Capítulo 74: Deku.

Desde hace tres meses se había estado construyendo algo que resultaba ser un anfiteatro.

Kacchan no estaba en casa.

"No... No creo que él..."

Sin tiempo que perder y reaccionando por impulso, salí de casa corriendo y busqué a cualquier persona que pareciera dirigirse hacia aquel lugar.

"Kacchan no puede haberse involucrado en eso..."

[...]

POV Narradora

Incapaz de librarse del agarre de Shinsou, Katsuki fue arrastrado en contra de su voluntad hasta una de las entradas que llevaban a la arena del anfiteatro, lugar en el que estaría forzado a enfrentarse a muerte contra aquel schiavu.

—Espero que seas capaz de dar un buen espectáculo —comentó Dabi dando, segundos después, la orden de que el joven de cabello morado soltase al rubio, dejándolo caer al suelo y a unos cuantos metros de distancia.

En cada entrada había un par de guardias que controlaban a los participantes, por lo que ninguno tenía ni la más mínima oportunidad de largarse de aquel lugar.

—Supongo que ya sabes en qué consiste —finalizó el hombre de la nobleza, alejándose para dirigirse junto a su schiavu hacia el otro extremo.

Bakugou sentía mucha rabia. Demasiada.

Por más que intentó librarse de aquel schiavu, había sido imposible. Aquel hombre le había estado inmovilizando con tal fuerza que, ahora, seguía sintiendo un reiterado dolor en sus brazos.

Si miraba hacia atrás, se encontraría con dos señores armados que no dudarían en acabar con él si intentaba largarse.
Si miraba hacia delante donde unas rejas negras cubrían la entrada hacia la arena, tendría que utilizar un arma para sobrevivir.

Frunció el ceño y sonrió mientras se levantaba y acercaba a donde provenían diversos gritos de entusiasmo de la gente.

Bakugou no tenía miedo. En absoluto.

No le importaba. No era necesario plantearse su propia muerte.
Porque él iba a vencer a quien hiciera falta. Porque él no iba a morir de una manera tan patética.

Al menos, eso es lo que intentaba aparentar.

—¡Ahora, sin tiempo que perder, damos comienzo el primer enfrentamiento que inaugurará esta maravillosa construcción! —exclamaba la mujer encargada de la presentación—. ¡Uno de los fieles al rey ha decidido deleitarnos con el espectáculo inicial de su schiavu! —prosiguió, dando a entender claramente quién iba a ser el ganador—. ¡Por un lado, tenemos a dicho schiavu, Shinsou! ¡Sirve al señor Dabi y ha sido entrenado para asesinar a sangre fría a cualquiera que sea un estorbo para su dueño!

En aquel momento las oscuras rejas de ambas entradas comenzaron a abrirse, permitiendo el paso a la arena y dejando ver cómo Shinsou recogía un puñal del suelo y caminaba tranquilamente hacia el centro; detrás, y manteniendo una gran distancia, estaba Dabi.

"Toda esta situación es una mierda."

Katsuki, harto de tantas formalidades en una presentación que consideraba innecesaria y odiosa, no esperó más y se adelantó, agachándose para recoger la respectiva arma que le habían dejado en el suelo y avanzando hasta quedar al frente, a unos metros, del otro schiavu.

—¡Oh, y, bueno, aquí tenemos al otro schiavu! —prosiguió la mujer, cambiando su tono a uno de menosprecio—. ¡Una escoria sin dueño que fue un estorbo para el señor Dabi, ahora pagará su destino en este primer enfrentamiento! ¡Recuerden que aún están a tiempo de hacer sus apuestas, pero creo que es más que obvio lo que va a...

—¡YA CÁLLATE, MIERDA!

El repentino grito de Katsuki interrumpió las palabras de aquella señora e hizo reaccionar a una parte del público, quienes se habían quedado en silencio mientras que otros comenzaban murmullos, risas y burlas.

—¿Vamos a empezar de una vez? —comentó Dabi algo cansado de tanto tiempo perdido—. ¡No puedo esperar a verte rogando piedad cuando mi schiavu destroce tu miserable cuerpo! —exclamó a lejos, mostrando el odio que sentía en esos momentos por aquel irrespetuoso rubio.

—¡E-En fin! —reaccionó la mujer, guardándose las ganas de discutir y responder a la interrupción de Katsuki—. ¡Que comience el enfrentamiento!

Pero Bakugou no había utilizado un puñal en su vida.

Aquel rubio nunca había matado, por más que ganas no le faltaran. No sabía luchar. Tampoco sabía ninguna técnica para inmovilizar a alguien.
Solamente tenía fuerza; y ni siquiera podía destacar por ella. Su condición física era débil debido a los años que pasó en el calabozo.

Y, aunque en los tres meses junto a Izuku este intentó alimentarle todo lo posible, recuperar una buena condición no era tan fácil.

"Ah, es cierto... Deku."

Estaba comenzado a sudar y, por unos segundos, mientras el schiavu de cabello morado comenzaba a acercarse rápidamente hacia él, lo único que Bakugou pudo ver fue el rostro de Midoriya.

Su mente estaba recordándole pequeños momentos innecesarios.

Su cerebro le estaba haciendo ver una dolorosa sonrisa; su cerebro le estaba permitiendo escuchar palabras que no volverían a repetirse.

"—Ya estoy en casa, Kacchan."

Un profundo dolor en la mano derecha le hizo reaccionar, abriendo los ojos y soltando el puñal.

