OO2 | INSEGURIDADES
El tiempo seguía pasando, Giavanna estaba demasiado estresada por más que se esforzaba por ocultarlo, ya que quería evitar ciertos problemas que estaba provocándole eso. Sus emociones por momentos llegaban a dominarla haciéndole actuar de forma impulsiva, como el comenzar a beber cuando era de hacerlo en ocasiones especiales como festejos, y solo una copa. Pero es que sentía que eso la ayudaba de alguna manera a relajarse y poder descansar mejor.
Ahora se encontraba en su coche de camino a casa de Simone. Habían quedado de verse al estar libre, además la rubia no parecía estar nada bien, como llevaba tiempo pasando desde que comenzaron a hablarse, verse más seguido y no solo por el hecho de que Anders —su novio—, fuese su amigo, sino porque gracias a haber estado para ella en los premios, hizo que empezara a desarrollar confianza en ella al punto de hablar casi todos los días, Giavanna pareciendo preocupada por cómo pudiera estar cada día. Esperaba de alguna manera que su relación mejorara, pero la verdad es que le estaba frustrando un poco, sobre todo el hecho de que Jungkook no cambiara e hiciera las cosas bien de una vez, como también que Simone no pensara en sí misma dándose cuenta de que merecía algo mejor. Llegaba a desear que sucediera y la rubia decidiera terminar con esa relación, pero ya habían pasado seis meses desde los premios y esa relación continuaba empeorando.
La pelirroja conducía escuchando música Pop, llegando a tararear la canción, de cierta forma obligándose a distraer su cabeza y seguir reprimiendo aquel estrés, pero en eso su celular sonó, lo que hizo que observara hacia el asiento del copiloto donde lo había dejado anteriormente. Se trataba de una videollamada de su novio, por lo que decidió hacerse a un lado de la carretera para poder responder.
—¡Hola, mi amor! —exclamó emocionado.
Giavanna llegó a arrugar de manera leve la frente al no esperarse para nada esa intensidad por parte de su novio.
—Hey, ¿por qué esa felicidad? —indagó curiosa con una pequeña sonrisa—. ¿Hay algo que deba saber?
—¡Me dieron el papel protagónico de Lost!
—Oh... ¿En verdad?
—¡Sí! ¡¿Puedes creerlo?! ¡Era algo que realmente quería!
—Pues, ¡felicidades!
Intentó esforzarse por mostrarse tan feliz como él estaba o cómo se había mostrado cuando el año anterior le renovaron el contrato en la serie que participó y a él tanto le encantaba formar parte, hasta formó una gran amistad con la mayoría del elenco, ¿y cómo no si llevaban más de cinco años trabajando juntos? Además de eso, Anders era un hombre demasiado amable, empático y hasta amigable. A donde fuera o el proyecto en el que formara parte se llevaba algún que otro amigo. Y eso algunas veces no le agradaba tanto a Giavanna, ya que en algún momento llegó a desarrollar cierta inseguridad por la mujer que obtuvo el papel del interés amoroso de Anders en la serie. Se habían hecho demasiados unidos, aunque él hizo lo posible por dejarle en claro que solo se trataba de un cariño de amigos, y Giavanna por creerle para no arruinar la relación.
—Oye, ¿por qué no pareces feliz?
No pudo evitar tensarse ante su pregunta, ya que en verdad se había esforzado, pero parecía ser que cada día se le dificultaba más.
—N-no es que no lo esté...
—¿No? ¿Entonces? —cuestionó frunciendo el ceño.
Soltó un suspiro de frustración. No sabía cómo explicarle lo que estaba sintiendo, pero tampoco quería que pensara mal sobre ella, como que podría tener envidia o algo así, aunque, en parte, de alguna manera había una espinita inscrustada que sí podría llegar a serlo al notar cómo él estaba teniendo éxito mientras ella parecía quedarse cada vez más atrás desde que la película que protagonizó fue nominada y perdió en las tres categorías. Aunque, claro, eso no quitaba el éxito que tuvo, pero luego de eso no había logrado nada de lo que se propuso y el cumplir sus metas parecía alejarse cada vez más.
—No es que no me ponga feliz por ti, lo estoy —aseguró asintiendo con la cabeza, aunque notaba cómo él parecía no creerle demasiado—. Es solo que... Yo no estoy logrando nada.
—No digas eso...
Parecía que quería que quitara esos pensamientos de su cabeza y convencerla de que sí estaba logrando algo, pero Giavanna lo observó con seriedad, por lo que él suspiró decidiendo callarse.
