Capítulo 93: Dijiste que nunca más me ibas a abandonar.

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—Espera, iré a por un vaso de agua —aplicó Jirou al instante, incorporándose para ir a la cocina.

—Gracias —murmuró Momo, sonriéndole levemente.

Yaoyorozu hubiera preferido ir con ella, pero sabía que Kyouka se iba a negar rotundamente e iba a insistir en que se quedase ahí.

Para hacer más amena la espera, optó por levantarse de la cama y abrir las cortinas de la ventana más cercana. El cielo era precioso, y, en ocasiones, le gustaría salir una noche con Jirou para simplemente observar el cielo nocturno.

Sin embargo, el sentimiento de felicidad desapareció en pocos segundos cuando dirigió su mirada hacia el jardín, la zona en la que los guardias nocturnos cumplían con su labor.

No los distinguía bien, pero su vista era lo suficientemente buena como para saber que lo que les rodeaba era sangre. Que estaban todos en el suelo, rodeados por charcos de sangre. Y que, efectivamente, alguien había entrado.

[...]

POV Jirou Kyouka


Como era de noche supuse que todas las sirvientes de la casa estarían durmiendo, así que evité hacer ruido mientras me dirigía hacia la cocina para traerle un poco de agua a Yaomomo.

No obstante, por el camino me di cuenta de un pequeño detalle al que no pude dar importancia en su debido momento; varias habitaciones estaban con la puerta abierta.

Era raro. Me parecía extraño porque normalmente las cerraban antes de dormir. Sin embargo, preferí centrarme en mi objetivo de llevarle agua a la persona de la que me había enamorado; a aquella chica que hacía latir mi corazón tan rápido.


"Aunque no podamos salir... Estar así, junto a ella, me hace feliz."


No necesitaba nada más.


"Mientras te quedes a mi lado..."


Pero fui una ilusa al pensar que todo terminaría bien. No tenía que haber ido sola; no tenía que haber dejado sola a Yaomomo.

Cuando llegué a la cocina me encontré el cuerpo de su madre tirado en el suelo y ensangrentado. Ya no respiraba y mantenía la mirada perdida mientras se podía ver una perforación profunda en su estómago.


"No... Esto no es real. Seguro que es una pesadilla."


Un grito procedente de arriba me sacó de mis pensamientos, haciéndome reaccionar y dirigirme hacia la habitación de Yaomomo lo más rápido que pude.

Tenía miedo. Demasiado miedo.

Conforme subía las escaleras el peor de los escenarios pasaba por mi mente. Me estaba empezando a imaginar el cuerpo de Yaomomo tirado en el suelo y sin vida.

—¡Yaomomo! —grité desesperada a pocos metros del cuarto, con la esperanza de que estuviera bien, que no le hubiera ocurrido nada malo.

Pero la poca esperanza que tenía desapareció en un par de segundos cuando vi que la puerta ya estaba abierta.

Tenía miedo de entrar, tenía miedo de ver lo que había ocurrido.

Tragué saliva y me dispuse a ingresar. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y sentí un fuerte nudo en la garganta cuando vi que había otra persona dentro.

—¿Yaomomo...? —inquirí con la voz temblorosa llamando la atención de aquel sujeto, haciendo que se diera la vuelta y soltase su cuerpo.


POV Narradora


Chizome Akaguro, conocido en el calabozo por el apodo de Stain, era un schiavu que aborrecía a la clase noble. Desde que fue encarcelado decidió acabar con la vida de cualquier noble que llegase a pisar la misma celda en la que él estaba.

Y así fue. Se aseguró de despedazar con sus propias manos a cualquier clase alta que se convertía en schiavu. No le importaba nada más, era su único objetivo.

Sin embargo, nunca pensó que tendría la oportunidad de terminar con toda la clase noble. Una oportunidad se le había otorgado cuando pudo ver cómo un joven de cabello verde oscuro empezaba a abrir las celdas de los schiavus para liberarlos a todos.

Lo único que necesitaba consigo era una daga. Con toda la tranquilidad del mundo empezó a dirigirse hacia las mansiones en las que vivían los nobles. Una por una, asegurándose de que ningún integrante quedase con vida, hasta llegar a la mansión de los Yaoyorozu.

Desde los guardias del jardín, pasando por las sirvientas que dormían en la mansión hasta los padres de Momo, para finalmente entrar en la última habitación que le faltaba por revisar.

—Momo Yaoyorozu... ¿verdad?

La joven noble no tuvo tiempo de reaccionar. En apenas pocos segundos sintió un profundo dolor cerca del estómago que se iba incrementando cada vez más conforme aquel sujeto sacaba y volvía a atravesarle con una daga repetidamente. Una tras otra, perdiendo la cuenta de todas las veces que lo había hecho para asegurarse de que la herida fuera letal.

—¿Yaomomo...? —una voz le hizo girarse y ver cómo una joven observaba aterrada toda la situación.

Stain dejó caer el cuerpo de Momo al suelo para dirigirse hacia la otra joven a la cual inmovilizó en segundos. Sin embargo, no le interesaba.

Cuando se dio cuenta de la cicatriz que Jirou tenía en la palma de su mano perdió todo el interés y soltó a la joven schiavu, la cual no dudó ni un solo segundo en levantarse e ir a por Momo.

