¿compañeros?
A las siete y veinticinco de la mañana, Min se encontraba ya en la agencia, con su café en mano y la frente en alto.
Yoongi era de aquellas personas en peligro de extinción, matemáticamente exactas, bien equilibrado en todas sus partes y con tanta precisión en cada proporción.
El mayor era sin duda, la exactitud personificada.
A medida que caminaba a paso lento y seguro por los pasillos, admiraba una por una a las personas que trabajaban.
Llegando al despacho del director, fijo por completo su atención a la iniciales negras en el pequeño cartel de la puerta: OFI, Oficina Federal de Investigaciones.
Aunque más que una oficina, era otro órgano del estado que, se encargaba de hacer cumplir las leyes y normas de este.
El castaño era uno de los miembros más notables y singulares de la agencia, pues era conocido por ser alguien responsable, independiente y serio, ya que el trabajar solo era lo suyo. No por carecer de amigos, es decir Tae y Hoseok demostraban lo contrario de ello, sino por el bien de su propia comodidad.
Para el enigmatico y galante hombre de los más cumplidos, el formar equipo alguno; estaba fuera de sus reglas de oro, aquellas irrompibles, estrictas y tan fundamentales para si mismo.
Por lo que, era el único, que hacía lo que quería, cuando queria. Nada extremo, todo legal, claro.
Lleno de aire sus pulmones y tan rápido como tocó la puerta, fue atendido de inmediato con un pasé del otro lado.
Entró y tomó asiento plácidamente, miró su reloj de mano y sonrió satisfecho al llegar siete y media a su destino. Justo como lo planeó.
Le hubiera gustado el seguir halagandose de no ser por la interrupción del director Kim, quien dio media vuelta su silla y, se encontraba de brazos cruzados.
-- Yoongi -- exclamó el último sereno mientras, el nombrado, soltaba una pequeña sonrisa.
-- Sé lo que vas a decir -- respondió el castaño seguro.
-- No es cierto -- dijo SeokJin esta vez, serio --, se acabó -- agregó tras hacer una pausa.
Min como era de esperarse, se sorprendió de tal modo, que no emitió una minima palabra. Su garganta, era un nudo y, su mente, estaba en blanco.
No podía creerlo, después de todo lo que hizo por la agencia, el dejar pasar su situación no estaba de más.
-- Chicos, pasen -- acotó una tercera voz al abrir la puerta. Era Jimin, el vicedirector, acompañado de unos jóvenes híbridos.
El primero, tenía orejas de conejo y cabello naranja pastel, con uno de los ojos avellana más cálidos que vio en su vida. El segundo, en cambio, era una chica pelinegra de pelo largo hasta el pecho, con orejas, cola de gato y ojos azul indigo.
Tras cruzar miradas con ambos, la atención se dirigía por completo al castaño que, aún no procesaba la situación.
-- Min Yoongi, te presento a tus nuevos compañeros -- exclamó Kim rompiendo el silencio, señalando a los jóvenes con su mano derecha.
-- ¿Que? -- dijeron atónitos los híbridos al unisono. Al parecer no tenían idea tampoco.
Por lo que, de todos en la habitación, los únicos felices eran Jin y Park, quienes se encontraban dando saltitos a la par, como niños pequeños.
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