a c h t
Nunca estamos lo suficientemente seguros en ningún lugar.
a c h t: grille
mike
Destapé el siguiente naipe: Tres de copas.
—No me sirve, ¿a ti? —pregunté a Raptor, quien veía sus cartas con el ceño fruncido.
—No —respondió dudoso.
—¿Seguro?
Observó sus cartas una vez más antes de dirigirme una mirada confundida.
—¿Tres de copas... queda con cuatro de bastos?
Giré los ojos.
—Muéstrame tus cartas.
Las bajó dudoso: tenía el tres de bastos, tres de espadas y tres de monedas. También el cuatro, cinco y seis de bastos.
—Raptor, es la quinta vez que te explico el juego —exclamé entre risas mientras él se cruzaba de brazos.
—No es mi culpa, es que tú explicas mal.
—Mikel explica bien, tú eres el que no pone atención —me defendió Trolli desde el sofá, atento a nuestro intento de partida.
Estábamos en el suelo, sentados sobre una alfombra blanca y apoyando la baraja —la cual habíamos encontrado cerca del tocadiscos— encima de una mesita de cristal.
Había intentado enseñar a jugar a Raptor, pero él parecía con la mente por las nubes porque no prestaba atención. Sparta se entretuvo con una libreta y un bolígrafo negro en el sofá, al extremo contrario en el que estaba Trolli. Timba seguía encerrado en su habitación temporal.
Una ligera lluvia empezó a caer afuera. Y, por algún motivo, sentí un escalofrío en mi espalda.
—¿Seguros de que no hay otro juego de mesa por aquí? —pregunté de nuevo, tratando de desviar ese inquietante escalofrío.
—Claro Mike, ¿prefieres Jenga o Monopoly? —interfirió Sparta con evidente sarcasmo.
—Sólo digo, quizá pueda haber un domino o un rompecabezas.
—Bueno, me avisan si encuentran algo. Iré a darme una ducha —comentó Trolli mientras se levantaba del sofá y se dirigía hacia lo que supongo es el baño.
—¡Que no te ataque ningún monstruo! —bromeó Raptor acomodándose en el sofá.
Escuché la risa proveniente de Trollino antes de que cerrara la puerta.
Paseé mi mirada por la habitación buscando algo que llamara mi atención. Pude ver una nota blanca asomándose desde abajo del sofá paralelo en el que estaban Sparta y Raptor. Dejé las cartas sobre la mesa y me incliné para tomarla.
Era un texto corto, escrito en garabateadas —pero legibles— letras negras.
«Tres, cuatro.
Revisa tus bolsillos, el boleto se está enfriando.»
Fruncí el ceño, molesto.
—¿Te parece divertido, Sparta? —reclamé poniéndome de pie.
—¿De qué hablas? —inquirió el susodicho alzando la cabeza. Arrugué la nota hasta hacerla una bolita y después se la lancé a la cara. Él la recibió con un gruñido, pero la leyó—. ¿Qu-... Por qué crees que yo escribí esto?
—Eres el único apartado y que coincidencia que tengas un boli negro.
Raptor tomó la nota.
—¡Pero yo no estoy escribiendo nada! —se defendió Sparta.
—¿Ah, no? ¿Entonces qué estás haciendo? —inquirí molesto.
Pero Sparta se sonrojó y cerró la libreta de golpe, aunque cabizbajo.
—Estoy dibujando —contestó en voz baja, luego alzó la cabeza nuevamente, con sus ojos angustiados—. ¿Cómo puedes pensar que quiero asustarlos?
—Es verdad, Mike. Sabes que Sparta no es de los que hacen bromas —interfirió serio el ojiverde.
—¡¿Y cómo explican que esto haya aparecido de la nada?!
—Han pasado cosas extrañas desde que llegamos a la casa de la supuesta bruja —respondió Raptor. Y sé que es cierto, pero no debería suceder nada porque ya no estamos ahí. Bufé.
—Es verdad. Lo siento Sparta, pero quiero encontrar una respuesta lógica a lo que está sucediendo —confesé, sentándome de nuevo en el suelo—. No es nada personal —agregué para regular un poco el ambiente.
Sparta abrió la boca, pero antes de que pudiera pronunciar algo, un relámpago iluminó toda la estancia. Y la luz se fue.
—Ah, genial —suspiró Raptor.
—¿Qué hora es? —le pregunté al mismo, pues él era el único que tenía su celular a la mano. Lo encendió para corroborar.