—¡Yaomomo! —gritaba desesperada con lágrimas en sus ojos e intentando ayudarle a incorporarse—. ¡¿Por qué le has hecho esto?! —volvió a gritar, girándose para mirar con odio al hombre que parecía estar a punto de largarse.

—Deberías estar agradecida —se limitó a decir con indiferencia—. Ahora que eres libre ya no estás atada a ninguna persona —finalizó abandonando la habitación.

Jirou no sabía qué hacer, no sabía qué hacer para ayudar a Momo. Las heridas eran demasiado profundas y Momo seguía desangrándose cada vez más.

—Kyouka... —murmuró la de cabello negro, empezando a toser sangre y preocupando aún más a su schiavu.

—No digas nada... —respondió Jirou cada vez más desesperada—. Te pondrás bien, solo... Solo hay que cerrar esas heridas, ¿no?

Pero por más que Jirou intentase cubrir aquella heridas con la ropa que había mano, estas prendas absorbían demasiado rápido la sangre y esta seguía saliendo sin parar, empeorando la condición en la que estaba Momo.

—Espera... No... Yaomomo —sollozaba la schiavu viendo que lentamente Momo empezaba a cerrar los ojos—. ¡Dijiste que nunca más me ibas a abandonar! Que te quedarías a mi lado pasara lo que pasara... ¡que nunca más iba a estar sola! —prosiguió rompiendo en llanto y sintiendo una fuerte presión en el pecho.


"No estás sola..."


Lo... siento —se disculpó en voz baja con los ojos cerrados y una triste sonrisa—. Yo...


"Te amo."


—No... No digas nada más —murmuró Jirou aún con lágrimas en los ojos.

No podía hacer nada. Kyouka era consciente de que era cuestión de segundos que Momo dejase de respirar.


"Me alegra haberte conocido."


—Yaomomo... Te amo —confesó la menor entre llantos y con su rostro cada vez más cerca al de Yaoyorozu.

La joven noble pasó una mano por su mejilla e intentó abrir los ojos por última vez.


"Yo también te amo."


Con la poca y última fuerza que le quedaba se inclinó hacia delante para rozar sus labios con los de Jirou.

Solo duró unos pocos segundos. No podía hacer ni decir nada más. Por más que quisiera responderle, las palabras no salían de su boca. Por más que quisiera gritarle que sentía lo mismo, no podía. Lo único que fue capaz de hacer era dedicarle una última cálida sonrisa.

Jirou rompió en llanto al sentir que el cuerpo de Momo ya no reaccionaba. Tampoco respiraba y lo único que mantenía era aquella sonrisa.

—No... No me dejes —sollozaba aún sin aceptarlo—. ¡Aún es demasiado pronto para que te vayas! ¡Aún es demasiado pronto! Aún... —gritaba una y otra vez, negando la realidad y creyendo que Momo todavía podía oír su voz.

Kyouka creía que era una pesadilla. Que no había ocurrido de verdad. Que a lo mejor era una broma. A lo mejor, en cualquier momento, Momo se despertaría y le diría que todo estaba bien. Sí, seguro que era eso.

[...]


POV Iida Tenya


Empezamos a escuchar ruidos y gritos afuera, por lo que deduje que había ocurrido lo que tenía en mente; que Midoriya había liberado a los schiavus. Era nuestra oportunidad, era el momento oportuno para salir de aquí aprovechando el alboroto que estaban provocando.

—Todoroki, ¿puedes dejarme el cuchillo que te di?

—Claro... ¿para qué? —respondió algo confuso mientras me lo entregaba.

—Parece que Midoriya ya ha liberado a los schiavus y estos han entrado al palacio. Es hora de escapar de aquí.

—¿Con el cuchillo? —inquirió todavía más confundido.

—¡Hay que forzar la cerradura, pero déjamelo a mí! —asentí con decisión, pero por la mirada que mi schiavu me dedicó pude darme cuenta de que dudaba de mis habilidades.

No obstante, había practicado lo suficiente para este momento. Mucho antes de comprar a Todoroki había aprendido por mi propia cuenta cómo forzar cerraduras de celdas con un cuchillo, sobre todo porque estas eran lo suficientemente grandes para poder hacerlo.

—¿Me liberáis a mí también? —la voz de Himiko Toga llamó nuestra atención.

Me lo planteé durante unos segundos. No parecía mala persona y ya nos había contado varias veces lo mucho que amaba y se preocupaba por Uraraka.

—Está bien —acepté, dejando salir a la joven rubia de su celda.

—Si me disculpáis, tengo que recuperar a alguien —fue lo último que dijo una vez libre, retirándose rápidamente y dejándonos a solas.

—¡Se dice gracias! —exclamé al ver lo irrespetuosa que había sido esa chica.

Ahora únicamente teníamos que escapar del palacio con vida y reunirnos con los demás.

[...]

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Me sabe un poco mal que el capítulo con el que actualice después de más de 2 años sea este jfdgjghfj perdón ;;;; 

Siento muchísimo haber tardado tanto, pero he vuelto con la inspiración completa y ya tengo planeado todo lo que va a ocurrir hasta el último capítulo. Y muchas gracias a todos los que han estado apoyándome ;;;; los  comentarios que leí en mi perfil me hicieron muy feliz, de verdad.

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