Capítulo 41: Tus ojos parecían estar pidiendo ayuda.

—¡¿Qué mierda vas a hacer?! —gritó enfadado al ver cómo Izuku comenzaba a pasar las hojas rápidamente y con una pequeña sonrisa de ilusión.

—¡Kacchan!

Eso sonaba terriblemente infantil.

—¡¿HAH?! —se quejó al oír tal nombre tan... cariñoso.

Ya estaban a mano.

[...]

POV Midoriya Izuku

El hecho de que mi schiavu me llamase por un apodo me hizo demasiado feliz. Era como si nuestra relación hubiese mejorado aunque sea un poquito.

"Y ahora yo también puedo llamarle de una forma especial."

Quizás lo que había dicho Kaminari sobre darle tiempo era cierto. Alomejor, con el paso de los meses, comenzaríamos a llevarnos mejor y él me aceptaría.

—¡S-Sabes! —cambié de tema al verle bastante enfadado por el apodo—. Me estaba preguntando si mañana... podrías... —traté de pedir algo nervioso temiendo una respuesta negativa—, venir conmigo a trabajar... ¡Mi jefe quiere conocerte! —exclamé con mucho más nerviosismo ya que era complicado tratar con él.

No oí ninguna respuesta por parte suya, solo se limitó a chasquear la lengua y evadir mi mirada.

"¿Eso es un sí....?"

[...]

POV Narradora

Por otro lado, Iida y Todoroki se habían alejado de la cabaña de Kirishima y ahora se hallaban en las profundidades del bosque, buscando un lugar cómodo, dentro de lo que cabe, para instalarse...

O al menos eso era lo que creía Shouto.

—Todoroki —Tenya se detuvo haciendo que su schiavu, al ir siguiéndole por detrás, también parase en seco.

—¿Te ocurre algo...? —inquirió sin comprender por qué su dueño había cambiado su tono de voz a uno más serio.

Poco a poco, Shouto, inconscientemente, había comenzado a preocuparse por Iida.

—Quedémonos aquí —comunicó girándose y mirándole para luego sonreír.

Pero sus ojos se veían vacíos y esa sonrisa parecía falsa. Se veía forzada, no era natural, y el de cabello bicolor pudo notarlo. No obstante, aún así prefirió no decir nada.

—De acuerdo —accedió para luego recordar que había algo que debía de entregarle—. Y... esto es tuyo —añadió ofreciéndole la bolsa de monedas de oro que había recuperado de las manos de Midoriya mientras miraba hacia otro lado.

Tenya se mordió el labio inferior mientras ocultaba su rostro para luego mirarle a los ojos con cierta tristeza.

—Quédatelas tú —respondió tratando de recuperar un tono alegre y dejando a Todoroki cada vez con más dudas por no comprender absolutamente nada.

No pasó demasiado tiempo hasta que las voces de ciertas personas comenzasen a llamar la atención del joven de cabello bicolor.

Ambos se habían quedado en silencio y apoyados en un árbol; a Shouto le extrañaba demasiado el hecho de que Tenya no dijera nada, y más que estuvieran quietos sin hacer nada.

No lo pudo comprender hasta que se vio rodeado por las personas que menos quería ver en esos momentos; sobre todo por una en específico.

—Es hora de irnos, Shouto —Endeavor se hallaba justo al frente de él y lo miraba con una sonrisa de satisfacción; como si hubiese ganado, como si hubiera conseguido lo que quería.

Todoroki abrió los ojos como platos al observar la situación en la que estaba. Tragó en seco y buscó desesperado con la mirada a su dueño; lamentablemente ya no estaba a su lado.

—¿Iida...? —inquirió atónito y cada vez con más desesperación al notar cómo el joven de lentes se había alejado de él y le estaba dando la espalda.

Entonces lo pudo comprender a la perfección, pero aún así se negaba a aceptarlo.

—Bueno, es hora de irnos —sentenció el rey dando la señal para que los guardias sujetasen a su hijo por ambos brazos y se lo llevaran.