—Tres treintaitrés de la mañana —le lancé una mirada molesta, a lo que soltó una carcajada—. Ya, las nueve con cuarenta.
Después de cerrarse una puerta, apareció Trollino con su pijama y el cabello húmedo.
—¿Alguien pasó por el pasillo? —preguntó confundido. Negamos y, tras esa acción, se encogió de hombros—. Me pareció ver una sombra cuando salí del baño.
—Seguro la imaginaste, con eso de que está tan oscuro —supuso Raptor, encendiendo la linterna de su celular. Me encandilé por unos segundos.
—Si, debió ser eso —asintió el azabache—. Entonces, ya que no hay luz y no vemos nada, creo que lo mejor será ir a dormir. Además, recuerden que mañana temprano iremos por el dinero.
—¿Qué pasará con Mayo y Víctor? —preguntó Sparta—, ya deberían haber llegado.
—Seguramente se refugiaron de la lluvia en otra casa, ya llegarán mañana —respondí alumbrando las escaleras con mi linterna. Desde mi lugar se veían más espeluznantes.
Sparta asintió con una ligera mueca.
Después de despedirnos brevemente, me recosté en la cama y traté de mantener la calma.
Sólo quería dormir para que la estancia en este lugar pasara más rápido...
⚫⚫
sparta
Cri, cri, cri, cri.
El intermitente canto de un grillo me despertó.
Gruñí molesto por mi sueño interrumpido. Me di la vuelta para volver a dormir, pero al instante la puerta se abrió de golpe.
—¡Buenos días, Spartita!
Gruñí de nuevo mientras me cubría el rostro con las sábanas. Quizás si me hago el muerto se vaya.
Sentí que Raptor picoteaba mi estómago por encima de la sábana.
—Sé que estás despierto —escuché su voz burlona—. Anda, gordo. Levántate.
Rayos.
Me incorporé en el colchón, todavía adormilado.
—No estoy gordo —me quejé. Abrí los ojos cuando escuché su risa.
Había un detalle en él que no pasé por desapercibido: Su sonrisa. Estaba más animado que los últimos días, lo cuál también me ponía indiscutiblemente alegre. Él me contagiaba su felicidad.
De un momento a otro, el grillo volvió a cantar.
—Ah, tienes un compañero de habitación —se burló, refiriéndose al grillo. Le lancé un cojín.
—Al menos él no ronca por las noches.
—Amas mis ronquidos, y lo sabes.
Solté una carcajada nerviosa, queriendo evitar mi sonrojo. Él no lo sabía, pero era verdad.
Suspiré pesado. Espero que este día pase rápido, quiero irme de aquí lo antes posible. Me puse de pie para buscar mis zapatillas en la mochila, pero sin querer tiré la libreta en la que estaba dibujando ayer al suelo; la había dejado en la cama y olvidé su existencia hasta ahora. Me apresuré a recogerla y dejarla en la mesita de noche, tratando de pasarla por advertida.
—¿Qué estabas dibujando ayer, Sparta?
Palidecí un poco.
—Una.. flor.
—Genial, ¿puedo verla?
Tomé la libreta en un ágil movimiento antes de que él la alcanzara.
—Es.. ¡Es una sorpresa! —me limité a contestar con una sonrisa forzada.
—Ah —exclamó un poco desanimado. Alejó su mirada, poniendo fin al corto tema—. Será mejor que bajemos antes de que los demás se terminen la comida.
⚫
Al llegar a la cocina, lo primero que llamó mi atención fue Timba. Tenía aspecto andrajoso; despeinado y con ojeras pronunciadas.
No mencioné nada al respecto.
—Mayo y Víctor no han llegado —mencionó Mike de repente, rompiendo el silencio que se juntó en la habitación.
Por instinto, me giré hacia todos lados para buscarlos, pero ellos no estaban. Mierda.
Empecé a imaginar tantas cosas como fueran posibles, llegando a conclusiones nada lindas.
—Se habrán quedado dormidos —comentó Trollino distraído, sin alzar la vista de la barra—, llegarán por la tarde.
Pero tenia la sensación de que decía eso para convencerse a sí mismo.
—¿Y si regresan cuando estemos fuera? —preguntó Raptor. No había pensado en eso, ¿pensarían que los abandonamos?
—Yo me quedo.
Todos voltearon a verme.
—¿De qué hablas? —gruñó el azabache.
