1. Arábica y Robusta.
Isagi Yoichi recuerda con mucho sentimiento como adoraba ir a la casa de los abuelos de parte de su madre cuando era tan solo un niño. Oler la fragancia de los rosales blancos que escalaban las paredes de afuera, admirar las flores de loto de un suave rosado que estaban en los pequeños estanques tan cerca de la casa para después atravesar con emoción y alegría el enorme campo de girasoles que tanto embellecian el enorme y nostálgico lugar. Al crecer, ha ido comparando a compañeros, profesores y amigos más cercanos con plantas y árboles. Se le hacía curioso como a la vez muy entretenido.
Bachira parece un jardín de tulipanes amarillos y Chigiri es más como un clavel.
Cuando conoció a Kaiser, no le costó mucho tiempo darse cuenta de que se trataba de una imponente y hermosa rosa con espinas peligrosas, te atrae hacia sus enredaderas para lastimarte y tu caes ante su encanto natural hasta que te das cuenta de lo doloroso que es tocarla. Aún se pregunta como es posible que Ness le sigue siendo fiel a él considerando las veces en cómo lo ha tratado mal, quizás como llevan mucho tiempo conociéndose, a lo mejor Alexis conoció a un Kaiser diferente al actual.
¿Cómo es en realidad la esencia de Michael Kaiser?¿Y por qué le intriga tanto averiguarlo?
[...]
Es demasiado raro que Isagi y Kaiser puedan estar en el mismo lugar sin querer competir o discutir siquiera, tanto fuera como dentro de la cancha. Y es que estos dos no parecen tener una buena reacción química que los ayude en los partidos, no hay cooperación.
En esta ocasión, el japonés no ha logrado conciliar el sueño por lo que va a la cafetería por unos pequeños aperitivos, con la idea de encontrarse a nadie, grande es su sorpresa cuando un solitario alemán yace en una de las mesas tomando un taza de alguna bebida de manera tranquila.
Isagi toma asiento junto al rubio de manera silenciosa, le extraña verlo solo sin la compañía de Ness, quien siempre esta pegado a él.
Los rodea un extraño silencio, ni incómodo ni muy placentero. Simplemente es calmado, ninguno suelta una sola palabra, el sonido de sus respiraciones es suave y no incómoda el momento. Yoichi observa el humo caliente que sale de la taza de la cual bebe el contrario, se pregunta si será café o algún té para dormir.
Mientras que Kaiser, éste ha notado desde hace varios días atrás las miradas poco disimuladas y a escondidas del nipón hacia él. Supone que es normal que los de aquí sientan mucha curiosidad por los extranjeros, pero la forma en cómo a veces lo mira Yoichi le estremece. Y cuando le devuelve la mirada después de un largo rato de ser observado, el nipón la desvía casi de inmediato y actúa de manera natural, ignorando lo por completo y yendo a platicar con sus amigos. Esto suele ser bastante común durante los entrenamientos, tanto individuales como grupales.
El ligero aroma a café llegan al olfato de Isagi.
—¿Tomas café antes de ir a dormir?—pregunta encogido de hombros el azabache, sorprendiendo un poco al rubio por la forma tan casual y amistosa en cómo se dirige a él. Kaiser solo asiente en silencio.—La cafeína no me permite dormir temprano.—comenta de manera irónica.
Tal vez para los alemanes es diferente, pero al menos en él y en su familia como amigos, el café te mantiene despierto, te da energías y si hace frío, te reconforta.
—Éste café es de kopi luwak.—menciona con una expresión serena como desinteresada, observando detenidamente al japonés a su lado.
Isagi frunce la nariz de manera adorable, es obvio que no sabe que acaba de decir. Su expresión es un poco graciosa.
—¿De qué?
Isagi queda embobado por unos segundos, no se había fijado bien antes hasta ahora, pero las pestañas de Kaiser son largas, rubias y bonitas. Además que el delineado rojo te hacen querer mirarlo, la manera en cómo parpadea lentamente es atractiva, la forma de su quijada, mentón y quizás todas las porciones de su rostro y cuerpo, son como las de un modelo codiciado. No es tan robusto como Barou y Kunigami, pero menos es de complexión delgada como Hiori y Chigiri.
—Es de Indonesia.—suspira pensativo. No le sorprende que alguien inculto como Isagi no sepa de buenos cafés. Pero debe admitir que la forma en como fluye la charla es impensable.—Sus granos son el mejor del mundo, es delicioso. Además que hace que rinda mejor en mis entrenamientos y juegos.—explica brevemente, notando la manera en cómo Isagi no despega su mirada ingenua y curiosa de su taza de café. Aquello le genera un pequeño y extraño impulso de ser un poco amable con él, solo por esta vez.—¿Quieres probarlo?—ofrece, a lo que el más bajo se asombra pero asiente con una sutil sonrisa.—Solo tengo cuidado, esta caliente.—advierte sin apaciguar sus expresiones.
Isagi le da un buen sorbo al café, al probarlo su rostro refleja que siendo un sabor nuevo, no le agrada.
