Capítulo 31: Tienes que ir.

Conforme me acercaba, las siluetas de dos personas comenzaban a ser reconocidas por mis ojos, pero era algo que no esperaba ver.

Mi schiavu estaba sentado al borde del río mirando cómo una chica desnuda y de cabello verde se bañaba. 

"¿Me he perdido algo... de nuevo?"

POV Narradora

Izuku no sabía cómo reaccionar. Cuando se acercó lo suficiente, llamó la atención de ambos schiavus y se giraron para ver al de cabello verde un tanto incómodo.

—Eh... ¡L-Lo siento! —se disculpó totalmente avergonzado—. No quería interrumpir...

—¿De qué mierda estás hablando? —inquirió Bakugou con el ceño fruncido mientras se levantaba para ayudar a Tsuyu a salir del río—. ¡DEJA DE MIRARNOS ASÍ, BASTARDO! —finalizó al notar cómo Midoriya contemplaba a ambos jóvenes totalmente sonrojado.

—Bakugou, él es... —comentó Asui, sin inmutarse ante la situación, al ver el rostro de Izuku—. ¿Quién es él? Me suena haberle visto antes...

—¡S-Soy Izuku Midoriya, el dueño de Katsuki Bakugou, mucho gusto! —se presentó formalmente y con cierto nerviosismo mientras evitaba mirar a la joven de cabello verde puesto que aún estaba desnuda.

—¡CÁLLATE MIERDA! ¡¿QUIÉN DICE QUE ERES MI DUEÑO?! —reclamó su schiavu al oír una palabra que no le hacía ni pizca de gracia—. Y tú ponte esto, joder —añadió mirando a Tsuyu mientras se quitaba la camiseta que Kaminari le había dado.

Al parecer se estaban rotando la ropa que hizo Kirishima especialmente para Denki.

—Gracias —dijo Tsuyu con una sonrisa; aquella camiseta le quedaba lo suficientemente grande como para cubrirle hasta algo más por encima de las rodillas.

—Eh... ahora que lo pienso —murmuró Midoriya después de haber podido observar más a Asui—. Creo que sí nos hemos visto...

POV Midoriya Izuku

No sabía con exactitud de qué me sonaba el rostro de aquella chica. Eso sí, lo único de lo que era consciente era de que, al parecer, ni mi schiavu ni ella tenían vergüenza alguna en verse desnudos... y esas cosas.

"¿A qué se deberá...?"

—En fin... —comentó mi schiavu mirándome con el ceño fruncido—. ¿Qué mierda quieres?

"¡¿E-Eh?!"

—¡S-Se supone que debo llevarte a mi hogar! —respondí bastante preocupado—. Ya que... bueno, ya sabes, se supone que eres m...

—¿Tuyo? —interrumpió aquella chica inclinando levemente su rostro hacia la izquierda; parecía ser bastante sincera... demasiado directa.

—¡YO NO SOY DE NADIE, QUE TE QUEDE CLARO! —comenzó a gritarme más enfadado de lo normal.

—¡No quería decir eso! —exclamé al notar lo problemático que se estaba volviendo todo.

"Solo iba a decir que se supone que es mi schiavu...
Aunque, ¿eso le hace mío?
No. Él no es de nadie, lo compré para que seamos una familia y poder hacerle feliz..."

—Midoriya —interrumpió la de cabello verde logrando tranquilizar un poco el ambiente; era extraño, pero por algún motivo parecía como si mi schiavu confiara plenamente en aquella chica—. Yo soy Tsuyu Asui, dime Tsuyu —finalizó con una amable sonrisa.

—E-Eh, sí, claro, ¡es un gusto, Tsuyu! —respondí bastante nervioso mientras él seguía mirándome mal.

"¿Tanto me odia...?"

—Bueno... ¿nos vamos? —proseguí con temor a la respuesta que me llegase a dar.

—Y una mierda —aclaró alto y claro para girarse y darme la espalda—. Aquí estoy bien, jódete.

—¡¿Eh?! P-Pero... el contrato... ¡Se supone que...

—Bakugou, debes ir con él —me interrumpió Asui con preocupación pero salvándome puesto que me había quedado sin ideas de cómo convencer a aquel schiavu para que regresara conmigo.

—Agh... —murmuró para luego chasquear la lengua y mirarme a los ojos—. ¿Por qué tuve que ser comprado por alguien como tú? —interrogó con rabia.

"Eso es porque..."

—Bakugou —prosiguió la joven rodeando suavemente con sus manos el brazo izquierdo de mi schiavu—. Tienes que ir...

[...]

POV Narradora

Mientras tanto, por otro lado se encontraban Kirishima y Kaminari dirigiéndose hacia el mercado para comprar comida y algo de ropa.

—Kaminari... —introdujo Eijirou al notar cómo su corazón latía cada vez más rápido—. ¿Vamos a ir todo el camino de la mano?

Denki estaba demasiado feliz como para darse cuenta que llevaba más de quince minutos caminando con una sonrisa de idiota mientras sujetaba la mano de su dueño, el cual estaba perdiendo la cordura cada vez más.

Definitivamente, Kirishima pudo darse cuenta de que lo que estaba sintiendo en esos momentos no era un simple nerviosismo porque sí. Aquel pelirrojo se había enamorado de Kaminari y, cuando menos se lo esperó, los síntomas del amor le estaban pasando factura. Todo ese poco tiempo había estado dudando, pero ahora el chico alegre con una obsesión por lo varonil lo tenía bastante claro.

—¡Tú también me arrastraste de la mano sin decirme nada! —exclamó Denki usando como excusa la primera vez que se conocieron y cómo Eijirou se lo llevó de aquella manera sin dejarle hacer nada—. ¡Así que ahora me toca a mí! —dijo con una sonrisa.

Kirishima, en esos momentos, deseaba abalanzarse encima de Kaminari, abrazarle y quedarse así durante horas.
Pero tenía que medir sus sentimientos puesto que no era consciente de los del chico rubio, cosa que a la vez era mutua. Denki sabía que lo que sentía por Eijirou no era una simple amistad.
Pero ninguno iba a decir nada. De momento querían limitarse a disfrutar de la compañía y la amistad que habían formado en tan poco tiempo.

"Definitivamente, él es mi tipo."

Un pensamiento mutuo pasó por sus mentes para que luego regresasen a las risas y bromas que hicieron durante el camino hasta llegar al mercado.

—¿Sabes que estamos aquí riéndonos mientras que Bakugou y Tsuyu tienen hambre? —inquirió Kaminari sin saber muy bien si sonreír o poner una cara de preocupación.

—Bueno... podríamos ir más rápido si me soltaras la mano —respondió Kirishima y lo único que obtuvo de respuesta por parte de Denki fue que le apretase aún más fuerte la mano y una sonrisa que lo único que hizo fue enamorarle más.

[...]

POV Todoroki Shouto

—¡Compren! ¡Tenemos libros de todo tipo y muebles de la más alta calidad! ¡Vengan y compren! ¡Dos por uno en la primera compra! —exclamaba Iida tratando de llamar la atención de la gente que pasaba por ahí.

—Si no estáis satisfechos os devolvemos vuestro dinero... —comenté sin expresión ni ganas.

—¡Todoroki, tienes que ponerle más ahínco! —me regañó mientras hacía su típica sacudida extraña con sus manos.

"Ah... ¿cómo es que hemos llegado a esto?
Yo estaba bien en el calabozo."

[...]

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