Capítulo 3: La Ceremonia de Selección

El Gran Comedor estaba abarrotado de alumnos. Cuatro grandes mesas se extendían por la espaciosa habitación y en lugar de haber un techo, se veían perfectamente las estrellas. Al final de la estancia, frente a las cuatro enormes mesas, había una quinta donde estaban sentados los profesores. En el centro y en una silla ligeramente más alta que las demás, se hallaba la que parecía ser la directora, que a Nick se le hizo extrañamente familiar. A unos metros de la mesa de los profesores había ubicado un taburete con un extraño y viejo sombrero reposando en él. Era el Sombrero Seleccionador, el que se encargaba de ubicar a los alumnos en las diferentes casas. Gryffindor, para los valientes; Ravenclaw, para los inteligentes; Hufflepuff, para los justos y leales; y Slytherin, para los orgullosos.
El profesor Longbottom dirigió la fila de alumnos de primero por entre las largas mesas para colocarse delante. Nick sabía que los llamarían por orden alfabético, y como su apellido era Carter, sería de los primeros en pasar.

A continuación el sombrero cobró vida y empezó a cantar:
Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,
enséñanos algo por favor.
Aunque seamos viejos y calvos,
o jóvenes con rodillas sucias,
nuestras mentes pueden ser llenadas
con algunas materias interesantes.
Porque ahora están vacías y llenas de aire,
pulgas muertas y un poco de pelusa.
Así que enséñanos cosas que valgan la pena saber,
haz que recordemos lo que olvidamos,
haz lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,
y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

Cuando terminó, todo el Gran Comedor estalló en aplausos y vítores.
—Es el himno de Hogwarts.—le dijo Sasha elevando la voz por encima del bullicio.
—August, John—anunció el profesor Longbottom una vez que el comedor estuvo en silencio. Su voz resonó en la amplia estancia seguida por un impresionante eco.
El chico nombrado caminó nervioso hacia adelante y se situó al lado del taburete. Tras una señal del profesor Longbottom, John August tomó asiento. Con las manos temblorosas el chico agarró el sombrero y se lo colocó en la cabeza. Instantáneamente la voz del viejo pedazo de tela se alzó sorprendiendo a muchos de los de primero.
—Ravenclaw.
—Bien—asintió el profesor Longbottom y toda la mesa de Ravenclaw recibió a su nuevo miembro con entusiasmo—. Brown, Scott.
El chico caminó con decisión y ocupó la posición de John August.
—Slytherin.—gritó el sombrero y Scott fue a celebrar con los de su casa.

—Campbell, Sasha.—dijo de pronto el profesor y Nick se sobresaltó. No le había preguntado el apellido a su amiga, y no imaginaba que fuera a pasar primero que él.
—Buena suerte.—la animó el muchacho cuando ella comenzó a avanzar con dificultad hacia donde estaba el sombrero.
—Gryffindor.
Sasha le lanzó una sonrisa a Nick y luego se incorporó en la mesa de Gryffindor.
—Carter, Nicholas.
Al escuchar su nombre, a Nick se le aceleró el corazón. Caminó con nerviosismo hacia el sombrero, se lo puso en la cabeza y no pasó nada. Luego escuchó un murmullo lejano y aguzó el oído para poder entender lo que decía aquella voz.

—... buen Ravenclaw, pero sin duda podría servir en Gryffindor.
—No me pongas en Slytherin, por favor, cualquiera menos Slytherin.
—Gryff...—gritó el sombrero, pero pareció retractarse antes de terminar la palabra y volvió a pensar por unos segundos, hasta que por fin lo dijo— Slytherin.

