Capítulo 91: ¿Por qué intentáis protegerle?
No podía pensar con claridad. Mi cuerpo no reaccionaba. La situación me estaba afectando. Me giré tratando de mirar hacia atrás, y solo pude ver a Tsuyu. Parecía estar protegiendo a Uraraka.
Alguien hizo que el dolor aumentase. Ese hombre de antes se había acercado por completo. Había sacado el cuchillo. Estaba detrás de mí.
No tenía fuerzas y sentía que perdía el equilibrio. Al retroceder y antes de que mi cuerpo cayera suelo, lo pude ver.
Pude ver que sí había una persona en casa. Había otra persona. A parte del que me había apuñalado, había alguien más.
[...]
POV Kaminari Denki
Había decidido quedarme en el cuarto con Bakugou para hacerle compañía.
Aunque Midoriya no nos dio demasiados detalles sobre sus heridas por la cantidad de partes vendadas, parecían graves. De todas formas, lo que importaba es que iba a recuperarse.
—¿Y no te duelen? —inquirí con una leve sonrisa, dirigiendo mi dedo índice hacia uno de sus brazos.
—¡NO TOQUES! —se quejó al instante, intentando moverse y soltando un leve quejido.
Cuando Tsuyu y yo fuimos a verle, no parecía tener ganas de hablar. De hecho, no quería; y ambos nos habíamos dado cuenta. En esos momentos, era mejor dejarle un rato a solas.
Sin tener en cuenta detalles como ir al baño o darle de comer, cuando anocheció y, después de que Midoriya se marchara, decidí volver a la habitación para acompañarle.
En realidad, yo sí que quería hablar con él. Y, a pesar de que seguía sin decir nada, le iba a insistir hasta conseguir la información que deseaba.
Porque sabía que algo había ocurrido. Probablemente algo entre él y Midoriya.
—Oye, Bakugou. ¿Puedo hacerte una pequeña pregunta?
—No.
—¿Qué tal te va con Midoriya? —inquirí, ignorando por completo su respuesta.
Al oírle chasquear la lengua y verle cerrar los ojos, supe que eso significaba que mal. Que iba bastante mal.
—¿Qué? ¿Tan pronto te vas a dormir? —inquirí, haciendo un pequeño puchero al notar que iba a ignorarme—. ¡Vamos, viejo! Que ya han pasado más de tres meses, ábrele tu corazón —proseguí, con la intención de molestarle para que me respondiera.
No entendía por qué la relación de ambos no había mejorado. Creía que, con el tiempo, al igual que con nosotros, Bakugou apreciaría a Midoriya. Hasta le había asegurado aquello.
"Supongo que por eso me hizo esa pregunta..."
Me sentía un poco mal por él, pero había algo raro en eso. Porque no era normal que, después de todo lo que había hecho Midoriya por él, siguieran así.
—¿Qué piensas de Midoriya? —pregunté; no iba a dejarle en paz hasta que me dijera algo.
—Me da asco.
"Uh, esto es peor de lo que imaginaba..."
—¿Te ha hecho algo raro o qué? —continué; sabía que le estaba enfadando, pero me daba igual.
—Me saca de quicio, me cae mal, le odio... —respondía, ocultando su rostro y soltando palabra tras palabra con un tono lleno de rabia.
—¿Eso es lo que sientes cada vez que piensas en él?
—¡SÍ, MIERDA! ¡Y DÉJAME DORMIR DE UNA MALDITA VEZ!
—Oh, ya veo... ¿Piensas en él todo el rato? ¿Le tienes en tu cabeza 24/7? —proseguí con una leve sonrisa, enfadándole cada vez más; estaba acostumbrado a hacerlo, era mi día a día cuando estábamos en el calabozo.
—¡QUE SÍ, JODER! —exclamó, levantando el rostro y dejando a la vista el gran rubor que había en él—. ¡¿Y QUÉ?!
"Ah... entonces ahora todo tiene sentido. Creo que ahora comprendo qué está ocurriendo."
Bakugou no tenía experiencia. Estaba claro que nunca había experimentado algo así y, al ser su primera vez, no sabía cómo actuar porque no lo entendía. Y seguro que esos sentimientos habían crecido lentamente a lo largo de los tres meses, y que su respuesta de autodefensa ante ello había sido odio hacia Midoriya.
"Qué fácil de leer eres."