—Ugh, estoy acostumbrado a comer platillos muy calientes, pero esto es...—saca la punta de su lengua para tratar de alejar el penoso sabor. El alemán lo compara con un gato, es un escenario familiar.—Demasiado amargo, ¿en serio te gusta mucho esto?
El aroma es exquisito, pero parece que no lo acompaña con azúcar o un poco de crema, o algo que le dé ese toque dulce que tanto adora Yoichi.
—El café está hecho con granos robusta.
—¿Qué?—expresa confundido.
—Existen dos tipos de granos de café; Arábica y robusta. El primero tiene un sabor sutilmente aromático y toques frutales. Debe ser el tipo de café que más te gusta a ti. Mientras que el robusta contiene más cafeína concentrada, es mucho más amargo que el primero.—explica con naturalidad.
Isagi no entiende como es que Kaiser sabe tanto sobre granos de café, puede dar un poco de miedo incluso.
—¿Y cuál es el mejor?
—Ambos son buenos para personas que practican el deporte. Pero en mi opinión personal, prefiero el robusta. Aumenta la fuerza explosiva a corto plazo, mejora la concentración y la resistencia, además que—, comienza a explicar Kaiser hasta darse cuenta de la expresión aburrida y tonta de Isagi cuando lo escucha hablar de más, por lo que se detiene abruptamente.
Pero esta equivocado, no es una expresión aburrida, solo una mirada que trata, se esfuerza por memorizar todo lo que explica el rubio.
—Prefiero el café importado de Colombia o México.—opina con sinceridad, aportando algo más a la platica y que no es un completo ignorante en el tema.—¿Puedo ponerle aunque sea leche a esto?—Señala ansioso, esta seguro que el café sabría aún mejor, pero Kaiser lo detiene con una expresión de desdén.
—Es mi café.—le recuerda con una mueca de disgusto.—Puedes preparar el tuyo a tu gusto.
Isagi le devuelve su taza, y se pone a pensar si Kaiser se lo preparó, porque definitivamente este tipo de bebidas no vienen ya preparadas dentro de Blue Lock, hasta donde sabe.
—¿Acaso te preparas tu propio café?
—Por supuesto que sí. Siempre lo he hecho desde que he sido un niño...—afirma orgulloso, aunque su tono al final cambia a uno melancólico, recordando su infeliz infancia con su padre en la mísera. Rápidamente cambia de expresión, no quiere que nadie, en especial Yoichi, lo mire de tal forma.
Se sentiría vulnerable.
—Oye, ¿podrías prepararme el mío también?—pregunta con entusiasmo, sacando de sus pensamientos al alemán. Incluso ha dejado de importarle que su pierna roce con la del mas alto o que estén hablando como si fuesen dos buenos amigos cuando no lo son.
Por alguna razón, eso le fastidia a Kaiser. No comprende la forma en cómo opera la mente de Isagi, que está tramando y porque de repente tiene que tratarlo como si no se cayeran mal.
—¿Es una broma?—menciona incrédulo.—Siempre discutimos y nos peleamos por el balón, me miras como si no fuera un humano, ahora de repente vienes a mi de manera amigable, con gestos y expresiones lindas para pedirme, ¿qué te prepare café?—señala con cierta ira e inquietud, apretando los puños con demasiada fuerza.
Isagi piensa que lo va a golpear, y en cierta forma, si se pone analizar con detenimiento aquellas palabras, se da cuenta de lo doloroso que suena. ¿De verdad Kaiser piensa eso de él? Está claro que no se llevan de maravilla, pero él se deja llevar en los partidos y dice cosas que realmente no las siente, además que el rubio fue quien primero empezó a molestarlo. Y aunque piensa en disculparse, algo dentro de él no lo deja. No sabe porque Kaiser se toma las cosas tan personal, sobre todo las que él dice, pero...
—¿Crees que mis expresiones son lindas?—menciona con diversión, recordando las palabras de Kaiser hace unos momentos. Aquello hace que el rubio deje de sentirse tan molesto y lo mire de manera absurda.—Me has convencido con lo que has dicho del café, pero yo no sé hacer uno tan delicioso como el que presumes hacer tú. —añade con una genuina sonrisa, natural y no forzada como las otras.
Kaiser se da cuenta de la anomalía en las suaves mejillas del nipón. Posee unos irresistibles y adorables hoyuelos que se marcan cuando sonríe o ríe de verdad, y aquello hace que su corazón se derrita por unos instantes que parecen eternos, pero que al mismo tiempo, no le toma demasiada importancia.
El rubio sabe lo que dijo, y aunque no se arrepiente, realmente lo atrapó con la guardia baja. Cuando esta enojado, suele decir cosas que no piensa con tanto detenimiento.
—Escucha, Yoichi, ¿es acaso el café una excusa para cortejarme o querer pasar tiempo conmigo?—dice con burla y con la intención de molestarlo.
