Skeletons on Parade

Aquí, en una pequeña isla que parece estar en medio de la nada, todo el mundo pasa sus días terriblemente aburridos. Se siente como si todos estuviesen muertos, en serio. Es demasiado aburrido. Lo que más hacen aquí es orar a Dios. Aburrido también.

Tengo una pequeña tienda en el centro de la ciudad. No entra mucha gente, por lo que paso la mayor parte del tiempo dando vueltas por este estúpido lugar.

Hoy, todo iba bien hasta que sonó la campana, todo el mundo dejó lo que estaba haciendo y comenzó a correr por sus vidas. La campana suele sonar todas las tardes. Nos permite saber que los muertos están por llegar.

¿Olvidé mencionar el dato turístico?

La ciudad es un lugar muy extraño. Los muertos, todas las tardes levantándose de sus tumbas, catacumbas, mausoleos. Cualquier cosa en donde pongas sus cuerpos en realidad. Por eso, dejaron de enterrar a sus muertos hace mucho tiempo y se limitan a acarrear el cuerpo al cementerio. La ciudad ha estado pasando esto durante mucho tiempo, pero siguen aquí. Los muertos caminan entre los vivos, buscando provocar algún estrago. Y, con un solo toque de ellos, serás uno de ellos. Hombre muerto.

El sol oculto su brillo, desapareciendo en cuestión de segundos. La tierra se agitó con el rumor torpe de los muertos. Todo el mundo se estaba escabullendo en la oscuridad, yo mientras trato de encontrar mi camino a través de la tenue luz de las velas, atravesando la ciudad hasta mi hogar.

Pero me golpeo con alguien, y ambos caímos al suelo. Se trata de un hombre, pero no logro ver su apariencia debido a la escasa iluminación. Aunque escucho el murmullo de sus disculpas.

Cuando me levanto, me doy cuenta de que la ciudad ya esta bastante llena de muertos.

- Mierda... -digo, mirando a mi alrededor. Mi corazón se acelera.

-Lo siento. Sé que no te conozco pero ¿Puedo ir contigo? Supongo que mi hermano ya ha bloqueado las entradas de la casa -me pide el desconocido.

- Si, por supuesto. No hay problemas, vamos. -tomo su mano y corro a mi pequeña tienda, empujando a quien pudiese estar en nuestro camino. Una vez que siento la cálida tranquilidad del hogar, pongo todos los cerrojos a la puerta. Sintiéndome mucho más seguro.

Suspiro de alivio y me pongo de rodillas, orando. Rápidamente abro los ojos nuevamente mirando hacia arriba para fijarme en el extraño por primera vez.

Quedo sorprendido al ver lo hermoso que es. Tiene el pelo largo y negro, cayendo por su cara. Es un poco más alto que yo, aunque no es una novedad por que soy un tipo bastante bajo. Sus ojos parecen brillar intensamente en un castaño claro y está vestido completamente de negro. Bastante extraño en esta ciudad tan llega de devotos.

Me pongo de pie nuevamente y extiendo mi mano hacia él.

- Soy Frank.

Toma mi mano y la agita suavemente, casi como si él temiera hacerme daño.

- Gerard -me sonríe.

Cuando toma mi mano, me doy cuenta de que tiene un hermoso rosario colgando alrededor de su cuello. Es negro y rojo, colores poco comunes para un rosario.

Me aclaro la garganta y murmuro.

- Yo nunca te he visto por aquí antes. Este lugar es tan pequeño y estoy seguro de que todos se conocen entre sí. ¿Eres nuevo?

- No salgo mucho en realidad. Por lo que me acaba de pasar, un mal día para un paseo ¿No? -dice sonriendo- O tal vez el correcto.

Mi cara se torna carmesí. No estoy seguro de lo que quiere decir ¿Es un cumplido? Bien, lo tomaré como uno. ¡Dios! ¿En que estoy pensando? Soy un hombre. Los hombres no tienen sentimientos hacia los otros hombres. Es inaudito.

Nunca me he enamorado. Nunca he tenido una relación con nadie tampoco. Lo he intentado, por supuesto, pero nadie logró hacer ese 'clic' en mí. Todos por aquí parecen tan deprimentes. Todos a la espera de unirse al desfile de esqueletos danzando a nuestro alrededor todas las noches.

Hablando de desfiles, mañana hay uno bastante esperado. Emocionante ¿No?

- ¿Vas al desfile de mañana? -pregunto, cambiando de tema sin pensarlo dos veces.

- Por supuesto. Es lo único interesante durante el año. -sonríe en silencio yo asiento levemente.

