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El joven se acercó a su acompañante, la tomo del brazo con delicadeza y la acerco a él con suma discreción acercando su rostro al oído para que ella pudiera escuchar mejor lo que estaba a punto de decirle.

— ¿Qué pasa Izuku? — Preguntó la azabache con sorpresa en su rostro, no esperaba ese movimiento por parte del pecoso.

— Necesito ayuda. — Hablo entre susurros con la chica.

Momo escucho atentamente lo que Izuku le decía, quería que esta alejara al esposo de Uraraka el mayor tiempo posible, así Izuku aprovecharía para hablar con ella. Necesitaba escuchar de la misma chica que era lo que ocurría o de lo contrario no dormiría en paz.

—¿Estás seguro que no me reconocerá? Soy una heroína como tú. —Murmuro Momo dudosa de su decisión.

—Cuento con eso, no te preocupes si lo hace estaré aquí listo para sacarte de esa situación y buscare otra manera de hablar con ella. —

Momo con algo de incertidumbre en su decisión, se encamino hacia el hombre esbelto, alto y de cabellos oscuros, esperando no ser reconocida como Creati.

— ¡Disculpe! ¿Tiene un momento? Necesito que venga conmigo. — Habló con el tono más dulce y genuino con el que podía actuar, no se le dificultaba, vivía entre la alta sociedad, era casi un don.

— ¿Pará qué señorita? — El hombre dijo en un tono educado y muy sonriente, al parecer no había reconocido de nada a la azabache eso la alivio.

— Necesito las firmas de todos los que donaron, será solo unos minutos. — Momo miraba al ajeno con una sonrisa.

Las mujeres, eran su punto débil, cuando una se le acercaba era casi un delito para él no actuar de la forma más elegante y coqueta posible, miro a la mujer de arriba abajo, tenía un buen porte porque incluso se podría atrever a pensar que su ahora esposa, no le llegaba ni a los tobillos a la chica que tenía enfrente, accedió y se fue con ella, no sin antes darle un ligero apretón y una mirada fulminante a Ochako, como amenaza de que no intentara nada erróneo o él se encargaría de ella más tarde.

La sumisa mujer se quedó ahí confundida, nunca noto la presencia de Yao-Momo, estaba tan metida en sus pensamientos que no prestaba atención a lo que ocurría a su alrededor, para ella en ese momento su "esposo" se había marchado con otra mujer más del montón, pero que equivocada estaba.

Era ahora o nunca, el pecoso se acercó por atrás a la joven castaña y comenzó a darle pequeños toques suaves en sus hombros, estos alarmaron a Ochako, volteo rápidamente y se alejó de Izuku lo antes posible.

El pecoso miró con sorpresa a su vieja amiga. — ¿Ochako? ¿Estás bien? — Preguntó dudoso el chico.

— Izuku. —La joven lo miró con un sentimiento de alivio, expulso un suspiro, masajeo su frente y cerró sus párpados ¿Que pasaba con ella? —Lo siento, yo estoy distraída. —

— Entiendo. — Suavizó su voz el masculino. — Sé que te sonara extraño pero... ¿Podemos hablar en un lugar más privado? —

La castaña observó a todos lados buscando con la mirada a su marido. Izuku tomó su mano disimuladamente y le susurro. —Tranquila, no nos verá ya sé que no le agrado, será como una cita secreta. — Bromeó el joven héroe.

La castaña sonrió con dulzura, camino con él al balcón más cercano del enorme edificio. Ambos miraron el atardecer en dicho lugar era una vista muy hermosa la mayor parte de Japón se notaba ahí.

— ¿Por qué renunciaste? — El masculino fue directo al grano — Ayer me contéstate el mensaje hasta las cuatro de la mañana y después de la nada en cuestión de segundos me dejaste de responder ¿todo está bien? — Se notaba un toque de preocupación en su voz.

Justamente eso estaba tratando de evitar Uraraka, las malditas preguntas, de sus cercanos, de la prensa, del mundo y que su amigo más íntimo la llenará de preguntas ahora la agobiada.

— Pienso dedicarme más al hogar. — Inventó algo para justificar su retiro, no podía abrir la boca o le iría muy mal, ya advertida estaba. — Suelo tener insomnio, no reviso mucho el teléfono y ayer en la madrugada no podía dormir así que lo tome y me di cuenta que me habías mandando un mensaje, conteste, pero... bueno me quede dormida y a la mañana siguiente olvide responder. — Estaba tan acostumbrada a mentir que no le costó nada inventar todo aquello.

El peliverde seguía con una mala corazonada del asunto, no le creía en lo más mínimo a Urakaka.

— No quiero obligarte a nada... Pero no te creo. — Fue sincero.

La castaña comenzó a temblar, sus piernas ya no le respondieron, se sostuvo del barandal que estaba frente a ellos, para no caer al suelo y hacer una escena. La habían descubierto ¿Qué iba a ser de ella? ¿Qué haría Hinomoto con ella? Esas dos preguntabas rondaban por su cabeza y la aterraban. No podía ver a Izuku a los ojos él lo notó se acercó a ella con preocupación y la tomó del brazo.

— ¿Urakaka qué pasa? —

— Ya... Ya no puedo más... — Se quebró en llanto enfrente de quien siempre había sido su confidente se sentía con la confianza de hacerlo.

Por otro lado, Izuku se sentía culpable por hacerla pasar un mal rato no sabía cómo remediarlo.

— El... Es un monstruo. — Fue lo único que pudo susurrar la femenina bajando la mirada llevándose la mano al rostro, tratando de no arruinar el maquillaje que llevaba puesto.

Izuku la miró con preocupación, sabía a quién se refería se sentía impotente. — ¿Qué te ha hecho? No eras así. —

Las lágrimas seguían deslizándose por sus mofletes, pero no emitía ningún ruido al hacerlo, ya estaba acostumbrada a llorar en silencio.

Izuku rodeo a la chica con sus brazos y acercó su cuerpo al de él, le dio un ligero abrazo. Ochako dejó de llorar, se sentía más tranquila.

— No puedo decirte. — Susurro.

— Si puedes. — El héroe acarició los cabellos de la castaña.

¿Cómo? Ella en serio estaba aterrada. Mucha gente no lo entendería, pero a pesar de ser una fuerte heroína seguía siendo una mujer con sentimientos y de alguna forma amaba la idea de que él que cambiara en algún momento, que sería otro, pero también le aterraba la idea de tener que pasar más días a su lado, era el demonio en persona.

— N-No. —

— ¡Ochako! — La voz del hombre al que le tenía tanto miedo se había hecho presente. — ¿Qué haces con él? — Mantenía su lado salvaje calmado, había mucha gente no quería causar un escándalo.

— Yo, solo hablaba con él. — Explico la chica aun temblando, tratando de secar otras cuantas lágrimas.

— Vámonos. — Demandó el hombre.

La chica se dirigió a donde estaba el, Izuku reaccionó de inmediato ya había pasado por esa situación una vez. Dejar ir a la víctima con su agresor, no era una opción así que la detuvo.

— Ella no irá contigo. — Una mirada desafiante le dio al hombre de negocios.

— Te metes con la persona equivocada. — Amenazó el hombre.

— Tomare el riesgo. — No se inmuto.

Un ambiente denso se formó en él lugar, algunas personas se acercaron para observar que era lo que pasaba, Momo se acercó rápido a donde Ochako y la alejo de los dos hombres que estaban apuntó de golpearse.

Ochako sentía muchas emociones al mismo tiempo, su tez rosada comenzó a tornarse pálida del miedo que estaba sintiendo justo ahora.

¿Qué era lo que pasaría ahora?

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