A partir de ese momento mi alma comenzó a romperse de manera inevitable. Me estaba comenzando a apagar internamente, y yo estaba tan cegado, que no me daba cuenta del daño que me hacía. No importaba el cambio abrupto de tu personalidad, no importaba lo que llegué a sentir cada vez que eras más insensible y cruel conmigo, no importaba, yo me negaba a dejarte ir.

«Te amaba demasiado.»

Una forma de disfrazar la violencia y abuso es llamándolo amor, cosa que obviamente no debería hacerse. El amor no lastima, el amor no te hace querer morir, huir o simplemente dejar de sentir. Eso dejó de ser amor hace tanto... Lo entendí en su totalidad aquella madrugada que llegaste al apartamento borracho y me hiciste tuyo con una brusquedad enfermiza.

Esa madrugada me enseñaste que ya no quería amarte por más que me negara a soltarte.

-Hany