—Si, yo me quedaré esperándolos. Cuando ellos lleguen entonces empezaremos a preparar todas las cosas —expliqué.
—¿Estás seguro? —preguntó Raptor acercándose a mí. Asentí.
—Si me voy sin saber nada de Mayo y Víctor, no estaré conforme.
Ellos parecieron entender, pues no insistieron.
—De acuerdo —habló Mike sonriente, colgando su mochila sobre su hombro—. En ese caso, nos vemos más tarde.
—Hasta entonces —se despidió Trollino. Pasó a mi lado para revolver mi cabello—. Te esperamos en la camioneta, Raptor.
El susodicho asintió. Los demás se despidieron con una sonrisa y salieron. Sólo entonces, Raptor se acercó a mí para envolverme en un abrazo. Un abrazo cálido que transmitía todo su afecto.
No tardé en corresponderle, apegándome más a él. Sentía su respiración tranquila en mi oído.
—¿Sparta? —murmuró, aún sin intención de separarse.
—¿Si?
—Te quiero.
Sonreí.
—También yo.
Se separó, un poco decaído, pero finalmente me observó con sus ojos resplandecientes.
—Nos vemos.
Me dedicó una ligera sonrisa y salió de la casa.
Una hora después, revisé la hora en mi celular. Resultó que no había pasado una hora, sino apenas unos minutos.
Necesitaba hacer algo para distraerme o me volvería loco.
Subí las escaleras para llegar a mi habitación. La electricidad aún no regresaba pero, por suerte, la luz del sol alcanzaba a alumbrar gran parte de la casa. Busqué un nuevo cambio de ropa junto a una toalla en mi mochila.
Entré al baño de la planta alta. Sabía que había una tina, con eso podría relajarme un poco.
Por acto reflejo encendí el interruptor del baño, pero me sentí estúpido al recordar que no había electricidad.
Abrí el grifo de la bañera tras colocar el tapón, dejando que comenzara a llenarse. Espero que no tarde demasiado. Seleccioné Time after time en mi biblioteca y puse el celular lejos de cualquier lugar donde pudiera caerle agua.
En lo que se llenaba la bañera, bajé otra vez a la sala y dejé un recado —escrito en la misma libreta que utilicé ayer— para Mayo y Víctor, en caso de que regresaran y yo siguiera en el baño. También aproveché para regresar a mi mochila y buscar unas sandalias.
Cerré la puerta del baño a mi espalda, viendo mi reflejo en el espejo. Sonreí forzado. La bañera estaba casi llena, así que cerré el grifo. Cuando me quité la sudadera, sentí un papelito en el bolsillo delantero. Fruncí el ceño, tratando de recordar cuándo lo había guardado.
Lo desdoblé cuatro veces.
—You said: "Go slow, i fall behind". The second hand unwinds.
«El que pestañea... se asfixia.»
Tembloroso, alcé la mirada al espejo.
Había una sombra oscura con el rostro bajo tras mi espalda.
El grillo volvió a cantar mientras yo palidecía.
La sombra alzó la cabeza, pude ver sus ojos blancos centelleantes. Me giré y, justo al hacerlo, lanzó un grito que me dejó aturdido.
Con una fuerza que no sabía que existía me tomó del cabello y me arrojó a la bañera, con la nariz entre el agua.
El líquido se infiltró en mi cuerpo a velocidades extremas. No podía moverme, tenía un peso inconmovible sobre mi espalda.
Necesitaba oxígeno, pero mis pulmones sólo se llenaban de agua.
El canto del grillo retumbaba con fuerza en mis oídos, era el único sonido que alcanzaba a escuchar.
Forcejeé, luchando por mi vida.
Pero cuando el agua explotó en mi interior, entendí que mi vida ya no me pertenecía.
—If you fall i will catch you. I'll be waiting, time after time.
Perdona, Raptor. Perdona por no despedirme de ti como debía.
***
ya sé, me desaparecí una semana D:
quise tomarme un pequeño descanso aprovechando que wattpad se volvió a drogar. pero regresé muy motivada :D/
¡tenemos nueva portada! ¿les gusta así como está o le agregarían/quitarían algo? aiuda.
por cierto, el "el agua explotó en mi interior" no se lo tomen literal ._.
¿alguien pudiera mandarme un dibujo sin color de Raptor? te amaría toda la vida, es para el próximo capítulo :D
éste de lejos es mi capítulo favorito *crying in spartor*.
nos acercamos al finaaaaaaal.
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