Busco maneras para expresar lo que siento, pero ahora mismo no me sale ninguna idea razonable. Mi cabeza queda sumergida bajo el agua, y es gratificante no sentir el oxígeno rompiendo mis pulmones.

Tengo tanto dentro de mí que, aunque quiera, solo consigo escupir palabras sueltas, carentes de sentido. Después nadie me toma como alguien maduro, que pretende entender pese a las diferentes opiniones.

Solo me queda una llamada de un minuto para pedir que me salven de aquel abismo. Hay una persona que está saltándose las reglas, y mis dedos poco a poco se van resbalando de donde se están sujetando.

No entiendo por qué me debo quedar respirando inesperadamente hasta que alguien llegue a mí. No puedo seguir luchando solo porque así debe ser. Me canso. Me cansa que jueguen conmigo y me traten como si fuera una mierda. La mentira se sabe tarde o temprano, pero... ¿Y la verdad?