Capítulo 71: Nos alegra volver a verte.
—Yaomomo, ¿cómo se pronunciaba esta pa...
En aquel instante, ni Izuku ni Momo comprendieron por qué Kaminari y Asui se habían detenido; tampoco entendieron por qué Jirou había dejado caer el libro al suelo.
[...]
Un breve silencio hizo que Midoriya, Kirishima y Yaoyorozu mirasen extrañados a aquellos jóvenes schiavus, los cuales parecían sorprendidos y todavía no hacían nada.
—¿Ocurre algo...? —inquirió Izuku con nerviosismo.
Notando cómo Kyouka había reaccionado y estaba mirando hacia otro lado, Tsuyu y Denki intercambiaron miradas con una sonrisa para, segundos después, dirigirse rápidamente hacia ella y abalanzarse cariñosamente, pero con el suficiente peso para hacerla caer de espalda al suelo.
—¡¿E-Estás bien?! —reaccionó Momo rápidamente y con preocupación al verla tirada con Asui aferrada a su cintura y Kaminari aplastándole un brazo por error.
—Ah, sí... —respondió con una leve sonrisa mientras acariciaba con una mano la cabeza de Asui para, segundos después, tratar de mover el otro brazo que tenía aplastado por cierto rubio.
En otra situación, Jirou habría reaccionado y se hubiera librado de Denki con una simple patada antes de que se acercase más, pero, esta vez, lo dejaría pasar.
—Qué manía con abalanzarse sobre la gente —comentó Kirishima soltando una leve risa y observando al rubio que se estaba incorporando con una sonrisa.
—¡Entonces también os conocéis! —aplicó Midoriya alegrándose de aquel reencuentro.
—Nos alegra volver a verte, Kyouka —dijo la joven de cabello verde mientras cerraba los ojos y seguía abrazándola.
—¡Qué pequeño es este pueblo! —agregó Denki—. ¿No, Jirou?
La joven solo suspiró con una leve sonrisa; si tenía que ser sincera, se alegraba bastante de verlos.
—Oh, ya veo... —continuó Yaoyorozu, juntando ambas manos—. ¡Un reencuentro entre amigos! —prosiguió con entusiasmo.
—Más bien... ¡un reencuentro en familia! —respondió Kaminari levantando un dedo.
—¿Familia...? —dudó Yaoyorozu comenzando a creer que de verdad aquellos chicos eran parientes de sangre.
—¡Así es! —confirmó el rubio—. ¡Somos como una familia! ¿A que sí? —finalizó mirando a Tsuyu, la cual asintió.
—Los cinco están muy unidos —aclaró Izuku a Momo, la cual seguía con dudas al respecto.
—Es como el hermano idiota al que siempre te apetece molestar —explicó Jirou haciendo referencia a Kaminari.
—¡Oye! —se quejó el rubio.
—Bueno... —trató Midoriya cambiar de tema al recordar por lo que habían venido realmente—. Yaoyorozu, entre Kirishima y yo solo hemos podido conseguir 453 monedas de oro —explicó con cierto temor; con miedo a que, en total, no pudieran reunir las 5001.
Pero la alegría en el rostro de Momo y el cómo parecía entusiasmada les hizo entender al pelirrojo y al de cabello verde que lo habían logrado; que podían rescatar a Ochako.
—¡Venid a mi cuarto! —aplicó la noble bastante feliz, cosa que hizo que Eijirou e Izuku sonrieran—. Ah, y, chicos... —agregó mirando a Tsuyu, Denki y Kyouka, los cuales parecían estar hablando de algo—. ¡Si queréis podéis ir al jardín a jugar! —finalizó sin mala intención y a punto de entrar a su habitación junto a Midoriya y Kirishima.
Segundos después de que aquellos tres jóvenes les dejaran a solas, los schiavus que aún permanecían en el suelo se quedaron un rato en silencio.
—¿Nos acaba de tratar como niños pequeños...? —dudó Kaminari.
—Eso parece —respondió Asui.
—Lo dijo con la mejor intención de todas —añadió Jirou con una sonrisa nerviosa.
[...]
