I'm not a monster

Gerard Way no es un monstruo. Es sólo un vampiro, seco, vacío y solitario.

No es su culpa que la comida llegue hasta él, sólo se deja llevar y... el frenesí es bastante traicionero.


Esta descripción de Gerard Way pertenece al juego de rol 'La mascarada' es uno de mis vampiros, un 'Malkavian' y cada uno de los acontecimientos y afirmaciones que he hecho en este oneshot están basados en lo leído en la guía de rol Vampiro: La Mascarada.




Ser un solitario vampiro no es tan malo después de todo, en serio. Desde que empecé a informarme más sobre mi raza me di cuenta de que no somos tan malos, crueles y 'fríos' como dicen las historias exportadas desde el corazón de Transilvania. Y aunque algunos de nosotros viven con la mierda hasta el cuello, con contactos y limpiando bien tus huellas puedes subsistir de maravilla. Algo así como un carroñero pero con más clase y buen gusto a la hora de escoger tus huellas.

¡Pero que insolente he sido, no me he presentado!

Mi nombre querido mío, es Gerard Way y eso es todo lo que necesitas saber... por ahora.

Y ahora te contaré una historia...

¡Hey! ¿Te vas a quedar ahí parado junto a la puerta toda la noche? ¡Ven, no muerdo! Al menos no por el momento. Yo suelo controlarme, en serio, aunque mi naturaleza es algo salvaje e impulsiva, como la de una bestia liberada hace poco tiempo de su cautiverio.

Y eso es lo que exactamente sucede conmigo, digo, desperté de mi letargo hace no mucho tiempo y debo ponerme al tanto de lo que ha pasado en los últimos 148 años y cuatro meses que he pasado durmiendo. Quizá por eso mis modales, mi forma de hablar y algunas otras cosas se han quedado estancadas y se renuncian a actualizarse.

Bueno volviendo al punto y lo siento por esa introducción a mi vida, es que suelo divagar en exceso y es por que nunca estoy completamente despertó si no es por mi buena dosis de cafeína y algo de cocaína también.

Te ves incomodo ¿Quieres que te sirva algo? ¿No? Bien... qué tímido eres, aunque eso lo hace mucho más divertido. ¿Qué? No, no dije nada, en serio. Solamente estaba divagando de nuevo.


Como te decía, hace algunas noches salí de mi bar, el WeeKnD. Sí, es mío, la verdad es que de algo tengo que vivir o subsistir, como quieras llamar a mie existencia. El ambiente de este lugar se vuelve monótono y aburrido después de algún tiempo ¿Sabes?

No soy de salir mucho y mucho menos lejos de este lugar. Aquí estoy seguro y... este es un miedo arraigado de mi vida anterior. Si tienes suerte podrás escuchar esa historia algún día.

Iba por... una de las calles aledañas al bar, entre más oscura y vacía es mejor para mí. Y entonces me topé con un tipo bastante interesante, era un poco más bajo que yo pero mucho más fornido que mi casi esquelético cuerpo. Medía unos 160 centímetros y sus brazos eran morenos, completamente tatuados con diferentes imágenes sin sentido para mí. Su piel era oscura en algunas partes y clara en otras, como su cara, torso y más abajo me demostraron más tarde. Sus ojos despedían un brillo insufrible y su color era agasajador, todo a su alrededor se movía impasible ante esos dos luceros. Lo que interrumpía mi embobamiento momentáneo eran sus respiraciones, latidos y demás cosas que para mi son innecesarias. Y es que la verdad me sorprendió un poco encontrarme con un perfecto e indefenso humano en este Baltimore nocturno, totalmente vampírico.

No se demostró sorprendido y no se inmuto cuando al tomarme por las muñecas no sintió pulso o calor. Supongo que yo no era el primer no-vivo con quien se encontraba o quizá quería hacerse el interesante. De todas formas, sonrió. Mostrándome una perfecta hilera de dientes y el gesto que adoptaron sus facciones ante esto me recordó levemente a... alguien de mi vida pasada.

Y luego rompió el silencioso ambiente que se estaba creando en torno a nosotros ¡Odio cuando hacen eso! Su aliento despedía alcohol y probablemente fue el grado etílico en su sangre lo que le ayudó a no espantarse cuando desenfundé mis colmillos, en la tarea de espantarlo.

Bien, punto para él. Se quedó.

Me guío a la profundidad del callejón. Yo como un buen tipo que no ha follado en semanas, le seguí. Me empezó a hablar, pero luego de un rato se detuvo, la verdad no sé después de cuanto.

Me pidió un par de dólares por un blowjob o mamada, sexo oral, como quieras llamarle. Bien ¿En qué iba? Ah sí, el bajito con ojos bonitos era puta.

— ¿No eres algo pequeño para ser puta? —sonreí sentándome sobre la tapa de un basurero enorme.

— No lo creo, la verdad lo hago bastante bien —respondió con tono seguro, acercándose lentamente hacia mí.