- Bueno, los muertos salieron para quedarse toda la noche. Si quieres puedes quedarte a dormir. -ofrecí torpemente.

- Gracias...

No había nada más que hacer mientras el pueblo estaba en oscuridad. Sólo conversar u orar. Yo me ponía a orar de vez en cuando, pero Gerard no me acompañaba. Quizás no le parece adecuado.

- ¿Por qué no oras, Gerard? -pregunto con curiosidad.

Parecía estar teniendo un debate en su cabeza, acerca de decirme el por qué o no. Se encogió de hombros.

- Debido a que orar a Dios no nos va a salvar de esto. -contestó tranquilamente.

El suelo comenzó a temblar de nuevo, lo que indica la corta distancia de los muertos. Caí al suelo y Gerard se lanzo a mi búsqueda, mi cara se puso caliente al instante.

- L-lo siento -tartamudeé, empujándole suavemente para librarme del agarre.

- No importa, podemos quedarnos así si quieres -sonrío. Me empujo hacia abajo y quede recostado en su pecho, entre sus piernas abiertas. Tragué saliva, evitando el contacto visual a toda costa.

Río ampliamente, sorprendiéndome. Lo miré nervioso y sólo sonrió.

- Te ves lindo cuando estás nervioso.

Me aclaré la garganta y me levanté, él seguía sentando en el piso. No sabía que decir luego de este 'incidente'. Cualquier cosa que se me venía a la cabeza parecía estúpida. Así que simplemente decidí ir a la cocina a preparar un poco de té.

Gerard me siguió hasta la pequeña cocina, mirándome en todo momento. Su mirada se sentía MUY extraña, pero intenté no prestarle atención. Serví el té y me senté en la pequeña mesa de la cocina, deslizando una taza hacia él. Deslizo sus dedos, abrazando la taza lentamente, haciéndome estremecer.

- Estás muy nervioso. -señaló, sonriendo de nuevo.

- Yo sólo... -empecé- Esto está mal.

- ¿Qué está mal? -parecía completamente confundido y arqueó una ceja.

- Es qué... Me siento muy raro, por que me has estado tratando de manera extraña. Sé que esto no debería pasar. Nos acabamos de conocer, pero siento una, una atracción. Creo. Dios... que vergonzoso, quiero decir, yo sólo... -murmuré de forma incoherente.

Se inclinó hacía mí y susurró.

- Es completamente natural, Frank -el decir mi nombre me produjo escalofríos a través de mi columna vertebral.

- En realidad no. Necesito descansar. Nos vemos mañana ¿Sí? Buenas noches, Gerard. Dije, encaminándome por las escaleras, directo a mi habitación intentando aclarar estos estúpidos pensamientos en mi cabeza.


Me levanté somnoliento, mi cabeza daba vueltas mientras bajaba las escaleras. El sol ya estaba elevándose y todo debía haber vuelto a la normalidad. Me arrodille a orar, pero las palabras de Gerard resonaron en mi cabeza y decidí ir en contra de mi ritual mañanero.

Bajé a la sala de estar, para ver a Gerard descansando tranquilamente sobre el sofá. Mi corazón se hinchó cuando lo vi. Creo que los sentimientos de ayer aun no se esfuman.

Las trompetas sonaron de repente, y fue sorprendente sobre todo para Gerard. Quien en un intento desesperado por levantarse se estrelló de cabeza contra el piso. Gemía de dolor y me miró. Le ofrecí una mano, para ayudarle a ponerse de pie. Y el mantuvo su mano aferrada a la mía, a pesar de mi sudoración y mis esfuerzos para alejarla. Me soltó por un momento y deshice los muchos bloqueos de mi puerta.

Al salir de mi tienda, entrelazo sus dedos con los míos nuevamente. Me puse nervioso, ósea estamos en público. Y comencé a mover mi mano libre. Aferró fuerte mi mano y siguió caminando, como si fuera completamente normal.

- ¿Qué demonios estás haciendo? -le pregunté, sonrojándome rápidamente.

- Caminando. -respondió simplemente. No se volteó a mirarme. Pero las otras personas sí, todo el mundo nos miraba, con los ojos fijos en nuestras manos.

- La gente está mirando! -susurré con dureza, parando en seco.

Parecía muy confundido y se encogió de hombros diciendo.

- Bueno, allá ellos. Démosle un espectáculo ¡Vamos! Que el desfile ya está comenzando.

Mi corazón golpeo violentamente contra mi caja torácica cuando llegamos al desfile. Todo parecía terriblemente lento y estaban muchos más interesados en nosotros que en cualquier otra cosa, pero nadie se atrevía a decirnos nada. A lo mejor miraban a Gerard. Sin embargo, pensé. Su mirada es irresistible.

