CUATRO: conmoción cerebral

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CAPÍTULO CUATRO
CONMOCIÓN CEREBRAL.
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―Esto es innecesario.―refunfuñé, mientras Carlisle me examinaba.―Simplemente me caía, no es como si me hubiera roto algo ni nada.

Carlisle Cullen me dio una mirada aburrida.

―Tienes que tener más cuidado, con toda esta nieve y las calles heladas, una caída aparentemente simple podría terminar volviéndose fatal.―respondió, luego se alejó, anotando algo en el historial médico.―Es una suerte que Alice estuviera contigo y te trajera hasta aquí.

Puse los ojos en blanco, incapaz de contenerme.

―He sobrevivido a caídas peores.

―Eso no es algo de lo que estar orgullosa, Clary.―refunfuñó, para finalmente dejar el historial y mirarme.―Debes tener más cuidado contigo misma.

Me mordí el labio inferior para evitar decir algo sobre que a él le importaba demasiado.

―Debes tener otros pacientes que necesitan mucha más atención en estos momentos que yo.―murmuré.―Estoy bien, lo prometo.

Él entrecerró los ojos.―Estarás bajo observación para asegurarme de que no tengas una conmoción cerebral.

Esto era simplemente ridículo, tenía muchas cosas que hacer y tenía que estudiar para el próximo examen de la universidad, no podía quedarme ahí, quedando inútil por una estúpida caída.

―Mira, esto del doctor mandón y sexy está super caliente, pero realmente necesito irme a casa.―le expliqué, ignorando la forma en que miró cuando le dije la primera parte.―Tengo un examen en dos días y aún no he estudiado la mitad de lo que necesito.

Carlisle miró el reloj en su muñeca y suspiró.

―Me voy en media hora, si te quedas aquí tranquilamente y me esperas, te llevaré a casa, ¿vale?

Aparentemente, fue el mejor trato que pude conseguir.

―Bueno.

Me dio una rápida caricia en el cabello y se alejó, me acosté en la camilla y cerré los ojos, esperando que la media hora pasara rápido. No era precisamente fanática de los hospitales, después de todo, durante mi adolescencia la sangre me hacia desmayar, fue una gran lucha superar eso para poder estudiar medicina veterinaria.

―¡Clarissa!

Solo abrí un ojo y vi a una de las antiguas enfermeras del hospital, Si lo dudaba, esa mujer había ayudado en el nacimiento de mi hermano.

―Eh... ¿Hola?

―Chica, no sabía que estabas con el Dr. Cullen.―susurró, con los ojos muy abiertos.―Todos morirán de envidia.

Miré a la mujer confundida, tratando de entender de dónde sacó la idea de que tenía algo con Carlisle.

―¿Disculpe?

Ella me miró fijamente, luciendo como un tiburón en busca de sangre, sabía que solo quería un gran chisme para compartir con sus colegas durante el descanso. Por lo que había deducido, Carlisle era el centro de atención de las mujeres, todas ansiosas por llamar su atención.

―Los vi bailando juntos en navidad.―susurró, acercando una silla para sentarse a mi lado.―¡Y ahora él está todo preocupado por ti! Incluso te llevará a casa, te juro vi corazones en sus ojos mientras te miraba.

Esa mujer estaba loca.

―Carlisle y yo... Nosotros no...

―¡Oh, no hay necesidad de ser tímida!

Antes de que pudiera decir algo más, Carlisle regresó con una sonrisa impresionante.

―Firma aquí, por favor.

Me entregó los documentos para salir del hospital, los cuales firmé rápidamente, sin pensarlo dos veces. Le entregué los documentos a Carlisle y él se los dio a la enfermera, finalmente mirando a la mujer.

―¿Puede llevar esto a recepción?

Sin muchas opciones, la mujer accedió.

La vi irse y Carlisle me ayudó a sentarme en al camilla, aunque no necesitaba la ayuda. Lo miré a los ojos, nuestros rostros estaban lo suficientemente cerca como para sentir mis mejillas calentarse.