"Mierda."

Se mordió el labio inferior tratando de soportar el dolor y retrocedió lo más rápido que pudo, volviendo a ser consciente de su situación y percatándose de la puñalada que había recibido en aquella extremidad.

—Vaya... supongo que esto será un juego —comentó Shinsou con tranquilidad, caminando lentamente y yendo a por el puñal que Katsuki había dejado caer.

"¿Por qué tuve que pensar en él en este maldito momento...?"

Bakugou no podía hacer nada. Y, a pesar de su inicial desventaja, ahora estaba en una peor situación.

El profundo ardor que sentía en la mano, la sangre que había en el suelo y el joven que, nuevamente, estaba dirigiéndose hacia él, le hizo comprender que probablemente todo acabaría ahí.

Aún así, se negaba a mostrar debilidad.

Con el ceño fruncido y una sonrisa para esconder lo que de verdad sentía, encaró al de cabello morado.

Esta vez, y nuevamente sin poderlo evitar, el dolor fue a parar en su pierna izquierda haciéndole caer con una sola rodilla, pero, a pesar de todo, volviendo a intentar levantarse.

—¿Qué pasa? ¿No eres capaz de terminar de una maldita vez? —provocó Katsuki—. ¿Solo eres capaz de esto?

Shinsou frunció el ceño ante aquellas palabras, pero se controló al recordar lo que le ordenó su dueño antes de empezar.

"—Tortúralo poco a poco. Ni se te ocurra matarlo en pocos segundos. Quiero verlo sufriendo y suplicando por su vida durante varios minutos."

—Bien, lo haces bien —comentó Dabi a lo lejos al ver el estado del rubio.

Los rápidos movimientos de Shinsou hacían que a Katsuki le fuese imposible evitarlos. Estaba sentenciado; no podía ni alejarse ni esquivarlo.

Nuevamente comenzó otro insoportable dolor. Esta vez fue en la otra pierna, dejándole caer de rodillas y haciendo definitivamente imposible poder levantarse.

Otra vez en la mano izquierda. De nuevo en el brazo izquierdo. Otra más en el derecho.

Con ambas manos, ambos brazos y ambas piernas ensangrentadas, Katsuki solo podía apretar los dientes para evitar soltar algún grito de dolor; simplemente, de rodillas, asimilando su destino.

—Aún no he terminado —agregó el de cabello morado, sujetando por el cuello al rubio para poder ver mejor su rostro—. Sabes que a los schiavus nos trazan una X en la mano con un cuchillo al convertirnos, ¿verdad? —prosiguió mientras acercaba el puñal hacia la cara de Bakugou—. No tengo nada en tu contra, pero es una orden —finalizó para, segundos después, pasar aquella afilada arma por el rostro de Katsuki, trazando lentamente una X desde cada ceja hasta el labio izquierdo y derecho respectivamente, pero evitando apuñarle en los ojos.

Vitoreos y gritos de emoción y alegría se podían escuchar desde las gradas; la gente estaba disfrutando de aquella tortura mientras seguían exclamando que Shinsou no se detuviera, que siguiera haciéndole sangrar de cualquier otra manera.

—¡Despelléjalo vivo!

—¡Córtale las manos y la lengua!

—¡Destrípalo delante de todo el mundo!

—Al menos podrás ver lo poco que te queda de vida —continuó el schiavu de Dabi, soltándole del cuello y haciéndole caer por completo al suelo con la cara ensangrentada en la arena.

Lo único que no había tocado eran sus ojos.

—¿No vas a suplicar? —comentó el noble a lo lejos, algo decepcionado al ver que el rubio no decía absolutamente nada.

—¿Lo termino? —inquirió Shinsou, girándose para mirar a su dueño.

—En fin —suspiró de manera afirmativa; seguía dándole rabia que aquel sin dueño muriera sin mostrar respeto alguno.

Con su única labor de obedecer órdenes, levantó a Bakugou del cuello y acercó el puñal hacia la zona en la que por dentro se encontraba la vena yugular externa.

[...]

Midoriya, al llegar al anfiteatro al que seguían entrando personas, se percató de que cada vez se escuchaban más gritos de emoción por parte del público; era como si lo que estaba sucediendo dentro fuera a llegar a su final.

Agitado y desesperado al imaginarse lo peor, entró lo más rápido que pudo siguiendo al resto de personas y disculpándose conforme las adelantaba para hacerse paso, subiendo unas escaleras y llegando a la zona baja de las gradas en las que, frente a sus ojos, pudo observar claramente cómo su schiavu estaba siendo alzado por el cuello y a punto de ser apuñalado.

Sintió una fuerte presión en el pecho y abrió los ojos aterrado. Sin perder ni un solo segundo más y sin importarle en absoluto el daño que pudiera sufrir al caer desde la parte baja de las gradas, que estaban a varios metros de altura respecto a la arena, saltó sin pensárselo dos veces, cayendo mal y torciéndose el tobillo, pero incorporándose rápidamente para mirar al frente.

—¡Kacchan!

El desesperado grito del de cabello verde y su presencia en la arena llamó la atención de gran parte de los espectadores y, sobre todo, de Shinsou y Dabi. El primero se detuvo y giró en la dirección de la que procedió aquella desgarradora voz, pudiendo ver el rostro de un joven que parecía más que aterrorizado.

Pero, sin lugar a dudas, la persona a la que más le había afectado aquella voz era a Katsuki.

"Deku..."

[...]

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