—No puedes hacer esto —aplicó Todoroki mirando a su padre directamente a los ojos y dejando ver el asco que le tenía—. Va en contra de la ley... De tu propia ley.

—Oh, Shouto —soltó una pequeña risa para luego mostrarle cierto papel en el que claramente se podía leer cómo Iida le había traicionado—. Yo nunca he quebrantado ni una sola ley —agregó satisfecho al notar la horrorizada expresión de su hijo.

Tenya se mantuvo al margen de todo. No quería voltear y ver a Todoroki. No quería ver cuál era la expresión que tenía ni lo que fuese que dijera.

—Aquí está lo acordado —un guardia se le había acercado para entregarle un sobre que contenía la información que deseaba y en el que se podía leer con claridad: "Tensei Iida".

Aquella tarde de Enero se habían llevado a Shouto Todoroki para siempre.

[...]

Por otro lado, Katsuki e Izuku estuvieron conversando sobre cosas triviales aunque, en realidad, básicamente era Midoriya el que hablaba y hacía todas las preguntas para comenzar a llevarse mejor; Bakugou solo respondía con un simple "Sí" o "No" e incluso llegaba a no decir nada y solo chasquear la lengua.

—¡Ah! Entonces te gusta lo picante... —comentaba Izuku sacando una libreta y comenzando a escribir lo que podía; su letra era bastante fea y tardaba demasiado en escribir ya que no había podido aprender lo suficiente.

—¿Por qué me compraste? —cambió de tema con un tono más serio y ocultando su rostro, pillando por sorpresa al de cabello verde por tal pregunta.

Bakugou no podía comprender la razón por la cual Midoriya le había elegido a él con todos los diferentes y mejores schiavus que había. Lo primero que se le ocurrió fue que quizás era por el precio, pero había otro motivo oculto... y era algo que Katsuki odiaba de verdad.

—Tus... —comenzó Izuku recordando con exactitud el momento en el que vio por primera vez a Bakugou en el calabozo—. Tus ojos parecían estar pidiendo ayuda —sentenció con un tono algo triste y bajando levemente su rostro.

Una de las cosas que Katsuki más odiaba era la hipocresía.

Aborrecía las mentiras y la falsedad de la gente, pero había algo mucho peor que no podía soportar: El hecho de que sintieran lástima por él.

Que un extraño se compadeciera de él por pena. Que le vieran y pensasen "Pobrecito". Que le dijeran si necesitaba algo, que le podían ayudar.

Las palabras de Izuku habían sido como una puñalada imprevista. Le habían resultado irritantes, frustrantes y, sobre todo, repugnantes.

—No necesito... —empezó a murmurar frunciendo el ceño y apretando los dientes con rabia y una inmensa ira que estaba comenzando a sentir—. No necesito tu asquerosa pena —aplicó dirigiéndose hacia Izuku y jalándole con fuerza de la camisa para mirarle directo a los ojos—. ¡¿Quién mierda te crees que eres para subestimarme?! —gritó con un tono desgarrador y gran odio en su mirada.

Midoriya no entendía por qué Bakugou había reaccionado de tal manera. Era demasiado difícil de afrontar y comprender.

—¡Y-Yo no te he... —trató el de cabello verde de decir, pero no pudo terminar la respuesta cuando vio como Katsuki lo tiraba con fuerza y rabia al suelo haciéndole caer de costado y haciéndose gran daño en el hombro izquierdo.

—Me das asco —sentenció mirándole con desprecio y a pocos pasos de abandonar la pequeña casa.

—¡E-Espera, Kacchan! —exclamó Midoriya desesperado y levantándose lo más rápido que pudo para seguirle, pero este le cerró la puerta en la cara dejándole dentro, sin nada más que hacer y tan solo su mano derecha alzada en el vano intento de alcanzarle.

Fue bajando levemente su rostro y su brazo mientras veía que lo único que en esos momentos se interponía entre ambos jóvenes era aquel trozo rectangular de madera vieja.

—Kacchan...

[...]

•◇◆◇◇◆◇•◇◆◇◇◆◇•


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top