CINCO: vampiros

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CAPÍTULO CUATRO
VAMPIROS.
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Hubieron varias cosas pequeñas que empezaron a hacerme creer que la familia Cullen tenía algún secreto, porque definitivamente no eran normales.

Nunca había visto a ninguno de ellos comer, en todas nuestras citas, Carlisle siempre pretendía jugar con la comida, pero en realidad nunca comía, tampoco lo vi beber nada, su piel siempre estaba fría, la forma en que todos parecían estarlo. Una parte de mi creía que todo era una locura en mi cabeza, pero también había otra parte que sabía que algo andaba mal.

Busqué en internet y lo que encontré sólo sirvió para hacerme creer que me había vuelto loca. Terminé comprando un libro sobre leyendas antiguas, el cual intentaba leer mientras preparaba la cena, pero me costaba concentrarme con las miradas que me lanzaba mi hermano.

―Entonces, hoy voy a conocer a tu novio.―murmuró Charlie mientras bebía su cerveza.―¿Cuánto tiempo llevan juntos?

Pasé la página del libro, tratando de ignorar mi ansiedad.

―Oficialmente un mes, pero hemos estado saliendo como por dos.―respondí, luego cerré el libro, cuidando de marcar la página en la que estaba.―Charlie, prometiste que te comportarías.

Él entrecerró los ojos.

―¿Hay alguna razón por la que me tomó tanto tiempo conocer a este hombre?

Ah, gran pregunta.

―Es mayor, tiene un buen trabajo, es una buena persona y lo adorarás.―comenté, intentando que se relajara.―No hay mucho de qué preocuparse, sé en lo que me estoy metiendo... y yo... realmente me gusta, ¡de verdad! Creo que es la primera persona realmente agradable con la que he salido, no quiero arruinar eso.

Charlie se apoyó contra la entrada de la cocina, en ese momento, él estaba en la personalidad del sheriff, listo para hacer un interrogatorio.

―¿Vive en la ciudad? ¿En qué trabaja?

Respiré profundamente, sabiendo que no habría manera de escapar de esto.

―Se mudó a la ciudad hace unos meses, es médico.―murmuré mirando hacia otro lado.

Mi hermano permaneció en silencio unos minutos y luego se frotó la cara con la mano.

―¿Estás saliendo con el Dr, Cullen?

Sentí mi cara calentarse.―Si.

Siguió un momento incómodo y me concentré en terminar la cena, aunque sabía que a mi raro novio se le ocurriría alguna excusa para no comer o simplemente seguir poniendo la comida de un lado a otro en el plato.

Charlie respiró hondo y me miró con expresión cansada.

―¿Estás saliendo con el Dr. Cullen? Debe tener más o menos mi edad y tiene cinco hijos adoptados que son adolescentes.―dijo lentamente.―¿Puedes entender eso?

Lo miré.―Si tu pregunta es ¿sé en qué me estoy metiendo? la respuesta es sí.

Antes de que pudiera decir algo más, sonó el timbre y forcé una sonrisa, yendo a contestar antes de que mi hermano pensara en ello.

Abrí la puerta y le sonreí a Carlisle, que vestía una camisa blanca, jeans y sostenía un vino que debía haber sido caro, era simplemente perfecto, impresionante.

―Hola.

Una sonrisa apareció en su rostro.

―Buenas noches querida.

Me acerqué a él y me puse de puntillas, dándole un beso rápido. Una tos sonó detrás de mí, haciéndome resoplar mientras me alejaba de Carlisle, no necesitaba mirar para atrás par saber que Charlie estaba allí, con la pose de policía malo que me hizo querer poner los ojos en blanco.

―Carlisle, ya debes conocer a mi hermano Charlie.―comencé, queriendo romper el ambiente incómodo que había allí.―Charlie, este es Carlisle, mi novio.

Mi hermano tenía una expresión amarga.

―¿No eres demasiado mayor para mi hermanita?

En ese momento, quise estrangular a mi hermano, pero Carlisle solo sonrió con simpatía.

―En realidad tengo treinta años.―explicó cortésmente.―Considerando que ella tiene veintitrés, no creo que sea una diferencia tan grande.

Charlie asintió lentamente.

―Por favor, pasa.―murmuré, empujando a mi hermano para que Carlisle pudiera entrar.―Estoy preparando una deliciosa lasaña para cenar, mi especialidad.

―Gracias... traje un poco de vino.

Antes de que mi hermano pudiera comentar, le di un codazo en el estómago y le lancé una mirada, rogándole que fuera amable.

