4. Cazador y Presa

Sus compañeros, todos sin excepción, casi siempre hablan mal de Kaiser y Ness. Aunque ha pensando en compartirle a sus más cercanos acerca de sus gustos, sobre que le gusta mucho Michael Kaiser, esta un poco asustado y nervioso por su reacción.

No tiene a nadie con quien hablarlo, esta lejos de sus padres y de los amigos que ha hecho en su secundaria superior, solo tiene a los chicos de Blue Lock, quienes todos parecen despreciar al alemán con justas razones. Esta seguro que si les dice la verdad sobre quién le gusta ya que suelen preguntarlo mucho en sus pequeñas reuniones, podrían verlo como un bicho raro. ¿Cómo puede gustarle el sujeto que siempre lo ataca y se burla de él? Claro que no tiene ningún sentido, pero él no puede controlar o manipular sus sentimientos.

Si tan sólo Kaiser pudiera cambiar, no radicalmente, solo en ciertos aspectos, como ser más amable y menos molesto con el equipo, solo durante los partidos, tal vez así, sus amigos lo aceptarían o al menos no verían tan extraño su atracción física y emocional hacia él. Pero Isagi no es ningún especialista que pueda ayudar a que el rubio cambie su forma de ser...

Pero tal vez, pueda provocarlo de manera intencional e indirecta.¿Pero cómo?

Al darse cuenta que sus dedos comienza arrugarse por llevar mucho tiempo en el agua, es que decide que es hora de salir, ya ha despejado su mente por bastante tiempo. Al ver su reflejo en el agua, puede notar que la firma en su mejilla ya es poco visible.

Al salir de los baños con una toalla enrollada en su cintura bastante distraído entre sus pensamientos y en dirección a los casilleros donde tiene su ropa de cambio, es asustado y sorprendido por el agarre en su misma cintura y la cercanía de un cuerpo más grande que el suyo.

—¿K-Kaiser?—balbucea nervioso y asustado, el rubio viste con una bata de dormir, bastante suave y a esa cercanía, huele demasiado bien. Como a canela. Pero la pregunta del momento es, ¿qué hace por aquí?

—¿Por qué esa cara? Parece como si hubieras visto un fantasma,—suelta con gracia, Yoichi no lo escucho venir y realmente se asusto. Envolver su cintura con un solo brazo se siente liviano e íntimo.— ¿Qué no se supone que te gusto?—arquea la ceja curioso.

—¡Me asustaste!—se defiende con un ligero tono nervioso—, ¿No has oído de las fantasmas en Japón? Casi me da un paro cardíaco contigo aquí...—suspira mientras trata de girarse, terminando frente a frente del rubio y sin saber dónde poner sus manos.

Puede ponerlas alrededor de su cuello, o en sus fuertes hombros o también en su duro y firme pecho, todo suena demasiado tentador pero su pequeña timidez y la mirada extraña del alemán no le da valor de hacerlo, no son cercanos y parecerá que lo está acosando, así que, con algo de dificultad  las pone detrás de su espalda. El más alto le suelta de la cintura para darle un poco de espacio y poder hablar mejor.

—Solo vine hablar contigo antes del partido.—comenta encogido de hombros.—Pase lo que pase mañana, ¿tus sentimientos hacia mi seguirán intactos?—pregunta con curiosidad, aquello le genera bastante asombro a Isagi.

—¿Por qué preguntas eso?

—En los partidos eres bastante intenso. No se si lo tuyo es amor u odio puro. Por eso cuando te me confesaste, pensé que me hacías una cruel broma.—admite con cierta desconfianza.

Es verdad que no confía en ninguno de los otros japoneses, al comienzo, creía que podría no sólo desanimar a Yoichi y que dejara de sentirse el protagonista, realmente quería que le sirviera como lo hace Ness, hubiera sido tan perfecto y encantador, pero para antes del partido contra Ubers ya se había dado cuenta que Isagi seguiría jugando por y para sus propios goles, o sea, en su contra.

Todos los fans como expectadores de Blue Lock y del fútbol internacional esperan que haya una especial química entre ambos jugadores que hasta el día de hoy, duda que pueda conciliar.

