Scp-2295
Scp-2295
Clase: Seguro.
Medidas de contención: Scp-2295 debe ser mantenido en un casillero de contención estándar en el Ala de Almacenamiento 25 en el sitio 35.
Personal con Nivel de Seguridad 3 o superior tienen autorización de realizar experimentos con Scp-2295 después de llenar los formularios correspondientes. Favor de ponerse en contacto con el Dr. Gergis si el acceso a Scp-2295 requerido se extenderá por más de 24 horas.
Descripción: Scp-2295 es un oso de peluche echo de diferentes trozos de tela, mide aproximadamente 0.46 cm de la 'cabeza' a los 'pies', y está relleno con fibra sintética y algodón. Scp-2295 tiene un pin de corazón pequeño y anatómicamente correcto en la parte izquierda de su tórax, y un moño atado alrededor de su cuello. La tela y el color de los parches de Scp-2295 suele variar. Las pruebas confirman que ningún componente de Scp-2295 contiene propiedades químicas anómalas.
Scp-2295 entra en un estado activo cuando se encuentra dentro de 2 metros a la redonda de un humano con traumatismos mayores en algún órgano. Si está en la proximidad de dos o más sujetos, Scp-2295 invariablemente escogerá al que sea más joven. Scp-2295 producirá tijeras, hilo blanco, y agujas o un gancho de tejer anomalmente desde su boca, y usará cualquier tela y relleno que se encuentre cerca para crear una instancia de Scp-2295-1, una imitación del órgano del sujeto hecho de tela. Scp-2295-1 se desvanecerá de la vista y el sujeto caerá en un estado de inconsciencia. La instancia de Scp-2295-1 reemplazará el órgano dañado del sujeto por medios anómalos. La ubicación de los órganos reemplazados de esta manera es desconocida.
Si no hay material utilizable en sus cercanías, Scp-2295 usará tejidos y relleno de sí mismo. Scp-2295 regenera un gramo de relleno cada día para reemplazar por completo cualquier material perdido o usado. Nótese que la tela usada de esta manera no se regenera, y se debe colocar tela adicional cerca de Scp-2295 con el propósito de auto-reparos.
Las instancias de Scp-2295-1 llevan a cabo sus respectivas funciones con éxito, a pesar de las incompatibilidades biológicas, químicas y medicas esperadas. Una vez dentro del sujeto, los tejidos y venas adyacentes al órgano de imitación se integrarán a él sin complicaciones observables. No ha habido casos de instancias Scp-2295-1 siendo rechazadas, y todos los sujetos registrados hasta el momento se han recuperado por completo.
Registro de Experimentos 2295
Se aprobaron experimentos con el fin de encontrar las limitaciones de Scp-2295. Los materiales fueron proveídos dentro de la cámara de pruebas.
[Sujeto: D-2353, 38 años de edad.
Diagnosis: Pulmones con daños severos como resultado de 25 años como fumador.
Notas: Scp-2295 crea a Scp-2295-1 usando una muestra textil negra y una muestra textil roja. Los nuevos pulmones actúan a una capacidad similar a la de pulmones adultos saludables.]
[Sujeto: D-3452, 50 años de edad.
Diagnosis: Palpitaciones cardíacas frecuentes y ateroescalerosis severa.
Notas: Scp-2295 teje a Scp-2295-1 usando varios estambres a su alrededor. Se observa que Scp-2295-1 tiene pulso propio antes de que se desvanezca. El transplante es exitoso - cómo Scp-2295-1 se las arregla para cumplir su función a pesar de las propiedades absorbentes del material y los múltiples orificios en el diseño se desconoce. Los síntomas ya no están presentes en el sujeto.]
[Sujeto: D-7894, 24 años de edad.
Diagnosis: Quemaduras de primero y segundo grado sobre la parte superior del torso, el costado izquierdo, y la pierna derecha. D-7894 se encuentra sedado durante la prueba.
Notas: Scp-2295 cose 2 secciones de tela parchada de 5m x 5m. Scp-2295 corta muestras de tela del tamaño apropiado y coloca manualmente una capa sobre las áreas afectadas del sujeto, creando múltiples instancias de Scp-2295-1, y luego repite este mismo procesó. Las capas Scp-2295-1 creadas actúan como dermis y epidermis y, al recobrar la conciencia, D-7894 asegura que conserva el tacto con la 'piel' que fue reemplazada. El sujeto se recupera completamente.]
[Sujeto: D-2723, 18 años de edad.
Diagnosis: Hemorragia cerebral.
Notas: Scp-2295 sujeta varios materiales presentes a su alrededor en un estado agitado durante aproximadamente un minuto. Scp-2295 entonces produce anomalmente una barra de chocolate con leche de marca (???)'s Dove Milk Chocolate King Size Candy Bar y se la ofrece al sujeto. Scp-2295 pasa el resto del tiempo del experimento abrazando la pierna derecha del sujeto mientras produce una solución salina de sus 'ojos'.]