—Obtuve el papel de un personaje secundario en la última película que está siendo un completo fracaso, y tú bien lo sabes —recalcó molesta.
—Eso suele suceder, pero no significa que no seas buena...
—¿Acaso no lees los comentarios?
—Siempre hay personas que solo están llenas de odio y buscan lastimar —refutó frustrado.
—A veces solo son sinceros, Anders. Y yo también creo que no estoy haciendo un buen trabajo. No logro esforzarme lo suficiente...
—Parece que nunca cambiarás esos pensamientos —mencionó llamando su atención, por lo que Giavanna levantó la cabeza—. Siempre terminamos hablando de lo mismo.
—¿Cómo esperas que no lo haga si hasta en el casting de hace unos días me fue mal?
—Pero no viene desde hace unos meses, Giavanna —exclamó por lo que ella arrugó el rostro—. ¡Esto viene desde siempre! Por más que los de tu alrededor intentamos, tú no dejas esos malditos pensamientos, y hasta ya tenemos discusiones por esto.
—Eso no es cierto.
—¡Sí lo es, y ya se volvió agotador! —expresó provocando que diera respingo—. Ni siquiera ahora puedes ponerte feliz por mí, como lo hacen hasta mis amigos, solo por centrarte en esas inseguridades que tienes. Me quitas hasta la emoción que tenía.
—L-lo siento...
—¡No, Giavanna! En verdad ya estoy cansándome de esto.
—¿A qué te refieres?
—Intenta mejorar eso de una vez. Intenta ponerte feliz por mí como yo lo hago por tus logros, porque esta relación se está volviendo agotadora para mí.
—Anders...
—Luego hablamos porque ya no quiero tener que discutir contigo. Adiós.
La pelirroja tiró el celular en el asiento de al lado al ver que había cortado la videollamada, sintiendo cómo la rabia contra sí misma la envolvía.
—Puta madre...—masculló.
Inhalaba y exhalaba en un intento calmarse, para luego retomar el camino, pero hasta el pensar en donde vivía Simone solo aumentaba los malos pensamientos que tenía hacia sí misma. Claro que donde vivía la rubia se trataba de la mansión de Jungkook Jeon, de un valor de más de 8 millones de dólares, en Hidden Valley, al norte de Los Ángeles. Aquel barrio tan conocido donde vivían más de una decena de famosos, y Giavanna aspiraba llegar a vivir allí, pero era otro sueño que se veía cada vez más lejano de cumplir.
(...)
Giavanna ya se encontraba en el jardín trasero de la mansión donde vivía Jungkook junto a Simone. A pesar de la discusión que tuvo con su novio, se esforzaba por no mostrarse dolida ante sus palabras que, en realidad, seguían afectándole de gran manera y hasta resonaban en su cabeza. Si pensaba con claridad, Anders tenía razón, ya que era algo que no podía evitar porque desde niña era bastante insegura, aunque sabía que no podía excusarse por lo que había vivido. El tiempo pasó, por lo que de alguna manera tendría que haber trabajado para desaparecer aquellas inseguridades, pero seguían ahí, provocando que no importasen para nada sus logros, lo que le dijeran las personas cercanas, porque siempre sentiría que no era lo suficientemente buena.
Giavanna siempre se compararía con su hermana, con quienes tuvieran más éxito, demostrándose así que estaba por debajo de los demás, y que no era suficiente el esfuerzo que hacía por mejorar, por cumplir sus sueños.
Era una completa mierda vivir así, pero no hacía nada por cambiar esos pensamientos y tampoco sabía cómo hacerlo.
—¿Anders ya viene? —preguntó Simone.
—Mmm... Eso creo.
No quería decirle la verdad, aunque pensaba en que quizás debía saber de sus problemas en la relación al ser muy buena amiga de su novio, lo que no le gustaba para nada. No quería que supiera sobre las inseguridades que siempre buscaba ocultar, y menos que llegara a pensar mal de ella al ser consciente de que si tenía discusiones con su novio era por su culpa.
La verdad era que él no estaba respondiéndole los mensajes, a pesar de que ya le había enviado cinco. Sucedía que quedaron en estar ambas parejas, algo que no habían hecho antes, ya que Jungkook siempre solía tener alguna excusa para no estar presente o para marcharse al instante. Y Anders quedó que en cuanto se desocupara —lo que ya debería haber hecho—, estaría allí, pero ahora la pelirroja tenía miedo de que decidiera no llegar y que quedara en evidencia que algo había pasado entre ambos.
—¿Y Jungkook? —decidió preguntar, no porque le interesara, sino porque prefería desviar el tema de conversación, ya que temía que se diera cuenta de lo tensa que estaba.
