Capítulo 87: ¿Por qué no iba a afectarle?
—¡Tomura Shigaraki ha sido asesinado! Desde de este momento, Kai Chisaki y Dabi liderarán el país. Y, como medida para limpiar el reino de escoria innecesaria, a partir de mañana todos los schiavus serán exterminados. Sin excepción alguna, todo aquel que tenga una cicatriz en forma de X en la mano, será ejecutado. Los schiavus del calabozo serán los primeros en morir.
[...]
POV Yaoyorozu Momo
No poder salir a ayudar a mis amigos me preocupaba cada vez más. Quería serles de ayuda para recuperar a Uraraka, aunque ya hubiera sido comprada, pero no podía irme de casa.
Era la condición dada por mi madre si quería seguir estando con Kyouka; y no tenía en mente alejarme de ella.
"En algún momento, quizás, sí que podremos salir..."
Pero por el momento seguiríamos disfrutando de los momentos que teníamos juntas.
La quería mucho. Demasiado. Todo el tiempo que habíamos estado compartiendo risas y felicidad me hizo darme cuenta de lo que sentía.
"Probablemente unilateral, pero no me importa."
Solamente quería hacerla feliz. Darle la felicidad que juré otorgar a mi schiavu.
Aunque estuviéramos encerradas, de todas formas siempre una de nuestras sirvientas nos informaba de las noticias que comunicaban en el pueblo. Nos mantenían al día de cualquier dato importante del reino; y así fue como nos enteramos del asesinato de Tomura Shigaraki.
—Entonces... ¿Kai Chisaki y Dabi serán nuestros nuevos reyes? —inquirí con cierta preocupación y un mal presentimiento.
—Sí, provisionalmente —informó la joven.
—Hay... ¿Hay alguna otra noticia? —volví a preguntar con la sensación de que no era lo único que quería decirme.
Parecía estar dudando y, por unos segundos, pude ver cómo miraba de reojo a Kyouka, pero no le di suficiente importancia.
—No —negó, soltando un suspiro y dispuesta a retirarse—. Eso es todo —me sonrió.
—De acuerdo... gracias.
[...]
POV Midoriya Izuku
No iba a permitir que Kacchan se quedara en un sitio en el que no era bienvenido. No quería más problemas. No quería volver a verle sufrir.
"Nunca más."
Opté por llevármelo en brazos, teniendo cuidado de no tocar las vendas de sus heridas y de no despertarle. Cuando llegáramos a casa me encargaría de cuidarle y hacer todo lo posible para que se sintiera mejor.
Se iba a recuperar. Solo debía descansar y, con el tiempo, las heridas cicatrizarían y podría moverse.
—No te preocupes, Kacchan —murmuré sintiendo ganas de llorar por verle en ese estado—. Todo estará bien...
Pero nada más salir del hospital, la noticia de la que informaba un hombre por los megáfonos hizo que me detuviera.
No quería creer que era verdad, no quería que fuera cierto lo que había escuchado.
—Y, como medida para limpiar el reino de escoria innecesaria, a partir de mañana todos los schiavus serán exterminados.
Las palabras que aquel hombre repetía una y otra vez me afectaban cada vez más. No quería aceptarlo. No iba a hacerlo.
"¿Van a matarlos...? ¿Van a matar a Kacchan...?"
—No...
No iba a quedarme de brazos cruzados. Tenía que hacer algo y, en ese instante, lo primero que recordé fueron las palabras de Iida. Aquello que me había encomendado. Lo que teníamos que haber hecho después de rescatar a Uraraka.
"Si lo hubiéramos conseguido..."
Liberar a los schiavus del calabozo.
Ahora, más que nunca, era la única esperanza que había. Si iban a ejecutarlos mañana, teníamos que liberarlos hoy día.
"Hoy, por la noche..."
Intentaba pensar en alguna otra solución, pero no había nada. No había nada que pudiera cambiar la situación. Si los nuevos reyes daban esa orden, todos los guardias reales la cumplirían. Y, si algo se podía hacer, era enfrentarlos.
Si alguien podía cambiar el futuro de los schiavus, eran ellos mismos.
[...]
POV Kirishima Eijirou
—¡Mañana todos los schiavus serán exterminados! Repito, ¡el rey Tomura Shigaraki ha sido asesinado, mañana...!
Aquellas palabras me hicieron abrir los ojos desesperado. Lo primero que hice fue mirar a Kaminari, el cual parecía encontrarse en una situación diferente. En vez de preocupación y temor en su mirada, solo pude notar sorpresa.
"¿Por qué...?"
—No... no quiero irme sin ver a Himiko... —murmuraba Uraraka, perdiendo la poca cordura que veíamos en ella y aferrándose aún más fuerte a sus piernas mientras seguía hablando.
"¿Voy a volver a perder a otra persona que me importa...?"
—Kaminari, tenemos que irnos de aquí —apliqué rápidamente sintiendo cómo el miedo a perderle aumentaba cada vez más—. Todos... tenemos que...
"¿Vas a volver a huir? ¿Sigues siendo un cobarde?"
Los pensamientos negativos y recuerdos dolorosos del pasado volvían a atormentarme. No podía dejar de recordar el rostro de Ashido y la sangre alrededor de su cuerpo sin vida. No podía dejar de pensar en lo inútil y cobarde que fui. No pude hacer nada. Era un incompetente.
—No, Kirishima —la voz de Kaminari me hizo reaccionar—. No podemos irnos hasta ayudar a la amiga de Tsuyu.
—Sí... tienes razón —murmuré, tratando de sonreír con optimismo pero incapaz de ello, haciéndolo con dolor y tristeza.
"Cobarde."
—¿Nos van a ejecutar a todos...?
La voz temblorosa de Tsuyu y la preocupación en su rostro me hizo ver que no podía seguir en la misma situación. Que teníamos que hacer algo y dejar de esperar.
—¿Y si vamos a casa de Midoriya? —sugirió Kaminari; por su reacción, parecía que la noticia no le afectaba demasiado—. Quizás él sepa qué hacer.
"¿Por qué parece que no te importa, Kaminari...?"
—Buena idea —respondí, tratando de verme igual de optimista—. ¡Seguro que entre todos podemos solucionarlo de alguna forma!
—Ochako —llamó Tsuyu, levantándose y mirándola—. Te juro que luego iremos a por tu amiga, pero, por ahora... Por favor, ¿podrías venir con nosotros?
Lo siguiente que pude ver fue cómo Tsuyu le dirigía una mirada a Kaminari y, segundos después, ambos cargaban a Uraraka.
—Tsuyu, déjame... —murmuraba la de cabello castaño, aunque parecía que no oponía resistencia—. Bájame, por favor.
—Por favor, confía en mí, Ochako... —le respondió Tsuyu, terminando por apoyarla en su espalda para cargarla y llevársela así—. Kirishima, ¿dónde estaba la casa de Midoriya?
—Ah, sí —reaccioné, indicándole la dirección y viendo cómo se adelantaba con Uraraka, la cual seguía rogando que la dejasen.
Tardé un momento en proseguir, pero me detuve al sentir un repentino agarre en mi muñeca; era Kaminari.
—¿Ocurre algo...? —dudé sin comprender por qué estaba cabizbajo y cada vez apretaba más fuerte mi mano.
—Kirishima —llamó con una voz rota, alzando su rostro y dejando ver sus ojos llenos de miedo y dolor—. Yo tampoco quiero que nos maten.
Ante sus palabras y esa mirada sentí una fuerte presión en el pecho.
"Claro que le afectaba... ¿Por qué no iba a afectarle? Simplemente estaba intentando ser optimista, como siempre."
[...]
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