Capítulo 73: Ochako no es ninguna cosa.

Siendo entrenado para cualquier situación y enseñado para proteger a su dueño pasara lo que pasara, no tuvo problema en arremeter contra Katsuki a gran velocidad y dejarle sin poder moverse y, ni siquiera, reaccionar a tiempo.

—Ah, cierto —comentó el hombre, dirigiéndose lentamente hacia el rubio que no podía hacer absolutamente para soltarse—. Me llamo Dabi.

[...]

POV Midoriya Izuku

Habíamos llegado tarde.

Todo nuestro esfuerzo de tres meses había sido en vano. Uraraka ya no volvería a estar con nosotros.

Se la había llevado otra persona.

Desconocíamos el lugar en el que podría estar. No sabíamos si se encontraría bien.

Probablemente estaría sufriendo.

Y la impotencia de no haber conseguido salvar a una amiga nos estaba afectando demasiado.

—¿Y ahora...? —murmuró Kirishima tan afligido como todos.

—Lo mejor será empezar devolviéndole el dinero a Yaoyorozu —respondí con cierta tristeza.

—Y buscaremos a Uraraka, ¿verdad? —prosiguió, girándose para mirarme a los ojos con aflicción—. Luego iremos a por ella, ¿no?

"No sabemos dónde puede estar. El reino es inmenso. Incluso hay nobles que compran schiavus y los envían a otros países para ganar más dinero."

—Sí —asentí siendo consciente de nuestras posibilidades—. Recuperaremos a Uraraka —finalicé, girándome para ver a Tsuyu, la cual permanecía sollozando mientras Kaminari intentaba tranquilizarla.

[...]

POV Narradora

—Traigo al primer participante.

La repentina voz de Dabi llamó la atención de Shigaraki, el cual se hallaba contemplando cómo, en poco tiempo daría comienzo el espectáculo e inauguraría el anfiteatro dedicado especialmente a los schiavus.

Los asientos de aquel inmenso lugar circular empezaban a llenarse conforme pasaba el tiempo, mostrando el interés de las personas en ver lo que estaba a punto de empezar; además, las inscripciones estaban abiertas para que cualquiera participase con sus schiavus y diversos puestos donde la gente apostaba una gran suma de dinero por el vencedor.

—Oh, también participará tu schiavu... —respondió el, ahora, único rey del país, girándose para visualizar al desafortunado.

Si tan solo ver cómo dos personas se mataban entre ellas le iba a despertar una gran felicidad y diversión, ahora, al observar el rostro del schiavu que estaba siendo inmovilizado por Shinsou y saber que podría verlo sufrir tanto como aquella vez, Tomura sintió que nada podía mejorar.

Era perfecto. Era la diversión que buscaba; era lo que necesitaba.

—¿Cómo se llama...? —inquirió con una sádica sonrisa mientras miraba a los ojos al rubio que seguía haciendo el intento de soltarse.

—No tardé en averiguarlo. Es un tal Katsuki Bakugou. No tiene dueño y es bastante maleducado —respondió el de cabello oscuro—. Debe aprender una lección, ¿no? —agregó con una leve sonrisa.

—Bien... entonces será el primero —confirmó Shigaraki, dispuesto a iniciar todo de una vez y no perder más tiempo; necesitaba ver el sufrimiento ajeno y la cara de desesperación de los que tenían que matarse—. Prepáralo.

Después de que se llevasen a Katsuki, Tomura dio la orden de que saliera a la arena del centro la mujer encargada de dar el típico discurso formal; la presentación que iniciaría la diversión.

Ya en su posición correspondiente donde el rey y sus más fieles podían contemplar toda la arena de combate a la perfección, se sentó en su respectivo lugar y mantuvo la compostura; en el fondo, deseaba ver de una vez ese característico dolor en los ojos de Bakugou.

—¡Oh! ¡¿Aún no empieza?!

No dio demasiada importancia a la alegre voz de Himiko Toga; mucho menos a la joven que traía con ella. Su atención se centraba únicamente en la mujer que estaba a punto de hablar.

—Querida Ochako, relájate —tranquilizó la rubia al notar cómo la de cabello castaño había retrocedido por instinto al ver a Tomura—. Él no te hará daño. Ven, siéntate a mi lado. ¡Vamos a observar un bonito espectáculo!

—¿Y Chisaki? —interrogó Shigaraki, aún con la mirada hacia el frente concentrado en su entretenimiento.

—¡No tardará en llegar! —respondió Toga con entusiasmo.

—¿Qué hace esa cosa ahí?

