el libro fuertemente.
—¿A caso podía hacer algo?— Tenía la vista perdida en alguna parte del aula.
—Anne estaba esperando a que no te rindieras. —Miré sus ojos.—Ella te quiere, pero creo que después de lo que hiciste, ya no hay nada que hacer.
—Pero...— Ella me interrumpió.
—Harry, sé que la amas. Pero lo único que puedes hacer ahora es olvidar y dejar que sea feliz. —Hice una mueca.
—¿Qué sea feliz con Dan?
—O con su padre.— Resopló y yo dirigí mi mirada al profesor. No quería hablar con nadie y recién terminada las clases, fui hacia la salida sin ver hacía atrás.
Volví a casa destrozado, por dentro y por fuera. No podía dejar de pensar en Anne, ¿de verdad podría haber hecho algo? Ella me dijo que estaba harta y que no podía más, sólo deje que hiciese lo que quería, ¿tan mal actué?
Estaba solo en mi casa, mi madre se había ido a algún lugar sin avisar. Me fui directo a mi habitación y me tumbé en la cama.
"¿Qué haría ahora?"
No volvería a llorar, o al menos en ese mismo momento, ya que no quedaban más lágrimas en mi. Bastante lloré ayer para volver a llorar.
No había comido nada desde que ella y yo terminamos, más o menos, hace 24 horas. Aún así no tenía nada de hambre, sospechó que tendría un nudo en el estomago.
Algo me sacó de mis pensamientos, era un mensaje. Fui hacía el teléfono y pude comprobar que era Kevin.
"Pensaba que era Anne"
Ignoré mi pensamiento y comprobé que era lo que decía el mensaje.
"Harry, ¿estás bien? Ya verás como esto se solucionará. No hagas ninguna tontería, estoy preocupado. Kevin"
Sonreí muy débilmente.
"Lo siento, pero eso no se solucionará", pensé.
Miles de recuerdos invadieron a mi mente. Ella, aquel día en que la conocí. Ya supe que era especial. Cambié por ella, no volví a ser aquel chico mujeriego que no se ata a ninguna mujer. Ella lo cambió todo. Y ahora no la tengo, por imbécil.
"Lo siento, no puedo asegurarte que no haga ninguna idiotez", pensé.
Parecía que mi cuerpo actuaba por si mismo... Fui hacía la cocina y empecé a buscar por los cajones. Lo único que tenía en la cabeza era su nombre, "Anne", sólo la tenía a ella en la cabeza. Encontré unos antidepresivos que pertenecían a mi madre. Hacía varios años que no los tomaba y estaba el bote entero. Abrí el bote, cogí agua y tragué la primera pastilla.
Recordé nuestra primera cita. Yo había salido con muchas chicas, pero era la primera vez que estaba tan nervioso en la primera cita. Ella iba tan hermosa que consiguió atraparme en la primera cita.
Tragué otra pastilla.
Recordé nuestro primer beso, todas las mariposas que sentí por el estomago me demostraron que era única, era especial... Es especial.
Tragué otra pastilla.
Recordé cuando nos hicimos una pareja oficial. Le di mi corazón y ella me dio el suyo. Nunca nos separábamos. La gente decía lo que quería, pero éramos dos contra el mundo, nosotros dos, juntos.
Volví a tragar otra pastilla.
Recordé todos aquellos momentos juntos y aunque me doliera, quería conservar. Sus ojos, su boca, sus labios, su risa, su sonrisa, su voz, sus gestos, sus bromas, sus enfados, sus pequeñas manos, su cuerpo pequeño, su gran corazón, su belleza, su simpatía, su originalidad... Todo. Esos momentos me mantenían vivo, ahora que todo se ha marchado dejándome solo, me había quedado sin vida.
En cuanto me di cuenta, me había tomado casi todo el bote. Estaba mareado, no sé en qué momento empecé a llorar, pero mi rostro estaba empapado de lágrimas.
Intenté subir a mi habitación, llegué como pude y me apoyé en el marco de la puerta.
"Vidas juntas, momentos emblemáticos".
Me senté como pude en la silla y mi cuerpo falló. Mi cabeza cayó al suelo, seguida de todo mi cuerpo, con un golpe seco.
"Mi Sol es tu Luna, y mi Luna eres tú".
Escuché como mi madre entro en casa. Escuché un grito por su parte, deducía que vio el bote de pastillas en el suelo. Escuché como subía por las escaleras, mientras una lágrima nuevamente atravesaba mi mejilla.
"Si no me ama, ¿qué más da morir?".
Mi madre abrió la puerta y volvió a gritar.
—¡Harry, Harold!— Se sentó con velocidad a mi lado.— ¡Oh dios mío, ¿qué has hecho!?— Vi como lágrimas caían por sus mejillas.
Una última lágrima cayó de mi mejilla, la última lágrima con vida.
"Lo que tenía, perdido está".
— Anne.—Dije antes de que mi voz se apagará.
"Y lo que amo, no volverá".
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