Anexo 2295: El Documento 2295 fue encontrado pegado con cinta adhesiva a Scp-2295 en el sitio de un accidente involucrando a un vehículo del servicio de correos. El Documento 2295 es una tarjeta roja de buenos deseos con el texto "KAIROS EL OSO" escrito en la portada.
Contenidos del Documento 2295
[Para Tommy,
Porque sólo el tiempo puede curar todas las heridas.
Con amor,
Abuelita]
[Notas de pie:
1. Los materiales han incluído estambre, tela, algodón, seda, fibras sintéticas, poliéster, lana, e hilo.
2. Cómo Scp-2295 es capaz de la destreza necesaria para estas acciones se desconoce.]
Relató:
Cosecha lo que coses
El Sr. Oso despertó, en la noche del 19 de Julio, 1937, y estaba un poco sorprendido de haberlo echó. Hasta donde sabía, los juguetes no solían estar vivos, y el echo de tener conciencia sobre si mismo le hizo que le tomara un tiempo para adaptarse completamente. Ahí estaba sentado, entre varios de sus hermanos inanimados, y se debatió por un tiempo sobre su propósito en en mundo - la razón de su existencia.
Era horriblemente difícil contemplar el sentido de la vida mientras todos a su alrededor estaban llorando, de echó. No los otros peluches (ellos no estaban haciendo mucho, de echó... Que holgazanes), pero la gente. Varias personas pequeñitas en sus pequeñas camitas, con la ocasional gente grande en uniformes iguales revoloteando por allí y atendiendoles. Dos de las personas mayores - cuyos nombres parecían ser Señor y Doctor - estaban parados a unos cuantos pies del que parecía ser el más pequeño en la habitación, un diminuto de piel rosada en una cámara con una ventana.
Señor tenía un montón de preguntas para Doctor, y Doctor parecía dudae en contestarlas definitivamente. De lo que el Sr. Oso pudo reunir; rosadito no debería haber nacido todavía, y Doctor y sus (Colegas? Escuchó eso bien?) habían echo todo lo que pudieron, pero eso estaba 'fuera de sus manos'.
Doctor uso varias palabras grandes para describir todos los problemas de salud que Rosadito tenía, y cuando comenzaron a hablar de probabilidades y posibilidades, Señor lloro más fuerte que todas las pequeñas personitas juntas.
El Sr. Oso se sintió terrible por Señor. Tenía muchas ganas de darle un gran abrazo, porque parecía lo correcto, pero pensó que el estrés de ver un juguete animado no le haría bien, así que se quedó quieto. El Doctor acompaño a Señor afuera de la habitación por un tiempo para que pudiera recomponerse (el Sr. Oso pensó que era bastante tonto que Señor estuviera haciendo música en un momento como ese, pero no dijo nada).
Señor regresó un tiempo después con Cariño, quien parecía tan angustiada por Rosadito como Señor antes. Se sentaron y observaron a Rosadito por un rato, y el Sr. Oso se enteró que el verdadero nombre de Rosadito era Michael. El Sr. Oso se arriesgo a mirar hacia abajo y descubrió que la etiqueta pegada a su pata tenía el nombre 'Micheal' garabateado.
Pensó que este debía ser su propósito: ayudar al pequeño Michael de cualquier manera que pudiera, si es que un oso de peluche era capaz de tal cosa.
Esa noche, el Sr. Oso dejo su puesto, trepó por la pata de la cámara de Micheal y miró a través del cristal. Fue golpeado por una comprensión repentina, un sentido innato de todas las imperfecciones en el sistema subdesarrollado del bebé: su corazón latía erráticamente, su cerebro no estaba recibiendo la cantidad adecuada de oxígeno, sus huesos eran frágiles, y sus pulmones apenas funcionaban. El Sr. Oso estaba aterrorizado. No había una parte de el que no estuviera fallando!
Tuvo que actuar rápido, pero no estaba seguro de lo que tenía que hacer, hasta que, por supuesto, vómito un par de tijeras pequeñas u un trozo de cuerda. Bien, esto pudo haber sido un shock para algunos; pero bueno, el Sr. Oso era un animal de peluche inteligente, por lo que no le pareció muy extraño. El instinto entro en acción y guío sus acciones.
Trabajo debajo de la mesa. La Sra. Enfermera y algunas personas vestidas de manera similar iban y venían, por lo que se aseguró de que no estuviera a la vista mientras confeccionaba todo lo necesario para ayudar al niño. El Sr. Jirafa fue la primera víctima, seguido por los señores León y Tigre (no pareció importarles mucho el sacrificio). Poco a poco, construyó un órgano de reemplazo a partir de la carne aterciopelada de sus compañeros. Al finalizar, todo lo que tenía que hacer era concentrarse y se manifestaria en su paciente.