Por detrás, la repentina voz del mencionado hizo que Himiko girase levemente su rostro en dicha dirección y le recibiera con una sonrisa.

—¿A qué te refieres? —inquirió manteniendo su alegre expresión.

—He dicho que qué hace esa cosa en este lugar —prosiguió dirigiendo su mirada hacia Uraraka, la cual se mantenía de espaldas y aferrándose a uno de los brazos de Himiko.

—Ochako no es ninguna cosa —replicó cambiando su tono a uno más serio.

—Los schiavus son objetos. No traigas a tus juguetes aquí —continuó, acercándose cada vez más—. Shigaraki, haz algo.

—¡Tomura! ¡Dile que está siendo injusto! —añadió la joven poniendo un pequeño puchero.

—Silencio —mandó callar, expectante a lo único que le importaba en aquellos momentos.

—¡Les damos la bienvenida a la inauguración del anfiteatro dedicado exclusivamente a los schiavus! —se podía oír la voz de cierta mujer—. ¡Cualquiera puede participar y ser el posible ganador, llevándose un valioso premio por cada victoria que consiga su schiavu! Claro está, solo si sobrevive.

—Ya veo. Vas a participar con esa cosa, ¿no? —comentó Chisaki, dirigiendo su mirada hacia Ochako, la cual permanecía acongojada y aferrada a Toga; al oír aquellas palabras, la rubia sintió cómo la de cabello castaño había comenzado a temblar.

—No —respondió mientras pasaba una mano por el cabello de Uraraka, acariciándole para aportarle seguridad—. Mi Ochako no va a luchar contra nadie.

[...]

POV Midoriya Izuku

Después de tratar de asimilar la noticia de lo de Uraraka y dispuestos a intentar encontrarla tarde o temprano, nos dimos cuenta de que el mercado estaba más vacío de lo normal; la gente corría en una misma dirección y parecían estar emocionados por algo.

"Me pregunto si Kacchan sigue durmiendo... o si estará leyendo algo en casa."

—Midoriya, yo le devolveré el dinero a Yaoyorozu —aplicó Kirishima; quizás se dio cuenta de lo pensativo que estaba en ese momento.

—¡N-No te preocupes! Terminaremos antes si voy con vosotros —respondí algo nervioso y negando con ambas manos.

—No creo que sea buena idea dejar a Bakugou mucho tiempo solo —supuse que bromeó Kaminari, pero el cómo se mantenía serio abrazando a Tsuyu me hizo dudar de si sonrió levemente al decirlo.

—Ve con él, Midoriya —volvió a insistir mi amigo pelirrojo—. ¡Déjanos esto a nosotros!

Suspiré con una leve sonrisa y solo pude agradecerles.

"¿Tanto se nota que pienso en él...?"

Nos despedimos y, una vez lo suficientemente lejos, empecé a correr en dirección a mi hogar; si debía ser sincero, tenía muchas ganas de ver a Kacchan... e intentar hablar con él.

"¿Me estará esperando detrás de la puerta...?"

Negué con la cabeza aquella idea tan irreal y me apresuré aún más hasta llegar.

Abrí la puerta rápidamente y entré deteniendo mi ritmo, recuperando el aire y con una leve sonrisa.

—¡Kacchan, ya estoy aquí! —exclamé, cerrando la puerta y dirigiéndome a la cocina.

No escuché ninguna respuesta, así que supuse que estaría durmiendo, por lo que me dirigí a la habitación.

Pero... tampoco estaba allí.

"¿Se estará duchando...?"

—¿Kacchan...? —dudé, dirigiéndome hacia el baño y viendo que estaba abierto y que no había nadie.

—¡Mamá, rápido! ¡El primer duelo del anfiteatro va a comenzar! —pude oír la voz de una niña pequeña gritando afuera.

"¿Del anfiteatro...?"

Tardé unos segundos en plantearme la peor de las situaciones que, lamentablemente, era la más lógica.

Desde hace tres meses, se había estado construyendo algo que resultaba ser un anfiteatro.
Kacchan no estaba en casa.

"No... No creo que él..."


Sin tiempo que perder y reaccionando por impulso, salí de casa corriendo y busqué a cualquier persona que pareciera dirigirse hacia aquel lugar.

"Kacchan no puede haberse involucrado en eso..."

[...]


•◇◆◇◇◆◇•◇◆◇◇◆◇•


A partir de aquí, todo va a ir de mal en peor hasta el final. He de admitir que el Toga x Ochako está pudiendo con mi alma ;;

Creo que todos saben cómo es un anfiteatro, pero por si acaso dejo aquí una imagen 

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