—Se está dando un baño. Suele tardarse.
—¿Y cómo están estos días? ¿Mejor?
Simone le enseñó una sonrisa que era fácil de notar que era fingida, hasta podía reflejarse el dolor en esta, haciéndole saber así que la respuesta sería negativa.
—Mejor pregúntale a Anders si ya viene.
Parecía ser que ambas intentaban ocultar lo que pasaba en sus relaciones.
—¿Me dejas primero pasar al baño? —preguntó intentando esconder el nerviosismo.
—Claro. Ya sabes dónde queda.
—Gracias.
Giavanna entró soltando un suspiro de alivio, pensando en que sería buena idea intentar llamarle a su novio sin que nadie estuviera presente, así sería más fácil de arreglar un poco las cosas para que él pudiera estar presente. Pero en eso mientras buscaba su contacto escuchó unos pasos que llamaron por completo su atención.
Levantó la cabeza sorprendiéndose al ver que Jungkook bajaba las escaleras, pero no estaba solo, sino que un hombre calvo que vestía de traje estaba a su lado bajando con una maleta que le pertenecía al pelinegro.
—Oh, Giovanna, ¿verdad?
Blanqueó los ojos, pensando en que estaba cansada de que siempre le preguntara el nombre como si no se hubieran visto varias veces, aunque solo se saludaran y él hiciera algún que otro comentario desagradable.
—Giavanna —aclaró intentando mantener la calma—. ¿Algún día te lo aprenderás?
—Es básicamente lo mismo —Chasqueó la lengua, restándole importancia y bajando el último escalón—. Lleva la maleta al coche.
El calvo siguió su orden mientras la pelirroja observaba a Jungkook de pies cabeza. Llevaba botas, jean oscuro, camisa oscura con las mangas dobladas que dejaba ver cómo acomodaba el reloj de la muñeca de su brazo repleto de tatuajes, su cabello todavía algo húmedo y dividido que caía de un lado de su frente.
—¿Te irás? —se atrevió a preguntar por la curiosidad.
—¿Te importa?
—¡Claro que no! Solo pregunto porque tengo entendido que estarías aquí con nosotros —aclaró rápidamente—. Además, no creo que a Simone le agrade saber que no cumplirás otra vez con tu palabra.
—¿Y qué harás? Oh, ¡ya sé! Meterle ideas para que desconfíe más de mí —recriminó alzando una ceja mientras daba otro paso hacia adelante, quedando en frente de ella que tuvo que levantar la cabeza para seguir manteniéndole la mirada por la gran diferencia de altura—. ¿O me equivoco?
Aquello hizo que Giavanna diera un respingo, ya que no se había esperado para nada que pudiera saber lo que hablaba con Simone.
—¿Tú qué sabes?
—Eres tan irrelevante que la única manera de que llames la atención tiene que ser metiéndote en una relación —Chasqueó la lengua—. Te has vuelto una molestia.
—¡¿Cómo te atreves a decirme algo así?! —alzó la voz indignada—. ¿En verdad te crees que eres tan importante como para que haga algo así?
—Dímelo tú. Eres tú la que lo demuestra al pasársela diciendo mierdas para que Simone me haga reproches estúpidos.
—¡Solo le digo lo que demuestras ser con tus acciones!
—Si pusieras el mismo esfuerzo que haces para que mi relación se arruine, en la actuación, podrías aunque sea ser capaz de llegarme a los talones, pero mírate —murmuró riendo amargo—. Quizás en unos pocos meses ya nadie se acuerde ni de tu nombre, así como yo.
—Oh, Dios, juro que...
—Hey, ¿qué hacen aquí? ¿De qué hablan?
La voz de Simone hizo que Giavanna tomara distancia al instante, intentando calmarse por más que sentía su sangre hervir por culpa del pelinegro que dirigió la mirada a su prometida, sintiendo cómo la frustración comenzaba a invadirlo.
—Jungkook quiere decirte algo —mencionó cruzándose de brazos, mirándolo con una sonrisa falsa, logrando que se frustrara más.
—¿De qué se trata, cariño? —preguntó acercándose a él.
—Debo irme.
—¿Qué? Pero tú dijiste que no lo harías hasta dentro de una semana.
—Se adelantó todo —respondió restándole importancia, pero al notar cómo su prometida comenzaba a mostrarse dolida, volvió a hablar—. Sabes que necesito compartir algo de tiempo con los del elenco para la química.