A pesar de que ya tenía un plan para derrotar a Isagi y seguir creciendo, a pesar de todos sus esfuerzos, cuando el japonés de repente en una noche se sentó con él a hablar de manera amistosa y cómoda mientras conversaban de café, jamás se imagino que Yoichi se le confesara. Esto provocó un lío en él, sus intensas ganas de querer acabarlo y destruirlo disminuyeron considerablemente por culpa de aquella confesión. Así que, es natural que haya pensando que Yoichi tal vez lo engaño y solo actuó para distraerlo o hacerle una cruel broma jugando con los sentimientos.

Pero aquella ocasión en que vino a pedirle un autógrafo de Noel Noa y se sincero con él usando palabras tan bonitas y profundas hicieron que Kaiser dejara de creer que esto se tratase de una horrible broma y empezó a tomárselo con más seriedad.

Sin embargo, el próximo y último partido del equipo está demasiado cerca y quiere saber si después de mañana, hagan o no química, los sentimientos de Isagi por él seguirán intactos.

—Oh... no puedo controlar lo que pase mañana, solo es mi egoísmo queriendo ser el mejor.—admite con una pequeña risa nerviosa. Es verdad que a veces se pasa de intenso y grosero cuando esta en racha a medio partido, es difícil de controlarse.

Kaiser medita sus palabras, no es lo que quería oír en realidad. Suspira con pesadez y decide marcharse con cierta inquietud en su interior.

—De acuerdo, supongo que lo que pase mañana es incierto. Hoy puedas estar enamorado de mi, pero mañana, puedo darte asco.—declara con cierto mal sabor de boca oculto con ironía y decepción.—Nos vemos mañana.—añade con sequedad y una expresión seria en su rostro.

El más bajito se acomoda su toalla rápidamente para que está no se caiga de su cintura, un poco confundido y desconcertado por las palabras del rubio.

Yoichi entro en pánico, ansiedad y nervios. No quiere que se vaya, no todavía. No quiere que haya un mal entendido entre los dos, a pesar de que no son nada, a pesar de que ni siquiera son amigos, el nipón no quiere que Michael crea cosas equívocas.

Reuniendo valor y con su corazón latiendo rápido, se dirige rápidamente hacia él.

—¡Espera!¡Kaiser, no te vayas!

Isagi lo abraza por detrás, rodeando su cintura y ocultando su rostro a la altura de su media espalda. Aún está un poco mojado, solo reza porque su toalla no se caiga en medio de esta discusión, sería demasiado vergonzoso y en esta situación no está para ello.

—¿Qué es esto?¿Por qué me abrazas?—manifiesta Kaiser su confusión y cierto rechazo a la acción de ser abrazado, el contacto es tan raro para él, su bata de dormir en la parte de la espalda la siente un poco húmeda debido a que el menor sigue algo mojado.

Claro, Isagi piensa lo ridículo y gracioso que resulta en el fondo la queja del mayor. El alemán siempre ha sido de aquellos que invaden el espacio personal sin importarle incomodar a la otra persona, les gusta andar tocando o acariciando, al menos con Yoichi siempre lo hace desde el día en que se conocieron, aunque en las últimas semanas lo ha deja de hacer. Sin embargo, cuando es el caso contrario, cuando otra persona es quien toma la iniciativa e invade su espacio personal, ahí la cosa parece cambiar.

A Michael no le gusta que alguien lo toque e invada su espacio personal, parece odiarlo y le desagrada profundamente. Sienpre lo ha mostrado con sus compañeros de equipo e incluso Ness paso por un largo camino para que se le haya permitido estar cerca de él además de permitirle que le corte y tiña el pelo.

Todo esta relacionado con malas experiencias del pasado. A Kaiser le gusta invadir el espacio personal de otros y tocarlas demás porque siente que tiene un control sobre ellas, que intimida y que gobierna. Pero cuando alguien lo toca demás, siente asco. Es un pequeño trauma por su pasado, repulsión e incomodidad, como si quisieran aprovecharse o abusar de él.

El repulsivo y horrible sujeto que era su padre, cegado por el vicio, cuando era un niño intento venderlo a hombres viejos y asquerosos para aprovecharse de él. Por suerte y debido a que desde muy pequeño conocía las bajezas del mundo es que lograba escapar, desaparecer se por un tiempo y cuando fue creciendo aprendió en las calles a defenderse por su propia mano. Por eso no le gusta que le toquen, sobre todo gente más vieja que él.