―Por favor, siéntete libre de sentarte.

Mi hermano resopló mientras se arrojaba en el sillón, dándole a Carlisle miradas mortales, si él estaba siendo así conmigo, no tenía idea de qué haría Charlie cuando su hija comenzara a salir con chicos.

―Mis intenciones con tu hermana son las mejores.―dijo Carlisle, serio.―Prometo que la cuidaré muy bien.

Charlie levantó una ceja.―¿Saben tus hijos que están juntos?

Le di a mi hermano otra mirada mortal, nunca había imaginado que sería tan burlón.

―¡Charlie!

―En realidad ya les hablé de esto.―dijo Carlisle sorprendiéndome.―Siempre he sido honesto con todos ellos y hasta ahora lo están aceptando muy bien, aman a Clary.

―Mmmm.

Respiré hondo y traté de calmarme, definitivamente estaba anotando todo eso en mi libreta de cosas para vengarme en el futuro. El olor a lasaña me llamó la atención y corrí a la cocina, abriendo el horno y sacando el plato con mis guantes, coloqué la lasaña sobre la encimera y la analicé brevemente, asegurándome de que estaba perfecta.

Mi hermano siempre fue muy malo cocinando, así que desde de tengo uso de razón, tuve que aprender a cocinar para sobrevivir.

―¡La cena está lista!

Arreglé todo sobre la mesa y vi a los dos acercarse, rápidamente tomé el plato de Carlisle y forcé una sonrisa inocente.

―Déjame servirte, cariño.

Si parecía incómodo, no lo demostró.

―Por supuesto.

Serví una generosa cantidad en su plato y luego le serví a mi hermano, colocando un pequeño trozo de lasaña. Charlie resopló indignado por eso, pero no se quejó en voz alta. Le entregué el plato, inclinándome hacia él para poder susurrar.

―Si continuas con esta conducta no repetirás.

Miró hacia abajo, casi pareciendo avergonzado.

La cena fue tranquila y pronto Carlisle y Charlie estaban hablando como si fueran viejos amigos, lo que me hizo sentir complacida. Cuando terminó, limpié la mesa y noté que el plato de mi novio estaba prácticamente intocable, lo que sólo sirvió para comprobar la teoría de que había algo extraño.

No pasó mucho tiempo para que Carlisle dijera que tenía que irse, rápidamente me levanté.

―Te acompaño.

Lo vi despedirse de mi hermano y lo seguí hasta la puerta, cuando llegamos al porche de la casa, cerré la puerta y lo encaré.

―¿Qué pasa, querida?

Me mordí el labio inferior, tratando de pensar en cómo iba a decir lo que estaba pensando.

―Creo que hay algo extraño entre tú y tu familia.―murmuré, lentamente.―Nunca los he visto comer a ninguno de ustedes, su piel de porcelana siempre está fría y hay varias cosas más.

Se quedó paralizado por un momento, pero se recuperó rápidamente.

―Querida...

―Puede que no me lo digas, pero lo descubriré de todos modos.―respondí mirándolo a los ojos.―No te juzgaré.

Carlisle suspiró y se acercó, poniendo sus manos en mi cara. Me puse de puntillas y lo besé, cuando dije que lo juzgaría, le dije la verdad, lo amaba con todo mi corazón y nada podía cambiar eso.

―Ven a almorzar mañana a mi casa.―susurró mirándome.―Y te juro que te diremos la verdad.

―Bueno.



"Le dije: ya te dije que creo que deberías descansar un poco."





Había estado en la casa de Carlisle antes, pero nunca pude dejar de impresionarme por esa vista, era fácilmente la casa más hermosa de la ciudad, no estaba exactamente dentro de la ciudad sino en una parte más remota.

Cuando bajé de auto, Carlisle ya me estaba esperando en la puerta con una expresión amistosa. Me acerqué a él y lo besé rápidamente, luego me abrazó y yo solo cerré los ojos, disfrutando de ese momento, en sus brazos me sentí protegida, como si nada en el mundo pudiera lastimarme mientras estuviera allí.

―Hola, cariño.―susurró.―Estás magnífica con ese vestido.

Sentí que mi rostro se calentaba, había comprado un vestido sencillo en la tienda del pueblo, tenía el fondo blanco y estaba estampado con flores amarillas, era bonito, peor no era mucho.

―Gracias.

―Los chicos te esperan, están entusiasmados con la visita.