Pensaba reírse de lo absurdo que suena, claramente no lo dijo de manera seria, solo le pareció gracioso la insistencia del chico de prepararle café, como si ansiara pasar tiempo con él. No obstante, antes de que continuará burlándose, su expresión irónica y divertida se apaga al darse cuenta de que, no sólo Isagi guardo silencio sin reírse o fastidiarse de la broma, sino que también lo mira con una expresión que ahora, Kaiser no podrá sacarse de la cabeza fácilmente.
El rubor en las mejillas e incluso en las orejas de Isagi es intenso. Michael se siente tan confundido como sorprendido, ¿Por qué Yoichi reaccionoa así? El silencio es abrumador.
—¿Y si te dijera... que si?—responde entre tímidos balbuceos que ponen atónito al rubio. ¿Isagi esta siendo tímido? Esto debe ser un raro sueño, es imposible que él se exprese así, no enfrente de él al menos.
Es como esas series japonesas donde una una estudiante se confiesa a su enamorado. El detalle aquí, es que aquí no hay ninguna chica e Isagi no está enamorado de él pero actúa de manera tan... confusa.
—¿Qué me tratas de decir?—frunce el ceño, exigiendo saber la verdad.—Si acaso esto es una estúpida broma o tratas de manipular me...—advierte con evidente disgusto.
¿Tal vez el traductor está fallando?¿Tal vez esta mal interpretado las palabras de Isagi?
O tal vez, él no ha entendido que en todo este tiempo, Yoichi sólo ha querido que toda su atención sea únicamente hacia él.
—Si te dijera que quiero pasar tiempo contigo, conocer al verdadero Michael Kaiser y no aquella imagen que muestras ante las cámaras y ante tus compañeros del Múnich, ¿Me preparias un delicioso café?—se sincera con él.
Kaiser le mira con una expresión conmovida y al mismo tiempo de sorpresa. Nadie nunca antes se le había confesado, quizás tenga que ver en gran parte que comenzó a estudiar a una edad tardía por lo que nunca socializo mucho con otras chicas, y aunque es verdad que en la actualidad tiene muchos fans que dicen amarlo y adorarlo, esa gente no lo conoce. Sólo saben lo que ven en la pantalla o lo que los patrocinadores, el equipo y las marcas quieren que vean. Nadie puede decir que realmente le gusta sin siquiera conocerlo bien, tendría que aceptarlo con todo y sus defectos, en las buenas y en las malas.
No sólo deben conocer al Michael perfecto, también aquel temperamental que a muchos no les agrada. E Isagi quiere conocerlo mejor, quiere pasar tiempo con él y disfrutar de un buen café. Suena soñador y fantaseoso, pero él ya no es un crío para hacerse ilusiones de ese tipo y creer que el amor verdadero existe.
Kaiser esta casi seguro que esto debe ser una declaración de, ¿Amor?, no está pensando en corresponderle o siquiera entender los sentimientos de Isagi, él no vino a ligarse a ninguna extranjera ni menos a un compañero y rival de fútbol, aunque la molesta forma en cómo su pecho quema y burbujea como algodón de azúcar al oír aquellas palabras tímidas y sinceras por parte del japonés lo hacen sentir enfermo.
Es decir, ¿Por qué Isagi querría a alguien que le ha dificultado esta etapa de su vida deportiva y lo ha visto como un payaso?
—Vine a Blue Lock a jugar, no a ser el barista personal de un compañero de equipo.—responde cruzado de brazos, boztezando e ignorando la declaración de Yoichi. No se siente capaz de rechazarlo, pero tampoco quiere abrir sus pensamientos y emociones con él.
—Espero convencerte de hacerlo antes de que regreses a Alemania.
Es lo único que dice Isagi para ponerse de pie y regresar a su cuarto para dormir. Dejando a un Kaiser pensativo, reflexionando sobre lo que ha pasado y porque su mente no deja de recordarle aquellos adorables hoyuelos marcandose ante la sonrisa natural del japonés y lo tierno que se ve al sonrojarse.
Palabras: 2,319
Escritor: JaquiiAleWorld
Fecha de publicación: Sábado 29 de junio del 2024
Fandom: Blue Lock
Nota del escritor:
Tuve que hacer un rigurosa investigación sobre el café para escribir este cap, JAJAJA.
Simplemente estaba escribiendo esto para pasar el rato y distraerme, al final quise publicarlo. Pero, no tengo planeado el final, solo algunos capítulos futuros.
Este fic no contendrá contenido adulto, de momento, por eso los capítulos tampoco quiero hacerlos largos. Ahora que ya conocemos el pasado de Kaiser, quiero escribir sobre eso, explorar la sexualidad de los chicos, etc.
Me inspire en un cómic de la misma artista que use su arte como portada. Era igual de kaiser e isagi tomando café, aunque tampoco le entendí mucho porque estaba en japonés y el traductor Google no ayuda mucho que digamos. En si, los diálogos no son los mismos que ahí, solo agarre la idea de los chicos tomando café e isagi pidiéndole a kaiser que le prepare uno y este diciéndole si acaso lo está cortejando. Fuera de eso, lo demás lo invente yo.
Aunque si buscan a la artista en sus páginas como Twitter, ya borro todo su arte por cierto detalles personales.
En fin, nos vemos la próxima!
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