―Gracias por tu ayuda.―murmuré, mirando hacia otro lado.―Pensé que esa enfermera iba a hacer un interrogatorio.

Carlisle levantó una ceja.

―Al parecer mi vida personal es de gran importancia para las enfermeras del hospital.―respondió, luego me ayudó a levantarme, envolviendo con cuidado su brazo alrededor de mi cintura.―Lamento si te hizo sentir incomoda.

Me quité la bata y vi a Carlisle quitarse la bata de laboratorio, doblarla y colocarla dentro de su mochila. Me ofreció un brazo y acepté, dejándome llevar fuera del hospital. En el camino sentí las miradas del personal que allí trabajaba, haciéndome centrar la mirada en el suelo.

―¿Estás bien?

Le lancé una mirada rápida a Carlisle.

―Uhm... si.―dije, lentamente.―Ahora pensarán que realmente tenemos algo, si estás interesado en alguien aquí, podría arruinar tus posibilidades.

Me mordí el labio inferior nerviosamente mientras esperaba la respuesta. Carlisle se quedó en silencio por un momento, pareciendo pensar en lo que iba a decir, lo que sólo me puso aún más ansiosa.

―No me interesa nadie del hospital.

Casi suspiré de alivio, había una pequeña parte de mi que odiaba la idea de ver a Carlisle con alguien. En mi opinión nadie en esta ciudad estaba a sus pies, Carlisle merecía una mujer increíble que amara a sus hijos adoptivos como si fueran suyos, alguien que lo hiciera sentir feliz y amado.

Llegamos al estacionamiento y me abrió la puerta del auto, me subí y me acurruqué en el asiento. Pronto encendió el aire caliente, haciéndome suspirar de alegría.

―¿Y alguien fuera del hospital? ¿Estás interesado?

No sabía de dónde había salido el coraje para sugerir eso, pero al siguiente momento quise desaparecer.

¿Qué estaba pensando?

Carlisle podría tener la misma edad que Charlie, claramente mayor que yo.

―Hoy estás llena de preguntas.―bromeó, su voz sonaba divertida.―¿Puedo saber el motivo de la pregunta?

Mi rostro se calentó de nuevo.―Curiosidad.

Estaba concentrado en el camino, pero por un momento, sus ojos se centraron en mi,

―Quizás estoy interesado en alguien.―murmuró, no pude identificar el significado detrás de su tono de voz.―Pero no sé si la persona también está interesada.

―Si me dices quién es, puedo intentar averiguarlo por ti... Me han dicho que soy buena formando parejas.

Carlisle se rio, el sino envió mariposas a través de mi estómago.

―Lo tendré en cuenta.

Me mordí el labio inferior nuevamente para evitar hacer más preguntas inconvenientes. Ya estaba empezando a quedar en ridículo, era demasiado mayor par actuar como una adolescente tonta, enamorada de alguien inalcanzable.

No le tomó mucho tiempo estacionar el auto frente a mi casa, Charlie todavía estaba con Bella, así que estaría sola por el resto de día.

―Gracias por la compañía.

Abrí la puerta para irme, pero Carlisle me agarró la muñeca.

―¿Quieres compañía? No creo que sea bueno que estés sola.―comentó, mirándome directamente a los ojos.―Todavía existe riesgo de que tengas una conmoción cerebral y por lo que sé de ti, dudo que realmente descanses.

No negaría la oportunidad de pasar más tiempo en su presencia.

―Por supuesto.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro y salió del auto, siguiéndome al interior de la casa. Abrí la puerta y encendí las luces, luego me senté en el sofá, sin saber exactamente qué hacer.

―¿Cuándo volverás tu hermano?

―La semana que viene, si no me equivoco.―murmuré.―O antes, si su ex esposa le vuelve a romper el corazón... Mi hermano es increíble, pero creo que la esperanza de que ella regresara aquí nunca murió.

Carlisle se sentó a mi lado, sus ojos observando todo lo que lo rodeaba.