Simone se acercó más a él que ya parecía demasiado frustrado, mientras Giavanna mordía el interior de su mejilla a la vez que desviaba la mirada, aumentando su enfado al escucharlo. Odiaba saber que a aquel hombre patán le iba tan bien, ya que sabía mediante Simone que obtuvo el papel protagónico de una película de un joven que tenía un sueño junto a su grupo, pero la discográfica se decide por un grupo country, lo que hace que él llegue a obsesionarse con ellos por odio al ver su sueño arruinado, hasta que al conocer a la vocalista que le llevaba unos años, compartir tiempo juntos, hace que ese odio se convierta en algo más.
—No sé cómo creer eso cuando tú...
—Cállate —ordenó entre dientes—. No estamos solos como para discutir por tus inseguridades, cuando me he cansado de decirte que no pasa absolutamente nada de lo que tú imaginas.
—Jungkook...—Su voz salió ahogada, mirándolo con sus ojos cristalinos.
—Ahora debo irme porque Garret ya está esperándome, ¿sí? —se acercó tomándola por un momento de la barbilla—. Te llamaré luego.
Quiso dar media vuelta como si tuviera la intención de marcharse, pero Simone tomó con ambas manos su brazo, por lo que él volteó a verla confundido.
—¿En serio vas a despedirte de esa manera? —preguntó dolida.
Al ver cómo sus lágrimas empezaban a brotar, Jungkook suspiró bajando la cabeza por un momento como si no tolerase verla así.
—Lo siento —musitó arrepentido. Volvió a tomarla, pero esta vez con suavidad de la mejilla, dejando un pequeño beso sobre sus labios—. Te veo pronto.
Simone tuvo que esforzarse para no sollozar, aunque sus manos fueron a su camisa como si aún quisiera buscar la manera de detener que se fuese, pero Jungkook la tomó de las muñecas haciendo la fuerza necesaria para apartarlas. Volteó no sin antes dedicarle una mirada a Giavanna, que continuaba mordiendo el interior de su mejilla, notando cómo parecía despreciarla de la misma manera que ella a él.
Al verlo marcharse, presionó los labios por un momento, sintiendo algo de pena por la rubia que se había cubierto los labios con una mano, queriendo evitar así el sollozar. No entendía cómo podía seguir sufriendo por alguien tan idiota como Jungkook, cuando se merecía algo mejor, pero aun así se acercó pasando las manos por sus hombros, llegando a acariciar sus brazos en una forma de darle apoyo.
—Estoy segura de que solo está mintiendo —mencionó con un hilo de voz.
«Eso es algo obvio» pensó Giavanna, aunque no quería decirlo.
—Ya no me soporta.
—¿Qué te parece si llamamos a Anders?
Simone asintió sollozando, limpiando sus lágrimas con ambas manos.
—Creo que es mejor que lo hagas tú, Sim.
A Giavanna ya no le importaba si ella llegaba a darse cuenta de que no estaban bien. Solo quería poder levantar un poco su ánimo y que dejase de llorar, ya que sabía que Anders la conocía más y podría ayudarla.
(...)
Gia
¿En verdad quieres seguir ahí?
Creo que al mantener esa falsa esperanza de que vuelva a conectar contigo y a ser el de antes solo lograrás salir más lastimada.
Piensa en ti, Sim.
Había releído una y otra vez aquel mensaje, sobrepensando la situación. En el tiempo, poco más de dos meses, para la sorpresa de Simone se había acercado demasiado a Giavanna, considerándola una de las personas en la que más estaba apoyándose al estar demasiado mal por no saber qué más hacer con su compromiso. Pues, no quería llegar al punto de romper sin intentarlo otra vez, pero tampoco de esperar manteniendo una falsa esperanza hasta cansarse por completo sin darse cuenta de que tan solo, inconscientemente, estuvo haciendo el duelo durante ese tiempo. Pero es que el tiempo seguía pasando y nada cambiaba, solo el que cada vez discutía menos, lloraba menos, y ya ni siquiera intentaba expresarle todo lo que estaba sintiendo al saber que sería en vano porque Jungkook no haría nada al respecto, más que molestarse o ignorarla, pasando de ellos al no interesarle lo suficiente.
Se sentían tan lejanos los días donde echaba de menos a su prometido porque se iba de viaje por proyectos, teniendo que recurrir a las videollamadas, las cuales la mayoría de veces eran cursis gracias a ella, como luego disfrutaba de los reencuentros que terminaban siendo apasionados por él. Pero ahora fue un reencuentro tan frío, donde solamente la saludó y tuvo la intención de subir, pero Simone se apresuró a informarle sobre el evento de "Seraphina" —su marca de maquillaje—, lo que terminó siendo una sorpresa para ella que aceptara acompañarla sin rechistar por más agotado que pareciera estar.