Terminando su tarea, el Sr. Oso se apresuró a llegar a su lugar en la mesa (era un poco más solitario que antes) y se hizo el muerto.
. . .
El Sr. Oso miró con horror el infierno en el que se había convertido su residencia. Estaba tirado afuera en la hierba mojada (Micheal lo había abandonado por una bola roja brillante el otro día, y se olvidó de regresar por el) cuándo comenzó, y ahora todo lo que podía hacer era ver cómo el fuego se abría paso a través de la casa.
Se pregunto que harían ahora, dónde vivirían. Él y Micheal se habían convertido rápidamente en amigos (sin embargo, Micheal se enojaba cada vez que los adultos miraban, y el Sr. Oso actuaba como un oso de peluche normal), durante los últimos 2 años, y no podía imaginarse a si mismo en ningún otro lugar. Fuera del lugar que había llegado a considerar un hogar. Esta línea de pensamiento fue destrozada por un grito proveniente del interior de la casa. Micheal todavía estaba dentro.
El Sr. Oso corrió tan rápido como lo permitieron sus rechonchas piernas. Se arrastró por una ventana abierta y se dejó caer en la cocina. El humo nublo su visión y las llamas hambrientas hicieron que atravesar la casa derrumbada de manera segura fuera una hazaña casi imposible, pero lo hizo. Siguió el sonido de los gritos de Micheal, atravesando el piso inferior y hasta el horno de una sala de estar. Pudo distinguir una pequeña forma de pie en las escaleras, que apenas se movía.
Corrió hacia adelante, cayendo de rodillas al lado del chico. Micheal estaba cubierto por quemaduras de la cabeza a los pies, tenía el cabello chamuscado y lo que quedaba de su ropa se había fusionado con su piel en algunos lugares. El Sr. Oso miró frenéticamente a su alrededor, buscando algo que pudiera usar para repararlo, cualquier cosa, pero todo se estaba quemando.
El Sr. Oso entro en pánico, no había forma de que pudiera ayudarlo aquí, tenía que salir. Trató y trató de moverlo, de arrastrarlo a un lugar seguro, pero apenas podía levantar el brazo del chico, mucho menos el peso de todo su cuerpo. El Sr. Oso se se sentó, tratando con todas sus fuerzas de pensar en una forma de curarlo nuevamente. Se sentó, lloró y abrazó al niño, mientras el suelo temblaba y el techo cedía. Juntos, cayeron en picada hacia el suelo.
. . .
Mucho después de que se apagará el fuego, mucho después de que las espesas plumas negras finalmente se diluyeran y disiparán, mucho después de que los mirones y los curiosos se llenarán de emoción, Thomas y Amelia Farris se sentaron esperando en el borde de su propiedad. Al igual que los bomberos y el personal de construcción, operaban por turnos. Uno descansaba en el motel, mientras que el otro permanecía alerta. La esperanza de se reunieran con su hijo se había ido hace días (una fantasía que habían mantenido momentáneamente antes de que la estructura de derrumbara), así que ahora todo lo que quedaba por hacer era esperar lo que quedaba para que pudieran ponerlo a descansar.
Por el momento, ambos estaban presentes. Casi todos los escombros habían sido retirados y esperaban el hallazgo dentro de una hora.
"Sr. y Sra. Farris?"
Se acercó Kyle Mitchell, un chico local y aprendiz de bombero que había estado ayudando con la limpieza. Había sido quizás el más determinado de su compañía, trabajando diligentemente desde el amanecer hasta el atardecer junto a los demás y hasta altas horas de la noche solo para ayudar a encontrar a su hijo.
"Si? Lo... " Amelia parecía esperanzada, "Lo encontraron?"
El chico negó con la cabeza, "Vamos a seguir buscando, pero ya no hay prácticamente nada en lo que buscar. Yo solo- bueno, hemos encontrado esto."
Saco un oso de peluche. Uno pequeño y marrón que Thomas había comprado para su hijo cuando nació. La cosa estaba horriblemente sucia, ya que estaba cubierto de suciedad y cenizas y estaba absolutamente empapado.
"De verdad, lo siento mucho. No espero que esto sea ni siquiera un pequeño consuelo", dijo con cuidado, como si cada palabra llevará consigo el peso del mundo, "pero realmente espero que ayude."
Lo tomaron de Kyle y, a pesar del hedor y la suciedad, sujetaron el último trozo de su hijo entre ellos. Si Thomas no hubiera sabido mejor, habría jurado que el oso los estaba abrazando. Asintieron con un gesto de agradecimiento en silenció, teniendo que su dolor manchara cualquier palabra de agradecimiento, y Kyle regreso a su trabajo.
