Es hora de empezar.

Es hora de empezar de cero porque no puedo seguir manteniendo un rencor que perdió su intensidad hace tiempo. Debo dar por concluida esa época desastrosa y empezar a pensar en lo que realmente me hace feliz.

Es hora de empezar a ver que la palabra "yo" no es más que una mera vocal acompañada de una consonante que no demuestran más que egoísmo y engaños propios. Porque yo no soy nada, en realidad. Solo una esfera opaca que camina invisible, evitando un choque frontal con otras esferas semejantes. 

No tengo nada de especial y al mismo tiempo soy diferente, porque, como una pequeña amiga invisible me dijo una vez, somos un mundo que no ha comenzado aún a ser más que un mero punto de una galaxia.

Es hora de empezar a amar sin tener miedo al dolor, a las lágrimas, a los vasos rotos y a las culpas. 

Es hora de empezar a cuidar lo que importa y desechar lo que ya no hace falta.

Es hora de empezar a desquebrajar todas esas telas que nos tapan en invierno y volvamos a salir a la calle dando por asegurado que podremos volar sin alas.

Es hora de empezar a pensar en alguien más que en nosotros mismos.

Somos jóvenes, pero no lo seremos siempre. 

Ahora que podemos, empecemos a luchar por una eternidad imaginaria. Os lo aseguro, es mejor que pensar en un Dios muerto que no se ha presentado (y a este ritmo, no creo que lo haga) frente a nosotros para calmar nuestra cólera y tranquilizarnos con un "todo saldrá bien".

A VIVIR, AUNQUE DUELA DESPUÉS.

BEE