Capítulo 26

Luego de hablar, pude notar ligeramente como se le tensaban los músculos para luego echarse hacía atrás con su silla para poder voltearse.

La mayoría de la gente tiene un prototipo de gente atractiva propio. Ya sea con ojos claros, moreno, rubio o como sea. 

¿Pero era posible tener un prototipo de papá? ¿Podías intentar imaginar un padre perfecto en tu mente? Porque, yo personalmente, no me había imaginado ninguno, y estaba ansiosa por ver su rostro.

Y cuando miré su rostro por primera vez, fue como si siempre dentro de mí, hubiese sabido como era. Tenía una cara angulosa, unos ojos azul verdosos, unos labios medianamente gruesos y una fina y grande nariz.

—¿Eres tú, mi niña? —sus ojos se veían aún más profundos con lágrimas en ellos.

—Sí. —le di un fuerte apretón en la mano a Andy y corrí a abrazarlo. Me tuve que agachar un poco para quedar a su altura por la silla de ruedas. Pero nada impedía que ese abrazo llevara todos los sentimientos que necesitaba entregarle a una figura patera desde pequeña.

—No sabes cuánto tiempo llevo esperando verte. Cuánto tiempo he estado soñando con poder escucharte reír, con verte sonreír, con escuchar tu voz... Con solo poder mirarte a los ojos y escucharte respirar. Llevo deseándolo desde el momento en que tu madre te alejó de mí. Desde el momento en que no respondió mis llamadas, ni se presentó al juzgado cuando la demandé para poder verte, desde el momento en que desapareció y nunca más supe de ti. —él lloraba y yo solo estaba quieta sin saber qué decir. Con el corazón hecho pedazos. Con mi mente a punto de explotar. Y sorprendida, porque de todas las veces que me imaginé conociéndolo, nunca ne imaginé una tan bonita y emotiva.

—No sabes cuántas veces soñé con un padre con quien jugar, con quién aprender, al que le pudiera pedir consejos. Que me viera crecer. Pero mi madre... Es tan extraña... No hay manera de comprenderla... No sé qué pasa por su mente, es muy impredecible.

—¿Sabe tu madre que estás aquí?

—No sé de ella hace un tiempo. Estuve viviendo con un amigo y luego empecé a vivir con Andy, mi novio. —lo apunté.

Él llevó su mirada hacía Andy y luego sonrió.

—Andy, hijo mío, ¡tanto tiempo sin verte!  —se acercó a él para poder saludarlo. —Mira nada más, estuviste con Juliet todo el tiempo que intentamos encontrar a su hermana... Y ahora, tu cuidas de mi otra niña.

—Bueno, en mi defensa, no tenía idea de que estaban emparentadas cuando la conocí. —Andy lucía feliz. —¿Cómo ha estado, señor Simms?

—Bueno, cada vez más viejo. Pero cada vez más feliz. —me miró. —no todos los días te reencuentras con tu hija luego de no verla desde que era bebé.

—¿Cómo está su salud?

—No mejora. Pero tampoco va empeorando... No tanto al menos. —se rió pero Andy no parecía tan a gusto con la broma. —Tranquilo hijo, tendrás de mí durante harto tiempo más.

Me pregunté qué problemas de salud podría tener. Y me pregunté si habrá sido algo relacionado con su discapacidad física. Obviamente le preguntaría a Andy después.

No estaba segura de quién había cocinado, pero supuse que Juliet lo había hecho. Demonios, cocinaba exquisito. Yo no heredé ningún talento oculto para la cocina. Se me quema hasta el agua con hielo. Andy también sabía cocinar, todo le quedaba delicioso.

***

Habíamos terminado de comer y mi padre se había encarcado de hacer que durante la cena el ambiente fuera fabuloso, él era una de esas personas que estando a tu al rededor te hacían sentir feliz. La manera en que hablaba, su manera de pensar y de explicar las cosas, su humor, eran muy especiales y me hacían sentir dentro de una linda película familiar. Y ni hablar de su risa, Dios, era muy contagiosa.

—Andy, ¿cómo te ha ido con la banda? ¿Todo bien?

—Fenomenal, todo ha sido increíble. Conocí a su hija en uno de mos conciertos. —me miró y me lanzó un beso. Mi padre nos miró con ternura.

—¿Podrías tocar algo para mí? —señaló una guitarra que había en una esquina de la habitación.

—Como podría negarme.

Luego de una pequeña demostración musical acústica, llena de canciones de los años ochentas, por parte de Andy, mi padre aplaudió y sonrió un montón, para luego sugerir que Juliet también hiciera uno.

Y sí, al parecer había sido la única de la familia que no había salido con talento para nada. Juliet cantaba fantástico y mi padre también. Y yo, bueno, tararear no se me daba tan mal. :c

***
—Fue una noche hermosa, gracias por aceptar verme hoy, hija.

—No hay nada que agradecer, no pude haber tomado una mejor decisión, papá. Me encantó poder conocerte. Eres genial. —no sé si fue mi idea, pero vi cómo sus ojos se cristalizaban.

—Me gustaría que pudiéramos vernos más seguido.

—No hay problema. Hablaré con Juliet para agendar otra cena o algo. —él asintió y yo fui a darle un abrazo a mi hermana.

—Gracias por encontrarme.

—No hay de qué, hermanita. Hoy fue genial.

Andy también se despidió de ellos y luego nos fuimos de manera silenciosa hasta nuestra casa. No era un silencio para nada incómodo. Estaba muy feliz de haber conocido a mi padre y aún seguía un poco em shock, no podía creer que era real y había sido tan asombroso.

Tardó más de dieciocho años, pero finalmente lo conocí.

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Voten y comenten. 💕

Esto está por llegara su fin. Quedan dos o tres capítulos más. Quiero saber sus opiniones.


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