Capítulo 85: No lo permitirían.

—No hace falta gritar tanto —añadió Shouto con los ojos cerrados y volviendo a enfadar a Katsuki. 

Bakugou estaba siendo demasiado ruidoso. Eran como las tres de la madrugada, todos querían descansar y los gritos de aquel schiavu hacían que fuera imposible. Tenían decidido que al día siguiente intentarían librarse por completo de él. 

—Solo quiero saber cómo te llamas —insistió la de cabello verde ladeando la cabeza—. Yo soy Tsuyu Asui, encantada de conocerte —finalizó con una cálida sonrisa. 

[...]

Bakugou no podía comprender a qué se debía tanta amabilidad. No confiaba absolutamente en nadie y el hecho de que una chica se le presentara de aquella manera solo le hacía pensar que estaba interesada en algo. 
Que probablemente quería algo de él intentando engañarle. 

—Déjame en paz —sentenció con odio, ignorándola por completo y girándose para volver a descansar. 

Iba a ignorar a cualquiera que se le acercara. Le daba igual si no tenían ninguna mala intención; Katsuki quería estar solo. 
Desde lo sucedido con su padre, había dejado de confiar en la gente. 

Tsuyu, sabiendo que cualquier respuesta sería ignorada nuevamente, optó por fijarse en el otro chico que estaba relativamente cerca de Bakugou. 

—¿Y tú? También eres nuevo, ¿cómo te llamas? —inquirió acercándose cada vez más a Shouto y mirándole fijamente. 

—Quiero dormir —murmuró cerrando los ojos.

Y Todoroki no estaba mintiendo; todo lo contrario. Aquel joven de verdad quería dormir de una vez. Se sentía bastante cansado después de haber hecho que unos guardias le persiguieran un buen rato por la noche. Y todo por no pagar los impuestos al independizarse. 

—Qué nombre tan raro —se limitó a decir Asui ladeando levemente la cabeza—. Solo quiero llevarme bien con vosotros. 

—No estoy aquí para hacer amigos —finalizó el de cabello bicolor optando por no decir nada más. 

La joven, en parte, lo podía entender. Ninguno de los nuevos era consciente de cómo se vivía en el calabozo. Desconocían que, a diario, uno tenía que esforzarse por sobrevivir y que si estabas solo eras mucho más vulnerable. Eras presa fácil. 

—Ya veo —prosiguió Asui algo cabizbaja—. Siento haberos molestado —se despidió optando por volver con Kaminari y Jirou mientras pensaba en lo poco que iban a durar esos dos. 

Porque solos y sin saber lo qué tendrían que hacer, no iban a poder sobrevivir más de un día sin ser atacados. 

"Probablemente no volvamos a hablar." 

Y a Tsuyu le daba pena. Sentía lástima por ellos, pero lo que no sabía ella era que esos dos chicos iban a conseguir lidiar con todo. 

Cuando amaneció, Asui esperaba encontrarlos malheridos o en una problemática situación; pero lo único que halló fue a otros schiavus alejándose de ellos.

—¡No necesitaba tu ayuda, bastardo! —gritaba Katsuki malhumorado como de costumbre. 

—No te estaba ayudando, era autodefensa —justificó Shouto con serenidad. 

Cabe decir que ya no había tantos metros de distancia entre ambos. 

Por lo que se veía, Tsuyu había podido deducir que les habían intentado atacar y había resultado un fracaso. Aunque eran nuevos y no sabían nada, eran bastante fuertes. Todavía no tenían problemas de estómago por el hambre y tenían un peso normal para su edad a diferencia de los schiavus que llevaban más tiempo ya que muchos estaban desnutridos.

Además, con el paso del tiempo podrían darse cuenta de lo que iban a tener que comer para vivir. 

—¡Wow! ¡Siguen vivos! —comentaba Denki, algo sorprendido—. ¿Y qué tal si esta vez voy yo a insistirles? —inquirió, poniéndose de pie y deseando acercarse y conocerles; ambos llamaban bastante la atención. 

El ruido de uno y la tranquilidad del otro, en conjunto, los había vuelto un dúo un poco extraño y llamativo. A pesar de que ninguno se consideraba amigo del otro, habían estado acortando metros de distancia y soltándose comentarios (e insultos por parte de Katsuki) de vez en cuando. 

Cuando algún grupo pequeño se les acercaba, los dos reaccionaban para defenderse y hacer que se largaran. 

—¡Hey!

La voz de Kaminari, tan alegre como siempre, hizo que ambos se pusieran a la defensiva. 

—Tranquilos, vengo en son de paz —explicó el rubio con una sonrisa nerviosa, escondiendo detrás de su espalda cierta cosa—. Me llamo Denki Kaminari, ¿y vosotros? 

