10.
Era muy torpe para ese tipo de cosas y de no ser porque tu mano me sostenía todo el tiempo, hubiera sido muy probable que acabara con una pierna rota.
Sin embargo, me sostuviste todo el tiempo y aún en un momento como ese, me demostraste que cuidabas de mi, como siempre lo hacías.
Pero de repente soltaste mi mano y corriste sin mí.
Detuve mis pasos y vi con un poco de temor como te acercabas a toda prisa hacia la barandilla de aquel lugar y antes de que pudiera siquiera reaccionar, diste un gran salto, digno de un atleta y caíste de pie en la cancha de fútbol para finalmente darte la vuelta y mirarme.
— ¡Vamos Hyungwonnie! ¡Tu puedes! — aplaudiste dos veces y extendiste tus brazos en señal de que esperabas por mi.
Pero tenía miedo, Wonho.
Al igual que muchas otras veces en la vida, estaba aterrado.
— ¡No puedo! — sujeté la barandilla viendo la altura — voy a romperme algo...
Me miraste fijamente, con esa mirada típica de ti que ya conocía a la perfección.
Ibas a provocarme, lo sabía.
— Entonces... — tomaste asiento en el pasto — me quedaré aquí por 5 minutos más... — sacaste tu celular fingiendo ver la hora — Y si no vienes a mi, entonces me iré a otro sitio.
Sabías perfectamente que en ese momento eras mi debilidad más fuerte ¿verdad?
Me apoyé de la barandilla y cerré los ojos, pensando en algo que me motivara a hacer tal tontería pero no había nada en mi mente, hasta que los abrí de nuevo y te vi.
Tú, solo tú podías motivarme a hacer tal tontería por mi propia voluntad.
Tu sonrisa victoriosa seguía plasmada en tu rostro gracias a que mirabas la batalla interna que estaba teniendo.
Entonces tomé mucho aire en mis pulmones, convenciendome a mi mismo de que si se trataba de ti, podría incluso volar.
Y lo hice.
Salté.
Por ti.
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