Al chico se le derrumbó el mundo cuando aquel maldito sombrero le dijo que tendría que alejarse de Sasha. La muchacha, desde la mesa de Gryffindor, le lanzó una mirada de lástima antes de que él se incorporara a la mesa de Slytherin. Fue recibido con aplausos emotivos por parte de sus compañeros, pero eso no lo hizo sentirse mejor.
Según lo que le había contado Bill, Slytherin era la casa en la que casi todos los magos tenebrosos habían estado. Era una casa de gente ambiciosa, con sed de poder y con admiración por las artes oscuras. Pero él no era ni ambicioso, ni tenía sed de poder y mucho menos le gustaban las artes oscuras. Entonces, ¿por qué el Sombrero Seleccionador lo había puesto allí? Cuando Nick salió de su ensoñación ya iban por los últimos estudiantes.
—Storm, Linda.
—Hufflepuff.
—Thomas, George.
—Slytherin.
—Tomps, Marcus.
—Gryffindor.
El muchacho de cabello muy oscuro con el que él y Sasha habían compartido el bote corrió a sentarse al lado de la chica y Nick vio cómo ella lo saludaba con amabilidad.
—Volt, Víctor.
—Slytherin.
—Wang, Diana.
—Gryffindor.
—Zabini, Jennifer.
—Ravenclaw.
Cuando la última chica se incorporó a su respectiva mesa, la mujer que Nick creía que era la directora se puso de pie. Tras un delicado gesto con su mano todo el Gran Comedor quedó en total silencio.
—¡Bienvenidos sean todos! Este es el comienzo de otro maravilloso año. Espero que los nuevos se sientan bien y que la escuela sea de su agrado. Bueno, ¿qué quieren que les diga? Sé que deben estar hambrientos, así que, ¡A comer!

La mujer hizo un movimiento con su varita y mágicamente aparecieron sobre las mesas todo tipo de platillos, servidos en platos y copas de oro. Los cubiertos también eran del mismo material.
Nick miró a la directora, que se dirigía a la mesa de los profesores. Seguía pareciéndole tan familiar. Cuando ella se dio cuenta de que Nick la observaba tropezó, pero su caída fue amortiguada por la silla.
Durante el resto del banquete Nick tuvo la impresión de que la profesora no le quitaba los ojos de encima. Cuando por fin los platos del postre desaparecieron la mujer volvió a ponerse de pie. El silencio reinó una vez más en el Gran Comedor.

—Quiero hacer algunas aclaraciones antes de que se vayan a dormir. Los de primer año deben tener en cuenta que los bosques del área del castillo están prohibidos para todos los alumnos. El conserje, el señor Remulus Trech—la mujer señaló a un viejo arrugado y con cara de pocos amigos y él saludo a los alumnos con una sonrisa forzada—, me ha pedido que les recuerde que está prohibido hacer magia en los pasillos fuera del horario establecido para las clases. Como es habitual, las pruebas de quidditch tendrán lugar en la tercera semana, los que estén interesados deben dirigirse a los capitanes de sus respectivos equipos. Y por último (y más importante), debo presentarles a la nueva profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras. He tenido que hacer un gran esfuerzo para convencerla, dado lo ocurrido con el anterior profesor que impartió esa materia, así que espero que la respeten y aprendan todo lo que puedan de ella. Es la profesora Cornelia Lends.

Nick se quedó mudo cuando la mujer se puso de pie para saludar a los estudiantes. Era la mujer que había irrumpido inesperadamente en su compartimiento cuando venían de camino, la que parecía ser un muerto andante, pues no había dado en aquella ocasión más señales de vida que caminar. Ahora tenía el mismo aspecto tétrico, de hecho, era incluso más terrorífica, pues por debajo de la capucha se veía una parte de su cara con la piel arrugada y reseca.
—Muchas gracias—dijo la mujer cuando los pocos aplausos que se escucharon por fin cesaron. Pero su voz no era de anciana como había imaginado Nick, sino que parecía ser tan joven como su madre. Entonces ¿por qué tenía la cara arrugada?—. Estoy segura de que ustedes y yo nos vamos a llevar muy bien.
«Seguramente se quemó la cara y por eso lleva capucha, tal vez le da vergüenza que le vean la cara llena de quemaduras»—fue la única explicación lógica que encontró Nick.

Cuando los estudiantes comenzaron a salir en manada hacia sus respectivos dormitorios, el chico corrió hacia la mesa de Gryffindor para despedirse de su amiga y asegurarle que estar en casas diferentes no evitaría que fueran amigos.
—Lo sé, Nick—dijo Sasha—. Además, comparto algunas clases con Slytherin, mira.—la chica le mostró el horario de Gryffindor y Nick vio que compartiría las clases de Defensa Contra las Artes Oscuras con Slytherin.
—Bueno, supongo que no hay nada que hacer.—se resignó el muchacho, y tras darle un abrazo de despedida a su amiga se marchó siguiendo a los otros alumnos de su casa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top