Pero no hubo respuesta alguna. 

Shouto le miraba con serenidad mientras que Katsuki le miraba con el ceño fruncido. 

—Uhm... —murmuraba Denki pensando en algo para evitar el ambiente tan incómodo—. ¡Ya sé! ¿Habéis comido algo desde que llegasteis aquí? ¡Apuesto que no!

—No, ¿y qué? —sentenció Bakugou aún sin fiarse y mirándole mal. 

—¿Y no tenéis hambre...?

—Sí, tengo hambre —admitió Todoroki, pensando en cuándo se suponía que vendrían los guardias a darles de comer. 

—Bueno, pues estáis de suerte —siguió Kaminari, dejando a la vista lo que ocultaba detrás de su espalda y mostrándolo con una sonrisa. 

Cabe decir que era un pie humano, y que la reacción de Katsuki y Shouto no fue de las mejores. 

En el poco tiempo que llevaban ninguno había puesto atención a lo que realmente ocurría dentro. Ninguno se había imaginado que lo que comía la gente era carne humana, y que las manchas de color rojo que estaban por todos lados no eran tomate. 

—Os están atacando por esto —informó Denki, zarandeando levemente aquel pie—. Quieren vuestras patas —finalizó tomándoselo a broma.

Pero toda esa información tan de repente había conseguido asustar a Todoroki y Bakugou. No estaban acostumbrados y Kaminari lo había mostrado de una forma un poco brusca. 

—¿Nos quieren comer? —inquirió Shouto, sin cambiar su serena expresión pero muy preocupado en el fondo.

—Y más por lo ruidoso que es él —agregó señalando con el pulgar a Katsuki y, efectivamente, enfadándole. 

—¡¿HAH?! ¡No me creo una mierda de lo que dices! —gritó más histérico de lo normal porque, en el fondo, sí que tenía miedo. 

Aún eran solo unos adolescentes. 

—Bueno... yo lo dejo ahí —continuó Denki, colocando el pie al lado de ellos y dando media vuelta—. Nos habéis caído bien, de verdad. Nos gustaría que estuvierais con nosotros. ¡Cuantos más, mejor! —finalizó, despidiéndose con una mano y alejándose. 

Aquel pequeño gesto fue el inicio de todo. 

Tsuyu, Kyouka y Denki empezaron a darse cuenta de que, con el paso de los días, ciertas personas se estaban acercando poco a poco a la esquina en la que los tres se asentaron. 

También pudieron observar cómo los dos vomitaron cuando, por primera vez y debido al hambre, intentaron probar esa carne. Habían estado viviendo a base de agua todo lo que pudieron, pero sus cuerpos les pedían nutrientes. 

Los ataques habían cesado desde que el resto de schiavus pensaban que Todoroki y Bakugou estaban con el grupo de Tsuyu.

Pero, para que eso sucediera, tuvo que pasar bastante tiempo. 

El orgullo de Katsuki se lo impedía, y Shouto simplemente miraba a lo lejos sin decir nada. 

—Míralos, han caído completamente por nosotros —comentaba Denki con una sonrisa burlona al ver cómo les miraban de reojo. 

—Bueno, creo que es normal. Somos su fuente de comida —agregó Jirou sabiendo que lo poco que conseguían robar gracias a Tsuyu también lo compartían con esos dos schiavus. 

—Seguro que en el fondo son buenos chicos —decía Tsuyu bastante feliz al pensar que pronto se unirían al grupo. 

Y, así, conforme pasaban los días, las semanas e incluso los meses, los cinco terminaron por juntarse. 

Fue bastante difícil, pero cuando Denki consiguió que Katsuki se sentara por fin con ellos, Todoroki cedió un poco más. Y, aunque fingiera desinterés, terminó convirtiéndose en el que más se preocupaba por todos. 

Aunque tenían días en los que no podían conseguir nada, aquellos en los que lograban un poco de comida la compartían entre todos. Incluso, Bakugou era el que se excusaba con un "No tengo hambre" para que el resto comiera un poco más. 

—¡Vaya, mira! ¡Si después de todo tienes un lado dulce! —reía Denki provocando al otro rubio y, como ya se habían acostumbrado, sacándole de quicio. 

Y eso no era todo; los comentarios sinceros y tranquilos de Todoroki empeoraban su humor. 
A pesar de que no lo hacía intencionadamente, Shouto siempre enfadaba a Katsuki. 

Con el pasar de los meses habían formado una unión entre todos inquebrantable. 

Eran como una familia. Nada podría separarles; no lo permitirían. 

Porque, aunque sucediera tarde o temprano, siempre volverían a estar juntos. Harían todo lo posible para volver a estar unidos. 

[...]


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