17/03/18
En sueños...
X y yo íbamos caminando hacia el instituto. Quería acompañarme porque, al parecer, había una fiesta de disfraces y todo el mundo estaba invitado. No obstante, cuando entramos por la puerta de entrada, chicos y chicas estaban mirándonos de mala manera y aquello no hizo más que incomodarme. X notó mi tensión y me dio la mano, pero yo no sentía su tacto.
Cuando lo miré, resultó ser que él estaba desvaneciéndose. Lo único que aún no había desaparecido de él era su sonrisa, la cual se mantenía brillante y llena de alegría. Por otra parte, yo ya empezaba a llorar. Decía cosas sin sentido para que él no se fuera y, poco a poco, me fui olvidando de cómo era su nombre; de por qué estaba en aquella fiesta; de por qué estaba llorando...
Cerré los ojos y cuando los abrí nuevamente, ya me encontraba en mi cuarto, con el traje de superheroína puesto todavía. Miraba por la ventana de mi cuarto cuán de inmensa podía hacerse la oscuridad. Las farolas no se habían encendido aquella noche y el frío ya empezaba a apoderarse de mi casa. Mis dientes superiores chocaban con los inferiores y mis brazos rodeaban mi cuerpo en un intento de encontrar calor. Pero eso no pasó hasta que vi en el reflejo de la ventana a un chico, que me estaba mirando desde el marco de la puerta. Me di la vuelta de golpe, encontrándome con su mirada. Él también estaba disfrazado.
Su sola presencia me hacía sentir muchísimas cosas. No obstante, lo único que quería hacer en aquel momento era llorar de nuevo, llorar por él.
Me levanté de la cama y me acerqué a él. Mis lágrimas mojaban mi antifaz, pero no me importó. Aquella angustia era indescriptible. Presentía que tenía frente a mí a alguien que acababa de recuperar, pero no por mucho tiempo.
Era frustraste no recordar nada, el tener la sensación de que lo conocía, aunque ningún recuerdo viniese a mi mente; me ahogaba el hecho de tenerlo con una sonrisa y yo no fuera capaz de sonreír con él; me torturaba la idea de no poder pensar con claridad debido a su cercanía.
Estiré mi brazo y empecé a tocar el suyo por encima del traje. Pronto, ese tacto comenzó a quemar y, por consiguiente, terminé apartándolo con mucho pesar.
"¿No me recuerdas?" Dijo en un susurro.
Negué con la cabeza. Cada vez lloraba más y los sollozos salían de mi garganta con impotencia. Él me miró con tristeza, pero la sonrisa, pese a ser más pequeña que antes, permanecía intacta en su rostro. Se acercó lo suficiente a mí y susurrándome en el oído un "te quiero" que me hizo abrir los ojos como platos, terminó haciendo desaparecer los pocos centímetros que nos separaban, aferrándome con sus brazos. No me alejé, en cambio, lo rodeé con los míos también y seguí llorando en su pecho lo que para mí fue una eternidad.
Poco después, su tacto comenzó a quemarme igual que cuando toqué su brazo la primera vez, pero no quise soltarlo. Había algo en mí que necesitaba tenerlo cerca, tocando mi piel.
Mi traje comenzó a arder y con él, yo.
El desconocido no me soltó en ningún momento, parecía como si no le importara quemarse conmigo... Como si solo quisiera protegerme, aunque eso significara su misma muerte.
Y entonces recordé.
Recordé cómo fueron aquellos primeros momentos en la fiesta; cómo él me cogió la mano y me dijo que no me preocupara por los insultos; recordé mis lágrimas y mi respuesta.
"No te merezco"
Recordé su tierna sonrisa, su beso en los labios y su "sí te merezco" en medio de la pista de baile. Recordé lo que realmente pasó y cómo todos me miraban por estar hablando sola y dándole la mano al aire.
Vi cómo su nombre me venía a la cabeza y con él, una vida vacía y solitaria.
(Versión corta)
BEE~
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top