Pero claro que eso fue lo único que pudo sorprenderla y, de buena manera, porque durante el evento donde ella hablaba y enseñaba su nueva colección con un número reducido de prensa, pero bastantes influencers —algunos con los que tenía una pequeña amistad—, estando también los asistentes. Ellos probaban gracias a los maquilladores profesionales aquella nueva colección y sus beneficios, mientras que Jungkook se mostraba con el semblante serio, evitando lo más que podía el hablar. Se dejaba notar agotado, amargado, como también apresurado por poder marcharse, lo que hacía que su prometida le dedicara miradas que él pasaba por alto.
Eso había hecho que terminase escribiéndole a Giavanna, recibiendo aquella respuesta, sabiendo que tenía toda la razón y que quizás podría llegar a estar agotándola porque siempre era igual. Hasta ella estaba cansándose de sí misma como ya estaba cansada de la situación de su compromiso que estaba pendiendo de un hilo.
Ahora ambos estaban en la limusin sentados manteniendo la distancia, mientras Jungkook observaba por la ventanilla, deseando poder llegar de una vez y descansar, pasando por alto la forma en la que Simone parecía estar siendo invadida por la ansiedad. Sabía que quizás lo mejor era esperar a que llegaran, pero es que ya no podía soportarlo más, y ni siquiera era que el chófer pudiera verlos, ya que estaba el cristal divisorio.
Observaba al pelinegro cómo tenía el mentón apoyado en su mano empuñada, preguntándose si acaso tan poco le importaba cómo pudiera sentirse con su indiferencia. Si pensaba en cómo sería tiempo atrás, ahora tendría a Jungkook abrazándola, felicitándola y asegurándole que tendría aún más éxito.
Sabía demasiado bien que era imposible, pero si tan solo pudiera hacer algo para volver el tiempo atrás y que todo fuese como antes, no lo dudaría ni un segundo en cambiarlo para que pudieran estar bien, felices y amándose con intensidad.
Extrañaba tanto a ese Jungkook que ya no existía para nada.
—Ya no puedo seguir soportándolo...
Su voz había salido tan débil que Jungkook apenas logró escucharla, girando su cabeza a verla con la frente arrugada de forma ligera debido a la confusión.
—Tú no vas a cambiar, y... lo peor es que estoy acostumbrándome a esto —expresó con un hilo de voz.
—No empieces. Me duele la cabeza, así que no tengo ganas de escucharte y mucho menos de discutir.
Simone asintió repetidamente y mordiendo su labio inferior que no dejaba de temblar.
—Lo sé, y eso me mata —musitó mientras las lágrimas comenzaban a brotar.
—Estoy cansado de discutir contigo, conmigo —mencionó por lo bajo, intentando sonar tranquilo por más estresado que estuviera—. Déjame en paz por esta noche, Simone.
Jungkook suspiró con su cabeza gacha, masajeando sus sienes con el pulgar y el dedo del medio.
—Lo siento, pero tendrás que escucharme en este momento. Por más que intentes mentirme, no puedes porque te conozco demasiado —aseguró mientras su prometido cerraba los ojos con fuerza—. Sé sincero, por favor. ¿En verdad no piensas decirme nada? ¿Ni siquiera si hay alguien más?
—¡Y sigues con esa basura! —alzó su voz, llegando a ser rasposa—. ¡Te he dicho muchísimas veces que nada pasó entre Katherine y yo, maldita sea!
—Entonces, ¡¿por qué ya no me siento amada por ti?! —cuestionó histérica.
Simone necesitaba saber si estaba en lo cierto o no. Necesitaba una respuesta de una jodida vez. Necesitaba saber por qué sus días de la nada se habían vuelto grises mientras el llanto la inundaba por dentro, y en cuanto Jungkook fijó la mirada en ella, sus ojos pareciendo quemar su existencia, lo supo. Estaba confirmándolo, aunque él parecía de cierta manera debatirse entre decirlo de una vez o no.
—Si ya no te sientes de esa manera... es porque he dejado de amarte, Simone.
¡Hola!
¿Qué les pareció el capítulo? ¿Qué opinan de lo poco que van conociendo a los personajes? ¿Creen que la relación de Giavanna y Anders se arregle? ¿Para ustedes Jungkook está siendo sincero? ¿Será que ahora su compromiso llegó a su fin?
Espero que les haya gustado el nuevo capítulo, si es así no se olviden de votar y comentar
¡Nos leemos pronto!
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