Kyle Mitchell se alejó de la escena esa noche, mientras el último camión se llevaba los últimos restos de la casa de los Farris, metiendo silenciosamente un mechón perdido de relleno en su bolsillo.
. . .
A pesar de lo extraño y desconocido que le había sido la vida, el Sr. Oso estaba completamente desconcertado por la no-vida que estaba experimentando. El último jirón de si mismo, un hilo de algodón callendo a través del éter. Existió (si se le podía llamar así) en este estado por una eternidad, incapaz de ver, oír, moverse o actuar.
Surgió una sensación extraña, lo que era extraño, porque no creía que volvería a sentir nada. Comenzó como un hormigueo entumecido, luego dió paso a una conciencia propioceptiva completa. Podía sentirse dentro de su cuerpo, o al menos, eso pensó al principio. Movió un poco sus extremidades, dándose cuenta de que las proporciones eran incorrectas (no recordaba ser tan alto), y le faltaba su pelo rizado.
Cuando recupero el resto de sus sentidos, se encontró cara a cara con su reflejo; en un espejo apoyado sobre una mesa en la cocina de un pequeño departamento. Estaba compuesto por una colorida mezcla de tejidos estampados, que no sé parecía en nada al café pardo de su viejo cuerpo. Las costuras corrían en todas direcciones, sujetándolo todo. Atrás quedó su nariz de plástico brillante. La que llevaba ahora estaba bordada en la tela, junto con una nueva sonrisa (no tenía una de esas antes, genial!) Y un par de ojos. Un pin de corazón anatómicamente correcto estaba pegado en su pecho.
"Cómo te sientes?"
El Sr. Oso se hubiera sorprendido por la voz, si no hubiera sido tan suave y gentil y teñida de genuina preocupación. Una gran persona estaba detrás de su hombro. Al ver la cara de los extraños y la amabilidad en sus ojos le dió a entender al Sr. Oso la impresión de que era un viejo amigo que de alguna manera había olvidado.
"No es perfecto, y no estoy seguro de que nunca vuelvas a estar bien, pero es lo mejor que puedo hacer."
El Sr. Oso no fue capaz de expresar su agradecimiento, dada la falta de una boca funcional; así que simplemente se giró y abrazó a su nuevo amigo.
"Ja! Me alegro que te guste."
El hombre rompió el abrazo y e arrodilló para tomar una pequeña caja de regalo vacía del suelo. Su interior brillaba con un mosaico brillante de diseños que combinaban con la nueva tela del Sr. Oso. La colocó sobre la mesa, saco una pequeña tarjeta y comenzó a anotar algo en ella.
"Todo lo que haz echó, todo lo que puedes hacer, no se puede desperdiciar. Hay más personas que te van a necesitar." Terminó la nota y le dió vuelta para que el Sr. Oso la viera. En la tarjeta, en letra cursiva azul.
[ Hola! Mi nombre es Kairos!]
El Sr. Oso inclino su cabeza ante el nombre y miró se un lado al otro, entre el y su benefactor.
"Es Griego antiguo, que significa más o menos 'momento adecuado u oportuno'; pensé que te sentaría bien." El respondió con una sonrisa educada: "Como ya lo has hecho, vas a encontrar ese momento perfecto y oportuno para entrar y estar allí para los demás dónde nadie mas puede."
Kairos asintió alegremente, aplaudiendo emocionado con sus regordetes bracitos de osito. El misterioso altruista lo levantó, lo acomodo cariñosamente en la caja y colocó la nota junto a él. Le dijo adiós al oso y se inclinó hacia la tapa.
Lo último que vio Kairos antes de que la tapa se cerrará y fuera enviado a lugares desconocidos fue una sonrisa amorosa y un par de ojos amables.
. . .
Micheal se sentó en la mesa de observación, garabateado una foto de su familia en su antigua casa y golpeando sus patas de oso de un lado al otro. Después de darle los toques finales al Sr. Oso, tiro el crayón al suelo y salto para mostrárselo a los investigadores.
Trato de señalarse a si mismo, a su ser humano, pero no pudo especificar muy bien sin sus dedos reales. Todos simplemente se rieron y asintieron con la cabeza o se rieron y lo regresaron por su camino. Al caminar por los pasillos del Sitio-27, Micheal resoplo en silenció. Ninguno de ellos lo entendió, realmente lo entendía como lo hizo el Sr. Oso. Si el Sr. Oso todavía estuviera cerca, sabría que hacer...
Micheal se detuvo a medio pasó. Por qué no lo pensó antes? Si necesitaba un nuevo Sr. Oso, bueno, podría hacer uno!
. . .
3067 palabras... La mayoría del relato. ;-;
En fin, creo que ahora tendré que hablar de Scp-1048...
Nos vemos el fin de semana...
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