Capítulo 17

El departamento de Jisung se encontraba en completo silencio mientras los dos hombres observaban lo cómoda que Lia estaba durmiendo. Jisung se sentía nervioso, en espera de que Minho dijera lo que tenía que decir, mortificándolo con su silencio mientras sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento a causa de los nervios.

— Jisung, ni siquiera sé por dónde iniciar. — Comenzó a hablar, pegando su espalda contra el sillón.

— No tienes qué apresurarte, estoy aquí para escuchar todo lo que tengas que decir. — Animó con un leve empujón en su hombro, sacándole una pequeña carcajada.

— Sobre lo que pasó en el museo... Ni siquiera sé qué decir, no sin que me malentiendas. —Cuando expresó aquello, Jisung sintió un mal sabor de boca al respecto.

¿Le diría que ya no podían verse? ¿Lo había incomodado? En su defensa, él había resistido a sus propios impulsos para acercarse a él, recordaba perfectamente que el azabache había sido quien lo tomó de la mano para besarlo, porque ese recuerdo lo estaba persiguiendo desde entonces. Sintió un leve rubor en sus mejillas, tratando de calmarlo mientras prestaba atención a lo que le decía.

— Habla, es mejor soltarlo todo.

Minho torció la boca antes de hablar. — Cuando te invité por primera vez, fue porque sentía la necesidad de conocernos fuera de nuestros departamentos, pensaba que de esa manera podría tener una nueva perspectiva de nosotros. Cuando estaba terminando la cita, no quería irme porque me sentía demasiado bien a tu lado, pero cuando nos despedimos y luego me invitaste al museo, yo realmente me sentí feliz porque sabía que habría otra oportunidad para vernos, una que no quería desaprovechar.

— Si esa cita te llegó a incomodar, en verdad lo siento tanto. Solo pensé que sería bueno ir contigo porque de igual manera me sentí bien a tu lado, pero ahora que lo pienso no hubiera querido hacerte sentir presionado a aceptar o soportar estar ahí, ni siquiera te consulté si te gustaba ese tipo de eventos.

— Debo de admitir que soy malo para as exhibiciones de arte. — Confesó con una sonrisa, bajando la mirada. — Pero verte tan emocionado lo valió cada segundo, si eso significaba estar contigo y prestarte atención cuando me explicabas a detalle cada parte de la exhibición, realmente fue emocionante vivirlo. Entender esa parte de ti, verte desenvolverte en lo que te apasiona, pude notar sin problema cuánto amas el arte, como ese ambiente es para ti. — Perdón, probablemente solo me la pasé parloteando con cosas que no entenderías, debí de quedarme más en silencio.

— No, Jisung .— No evitó que frunciera el ceño, buscando su mirada. — Cuando te ví de esa manera, comprendí que lo siguiente que anhelaba en mi vida era poder ver esa sonrisa, esa emoción que te envolvía, poder apreciarlo no solo una vez, sino poder vivirlo tantas veces me lo permitieras. Solo podía enfocarme en ti, mis ojos siempre están en ti, ¿Sabes lo que me hizo darme cuenta todo ello?

Cuando Jisung negó, pensando que le fallaría la voz si hablara, Minho se giró lo suficiente para estar completamente frente suyo, alzando la mano para apartar el cabello que cubría su rostro, logrando que el contrario cerrara los ojos por inercia al sentir escalofríos recorrer su cuerpo.

— Estoy enamorado de ti, Han Jisung. Esto ya no se trata si somos buenos vecinos, si somos amigos, no se trata de una relación informal; cuando te besé, fue porque quería hacerlo y si sentía una mínima duda de mis sentimientos hacía ti, en ese preciso momento todo desapareció, solo podía pensar en que había querido eso por tanto tiempo sin siquiera darme cuenta que me volví adicto a sentirte, a anhelar tenerte conmigo. Esto no es algo que piense a corto plazo, tampoco pienso que simplemente es por comodidad, sino que realmente desarrollé sentimientos por ti, Jisung, y no sé si soy correspondido con la misma intensidad, pero no puedo pasar por alto todo lo que sucedió en el museo y lo que pasó después de ello.

Jisung se encontraba sin palabras, ¿Realmente había escuchado bien todo ello? Se sentía en un sueño, ¿Estaba soñando, o por qué esa declaración de Minho parecía una como la que había imaginado? Porque de tantos escenarios, había uno solo en el que se permitió que sus sentimientos fueran correspondidos por el azabache, donde no tuviera ninguna inseguridad, donde todos sus temores no existían y solo pensaba en confensarse también.