POV Midoriya Izuku
Cuando entramos al cuarto de Yaoyorozu y abrió uno de los inmensos armarios que tenía, Kirishima y yo sonreímos con nerviosismo mientras pensábamos en cómo se suponía que íbamos a transportar tal cantidad de dinero.
—¡4635 monedas oro! —informó alegremente y con entusiasmo.
—¿Cómo lo haremos...? —dudó el pelirrojo, pasando una mano por su nuca.
—¡No os preocupéis, he pensado en todo! —respondió segura de sí misma; se notaba que le alegraba mucho el que, por fin, pudiéramos salvar a Uraraka.
"Y después... Liberar a todos los schiavus."
—Oh, ¿y en qué has pensado? —inquirió Kirishima.
[...]
POV Narradora
El hecho de que los de Yaoyorozu no se enterasen de que había sacado todo su dinero no era un problema. Ninguno estaba en la mansión ya que ambos solían ir a controlar los burdeles que dirigían y a buscar más gente.
Por eso, Momo sabía que no se tenía que preocupar.
Simplemente daría las órdenes necesarias para que llevasen a sus amigos con todo el dinero en una de las carrozas dirigidas por uno de sus empleados.
—Mi madre dio la orden de que me prohibieran salir de aquí, pero eso no os incluye.
Con el dinero en pequeños paquetes que impedían que se visualizase el contenido, Yaoyorozu llamó a varios de los empleados para que transportasen todo a la carroza en la que estarían sus amigos.
—Llévelos a donde le ordenen —pidió Momo con amabilidad al señor encargado de guiar a los caballos de la carroza.
Aunque Kaminari quería quedarse más tiempo en aquel inmenso lugar, Tsuyu sí que quería ir con Kirishima y Midoriya para poder ver a Ochako, así que el rubio terminó cediendo a regañadientes.
Asui llevaba pensando en ella todo el tiempo. Había esperado todo lo necesario y se había esforzado para ayudar a Kirishima en vender objetos y ropa hechos por ellos mismos, logrando ahorrar lo más que pudieron.
Ahora, por fin, iba poder volver a verla. Iba a poder volver a ver a esa persona tan amable; esa persona que estuvo en su mente durante los tres meses.
—¡Nos vemos! —se despidió Denki de la noble y su schiavu—. ¡Y la próxima vez traeremos a Bakugou!
—Cuando saquemos de ese sitio a Uraraka, ¡volveremos! —agregó Kirishima ya a lo lejos y a punto de subirse a la carroza junto al resto.
[...]
Después de que Shigaraki se convirtiera en el único rey tras el asesinato de Endeavor, habían comenzado los preparativos para la diversión de aquel hombre.
Enji siempre estuvo en contra. Estuvo de acuerdo con las clases sociales y con la venta y compra de schiavus, pero hacer lo que Tomura tenía en mente era algo que no quería; y, al negarse, no le dejó otra opción a Shigaraki que tener que librarse de él.
Sin nada más que se interpusiera en su camino, Tomura encargó que comenzase la construcción de un anfiteatro cerca del pueblo que se inauguraría después de los tres largos meses.
Nadie podía quejarse ni ir en contra; todo lo contrario. Al parecer, recibió bastante apoyo.
La gente se animaba a participar y, además, se hacían diversas apuestas por los vencedores.
El juego de Tomura era fácil.
Simplemente consistía en un enfrentamiento a lo grande entre dos schiavus; el primero en matar al contrario, ganaría.
Ver cómo se asesinaban sin opción alguna entre ellos, ver cómo sufrían al no querer hacer daño o trataban de luchar en vano era divertido.
A Shigaraki todo le parecía aburrido. Todo le había parecido aburrido hasta el día en el que vio la expresión de dolor en el rostro de Bakugou Katsuki cuando quemaron viva a su madre.
Aquello fue el factor que desencadenó su deseo por seguir contemplando la desesperación ajena.
Ese mismo día en el que Midoriya y los demás tratarían de recuperar a Ochako, Shigaraki estaba dando comienzo a la inauguración del anfiteatro donde los schiavus que compraba la gente tendrían que tratar de sobrevivir matándose entre ellos.
[...]
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