No está acostumbrado a las caricias o toques cariñosos, afectivos y que no son con mala intención. Y a pesar de que se siente raro, de alguna forma, permite que Yoichi continúe abrazándolo, de sentir lo húmedo y calientito de su cuerpo, solo porque esta ansioso como lleno de intriga por saber que más hará y dirá. No siente asco, pero tampoco es como que le agrade estar en esta posición. Solo no está acostumbrado y asimila la situación.

Yoichi mantiene firme el agarre, sus delgados y cortos brazos rodean la cintura de Michael hasta su vientre, sus dedos logran entrelazarse y su respiración es pausada. Traga saliva mientras siente las palabras fluir de su garganta y con ese latente miedo de que Kaiser lo empuje lejos de él. Su nariz se derrite ante el aroma que desprende el rubio, ya sea su bata o el jabón que usa al bañarse antes de dormir, huele tan bien. Como a un jardín lleno de rosas y algo más picante, a canela.

—Al principio, pensé que lo que sentía por ti era admiración, y un deseo de querer ser como tú. Eras como esta persona que yo siempre quise ser, una versión mejor de mí...—se sincera, a pesar de que en un principio es tímido, comienza a tomar valor y no duda de lo que lo que siente.

—...

El rubio se mantiene en silencio, escuchando y con su mirada hacia abajo, ya sea en el suelo o en el pequeño pero firme agarre que mantiene el nipón alrededor suyo, le parece ingenuo la forma en cómo Isagi lo abraza, porque realmente, puede deshacerse de dicho contacto y alejarlo de él, es más fuerte que Isagi. Y aún así, no lo hace.¿Por qué?

Se supone que le desagrada e incluso le puede dar asco que lo toquen, algunos le dicen exagerado pero nadie sabe lo que él ha pasado y sufrido para reaccionar así. ¿Por qué no quiere que Isagi se separe de él?

—A veces actuabas tan insoportable que me desesperabas. Siempre ibas tres pasos delante de mí, hasta que logré meter más goles que tú contra el Ubers.—continúa contando, claro que a Kaiser no le agrada escuchar eso, pero sigue escuchando.—Me sentí tan feliz y orgulloso por haberte superado en ese momento, pero no tenía ganas de restregartelo en la cara por verte desesperado y con ira, me sentí mal.—confiesa alzando la mirada.

Sus ojos se encuentran con la ancha espalda de Kaiser y su largo cabello de extravagante corte, rubio y azul se entrelazan en su pelo. Tiene ganas de acariciarlo, pero no es el momento.

—No quería que me odiaras...—hace una breve pausa, quizás esperando algún comentario por parte del alemán, pero no hay nada, así que prosigue.—Entonces después de pensarlo, me di cuenta que yo anhelo ser el centro de tu atención. Que solo me veas a mi y pienses en mi, se que es muy egoísta de mi parte, ¿no?—admite con cierta ironía al final, se siente avergonzado de admitirlo pero, necesitaba decírselo.

Su agarre se va haciendo más flojo, más débil.

—Sueltame, Yoichi.—pide el rubio, bastante abrumado por todos estos sentimientos y palabras del menor. Siente cosquillas en su pecho y un extraño espasmo recorrer su espalda cuando escuchó las palabras de Isagi al expresar su anhelo.

Claro que, desde los ojos del japonés, escuchar aquello de manera seca lo toma como un rechazo directo y el desagrado del rubio por tenerlo así.

—Lamento si te incomodo con mis sentimientos, no volveré a tocar el tema ni a fastidiarte, será mejor que me vaya—,comienza a disculparse Yoichi, deshaciendo el abrazo con desánimo y la mirada agachada. Piensa que el rubio debe sentir asco de él, de su tacto y sus sentimientos.

No puede insistir ni molestar más a Kaiser, cree que es mejor hacer como si esto nunca hubiera pasado y regresar con su rivalidad de siempre. Isagi cree poder hacerlo, y aunque su pecho duele, tiene que soportarlo, al menos hasta llegar a su cuarto, recostarse y echarse llorar bajo la almohada.

¿No está mal llorar un poco, verdad?¿Pero por qué mucha gente en la sociedad ve mal que los chicos u hombres lo hagan? Espera que sus compañeros de equipo y habitación no se den cuenta y lo ignoren.

Por primera vez, quiere que lo ignoren.