No necesitaba escuchar nada más cando corrí hacia la casa y sonreí cuando vi a mis chicas favoritas. Alice y Rosalie ya me estaban esperando y me abrazaron, amaba a esas dos, nunca fui buena haciendo amigos, pero habíamos logrado construir una amistad.

―¡Clary!

Me alejé de las dos y fui absorbida por el abrazo de oso de Emmett, él era un gran osito de peluche esponjoso, luego estaba Edward que parecía una adolescente emo deprimido, el último chico era Jasper a quien nunca me acerqué demasiado porque él no parecía sentirse cómodo en mi presencia, lo cual podía entender, así que no lo juzgué.

―¿Cómo están?

―Emmett destruyó un tablero de ajedrez, otra vez.―informó Edward.

Los ojos de Emmett se abrieron como platos, como un niño al que pillaban haciendo algo malo.

―¡Fue un accidente!

Sentí un suave toque en mi cintura y miré hacia atrás, Carlisle tenía una expresión amorosa mientras nos miraba.

―Prometí decirte la verdad, así que lo haré.―comenzó, lentamente.―Sé que puede ser difícil de creer al principio, pero...

―Son vampiros.

Un silencio dominó la habitación y Alice comenzó a reír, Edward suspiró y sacó unos dólares de su bolsillo, entregándoselos a la chica. Carlisle me estaba mirando en shock y forcé una sonrisa, tratando de disipar la situación.

―Pasé toda mi vida en la reserva.―comencé, tratando de explicar.―Soy prácticamente la madrina del hijo de Billy Black, he escuchado absolutamente todas sus leyendas y está esta leyenda, sobre los fríos, que hace mucho tenía sentido con todas las cosas que he notado sobre ti, así que investigué un poco más en internet y... encontré el registro original del apellido Cullen.

Alice se arrojó en el sofá, pareciendo disfrutar mucho de toda la situación.

―Les advertí que lo descubriría sola.

Carlisle tosió.

―¿No tienes miedo?

Me senté en el sofá y saqué del bolsillo mi libreta, junto con un bolígrafo, donde había anotado las preguntas que quería hacerles.

―No, pero tengo algunas preguntas.―murmuré, empezando por la primera.―¿Se alimentan de personas o siguen una dieta al estilo de Stefan de The Vampire Diaries?

Rosalie hizo una mueca.

―¿Qué es The Vampire Diaries?

―Una serie adolescente sobre una chica dividida entre dos amores, que son vampiros súper calientes.―le expliqué, luego sonreí emocionada.―Tengo el DVD con la primera temporada completa, si quieren verla.

Ella estuvo de acuerdo, pareciendo interesada en el tema.

―Nos alimentamos de animales.―respondió Carlisle llamando mi atención.

Fruncí el ceño.

―Voy a la escuela veterinaria y no sé cómo me siento con esto.―susurré, confundida.―Una parte de mi preferiría que se alimentaran de humanos porque siento pena por los animales.

Jasper frunció el ceño.

―Eres peculiar, Clary.

―Gracias.―murmuré.―Ahora, la siguiente pregunta, que tal vez sea un poco embarazosa y...

Edward echó la cabeza hacia atrás y gimió con disgusto.

―Por favor, no preguntes eso.―rogó.―En serio, solo pasa a la siguiente pregunta y déjala para cuando estés a solas con Carlisle.

Sentí que mi cara se calentaba y lo miré.

―¿Cómo...?

―Edward lee la mente.―explicó Carlisle.―Algunos de nosotros tienen ciertas habilidades, Alice puede predecir el futuro, Jasper puede sentir y manipular los sentimientos de los demás...

Definitivamente me sentí humillada y avergonzada, imaginando todas las cosas que había imaginado con Carlisle y que Edward había leído, pero decidí no concentrarme en eso.

―Alice, ¿podré graduarme de la universidad?

―Como la mejor de la clase.

Salté del sofá e hice un pequeño baile de victoria.

―Me graduaré.―lo celebré felizmente.―Es lo mejor que he escuchado en mi vida. OH, oh, ¿Carlisle me va a pedir que me case con él?

La miré expectante, Alice se rio, divirtiéndose.

―Si, yo diseñaré el vestido y Rosalie planeará la ceremonia, será perfecta, la boda de tus sueños.

Sonreí feliz y me dirigí hacia Carlisle, lanzándome a sus brazos.

―¿Escuchaste eso? Voy a ser la señora Cullen.

Me miró como si yo fuera lo único que importara en el mundo, luego sonrió y besó mi frente con cariño.

―Me gusta cómo suena eso.

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