Por lo que, sintiendo su pulso resonar sobre sus oídos, tomó la mano que aún descansaba sobre su rostro y se giró hasta que sus labios tocaron sus nudillos, haciéndole cosquillear. Había sido un acto tan inocente que provocaba escalofríos en su piel, sintiendo lo que el castaño quería transmitirle.

La devoción que sentían por uno por el otro estaba siendo correspondido.

— También estoy enamorado de ti, Minho. No soy tan bueno en las palabras, y claramente no sabré expresarme como tú lo hiciste ahora, pero lo que si te puedo asegurar es que no podía estar sintiéndome más en un sueño como lo hice desde la primera cita. No negaré que me sentía inseguro con todo esto, ¿Sabes? No quería arruinar todo esto que construimos con el tiempo, no sabía como podrías reaccionar y pensé que era mejor callarlo, pero el día del museo, cuando nos besamos... Me mortifiqué tanto pensando que todo esto se acabaría, no sabía si era algo que realmente habías querido o solo fue un impulso del momento, pero luego me enfermé y solo seguí mortificándome.

— ¿Por qué pensarías ello?

— Ahora es mi turno para decirte que no me malentiendas, pero antes tuviste una relación y tuviste a Lía en esa relación. ¿Cómo podría pensar en poder tener algo contigo, si antes estuviste con una mujer? ¿Y si te hacía sentir incómodo y malinterpretaba todo? No quería lastimarte, ni salir lastimado de ello, temía que pensaras mal de mí y provocara un distanciamiento, no solo me encariñé contigo, sino también con Lía y ustedes dos no podían no mejorar mi días después del trabajo, verlos me trae mucha felicidad, pero nunca te llegué a conocer tanto de esa forma que no sabía qué pensar de ti.

Minho sonrió, entendiendo su punto. — Lo entiendo, sé a lo que quieres llegar. No te culpo, si los papeles estuvieran invertidos también tendría esa inseguridad, pero te contestaré todas aquellas dudas que puedas tener. Sí, mi relación pasada fue con una mujer y tuvimos a Lía de por medio, pero jamás he sido cerrado de mente, ¿Me entiendes? Solo crecí con la idea de amar y ser amado, no importaba ninguna clase de barrera que pudiera existir, porque lo único que anhelo es poder sentirme amado con la misma intensidad con la que yo amaré a esa persona, y Jisung, me siento querido por ti y solo quiero hacerte sentir de la misma manera, no menos. Sé que puede costar entenderlo, probablemente no esté del todo claro, pero mis sentimientos a ti son genuinos y si digo todo ello es porque así son las cosas, no quiero que sobrepienses más de lo que es, porque de ser así me aseguraría de hacértelo saber.

Jisung sentía que en ese momento podría echarse a llorar, ¿Por qué negarlo? Todas sus emociones estaban colapsando una con la otra, estaba entre la felicidad por sus palabras, la emoción y la incertidumbre de lo que podía avecinarse, el temor se iba disipando pero otra clase de sentimientos se comenzaban a arremolinar en su interior.

— Minho, si este es el momento de sincerarnos, quisiera preguntarte algo. — Expresó, bajando la mirada a las manos que aún se mantenían unidas, pero ahora sobre su regazo.

— Adelante, puedes preguntar lo que quieras.

— ¿Y la mamá de Lía? Sé que los abadonó, sé una versión de los hechos, pero aún así existen posibilidades de lo que pueda pasar en un futuro, ¿Y si ella vuelve? ¿Cómo piensas reaccionar si la vuelves a ver?

El azabache meditó sus palabras, pensando por cuál contestar. — Jisung, realmente no puedo darte una respuesta fija a ello porque mi forma de pensar y de reaccionar cuando las cosas se presentan pueden variar, pero de lo que si estoy seguro es que no pienses que tendré una clase de empatía por ella. Cuando recuerdo como encontré a Lía aquel día, no puedo ni imaginar todo lo que podría haber pasado si no hubiera regresado a tiempo, ¿Y si a Lía le ocurría algo? No quiero pensar en un escenario más catastrófico, pero hay una gran posibilidad de lo que pudo haber sido que ninguna me gusta, así que no pienses que la podría recibir con los brazos abiertos y fingir que nada de ello pasó, porque no estoy enojado porque ella me haya abandonado, estoy decepcionado y molesto por no pensar en todo lo que pudo haber pasado mientras Lia se quedaba llorando por tanto tiempo hasta que yo apareciera. Jamás podré lidiar con ello, me da miedo siquierapensarlo, pero no creas que estaría feliz y pudiera ligarla a mi vida o a la de Lía, ella decidió irse y ya no saber nada de nosotros, entonces así quedará.