—Quizás, en el fondo eres consciente de ello —comenté, sonriendo y orgulloso de mí mismo por haber resuelto el misterio—. Tarde o temprano vas a caer, Bakugou —finalicé, señalándole con el dedo índice y confundiéndole y enfadándole aún más.
"Y puedo entenderlo porque me ocurre lo mismo."
A pesar de que hacía bastante rato que se podía escuchar a gente haciendo ruido afuera, no le había dado importancia por haber estado atosigando a Bakugou con preguntas.
Y había valido la pena. Al menos, eso era lo que llegué a pensar hasta que un grito llamó nuestra atención.
Un grito proveniente del salón, una voz femenina. La voz de Tsuyu... llamando a Kirishima.
[...]
POV Narradora
—¿Habrá pasado algo...? —dudó Denki, comenzando a preocuparse pero intentando pensar en positivo—. Voy a ir a ver, tú no te muevas de aquí —finalizó mirando a Bakugou y recibiendo una mirada de odio; Katsuki no podía moverse sin ayuda aunque quisiera, y Kaminari lo sabía.
Y si aquel alegre rubio tenía que ser sincero, preferiría haber salido del cuarto mucho antes.
Preferiría haber abierto la puerta mucho antes. Preferiría haberse dado cuenta de que el ruido del exterior tenía un significado.
—¿Kirishima...? —murmuró tras abrir la puerta que daba al salón y ver el cuerpo del pelirrojo en el suelo.
—¿Otro schiavu? —se pudo escuchar la voz del hombre que estaba en la entrada de la cocina al haber visto la cicatriz que tenía el rubio en la mano.
En aquel momento, a Kaminari no le importaba en absoluto la presencia de otras personas en la casa; lo único que podía hacer era pensar en el bienestar de Eijirou, en que estuviera bien, en que siguiera con vida.
Impulsivamente, se dirigió rápidamente hacia él, gritando su nombre y esperando alguna respuesta, sujetándole por los hombros e, inevitablemente, sintiendo cómo las lágrimas caían por sus mejillas.
—¿Por qué hacéis esto? —se pudo oír por detrás una voz femenina.
Tsuyu se había levantado y se estaba dirigiendo hacia ellos para posicionarse frente a Kirishima y Kaminari, y sin importarle si aquellos hombres llegaban a dañarla.
—¿Por qué? —continuó con una voz rota y, en el fondo, con mucho miedo tratando de reprimirlo al igual que las lágrimas de sus ojos.
Uraraka, por detrás, se mantenía lejos, cerrando los ojos y tapándose los oídos con ambas manos.
—Kaminari, aléjate con Kirishima —aplicó Asui, manteniendo relativa distancia con aquel hombre que parecía sorprendido y que había intercambiado miradas con el otro.
—No lo entiendo —suspiró, sin intención alguna de hacer daño a la joven.
—Yo menos —se unió el otro, acercándose hacia su aliado—. ¿Por qué intentáis protegerle? ¿No somos todos schiavus menos él? ¿No quieren matarnos? Entonces, ¿por qué le ayudáis? ¿Y por qué sois tantos? ¿Con un schiavu no era suficiente, y por eso se compró dos más?
—Llevamos soportando todo esto durante mucho tiempo —continuó el primero—. Mañana van a matarnos, pero no podrán hacerlo si les matamos primero, ¿no? La única manera de que todo vuelva a ser como era antes, es acabando con todos los clase media y nobles. ¿Por qué no nos ayudáis? Les superamos en número.
—¡No todos son iguales! —exclamó Tsuyu, sintiéndose cada vez peor por las palabras que decían; porque, en el fondo, tenían parte de verdad—. No todos... y él no es así. Kirishima es una buena persona.
Mientras seguían hablando, Kaminari llevaba un rato intentando cargar a Kirishima. Ocultando su rostro y las lágrimas que caían por él, haciendo el intento lamentable de levantarle entre sus brazos.
—¿Kaminari...? —murmuró el pelirrojo, abriendo los ojos y sonriendo levemente al verle—. ¿Qué haces?
—¿Tú qué crees? —respondió con la voz rota—. Llevarte a un sitio seguro... para que luego te pongas bien... y vuelvas a prepararme esas deliciosas hamburguesas —finalizó, dejando ver su rostro y sus ojos llenos de lágrimas junto a una triste sonrisa.
[...]
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