Antes de siquiera moverse de ahí y con sus labios temblando, Kaiser lo interrumpe.

—No hagas supocisiones adelantadas, solo estoy sorprendido y pensando. Tus sentimientos no me incomodan, solo que los estoy asimilando.—comenta sin dejar que el azabache escape de ahí, no le había prestado atención antes, pero puede fijarse de que Isagi no está en mala forma.

Su estatura no ayuda mucho pero sus habilidades controlando el balón, disparo directo, pases inesperados y sus regates lo compensan. Además su increíble velocidad para comprender y entender los movimientos del rival son tan buenos como los suyos, y ni hablar de su manera de adaptarse al campo. Es algo que pocos poseen y saben como usarlo en ventaja.

Yoichi tiene un increible potencial que seguirá evolucionado incluso en el siguiente partido, su condición física es muy promedia, y aunque no posee ningún interés sexual en el cuerpo ajeno, todavía, es bastante interesante observarlo de cerca para poder hacer cálculos de su rendimiento y condición física.

—¿Asimilando?—repite Yoichi confundido, aún sin ser capaz de alzar la mirada y por lo tanto, sin darse cuenta de la forma en cómo Kaiser mira su cuerpo expuesto.

—Nadie nunca se me ha confesado. No en persona y menos con las palabras y acciones que tu has hecho.—admite pensativo.

—Eres un mentiroso.—contra dice el japonés, con el entrecejo fruncido y sin creer las palabras del alemán.

—¿Por qué crees que te estoy mintiendo?

—Eres Michael Kaiser. Eres alto, guapo, fuerte y muchas cosas más...—menciona haciendo un breve conteo, se niega a creer que Kaiser no haya recibido una confesión a su nivel.—Incluso con tu actitud engreída y complejo de Emperador, dudo mucho que no se te hayan declarado antes.

—¿Eso piensas?¿Crees que porque soy guapo he recibido muchas declaraciones de amor en persona?—agrega con cierta sorpresa. Se siente halagado, pero la realidad es diferente a la que Isagi Yoichi imagina.

No niega que debe ser el crush o el sueño húmedo de muchos fans y admiradores, u otras personas famosas que lo han visto de casualidad en algún partido o entrevista, pero ninguna se ha le confesado en persona. Isagi es el primero, y lo más gracioso e increíble es que lo odiaba en un principio, es su rival.

Acorrala al japonés contra la pared más cercana, reposando su brazo por encima de su hombro, mirando fijamente cada una de sus expresiones y el rubor intenso en sus suaves mejillas.

El corazón de Yoichi late rápido y fuerte, se siente tan nervioso y trata de mirar a cualquier lado que no sea el rostro del contrario.

—Estás muy cerca... mi toalla se p-puede resbalar.—añade titubeante. Se siente extraño y esa sensación de ser acorralado en vez de asustarle o disgustarle, solo le provoca nervios.

Normalmente cuando son las duchas no le importa estar desnudo con sus demás compañeros porque no hay algún interés en especial de admirar sus cuerpos o que lo vean a él, pero si es Kaiser de quien estamos hablando, la situación es diferente. Se siente expuesto, su aliento se vuelve un poco más pesado y sus pezones cosquillean por la cercanía del cuerpo corpulento del alemán. Jamás se había sentido así de nervioso y... placentero.

¿Tanto así le gusta Kaiser con tan solo tenerlo a escasos centímetros de su cuerpo desnudo y solo con una toalla que lo cubre? Su mirada es abrumadora, no sabe si lo mira con autoridad u odio, o lo asecha como un cazador a su presa a punto de devorarla.












Palabras: 2,783
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Lunes 08 de julio del 2024
Fandom: Blue Lock
Nota del escritor:
Como les pareció este cap?
No quiero hacer demasiada mención sobre el pasado de Kaiser ni profundizar mucho su trauma, a menos que sea muy necesario, pero por mientras, solo agregue lo necesario para explicar (al menos dentro de mi fanfic) porque a kaiser no le gusta que le toquen.
Es un tema muy delicado por lo que lo estaré manejando con cuidado y por ello no haré mención constante del tema.

Desde la mañana antes de irme a la Uní intenté varias publicar este cap, pero wattpad me marcó error, que no había señal y no se publicaba. Me super enoje, y hasta ahora pude publicarlo regresando de clases.

Nos vemos la próxima.

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