Enarqué una ceja incrédulo. Y en par de movimientos bruscos se deshizo de la parte de mis ropas que le estorbaba para comenzar a chupármela. Debo admitir que el tipo realmente sabía lo que estaba haciendo y no es que tenga mucha experiencia, pero este tipo si que sabía.

Los gemidos y jadeos salían de entre mis labios con la rapidez y destreza de una estrella porno, lo estaba disfrutando; vaya que sí y creo que él también. Pero... algo detuvo su atragantamiento con mi pene y es que, me corrí en su boca.

Y esto si que te lo digo por experiencia propia, cuando eres un mortal, lo peor que podría pasarte es que un vampiro te llene la boca con su podrido y sanguinolento líquido seminal. Se levantó de pronto, mirándome espantado y con la sangre correando por la comisura de sus labios, chorreando desde su mentón y manchando su camiseta de 'misfits'.

¡Por Caín! Eso sí que me calentó, bueno, calentó mis sentidos por que mi temperatura corporal sigue siendo siempre la misma. Completamente nula.

Tomé su cuello acercándolo hacia mi con una sonrisa en los labios, el tipo al parecer ahora sí notó mis colmillos, por que a juzgar por el gesto de su cara quería correr, huir, perderse en la oscuridad de las calles del nocturno Baltimore. Pero tomando en cuenta su expresión corporal había olvidado completamente como se caminaba, corría o gritaba.

Crucé mis piernas alrededor de sus caderas y sin jugueteo previo pegué mis labios a su cuello, bebiendo un poco de su sangre y mordiéndome los labios de puro placer. Me hice un leve corte en la parte interior de los labios, rodando luego a su boca y obligándolo a que tragara mi sangre, lo miré a los ojos durante unos instantes y una nube blanquecina nubló sus orbes, una extraña paz inundó su cuerpo y expresión facial.

Eso querido mío se llama vincular y así puedo hacer con él lo que me plazca por el tiempo que el vínculo se mantenga. Son cosas que tu sire debe enseñarte, pero si no está te ves obligado a aprenderlas por ti solo.

Volviendo a mi historia, no quiero que quieras oír lo que sucedió en el intertanto, pero a los segundos siguientes lo caí en cuenta de que estaba follándome, mi espalda nívea pegada a una asquerosa pared. Mis jeans tirados cerca, junto con mi calzado, su pantalón había sido desfasado hasta los tobillos de él, mis manos apretaban con fuerza su cuello, rasguñando a ratos trazos de su espalda manchada en tinta, para luego llevarme los dedos con el olor carmín goteando de mis uñas, disfrutando de su inmersión constante en mi frío cuerpo, duro, con fuerza, sin cuidado su gran y bien usado miembro viril apuñalándome contra la pared.

La enorme extensión de su sexo era un deleite un refugio a mis sentidos, sumergiéndome completamente y arrastrándome directo al clímax.

Y... me corrí nuevamente, sí, soy como una puta. Una virgen.

Ahora, cuando te corres dos veces seguidas con una diferencia de unos pocos minutos, sin beber nada, por que lo que antes tomé de su cuello fue prácticamente nada para mi sistema, comienzas a sentir sed. Y hambre.

Eso se llama frenesí. Y cuando el frenesí se acerca, yo me asusto.

Suspiré, aunque es más que nada como un reflejo por que no hay nada en mis secos pulmones. Y volví a morder su cuello, ahora con más fuerza, sintiendo el tejido, su piel bajar por mi garganta, la penetración y las estocadas de mi amante fueron decayendo y el placer me fue abandonando. Siendo remplazado por más hambre. Pero a pesar de esto, no podía detenerme. Demasiado tarde para eso.

Volví a clavar los dientes y todo se volvió negro.

Cuando abrí los ojos nuevamente, estaba sentando en el suelo del callejón, seguía semi desnudo y mi compañero sin embargo, se veía completamente diferente.

Sus labios ya no estaban, al menos no completamente. Sus hermosos globos oculares tampoco y... le faltaba parte de la polla.

Gran parte de su cuerpo estaba cubierto por su propia sangre, seca y deliciosa. Me lamí los labios, descubriendo en ellos un trozo de cartílago junto a un par de, a juzgar por su color y contextura, vellos púbicos.

Sonreí, así que había ido a parar lo que faltaba de su polla.

Me levanté, volví a calzarme los pantalones y lo demás sin prisa. Y una vez listo volví a admirar el cuerpo del tipo.

— Gracias por el sexo —murmuré lanzándole 20 dólares y caminando lento de vuelta hasta acá.


Ahora, no es que no haya quedado satisfecho con él. Pero es que cuando te vi en el bar no pude contenerme, te ves tan delicioso y fresco.

Cariño, no me mires así ¡Me haces parecer un psicópata!

Ah y te mentí un poco. No ha pasado mucho desde que dejé a mi amigo, de hecho fue hace una o dos horas y... a decir verdad, tengo ganas de una segunda ronda.

No temas, no sentirás nada después del primer mordisco....




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