Ya empiezo de nuevo, pensamientos extraños.

Finalmente soltó mi mano cuando el desfile comenzó, aunque todo lucía apagado. El suelo temblaba y el sol se escondía por el poniente. Aunque no sonó la campana y todo el mundo se mantuvo en su lugar.

- ¡Que día más hermoso para un desfile! -murmuré sarcásticamente, mirando al cielo.

El desfile transcurría lentamente, la música tenía un fuerte volumen, pero todo estaba desanimado. Sin vida. Y entonces me di cuenta que detrás de ellos marchaban otro tipo de personas. Pero estas no tenían piel. Eran sólo esqueletos.

Ellos comenzaron a invadir la ciudad, matando a la gente de un solo toque. Vi delante de mis ojos, como uno de ellos toco a alguien con suavidad. Su piel se desintegró y sus órganos cayeron al suelo de piedra, convirtiéndose rápidamente en cenizas. La música no se detuvo, pero todas las luces se apagaron.

Los esqueletos comenzaron a cantar una extraña melodía. Y todo el mundo gritaba de terror.


What A lovely, lovely night

For a drink and a parade. We'll dance until the morning light,

this town should be afraid


Los esqueletos cantaban a medida que convertían a más y más personas en esqueletos como ellos. Me di media vuelta, mirando Gerard. Parecía tan tranquilo que me asustó. Pero al ver mi cara me tomo la mano y comenzó a correr.


Candied pumpkins, sweet egg bread,

we love rising from the dead.

Los esqueletos se esparcían por la ciudad, destrozando lo que estuviese a su paso y marchando por las calles.


Carpals, tarsals, vertabrae,

that's us clicking on parade!

I move without any muscles,

my skull's a cavernous hall. Tendons are made for pulling, my friend,


Gerard me llevó a las afueras del pueblo, no había suficiente iluminación como para verlo, pero lo sentí cerca de mí todo el tiempo.

Y a la distancia. Pude oír.


We're desceding on the town,

the living we're scaring,

nightmaring in fright,

they've waited forever to bring us together...

We finally wake them up tonight


Las lágrimas rodaban por mis mejillas. Esto es todo. Listo. Se acabó. Moriré. Y ni siquiera oré hoy. Caí de rodillas, golpeando mis puños contra el suelo.

- Perdóname padre... -empecé, peor fue levantado del suelo. Gerard miró sobre su hombro y corrió a la orilla del río, mostrándome una pequeña embarcación de madera. Corrimos hacia él y tomo dos remos, arrojándome uno.

- ¡Rápido! -me gritó. Asentí y ambos comenzamos a remar.


Parecía ser una eternidad hasta que toqué tierra de nuevo. El sol ya se había ido, pero estábamos en otra ciudad. La gente nos miraba con desconfianza y un par de personas corrieron hacia nosotros, preguntando por nuestra procedencia.

Gerard les contó todo acerca de nuestra extraña ciudad, sorprendiendo a todos los que nos escuchaban. Incluso, para mi sorpresa. Muchos creyeron.

- Todo el mundo, todas las personas que he conocido están muertas. -lloré en silencio a su lado.

Gerard me tomó la cara y la llevo hacia la suya, dándome un cálido y tierno beso.

- Nos tenemos, te tengo a ti... y me tienes a mí... -sonrió calmándome.

- ¿Qué sucede? -pregunté, sorprendido.

Él se rió y me beso de nuevo, esta vez mucho más apasionado. Las personas que nos rodearon hicieron ruidos de disgusto y la mayoría comenzó a alejarse.

- Siento que nada de esto es real. Sé honesto conmigo ¿Qué rayos eres? -suspiré, abrazándolo con fuerza.

Me dedico una sonrisa entre dientes.

- Nada, no te preocupes por eso -me guiñó un ojo.

- ¡Por favor Gerard! Necesito saberlo. -gruñí molesto.

- Un ángel... -suspiró.

Mi boca se abrió completamente.

- Un ángel caído. Yo sabía lo que le pasaría a esa ciudad. Pero quería ayudar a alguien. Esa ciudad estaba condenada a eso, debido a algo que paso hace muchos años. La verdad, ellos no tenían alma. Pero... tú eres diferente. -las lágrimas brotaron de mis ojos. Si un ángel puede amar a un hombre. Está bien ¿No?

Envolví mis brazos alrededor de su cuerpo, y suspiro profundamente.

- Gracias... Gerard...

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