―La esperanza, en este caso, puede ser algo doloroso.―respondió, luego me miró.―¿No tienes miedo de estar aquí sola.

Le sonreí.―Es Forks, no pasará nada.

Él se rio.―De verdad, una ciudad muy tranquila.―murmuró, luego me miró.―Para responder a tu última pregunta, ¿qué harías si te dijera que estoy interesado en ti?

Lo miré sorprendida.―¿Tú...?

―Pareces sorprendida.

Pensé e todos los momentos que tuve con él, cuando nos conocimos, los dos bailando juntos durante la navidad y la forma en que parecía que solo estábamos nosotros en la plaza, la expresión de preocupación cuando Alice y Rosalie me fueron a dejar al hospital, temiendo que me lastimé...

―Realmente nunca creí en esto de los cuentos de hadas.―susurré, sorprendida.―Esto parece exactamente el tipo de cosas que nunca me pasarían a mí.

Me incliné hacia él y él colocó su mano suavemente en mi mejilla, cuando sus labios tocaron los míos, fue como si miles de fuegos artificiales explotaran dentro de mí.

"Entonces sonreíste por encima del hombro. Por un minuto, estuve sobrio como una piedra".

Un mes después.

―No puedes hablar en serio.―dije con total incredulidad mientras él me miraba divertido.―¿Cómo pudiste pensar que esta película era buena?

El brazo de Carlisle estaba alrededor de mis hombros, estábamos e un pueblo cerca de Forks para pasar una noche en el cine, disfrutando de una de sus raras noches libres. Desde nuestro beso hace aproximadamente un mes, terminamos entablando una relación que aún no tenía nombre, pero cada vez que teníamos tiempo libre, estábamos juntos.

Estar con él era como vivir el típico romance de un libro adolescente, era perfecto y un verdadero caballero. Conseguía flores, libros y cualquier otra cosa que quisiera, terminé descubriendo que a Carlisle no le importaba cuánto gastara, después de todo, tenía mucho dinero.

Charlie ya se había dado cuenta de que estaba saliendo con alguien, pero no me había presionado para averiguar más todavía, ya que confiaba en que le diría cuando estuviera lista.

―La película está inspirada en un clásico de la literatura inglesa y realmente logró transmitir el mensaje del autor, la crítica hacia la sociedad.―explico, pero había una expresión divertida en su rostro.―Es discreta, pero me gustó. Me gustan las historias clásicas.

Asentí lentamente, luego me incliné hacia él, sellando nuestros labios en un beso rápido.

―Me encanta cuando empiezas a hablar tan inteligentemente, es sexy.

Él se rio.―Gracias.

Llegamos al auto y me incliné hacia él, luego le rodeé el cuello con mis brazos y lo acerqué a mí.

Nunca habíamos avanzado al siguiente paso, él parecía dudar al respecto, pero yo ya me estaba volviendo loca, ansiosa por tener más de Carlisle. Su cuerpo se presionó contra el mío y sus labios se presionaron nuevamente contra los míos, su mano apretó mi cintura y en ese momento no me importó si estábamos en un lugar público o no.

―Sabes, Charlie estará en la comisaría hasta tarde...

Carlisle se apartó y me quitó un mechón de cabello que estaba en mi cara.

―Prometí ayudar a Edward con su tarea de álgebra.―respondió forzando una sonrisa.―Y realmente prefiero conocer bien a tu hermano antes de que termine descubriéndonos de otra manera.

Lo miré sorprendida, no esperaba que quisiera dar ese paso.

―Entonces, ¿Cómo debería presentarte?

Sacó algo de su bolsillo, una cajita de terciopelo rojo que me hizo abrir mucho los ojos. Carlisle la abrió, revelando un anillo que debió costar una fortuna, en oro blanco con una piedra de rubí.

―Clarisse Swan, ¿saldrías conmigo?

Pensé en hacer un poco de suspenso, peor no pude, porque estaba sonriendo como una idiota.

―¡Si!

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