Capítulo 63: Quiero morirme.

† Mención de:
•Violación• †


[...]

Midoriya no pudo evitar sonreír levemente al haber sido testigo del lado dulce que tenía Bakugou, tal y como dijo Kaminari aquella vez.

"Me gustaría...

Me gustaría que algún día pudiera mostrármelo también a mí."

[...]

POV Iida Tenya

Le debía más de una explicación a Todoroki, así que eso hice.

Le conté absolutamente todo lo sucedido; desde mi decisión por "traicionarle" de aquella vil manera, hasta lo hablado con Shigaraki. Le di los verdaderos motivos de mi plan, pero opté por omitir un último detalle sin importancia.

"Al menos... ya lo tengo asimilado."

—¿Matarle...? —dudó al escuchar la razón por la que yo seguía aún con vida.

—El rey Shigaraki... cree que sé cómo hacerlo de una manera que no levante sospecha y que consiga filtrar la seguridad que le protege —informé—. Era la única solución...

—Lo entiendo —interrumpió rápidamente con seriedad—. Solo tienes que inventarte algo... y no tiene por qué funcionar —agregó con un tono algo nervioso.

—Eso... no lo sé —me limité a decir—. Por eso hay algo de lo que me quiero asegurar... —agregué acercándome hacia él—. ¿Aún lo tienes? —inquirí haciendo referencia al cuchillo de plata que compramos a la joven que nos estafó.

Todoroki no tardó demasiado en saber a lo que me refería.

—Oh —murmuró dándose cuenta y sacando la pequeña arma con funda que guardaba en uno de sus bolsillos—. ¿Esto?

Suspiré al ver que aún estaba en nuestras manos. El hecho de que no hubieran revisado a Todoroki por ser el hijo de Endeavor nos benefició.

—¿Puedo confiarte una última cosa más? —agregué visualizando la posible situación dentro de tres meses.

[...]

POV Midoriya Izuku

Me despedí de Yaoyorozu y de su schiavu rápidamente para poder alcanzar a Kacchan, el cual se había alejado bastante enfadado.

"Probablemente fue por interrumpir aquel abrazo..."

Antes de irme, me pareció escuchar cómo Yaoyorozu comenzaba a interrogar a su joven schiavu.

"Ahora que lo pienso, yo también tengo curiosidad..."

—O-Oye, Kacchan... —llamé alcanzándole y poniéndome a su lado—. ¿Ella también era como Asui, Todoroki y Kaminari...? —inquirí imaginando que sería otra de aquellas afortunadas personas que conocían más de Kacchan.

Parecía no querer responder, así que me limité a caminar a su lado hasta salir de la mansión de Yaoyorozu y, por lo tanto, volver a casa para prepararme para trabajar.

En tres meses, y gracias a la colaboración de Yaoyorozu, ahora sí que iba a ser posible conseguir la cantidad de dinero adecuada para sacar a Uraraka de aquel sitio.

Al menos... esa era la idea.

[...]

POV Uraraka Ochako

No sabía cuánto tiempo había pasado.

Ya había perdido la cuenta de todas las veces que se habían aprovechado de mí a la fuerza.

Eran varios.

Si mal no recuerdo, solían inmovilizarme entre cuatro mientras que otro se divertía con mi cuerpo.

Al principio hice todo lo posible por negarme.

Grité... pero nadie vino; nadie me ayudó.

Tanta gente de mi edad que solo se limitaba a observarme mientras que aquellos tipos se reían y me insultaban.  

Me quitaban la ropa a la fuerza y, cuanto más me resistía, más daño me hacían.

La primera vez me hicieron sangrar. La segunda vez también. La tercera, la cuarta, la quinta...

Me utilizaban como si fuera un simple objeto.

Me embestían entre varios haciéndome gritar de dolor y no se detenían hasta quedarse satisfechos por el momento.

Luego se marchaban y me dejaban en el suelo, desnuda y asqueada por lo que sentía en mi interior.

Después regresaban.

Me obligaban a comer carne cruda en contra de mi voluntad; también me hacían beber agua.

No tenía fuerzas. Todas las heridas en mi cuerpo y el terror que sentía cada vez que se me acercaban me impedían reaccionar.

Mi cuerpo ya no se movía. Me sentía como un simple juguete.

Ya no me sentía como un ser humano.

"—Vamos, perra. ¡No puedes morirte sin satisfacernos lo suficiente!"

"—Miradla. Ya no se resiste. Se nota que le gusta."

"—En el fondo es toda una perra asquerosa. Si desde el principio te hubieras dejado, quizás hubiésemos sido más cariñosos."

"—Lo mejor es que ya no tienes que preocuparte por morir virgen. Si llegas a salir de aquí, podrás decir orgullosa que te han follado como nunca."

Las primeras semanas fueron lo peor.

Sentía como si estuviera a punto de morir.
Sentía como si... quisiera morirme.

No recuerdo si fue después de treinta o cuarenta días; tampoco recuerdo cuándo se suponía que debía llegarme la menstruación, pero había comenzado a tener náuseas.

Día tras día, noche tras noche mi cuerpo era maltratado y abusado sexualmente por dos o más hombres a la vez.

Una vez... lo intentaron entre cuatro.

Pero, lamentablemente, mis gritos eran inaudibles para el resto de gente.

"—¿Cuánto tiempo creéis que le queda?"

"—No creo que dure más de una semana así."

"—Parece bastante desnutrida, me empieza a dar mucho asco."

"—Cierto. Se veía mejor al principio."

No sentía mi cuerpo. No podía levantarme.

Simplemente mantenía la mirada perdida mientras me sentía asqueada al estar rodeada de sustancias excretadas.

"Quiero...

Quiero morirme."

—¡Ochako Uraraka, han venido a por ti!

"¿A... por mí?"

Quizás fui una idiota al pensar en positivo.

Por unos segundos, mis ojos adquirieron un poco de esperanza al saber que alguien había llegado; que alguien había venido a salvarme.

"¿Tsuyu...?"

Pero aquella pequeña ilusión fue arrebatada en segundos al ver un rostro completamente desconocido.

—¿Esta es mi querida Ochako? —pude escuchar su voz algo más seria—. ¡Te ves increíble! ¿Quiénes te han hecho esto? —agregó con una sonrisa dirigiendo su mirada hacia mí a través de las rejas.

No tenía fuerzas para responder y mucho menos para levantarme.

Traté de buscar con la mirada a aquellos sujetos y los pude localizar bastante cerca.

Reían en grupo.
Parecían felices.
Era como si arruinar la vida a los demás les hiciera sentirse mucho mejor.

—¿Ellos? —volvió a inquirir aquella persona al seguir mi mirada—. ¡Entonces también me los llevaré! Y... nos divertiremos mucho. Ya lo verás, Ochako.

Lo último que pude ver antes de cerrar los ojos fue su cabello rubio recogido en dos coletas y una extraña sonrisa que no supe si era algo bueno o malo. A continuación, me quedé dormida no sin antes escuchar cómo parecían abrir la celda.

[...]

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top