El castaño asintió ante sus palabras, dándole un suave apretón en la mano. — Es bueno que nada malo sucediera, ahora están los dos en un lugar mejor y me enorgullece saber que pudiste sobrellevar todo esto por tu cuenta, estás en todo tu derecho tomar esa decisión, a fin de cuentas solo fuiste tú en la crianza de Lía.

— De todas formas lo creo imposible, han pasado meses desde ese día, sería tan cínico de su parte aparecer después de tanto tiempo. — Frunció el ceño antes de cuestionar. — ¿Ahora podría hacerte una pregunta a ti?

— Claro, puedes preguntar lo que sea.

— Ese chico de tu trabajo, ¿Qué hay de él?

— ¿Mingyu? Oh, realmente no es tanto. — Sonrió apenado, tratando de saber como explicar una situación que jamás se dió. — Él no comprendió lo que fue solo una cena de compañeros, no fue siquiera algo cómodo por pasar, nunca lo vi más allá de un compañero de trabajo, solo fue él que se aferraba a una idea de ser cercanos que hasta pensó que podía meterse en mi vida. Además, en la primera y única cena que tuvimos no dejaba de hablar sobre ti, eso realmente me molestó.

— ¿Sobre mí? — Cuestionó con sorpresa.

—Ya había hablado de ti con él, pero nada serio, solo cuando te ayudé con Lía en la primera noche y cuando me preguntaba sobre lo que hacía en mis días, en ello le decía que cenábamos en el departamento del otro cada ciertos días, pero supongo que desde ahí comenzó a notar mis comportamientos hacía ti y comenzaba a decir cosas cuestionable de ti.

Minho arqueó ambas cejas, aquel chico ni siquiera lo conocía más allá de un mínimo encuentro y estaba jugando sucio a sus espaldas. ¿Hablar mal de él? Ni siquiera tenía conocimiento sobre sus sentimientos por Jisung, le parecía ridícula toda la situación que se había creado en su propia cabeza.

— Cuando te iba a invitar a la primera cita que tuvimos, estaba inseguro porque pensé que posiblemente ustedes dos estaban intentando algo, aquella vez que llegué y te vi con él no sabía que pensar, pero me alegro que las cosas no hayan sido de esa manera.

Jisung soltó una carcajada, negando. — ¡No! Jamás vi diferente a Mingyu, y no podría porque para ese momento ya me gustabas.

— Oh, ¿En serio? — Se acercó más, haciendo que sus brazos rozaran mientras Jisung empezaba a lucir agitado.

— Me gustas desde hace tiempo. — Confesó, entornando sus ojos sobre el rostro del contrario hasta observar aquel particular lunar bajo su labio inferior.

— ¿Desde hace cuánto? — Su mano viajó hasta su nuca, jugando con los mechones que sobresalían en el lugar, propinando leves caricias ante la piel descubierta.

— Probablemente desde la fiesta del cumple mes de Lía. — Realmente no tenía una fecha estimada, pero Changbin estaba seguro que su comportamiento de aquel día no se debía solo por ir a celebrar a Lía, sino por ver a su padre.

Le gustaba el padre de Lia, no podían culparlo.

— Entonces eso ya tiene bastante. — Cuando se inclinó lo suficiente hasta que sus labios rozaron, sonrió. — Debo de pedirte una disculpa por tardar tanto.

Jisung no pudo contestar cuando sus labios colisionaron, soltando un leve quejido ante la inesperada acción pero envolviedo sus brazos alrededor de su cuello, anhelando sentirlo tan cerca como sea posible. Las manos de Minho eran curiosas, bajando hasta plantarse en las caderas del contrario mientras se recargaban contra el sillón que estaba detrás suyo, profundizando el beso hasta que el aire parecía acabarse y un leve sonrojo descansaba sobre sus rostros.

Se alejaron cuando no aguantaron más la presión, observando la humedad en los labios ajenos mientras se sonreían, sintiéndose plenos en ese momento. No importaba nada más que ellos tres, la comodidad de sus departamentos y la certeza de ser correspondidos, ninguno de los dos podía anhelar algo más aparte de ello.

Solo esperaban que la burbuja donde vivían no explotara.

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