La pregunta es: ¿Por qué?

Llevo cinco meses conviviendo con el mismo sujeto en una caja de cuatro por cuatro, y hasta ahora, no había abierto los ojos para mirarme.

Sin embargo, nunca, en la vida, habría esperado encontrarme con unos aires de grandeza tan sobrehumanos.

Será porque no es humano.

O quizá sí, no lo sé.

De lo que sí estoy segura es que se ha aprovechado de mi cuerpo blandengue, tembloroso e indefenso, para pasar toda la noche montando el puzzle que encontró en el armario. Con los trozos, ha renovado antiguos miedos y debilidades que creía extintos.

... Y nada, me toca volver a empezar.

¿Por qué seré tan buena? Si soy consciente de que no crea efecto alguno en este ecosistema de m*erda.

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